A la mañana siguiente pusimos rumbo tempranito, sobre las 8:30, hacia Sesriem. Hay varias opciones para llegar desde Windhoek; nosotros cogimos la B1 (asfaltada) hasta Rehoboth, y allí nos desviamos hacia el oeste por la C24 para luego atravesar el Spreetshoogte Pass. Llamarlo paso de montaña sería exagerar, pero sí que es bastante empinado y de hecho han adoquinado la parte más problemática. Es un poco raro encontrarse con esto en medio de kilómetros y kilómetros de gravilla:
Poco después del Spreetshoogte Pass llegamos a Solitaire, en total 3 horas y media desde que salimos de Windhoek. Solitaire es poco más que un puñado de casas y lodges en medio del desierto, pero era una parada obligada para probar las famosas tartas de manzana del Moose McGregor’s Desert Bakery. Doy fe de que están buenísimas! Aprovechamos para comer allí y también para echar gasolina (bueno, diésel), a N$11/L. También estuvimos viendo los coches antiguos y casi chatarrosos que han colocado allí como reclamo turístico:
Solitaire
En esta zona ya estás en pleno desierto, y se nota:
Carretera namibia hacia Sesriem
Finalmente, a eso de las 14:30 llegamos a Sesriem. Lo primero que hicimos fue registrarnos en el camping y pagar las tasas (N$80 por persona y N$10 por coche). Aquí tuvimos en episodio un poco desagradable: el mostrador para permisos y registrarse en el camping está dividido en dos, uno para cada cosa, y tenía bastante jaleo de gente. Yo me fui al del registro, y le di mi cartera con el dinero a mi marido para que pagara los permisos. El tipo, que era un listillo, le dijo que eran N$330 y cuando vio que mi marido dudaba con los billetes (porque no los había visto hasta ese momento y estaba intentando aclararse entre los rand y los N$ que llevábamos), le cogió directamente varios y le dijo que ya estaba. Cuando yo luego miré el dinero que quedaba en la cartera me di cuenta de que faltaban N$720, y al contarme cómo había sido el cobro me enfadé mucho y entré a pedirle explicaciones al tipo, muy educadamente. Sabía exactamente cuánto dinero faltaba porque habíamos puesto un bote entre los cuatro que es lo que llevaba yo en la cartera, y solo habíamos gastado la gasolina, la comida y esto. Total, que el tipo me daba largas y me intentaba liar, incluso cuando yo le decía que si era possible que hubiera confundido un billete de 20 con uno de 200 (ambos amarillos), él me decía “maybe” así muy chulo, y lo máximo que conseguí fue que ese día al hacer caja echaría cuentas por si le “sobraba” algo. Quedamos en que me pasaría esa tarde cuando cerraran la oficina (a las 17:30) pero esa tarde aprovechamos al máximo la luz en las dunas y cuando volvimos ya no estaba. Para resumir, os cuento el desenlace: al día siguiente me pasé por allí y el tipo me decía que me devolvía N$200 que es lo que le había descuadrado la caja. Yo le dije que de ninguna de las maneras, y pedí hablar con un supervisor. Mano de santo!! En ese momento accedió inmediatamente a pagarme los N$720 sin rechistar. Os lo digo para que os andéis con ojo. No nos volvió a pasar nada de esto en todo el viaje, pero nunca se sabe.
Volviendo al desierto: como decía, esa tarde queríamos acercarnos a ver la Duna 45, ya que no nos daría tiempo a ver mucho más. La carretera que va desde el camping hacia las dunas está asfaltada y en buenas condiciones. La duna 45 es una de las más famosas, por su fácil acceso desde la carretera pero también por ser super fotogénica. Está a 45 km desde la entrada.
Subiendo la Duna 45
Esta duna es la típica que la gente asciende al amanecer, incluídos los camiones tipo Kananga y similares, con lo cual suele estar petada. Nosotros preferimos visitarla al atardecer, y acertamos: los colores son una pasada y había muy poquita gente. El amanecer del día siguiente lo reservábamos para Big Daddy!
Duna 45 al atardecer
Después de un rato en la cresta de la duna, y otro rato hacienda el canelo bajando corriendo por el lateral (mucho más divertido que bajar por donde habíamos subido!), decidimos dar por terminado el día con los últimos rayos de sol. Ojo, si lleváis cámaras, cuidadito con la arena que se mete por todas partes y tiene especial predilección por joderlas.
Esa noche la pasamos en el Sesriem Campsite, que es el único camping que está dentro del parque. Para que os hagáis una idea, el parque tiene dos entradas: una primera puerta donde toman nota de la matrícula y controlan el acceso, que en invierno abre de 6:30 a 17:30, y una segunda puerta que ya da acceso a la carretera de las dunas donde no había control pero que abre de 5:30 a 18:30. Entre esas dos puertas está el camping, y por lo tanto, si duermes ahí puedes entrar a las dunas una hora antes y salir una hora después que si duermes fuera. El camping no es ninguna maravilla, de hecho deja bastante que desear, pero tiene la gran ventaja de los horarios. Para una noche es pasable.
La mañana siguiente tocaba madrugar, y mucho. Queríamos estar en la puerta a las 5:30 pero era la primera vez que desmontábamos las tiendas y tardamos un pelín más de lo que pensábamos. A eso de las 5:45 ya estábamos saliendo y por el camino hacia Sossusvlei pudimos ver lo abarrotada que estaba la duna 45, con una fila de gente subiendo como hormiguitas:
Duna 45 al amanecer
Nosotros habíamos decidido pasar de largo y seguir directamente hasta Sossusvlei, aunque no llegas a tiempo para el amanecer. El camino desde la puerta hasta el parking 4x4 es más o menos una hora, y en ese rato, si miras hacia atrás, verás esto:
Amanece sobre las dunas
La carretera es asfaltada hasta un parking de 2x4 a unos 60 km de la entrada, pero a partir de ahí hay otros 5 km de arena profunda que sólo se pueden recorrer en 4x4 o en el shuttle del parque (N$150 pp a partir de noviembre de 2016). Nosotros nos la jugamos, aunque habíamos oído que era un tramo durillo, y estrenamos el 4x4. No fue mal del todo, pero hubo un punto en el que nos quedamos varados y tuvimos que poner la reductora. Aquello empezó a oler a embrague quemado pero al final salimos (por eso os decía que más tarde nos aconsejaron salir en segunda directamente para proteger el embrague). Mientras estábamos ahí peleando con la reductora pasó uno de los shuttles y nos ofreció dejar allí el coche y llevarnos (previo pago, claro), pero somos un poco cabezotas y le dijimos que no, y despacito despacito salimos con la reductora. Llegamos al parking 4x4, algo que dedujimos porque había ya varios coches aparcados, y como no sabíamos muy bien hacia dónde había que ir decidimos seguir a la gente. Casi todos se dirigían hacia una duna enorme, y nosotros detrás. Esa duna resultó ser Big Daddy, la que dicen que es la duna más alta de la zona con sus 350m. Según vas subiendo por la cresta, a la derecha tienes Deadvlei, con su blanco reluciente y sus árboles muertos, y a la izquierda hay otro vlei sin nombre. Sossusvlei queda al otro lado del parking, y lo veríamos más tarde. Si miras hacia atrás según vas subiendo, puedes ver el parking con Sossusvlei detrás:
Parking 4x4 y Sossusvlei
Y si miras hacia delante, ves lo que te queda por subir de Big Daddy:
Big Daddy
No nos lo habíamos propuesto pero terminamos subiendo hasta arriba del todo, hasta ese piquito que se ve en la foto, y luego bajamos corriendo por el lateral hacia Deadvlei. Tardamos 1h 45m en llegar arriba, y las vistas son espectaculares:
Vistas desde Big Daddy
Deadvlei desde Big Daddy
Desde arriba se ven 360º de desierto y dunas. Cuando llegamos arriba el sol ya pegaba con ganas en uno de los lados, y era muy curioso ver la diferencia de temperatura entre la arena de un lado y otro de la cresta. Desde allí arriba, parecía que lo más rápido (y divertido) para bajar a Deadvlei sería correr por el lateral de la duna, y así fue. Mucho más rápido que la subida!! Nos quitamos los zapatos y nos pusimos a correr hacia abajo como niños. Fue genial.
Una vez abajo, estás al fondo de Deadvlei, en la parte más blanca, sin árboles y por tanto menos transitada, pero se ven los árboles al fondo:
Deadvlei
Desde aquí fuimos caminando despacio hacia los árboles, que a esta hora ya tenían bastante gente, pero aun así es posible hacer fotos chulas sin que te molesten. Este sitio es súper fotogénico, cualquier árbol es bueno para una foto!
Deadvlei
Eran ya casi las 10 de la mañana y empezaba a notarse el calor y las multitudes. Decidimos dar por terminado Deadvlei y asomarnos a Sossusvlei. Como hacía mucho calor para ir andando nos acercamos en coche (1 minuto), ya que Sossusvlei tiene otra zona de parking al lado. Después de lo que nos había gustado Deadvlei, Sossusvlei nos decepcionó mucho, no dice absolutamente nada. Vimos gente subiendo Big Momma (otra duna) pero ya habíamos tenido bastante duna esa mañana y nos marchamos. He visto en internet alguna foto de Sossusvlei con agua, y ahí sí que merece la pena porque es un auténtico oasis en medio del desierto, pero cuando estuvimos nosotros estaba sequísimo y la única pista de que en algún momento puede haber agua allí eran los matorrales desperdigados por la arena.
Volvimos al coche y deshicimos el camino de arena de esa mañana. A esta hora la arena empezaba a calentarse y era mucho más fácil quedarse atascado; de hecho vimos un par de coches hundidos hasta los bajos y abandonados a su suerte (imagino que sus ocupantes cogerían el shuttle como nos habían ofrecido a nosotros por la mañana para luego ya preocuparse de sacar el coche). Nosotros volvimos a quedarnos encallados, pero fue porque íbamos detrás de un coche de lodge que de repente empezó a ir más despacio y nosotros al frenar y bajar la velocidad nos atascamos. En esos casos lo mejor es adelantar, no frenar! Pero bueno, reductora y para fuera. Llegamos al parking 2x4 y vimos que tenía zona de picnic así que podía ser un buen sitio para comer, pero era pronto y yo quería acercarme a ver Hiddenvlei, otro vlei parecido a Deadvlei y rodeado de dunas. El camino sale del parking 2x4 y es una media hora, pero bajo un sol abrasador (a esas horas) así que mucha crema y gorro. Cuando llegamos vimos que no era tan espectacular como Deadvlei, pero no había nadie y tenía su encanto:
Hiddenvlei
No llegamos a bajar porque luego había que subirlo, y hacía demasiado calor. Por el camino de vuelta nos encontramos varios orix, que son de los poquitos animales que sobreviven en las condiciones tan duras del desierto, y forman una de las estampas más típicas de Namibia:
Orix en el desierto
Comimos en la zona de picnic (unos sándwiches y ensalada improvisados, y una cocacola helada que pocas veces me ha sabido tan bien, bendita nevera!!) y pusimos rumbo a la entrada del parque. Pasamos por el camping de esa tarde, que está justo a la salida del parque, y descansamos un rato. Todavía nos quedaba tiempo, así que teníamos que elegir entre visitar la Elim Dune (una duna petrificada) o el cañón de Sesriem, ambos en la entrada del parque pero en direcciones opuestas. Como habíamos tenido ya bastante duna, nos fuimos a ver el cañón, que tampoco es ninguna maravilla, pero entretiene un rato. Se puede dar un paseo por la base, entre paredes verticales de hasta 30 metros, pero poco más. Como dormíamos fuera del parque, teníamos que salir antes de las 17:30, así que a esa hora estábamos ya en el camping. Unos aprovecharon para darse un baño en la piscina, y otros nos relajamos en la ducha. Esa noche disfrutamos de nuestros primeros sundowners, lo que viene siendo anochecer africano cervecita en mano. Nos lo habíamos ganado!
Atardecer en Sesriem
Al día siguiente pondríamos rumbo a la costa, pero aún nos quedaba algo por hacer en Sesriem: el vuelo escénico en avioneta. Es una actividad habitual en los grupos de Kananga y similares y a mí me hacía ilusión hacerla, pero siendo dos salía muy caro pues se paga por avión (y no por persona). Cuando mis amigos se apuntaron al viaje les propuse hacer el vuelo los cuatro y les pareció bien, así que nos pusimos en contacto con el Sossusvlei Lodge, que es quien gestiona estos vuelos, y reservamos para primera hora de la mañana. Las mejores horas para volar son el amanecer y el atardecer, pues son las más fotogénicas y cuando más bonitas están las dunas. También hacen vuelos en helicóptero pero son mucho más caros. En avioneta hay varias rutas, llegando incluso a la costa de los esqueletos por el norte y al Fish River Canyon por el sur, pero nosotros nos conformábamos con la más cortita, de 40 minutos, que sobrevolaba el cañón Sesriem, la Duna 45, Deadvlei, Sossusvlei y los círculos de hadas. El precio por avión eran N$7052, así que si éramos 4 nos quedaba a N$1763 pp, pero tuvimos la suerte de que un mes antes del viaje los del Lodge nos escribieron para preguntarnos si nos importaba meter a una persona más (son avionetas de 5 plazas), con lo que al final pagamos N$1410 pp.
Teníamos reservado el vuelo a las 7 de la mañana así que teníamos que estar en el Lodge a las 6:30 para pagar y hacer el check in. Como el Lodge estaba relativamente cerca del camping, decidimos dejar las tiendas abiertas para no perder tiempo e ir andando. Una vez que has pagado, te puedes tomar un café/té con galletas en la recepción del Lodge (gratis). Poco antes de las 7 nos recogieron y nos llevaron en coches a la pista, a unos 5 minutos del Lodge, y nos montaron en la avioneta: una Cessna monomotor. Éramos dos grupos así que había dos aviones. El vuelo fue muy chulo, muy tranquilo, y fuimos siguiendo la carretera que habíamos recorrido por tierra el día anterior, desde el cañón (y viendo varios globos, otra de las maneras de ver el desierto desde el aire) hasta llegar a los vleis, donde el avión da la vuelta. En este punto se observa una capa blanca de nubes que de repente se termina justo antes de los vleis, es la humedad que viene de la costa, que solo llega hasta allí. Cuando el avión da la vuelta se desvía un poco hacia el norte, y se siguen viendo dunas y más dunas, y finalmente sobrevuela una zona repleta de círculos de hadas. Estos círculos en la tierra roja son una de esas rarezas naturales que han intrigado a la ciencia durante décadas y que nadie sabe explicar muy bien de dónde venían. Hay teorías de todo tipo: plantas tóxicas, gases, termitas… pero de momento nada definitivo. El caso es que desde el avión se ven muy bien, y es una zona súper amplia, así que te hartas de verlos.
Globos al amanecer
Duna 45 desde el aire
Deadvlei y Sossusvlei desde el aire
Nubes costeras
Dunas desde el aire
Círculos de hadas desde el aire
En definitiva, un vuelo muy chulo, mola ver el desierto desde arriba! Es caro, pero si escribís al Lodge y les pedís que intenten meteros con otro grupo seguro que os intentan ayudar y así os saldrá un poco más barato. Merece la pena!
Cuando terminamos volvimos al camping a desayunar con calma y a desmontar el tinglado. Nos esperaban varias horas de coche hasta Walvis Bay!