13 Agosto
Hoy había que levantarse tempranito porque era el día que íbamos a recorrer durante más tiempo el centro histórico de Lisboa. Desayunamos en el piso (habíamos comprado el día anterior en un supermercado cercano) y empezaba la ruta.
Como todos los días, empezamos por Avda. Liberdade hacia la praça dos Restauradores. Lo más destacable de ésta plaza viene a ser el obelisco que se encuentra en su centro y el Palacio de Foz que está en el lateral derecho. En éste punto, ya pudimos ver la gran cantidad de turistas que había por la ciudad. Por aquí ya se veían los típicos Tuk Tuk del sudeste asiático, que por lo visto han invadido Lisboa, para visitar la ciudad de otra manera algo menos cansada aunque más cara (50€ por algo menos de 2 horas).
Seguimos nuestro camino y llegamos a la famosa fachada de la estación de trenes de Rossio. La verdad que es preciosa, llamando mucho la atención sus dos puertas con forma de herradura (desde aquí puedes coger un tren hacia Queluz ó Sintra). Justo al lado está la popularmente conocida como praça do Rossio (en verdad praça D. Pedro IV). En ella podrás ver la estatua del Rey Soldado justo en el centro de la plaza junto con dos fuentes que la acompañan. En uno de los laterales también se encuentra el Teatro Nacional. Esta plaza puede considerarse, junto con la praça do Comercio, en uno de los centros neurálgicos de la ciudad.
Seguimos nuestro camino y llegamos a la famosa fachada de la estación de trenes de Rossio. La verdad que es preciosa, llamando mucho la atención sus dos puertas con forma de herradura (desde aquí puedes coger un tren hacia Queluz ó Sintra). Justo al lado está la popularmente conocida como praça do Rossio (en verdad praça D. Pedro IV). En ella podrás ver la estatua del Rey Soldado justo en el centro de la plaza junto con dos fuentes que la acompañan. En uno de los laterales también se encuentra el Teatro Nacional. Esta plaza puede considerarse, junto con la praça do Comercio, en uno de los centros neurálgicos de la ciudad.
Pegada a ésta plaza, se encuentra Praça do Figueira, donde pudimos ver la estatua del rey Joao I y las primeras vistas al castillo de San Jorge. Coincidió que había un mercado artesanal en la plaza, con lo que echamos un vistazo, aunque no había gran cosa (era bastante parecido al típico mercado medieval, que está tan de moda actualmente). Aquí cogeríamos el metro nº15 para ir a Belem al día siguiente, cosa que recomendamos ya que se suele llenar en ésta primera parada y es complicado cogerlo en la praça do Comercio.
De ahí volvimos sobre nuestros pasos para dirigirnos hacia al Convento do Carmo (3'5€), cuyo interior alberga un pequeño museo arqueológico, con algun que otro objeto interesante. A la salida, aprovechamos para descansar un rato y nos quedamos sentados en la plaza tomandonos una cerveza fresquita en el kiosco que hay.
Habiéndonos refrescado algo del sofocante calor que hacía en la capital lusa, nuestra siguiente parada era el elevador de Santa Justa que lo teníamos justo al lado. Lo visitamos desde arriba que hay una pequeña terracita desde la que hay muy buenas vistas también. Si queréis subir al elevador son 5€ ida/vuelta, pero podeis aprovechar el billete diario de la tarjeta Viva Viagem o 7 Colinas. Si sólo quereis acceder al mirador, vale 1'5€. Nosotros no lo usamos directamente. Menudas colas había abajo para subir por él.
De ahí volvimos sobre nuestros pasos para dirigirnos hacia al Convento do Carmo (3'5€), cuyo interior alberga un pequeño museo arqueológico, con algun que otro objeto interesante. A la salida, aprovechamos para descansar un rato y nos quedamos sentados en la plaza tomandonos una cerveza fresquita en el kiosco que hay.
Habiéndonos refrescado algo del sofocante calor que hacía en la capital lusa, nuestra siguiente parada era el elevador de Santa Justa que lo teníamos justo al lado. Lo visitamos desde arriba que hay una pequeña terracita desde la que hay muy buenas vistas también. Si queréis subir al elevador son 5€ ida/vuelta, pero podeis aprovechar el billete diario de la tarjeta Viva Viagem o 7 Colinas. Si sólo quereis acceder al mirador, vale 1'5€. Nosotros no lo usamos directamente. Menudas colas había abajo para subir por él.
Nuestro camino seguía por la rua Augusta, repleta de tiendas y de bares con terrazas. Nos llamó muchísimo la atención la tienda del Benfica, que tenía incluso una barra de bar. Al final de esta calle, llegas al Arco que da entrada a la praça do Comercio. El arco tiene un mirador, aunque nosotros no subimos (2'5€). Después de dar una pequeña vuelta por la plaza para admirar el Arco desde el otro punto de vista y la estatua ecuestre de Jose I, nos acercamos a la escalinata que da al río Tajo, incluso nos atrevimos a mojarnos los pies para calmar un poco el calor. En ésta plaza nos ocurrió una cosa de lo más curiosa. Nos ofrecieron por 2 veces diferentes tipos de droga, ¡a plena luz del día y en una de las zonas más concurridas de Lisboa! Uno de ellos, incluso iba de uniforme, con un traje todo negro (se estaría asando de calor) y barba bien poblada. Despúes advertiríamos que es su uniforme de trabajo, ya que veríamos otros vestidos igual y trapicheando igual. Aún así, no es nada de lo que preocuparse.
Ya era mas o menos hora de comer, por lo que volvimos un poco para atrás en busca de la tan famosa Marisqueira UMA, y menuda cola nos encontramos! Era más o menos lo esperado después de leer tantos comentarios. Así que nos paramos en otro que estaba justo al lado, Leitaria Camponeza (R. dos Sapateiros 155). No hay mucha variedad en el menú pero la comida es de calidad. Nos comimos un plato de salmón a la brasa y una brocheta de marisco, con sus correspondientes guarniciones. El local es muy bonito y la única pega es que no son muy rápidos, pero estamos de vacaciones, fuera prisas! Nos salió en torno a 30€.
Nuestro siguiente objetivo era la Sé de Lisboa, aunque nos fuimos primero dando un paseo a ver por fuera la Casa dos Bicos (donde se encuentra la fundación José Saramago). Tiene una estructura de lo más llamativa. Seguimos el paseo y llegamos por fin a la catedral, cuya fachada me recordó a la de Notre Dame. Había mucho encanto en la plazoleta con algunos puestos de pintores intentando vender sus obras. Aquí podréis inmortalizar una de las más típicas estampas de Lisboa, la catedral con el tranvía nº28 pasando por su puerta. La entrada a la catedral es gratuita, en cambio, si quieres visitar el claustro y el tesoro sí tienes que pasar por caja (2'5€ cada opción). Entramos y da una sensación de amplitud enorme. Pudimos ver el ataúd de San Vicente, patrono de la ciudad.
En este punto ya teníamos ganas de acercarnos a alguno de la infinidad de miradores que tiene la ciudad, y los más cercanos ahora mismo eran el de Santa Luzia y el de Portas do Sol. Comparándolos, puede que el de Santa Luzia sea más bonito por el tema de los azulejos, pero las vistas son mucho mejores desde Portas do Sol. Me hubiera gustado llegar al mirador de Senhora do Monte, pero ya era mucha tela.
Nuestro siguiente objetivo era la Sé de Lisboa, aunque nos fuimos primero dando un paseo a ver por fuera la Casa dos Bicos (donde se encuentra la fundación José Saramago). Tiene una estructura de lo más llamativa. Seguimos el paseo y llegamos por fin a la catedral, cuya fachada me recordó a la de Notre Dame. Había mucho encanto en la plazoleta con algunos puestos de pintores intentando vender sus obras. Aquí podréis inmortalizar una de las más típicas estampas de Lisboa, la catedral con el tranvía nº28 pasando por su puerta. La entrada a la catedral es gratuita, en cambio, si quieres visitar el claustro y el tesoro sí tienes que pasar por caja (2'5€ cada opción). Entramos y da una sensación de amplitud enorme. Pudimos ver el ataúd de San Vicente, patrono de la ciudad.
En este punto ya teníamos ganas de acercarnos a alguno de la infinidad de miradores que tiene la ciudad, y los más cercanos ahora mismo eran el de Santa Luzia y el de Portas do Sol. Comparándolos, puede que el de Santa Luzia sea más bonito por el tema de los azulejos, pero las vistas son mucho mejores desde Portas do Sol. Me hubiera gustado llegar al mirador de Senhora do Monte, pero ya era mucha tela.
Lo normal en éste punto es llegarse al Castillo de San Jorge, pero antes del viaje, decidimos que para tan pocos días, íbamos a entrar a pocos sitios e intentar patear mucho la ciudad. Así que nos perdimos un buen rato por el barrio de Alfama. Lo mejor que se puede hacer en éste barrio es eso, pasear y descubrir rincones secretos. Aquí parece que se ha detenido el tiempo. Acabado el paseo, quisimos descansar un rato para salir por la noche y echar un vistazo al ambiente del Barrio Alto. Antes de llegar al apartamento nos desviamos levemente y fuimos a Manteigaria Fábrica de Pastéis de Nata (Rua do Loreto 2), al lado de praça Luis de Camoes, para comprar nuestros primeros pasteles de nata. Así tendríamos algo para merendar. Sólo puedo decir que estaban de muerte. Ya de noche nos fuimos para el Barrio Alto, para dar una vuelta y cenar por allí. Antes de nada, nos paramos un rato en el mirador de San Pedro de Alcantara, donde había otra especie de mercado. No se sube en exceso pero sí que se notaba una bajada importante de temperatura.
En la mayoría de los bares hay letreros con las ofertas que tienen (en casi todos la cerveza ronda el euro). Había gran ambiente. Decidimos cenar en Simplesmente Pizza Bar (Rua da Atalaia, nº108), una pizza y una ensalada, por 20 y poco euros. La pizza estaba buenísima y estaba muy bien de tamaño. Tuvimos suerte y pillamos la única mesa que quedaba libre. Después de cenar, seguimos dando un paseo y nos fuimos a tomar algo a Lost in Esplanada Bar (Rua D.Pedro V Nº56-D). Este lugar tiene una terraza impresionante y un ambiente de estilo hindú que te hace estar muy cómodo. Una pena que tenga menos terraza que antes ya que les han "colocado" un edificio hace poco (por lo que leí). Pero la verdad, disfrutamos un buen momento tomandonos nuestro cervezón. Mañana tocaría visitar Belem.