Ultimo día en Kyoto! Lo que primero vamos a visitar es el templo Kiyomizudera, uno de los más famosos de la ciudad. Desde la parada del bus, subimos por una calle llena de tiendas, aprovechando para comprar de nuevo palillos, esta vez para un regalo. Al llegar vamos viendo diferentes zonas del recinto antes de subir las escaleras al lado de la famosa fuente, en la que pensamos no esperar la larga cola que hay formada.
Vamos primero hasta la pagoda, desde la cual hay vistas muy buenas al edificio principal, con su terraza de imponente estructura de madera.
Una vez visto de lejos, toca volver y subir, pero una vez arriba, antes de entrar al recinto principal (el de la terraza), vemos toda la zona de alrededor, como el santuario dishu, dedicado al dios del amor, y donde se encuentran las piedras del amor. Dicen que si se consigue llegar de una piedra a la otra con los ojos cerrados, se encontrará el amor.
Después, pasamos al recinto principal, donde observamos las vistas desde la terraza. El templo Kiyomizudera nos ha gustado, e impresiona su estructura, los grandes pilares de madera y su situación en la colina rodeado de vegetación.
Al salir, vamos bajado por las callejuelas y haciendo algunas compras. Llegamos a la calle desde la cual se ve la pagoda Yasaka (sannenzaka). Aquí vemos una pareja haciéndose fotos de boda, van vestidos con el traje tradicional de boda. Durante el día de hoy veremos unas cuantas parejas más, en sitios tradicionales y muy bonitos de Kyoto.
Llegamos al Gogoku Shrine, donde hay una gran estatua de buda blanco, pero no entramos.
Seguimos caminando hasta pasar el parque Maruyama y llegamos al Chion-in, un templo con una enorme puerta y unas escaleras muy altas para llegar hasta arriba, donde hay otros recintos. Algún recinto está en obras, otro lo podemos visitar por dentro, y a los jardines de pago no entramos, que ya hemos visto unos cuantos, jaja!
Al bajar, buscamos el En (casa de té) para tenerlo localizado para más tarde, y comemos genial en un pequeño restaurante de ramen (como lo vamos a echar de menos! Esto y el resto de comida japonesa…)
Después de comer, nos acercamos a la zona del riachuelo Shirakawa, donde vemos un montón de parejas haciéndose fotos , vestidos de novios o con kimonos / traje tradicional. La verdad es que es uno de los mejores sitios donde hacerse esas fotos, la zona es preciosa.
Después vamos a la otra zona chula de Gion donde habíamos estado el día anterior, cuya calle principal Hanamikoji lleva hasta Gion Corner, y que tiene multitud de callejuelas encantadoras alrededor. En una de las calles veo un callejón al que me meto por curiosidad, al final del mismo parece que hay una entrada a una casa así que me vuelvo. Al llegar a la calle, vemos un taxi en la puerta. El taxista se baja y se adentra en el callejón, no irá en busca de una geisha…? Esperamos en frente del taxi por si acaso y… efectivamente! Por la puerta sale una geisha! Que emoción! Ya pensábamos que no íbamos a ver ninguna…
Después del momento geisha, nos vamos al En (casa de té) a disfrutar de la experiencia de la Ceremonia del té, un regalo que nos habían hecho mis amigas de la universidad, gracias chicas!!!
Seremos participes de la experiencia a solas y con un gran maestro de la Ceremonia del té, que enseña en diferentes escuelas esta importante tradición japonesa.
Nuestro maestro del té nos enseña los cuatro principios de la ceremonia:
- Armonía (con el resto de la gente y la naturaleza)
- Respeto
- Pureza
- Tranquilidad (paz interior; esto me recuerda a Kung-fu panda!)
Nos va explicando los entresijos de la ceremonia, en la que todo tiene un significado profundo, desde la estancia donde se realiza y la escueta decoración, hasta los utensilios para hacer el té y diferentes objetos que forman parte de la ceremonia.
El maestro comienza con el ritual, mientras nosotros observamos atentos cada uno de sus movimientos. Se nos acerca y nos hace coger una “servilleta” de papel especial, solo utilizado para colocar encima el dulce que se toma antes del té. Como el té matcha (el tipo de té verde en polvo utilizado para la ceremonia) se toma sin azúcar, primero se come un pequeño dulce y después se toma el té.
El ritual incluye la purificación del recipiente que contiene el té con un pañuelo, en determinados movimientos un tanto hipnóticos para nosotros. El maestro toma el agua con lo que hace las veces de cuchara, es como un palito alargado de bambú. Se toman dos cucharadas de té y se vierten en el cuenco; después se vierte el agua hirviendo y ambos se mezclan con un utensilio de bambú que recuerda a una brocha de afeitar o maquillar, agitando bien para que salgan burbujas.
Tomamos un té primero sin que nos explique cómo lo tendríamos que hacer según la tradición, y al terminar, nos explica como tendríamos que haberlo hecho. El maestro nos coloca los cuencos enfrente y tenemos que hacer una reverencia. Luego se cogen con la palma de la mano derecha en la base y la izquierda en el lateral del cuenco. El dibujo del cuenco debe estar frente a nosotros, pues con dos movimientos en dirección a las agujas del reloj, debemos girarlo al lado contrario. Así ya se puede tomar el té, y en el último sorbo si te ha gustado haces ruido para mostrarlo. Al terminar se pasan los dedos donde el cuenco ha estado en contacto con la boca, y se vuelve a girar el cuenco para después colocarlo en el suelo.
Todo se hace con movimientos lentos, y rituales en caso del maestro, nosotros nos limitamos a observar y tratar de aprender esta bonita tradición que invita a la paz, a vivir el presente sin preocuparse de nada más que el instante que se está viviendo en ese momento. Una experiencia muy recomendable!
Después del momento zen total que hemos vivido, todavía nos quedan fuerzas para acercarnos a la zona del riachuelo de nuevo para verla de noche, y después a los alrededores de la calle Hanamikoji para ver si aparece alguna geisha, y vaya si lo hacen! Será cuestión de estar en el momento y lugar adecuado, porque en unos 15 minutos vemos unas 8 entre geishas y maikos (aprendices de geisha).
Nos resulta muy emocionante poder verlas tan de cerca, para nada nos esperábamos ver tantas, de hecho pensábamos que quizás no tendríamos la suerte de ver ni una, pero sí que la hemos tenido! Así que nuestro último día en Kyoto ha acabado realmente bien.
A la vuelta, tomamos una cena rápida en el 24 h de cerca del hotel (último Katsudon) y al hotel a terminar de hacer la maleta. Mañana madrugaremos para coger un tren al aeropuerto de Osaka, y toca volver a casita.
Bye bye Japan!
Vamos primero hasta la pagoda, desde la cual hay vistas muy buenas al edificio principal, con su terraza de imponente estructura de madera.
Una vez visto de lejos, toca volver y subir, pero una vez arriba, antes de entrar al recinto principal (el de la terraza), vemos toda la zona de alrededor, como el santuario dishu, dedicado al dios del amor, y donde se encuentran las piedras del amor. Dicen que si se consigue llegar de una piedra a la otra con los ojos cerrados, se encontrará el amor.
Después, pasamos al recinto principal, donde observamos las vistas desde la terraza. El templo Kiyomizudera nos ha gustado, e impresiona su estructura, los grandes pilares de madera y su situación en la colina rodeado de vegetación.
Al salir, vamos bajado por las callejuelas y haciendo algunas compras. Llegamos a la calle desde la cual se ve la pagoda Yasaka (sannenzaka). Aquí vemos una pareja haciéndose fotos de boda, van vestidos con el traje tradicional de boda. Durante el día de hoy veremos unas cuantas parejas más, en sitios tradicionales y muy bonitos de Kyoto.
Llegamos al Gogoku Shrine, donde hay una gran estatua de buda blanco, pero no entramos.
Seguimos caminando hasta pasar el parque Maruyama y llegamos al Chion-in, un templo con una enorme puerta y unas escaleras muy altas para llegar hasta arriba, donde hay otros recintos. Algún recinto está en obras, otro lo podemos visitar por dentro, y a los jardines de pago no entramos, que ya hemos visto unos cuantos, jaja!
Al bajar, buscamos el En (casa de té) para tenerlo localizado para más tarde, y comemos genial en un pequeño restaurante de ramen (como lo vamos a echar de menos! Esto y el resto de comida japonesa…)
Después de comer, nos acercamos a la zona del riachuelo Shirakawa, donde vemos un montón de parejas haciéndose fotos , vestidos de novios o con kimonos / traje tradicional. La verdad es que es uno de los mejores sitios donde hacerse esas fotos, la zona es preciosa.
Después vamos a la otra zona chula de Gion donde habíamos estado el día anterior, cuya calle principal Hanamikoji lleva hasta Gion Corner, y que tiene multitud de callejuelas encantadoras alrededor. En una de las calles veo un callejón al que me meto por curiosidad, al final del mismo parece que hay una entrada a una casa así que me vuelvo. Al llegar a la calle, vemos un taxi en la puerta. El taxista se baja y se adentra en el callejón, no irá en busca de una geisha…? Esperamos en frente del taxi por si acaso y… efectivamente! Por la puerta sale una geisha! Que emoción! Ya pensábamos que no íbamos a ver ninguna…
Después del momento geisha, nos vamos al En (casa de té) a disfrutar de la experiencia de la Ceremonia del té, un regalo que nos habían hecho mis amigas de la universidad, gracias chicas!!!
Seremos participes de la experiencia a solas y con un gran maestro de la Ceremonia del té, que enseña en diferentes escuelas esta importante tradición japonesa.
Nuestro maestro del té nos enseña los cuatro principios de la ceremonia:
- Armonía (con el resto de la gente y la naturaleza)
- Respeto
- Pureza
- Tranquilidad (paz interior; esto me recuerda a Kung-fu panda!)
Nos va explicando los entresijos de la ceremonia, en la que todo tiene un significado profundo, desde la estancia donde se realiza y la escueta decoración, hasta los utensilios para hacer el té y diferentes objetos que forman parte de la ceremonia.
El maestro comienza con el ritual, mientras nosotros observamos atentos cada uno de sus movimientos. Se nos acerca y nos hace coger una “servilleta” de papel especial, solo utilizado para colocar encima el dulce que se toma antes del té. Como el té matcha (el tipo de té verde en polvo utilizado para la ceremonia) se toma sin azúcar, primero se come un pequeño dulce y después se toma el té.
El ritual incluye la purificación del recipiente que contiene el té con un pañuelo, en determinados movimientos un tanto hipnóticos para nosotros. El maestro toma el agua con lo que hace las veces de cuchara, es como un palito alargado de bambú. Se toman dos cucharadas de té y se vierten en el cuenco; después se vierte el agua hirviendo y ambos se mezclan con un utensilio de bambú que recuerda a una brocha de afeitar o maquillar, agitando bien para que salgan burbujas.
Tomamos un té primero sin que nos explique cómo lo tendríamos que hacer según la tradición, y al terminar, nos explica como tendríamos que haberlo hecho. El maestro nos coloca los cuencos enfrente y tenemos que hacer una reverencia. Luego se cogen con la palma de la mano derecha en la base y la izquierda en el lateral del cuenco. El dibujo del cuenco debe estar frente a nosotros, pues con dos movimientos en dirección a las agujas del reloj, debemos girarlo al lado contrario. Así ya se puede tomar el té, y en el último sorbo si te ha gustado haces ruido para mostrarlo. Al terminar se pasan los dedos donde el cuenco ha estado en contacto con la boca, y se vuelve a girar el cuenco para después colocarlo en el suelo.
Todo se hace con movimientos lentos, y rituales en caso del maestro, nosotros nos limitamos a observar y tratar de aprender esta bonita tradición que invita a la paz, a vivir el presente sin preocuparse de nada más que el instante que se está viviendo en ese momento. Una experiencia muy recomendable!
Después del momento zen total que hemos vivido, todavía nos quedan fuerzas para acercarnos a la zona del riachuelo de nuevo para verla de noche, y después a los alrededores de la calle Hanamikoji para ver si aparece alguna geisha, y vaya si lo hacen! Será cuestión de estar en el momento y lugar adecuado, porque en unos 15 minutos vemos unas 8 entre geishas y maikos (aprendices de geisha).
Nos resulta muy emocionante poder verlas tan de cerca, para nada nos esperábamos ver tantas, de hecho pensábamos que quizás no tendríamos la suerte de ver ni una, pero sí que la hemos tenido! Así que nuestro último día en Kyoto ha acabado realmente bien.
A la vuelta, tomamos una cena rápida en el 24 h de cerca del hotel (último Katsudon) y al hotel a terminar de hacer la maleta. Mañana madrugaremos para coger un tren al aeropuerto de Osaka, y toca volver a casita.
Bye bye Japan!