Etosha este
Una vez que atravesamos la barrera imaginaria entre la parte oeste y la parte este del parque, lo primero que hicimos fue coger el desvío hacia Grunewald. Ese camino atraviesa el “bosque encantado”, que no es más que una zona donde crecen árboles de la especie Moringa ovalifolia o árboles fantasma, junto con mopanes. De hecho, el nombre Grunewald hace referencia a lo verdes que son los mopanes que hay al final del camino, junto a la charca:
Grunewald
Aunque parece una foto de color selectivo, os aseguro que no lo es. En este camino nos encontramos mucho polvo, tanto que tiñe de gris los arbustos y parece que único color es el verde de las hojas del mopane. Por lo demás no tiene gran interés, pues la charca está seca y no vimos ni un mísero springbok por allá.
Desde Grunewald fuimos hacia Okondeka pasando por Leeubron (seca). Este tramo se nos hizo muy pesado: no vimos ni un solo bicho y empezamos a notar muchísimo polvo, parecía que estábamos en medio de una tormenta de arena. Hasta tal punto que cuando nos encontramos a esta preciosa leona al lado de la carretera, casi no podíamos ni bajar la ventana para una foto por temor a cargarnos la cámara:
Leona cerca de Okondeka
Ñu aguantando el temporal
En la charca de Okondeka había varios animales pero ni siquiera intentamos hacer fotos. Había polvo y viento, y no estábamos seguros de si era algo puntual o si todo el resto del recorrido cerca de la Pan sería así. Pusimos rumbo a Okakuejo pasando por Wolfness (seca), y por el camino vimos alguna manada de ñus aguantando el temporal. Por suerte, cuando llegamos a Okakuejo la visibilidad ya había mejorado. Eran las 11:20, muy pronto para comer, así que nos fuimos derechos a visitar la famosa charca de Okakuejo. Es una charca grande y muy bien habilitada para disfrutarla, demasiado diría yo. Está muy pegada a los chalets, lo que imagino que puede ser un problema por la noche. Tiene gradas cubiertas, y varios bancos con sombra. Había muchísima gente, y daba un poco sensación de circo. Había hasta unos chinos comiendo palomitas… Cuando llegamos había una manada grande de springbok y varios orix, algunos metidos en el agua, y varios elefantes.
Okakuejo waterhole
Ese día decidimos pasar de los sándwiches y darnos un homenaje en el buffet de Okakuejo. Venía recomendado en las guías y no nos pareció muy caro (fueron N$900 para los cuatro, con cervezas y agua), y estaba bastante bien. La carne del día era orix, lo cual era un poco surrealista porque los acabábamos de ver ahí bañándose tan a gusto en la charca… pero había que probarlo, y estaba muy tierna y muy buena. Las ensaladas también estaban muy bien, y tenía postres y café/té incluidos. Aprovechamos también para echar gasolina (NOTA: las tres gasolineras de Etosha, en los camping principales, son seguramente las únicas de Namibia que admiten pago con tarjeta, quizás porque no hay cajeros ni posibilidad de sacar efectivo en el parque. El resto de gasolineras del país no admite tarjeta y siempre se ha de pagar en efectivo), que estaba a N$11.2/L, y para ir al baño. A eso de las 13:30 salimos de Okakuejo rumbo a Halali, nuestro camping de esa noche. Yo quería ir por el camino largo, por Olifantsbad, que había leído que es muy buena zona para ver bichos, pero íbamos en un coche democrático y la mayoría votó por el camino corto… así que fuimos por el borde de la pan, pasando por las charcas que veíamos. No vimos prácticamente nada en ninguna, excepto en una (creo que en Nebrowni, que aunque no sale en el mapa de NWR sí salía en el mapa de mi guía) donde había springbok, orix, avestruces y un elefante solitario en pose graciosa. Por el camino también tuvimos la suerte de atisbar un águila marcial debajo de un árbol junto a la carretera.
Fauna etoshiana
Yo llevaba varias charcas señaladas en la guía como “muy recomendables”, entre ellas las 4 ó 5 que hay justo antes de llegar a Halali. Homob era muy bonita, con juncos verdes y hasta galápagos, pero no tenía animales. Salvadora y Charitsaub eran también muy fotogénicas pero vacías. Como estábamos llegando a Halali pero no estábamos teniendo mucha suerte con los avistamientos esa tarde, cogimos el rhino drive para ver si veíamos alguno… pero no. En un último y desesperado intento, nos acercamos a una charca que no aparece en el mapa del NWR pero sí en nuestra guía llamado Helio, muy cerca de la entrada da Halali, pero resultó un fracaso absoluto, además de tener un camino de entrada horroroso. Ahorráoslo.
Llegamos a Halali sobre las 16:30, y después de elegir parcela para acampar y coger un bono de internet en recepción nos fuimos a ver el atardecer a la charca. Ahí sí tuvimos suerte: al poco de llegar aparecieron dos rinocerontes negros bien hermosos que estuvieron deleitándonos a todos un buen rato: jugando, bañándose… todo ello con una bonita puesta de sol de fondo. Impagable.
Halali waterhole
La charca de Halali me pareció más tranquila que la de Okakuejo. Estás un poco más alejado de los animales pero eso también hace que si hay alguien hablando moleste menos, aunque la gente que estaba aquí me pareció más respetuosa. Estuvimos viendo a los rinos hasta que se hizo bien de noche, y nos fuimos a duchar y a cenar. El camping estaba bastante bien. Después de cenar volvimos a la charca, y nos encontramos la sorpresa de un un honey badger (tejón) sin ningún tipo de vergüenza que abría el cubo de basura que había y había desarrollado una técnica muy depurada para robar comida: metía la cabeza en el cubo y se iba dejando caer poco a poco, hasta que conseguía sujetarse al borde del cubo sólo con las patas de atrás para no caer de cabeza, agarraba lo que encontrara y volvía a salir. Y según había venido, se fue. Aparte de eso, oímos hienas de lejos pero no vimos gran cosa en la charca, así que nos fuimos a dormir.
A la mañana siguiente nos acercamos a la charca a primera hora pero no había nada, así que a eso de las 6:25 estábamos saliendo de Halali. La primera charca que visitamos esa mañana fue una que nos habíamos saltado la tarde anterior, Rietfontein, que nos gustó porque vimos varias leonas pero estaban demasiado lejos para hacer fotos decentes. Estuvimos observándolas un rato con los prismáticos y desayunamos allí mismo. Desde allí volvimos hacia Halali, pasamos por delante del desvío a Helio y llegamos a Goas, pues en la pizarra de avistamientos del camping habíamos visto que alguien había apuntado leopardos y cheetahs en este tramo. No tuvimos tanta suerte, pero Goas es bastante bonita, aunque cuando llegamos solo había cebras, impalas y alguna jirafa. En esta parte del parque empezábamos a ver más impalas y menos springbok.
Goas
La charca que hay enfrente de Goas, Noniams, estaba seca, y desde allí volvimos hacia la Pan por Naumses, que resultó muy fotogénica pero solo tenía impalas bebiendo. Nos gustó y nos quedamos un rato viendo cómo interaccionaban los animales entre ellos. Al rato apareció un grupo de kudus, y luego unas cebras. La verdad es que elegir una charca bonita, posicionarte con el sol donde te interese para las fotos y esperar a que vayan viniendo los animales puede ser muy productivo, pero hay que tener paciencia, y hay que reconocer que nosotros no teníamos mucha.
Naumses
El siguiente punto era el único en el que puedes adentrarte un poco en la Pan para admirar su extensión, pero antes de llegar nos cruzamos con un coche que nos avisó de que unos metros más adelante había un rinoceronte negro andando tranquilamente junto a la carretera. De vez en cuando te encuentras gente maja que te va avisando de lo que hay, no como nos pasaría en Moremi… Por aquí también vimos otro tejón andando entre la hierba pero resultó imposible pillarlo con la cámara. El rino estaba muy cerca de la carretera, y de hecho el coche de delante hizo un movimiento como para acercarse un poco más y el bicho hizo un amago de embestirle que nos dejó un poco acojonados (sobre todo después de haber visto un video en youtube de cómo un rinoceronte embiste un 4x4...). Pero solo fue el amago, y poco después se alejó de la carretera y se metió hacia los matorrales.
Rino negro
El punto que en el mapa viene marcado como “Etosha” con un dibujo de prismáticos es un mirador metido dentro de la Pan, y resulta muy impactante. Te das cuenta de lo inmensamente grande que es!
Etosha Pan
La siguiente charca, Springbokfontein, más que una charca era una zona muy amplia con, efectivamente, muchos springboks. Y en Batia vimos una hiena durmiendo tranquilamente debajo de un matorral, que ni se inmutó cuando paramos a su lado. Volvimos hacia la pan, que en esta parte tiene un tono más verde que blanco:
Cebras con la pan al fondo
Cuando íbamos camino de Okerfontein, nos encontramos un grupo de tres elefantes muy muy cerca de la carretera, hasta el punto de que uno de ellos estaba comiendo de los arbustos que había junto a ella, y el tráfico se había detenido. Dicen que si hay una regla de oro en África es esta: el elefante siempre tiene prioridad. A mí me encantan los elefantes, pero tengo que reconocer que me dan mucho respeto cuando están tan cerca del coche. Tuvimos que pasar muy despacito al lado de este, porque no estaba por la labor de dejar de comer, pero parecía que estaba tranquilo y a su bola.
Ceda el paso
Como se estaba haciendo la hora de comer, decidimos ir directos a Namutoni para poder comer allí y luego volver a salir, pero por el camino hicimos una brevísima parada en Chudob, otra de las charcas que venían altamente recomendadas en mi guía. Es una charca muy bonita, grande y con juncos en el centro, y acabamos volviendo varias veces, pero esta primera vez solo tenía unos elefantes y algunos ñus:
Chudob
Llegamos a Namutoni sobre las 12:45 y comimos en nuestra parcela para esa noche. Nos acercamos a ver la charca pero no nos pareció gran cosa así que volvimos a salir a explorar. Nos acercamos a ver otras dos charcas recomendadas, Klein y Groot Okevi, pero no tenían nada de especial interés, aunque eran bastante fotogénicas, sobre todo Groot Okevi:
Groot Okevi
Hicimos el loop por Aroe y Twee Palms y no vimos absolutamente nada, así que un poco descorazonados entramos a otra de las altamente recomendadas, Klein Namutoni, y esta sí nos gustó más. Había varios antílopes y jirafas bebiendo, y vimos varios dik-dik en el pequeño loop que hay después de la charca (por algo se llama dik-dik drive).
Klein Namutoni
Apurando los minutos hasta que cerraran el camping, decidimos hacer un último intento del día en Chudob, donde vimos unas avutardas y poco más. Entramos al camping a las 17:30, con el tiempo justo de aparcar el coche y acercarnos al waterhole a ver el atardecer, con algún elefante bebiendo.
Namutoni waterhole
Esa noche tampoco tuvimos suerte. Como siempre, se oían hienas pero no vimos ninguna, aunque sí algunos chacales. A la mañana siguiente salíamos de Namutoni sobre las 6:25 y probamos suerte primero en Klein Namutoni, pero esa charca tiene el sol de cara al amanecer y no es un buen sitio para las fotos. En los avistamientos del camping habíamos visto apuntados leopardos en el dik-dik drive, así que volvimos a hacerlo pero no tuvimos suerte. El leopardo se nos resistía, y ya nos marchábamos de Etosha! Lo que sí vimos fue una guardería de hienas escondida entre los arbustos, con varias hembras cuidando de crías:
Hienas en Klein Namutoni
Teníamos que ir pensando en salir del parque porque nos esperaban muchas horas hasta Ngepi, nuestra siguiente parada para esa noche, pero no podíamos resistirnos a acercanos a Chudob una última vez. Había unas cebras y ñus bebiendo tranquilamente. Y justo cuando parecía que no veríamos nada más en Etosha… las cebas echan a correr despavoridas, y aparece ella, una majestuosa leona que se acerca al borde de la charca a beber. Embobados, y aprovechando que en esta charca la luz del amanecer es mejor que en Klein Namutoni, le hicimos muchísimas fotos:
Leona en Chudob
Bebió, se paseó y se tumbó. Y nosotros desayunamos felices. Después de esto, era hora de abandonar Etosha, que tantas buenas fotos y recuerdos nos había dado.