Día 5, 12 de septiembre: Isla de Pascua-Lima
Este es nuestro último día en la isla, así que no madrugamos mucho. Lo primero que hacemos es ir a cambiar dinero. No lo había comentado, pero aquí se cambia en la gasolinera, en la única que hay en la isla, en el único pueblo de la isla, Hangaroa.
Después de esto teníamos previsto devolver el coche de alquiler para ir luego a pasear por la isla hasta que nos tuvieran que llevar por la tarde al aeropuerto para volver a Lima.
Cuando fuimos el primer día por la tarde a reservar el coche, el chico de la agencia de alquiler, muy majete, nos da un coche todo lleno de golpes y nos dice que así mejor porque si le damos otro más no se va a notar. El caso es que cuando llegamos a devolver el coche nos dicen que el golpe enorme que tiene en la parte delantera se lo hemos hecho nosotros y que tenemos que pagarlo (ahora no recuerdo por qué no teníamos todo riesgo, si es que no se podía o no quisimos contratarlo). Le dijimos que no, que lo tenía y empezamos una discusión bizantina. Yo le dije que iba a llamar a la policía para que viniera y seguir la discusión delante de ellos y el de la agencia de alquiler me dijo que si yo les denunciaba a la policía ellos me denunciarían a mi y no me iban a dejar salir de la isla (nos íbamos esa misma tarde). Así que cedimos y nos dijeron que lo que íbamos hacer era pagar la avería al 50% lo que me extrañó aún más, pues, si nosotros le habíamos dado el golpe, ¿por qué tenían que pagar ellos?
El caso es que pagamos y nos fuimos muy cabreados a dar una vuelta por el mercado de artesanía y a visitar la pequeña ciudad de Hangaroa. Al pasar por el hotel y comentárselo al dueño nos dijo que él conocía al dueño de la empresa de alquiler y que nos llevaba a hablar con él. Así lo hicimos. Fuimos, le explicamos lo que había pasado y nos dijo que volviéramos una hora después, que iba a ver el coche y a hablar con el “chico majete” de la oficina. Aun así, nos dio la sensación de que no íbamos a conseguir nada.
Pues justo al salir pasaba por delante un coche de carabineros (la policía chilena). Casualmente era el más jefe de la isla (no sé qué pero tenía muchos galones). Le explicamos lo que había pasado y nos dijo que él enviaría a un policía dentro de una hora también para que nos acompañara. Así que una hora más tarde llegamos a la puerta de la empresa donde nos estaba esperando el coche con dos carabineros. No llegamos a entrar. El “chico majete” salió muy cabreado diciendo que le acompañáramos, que nos iba a devolver el dinero. Así que nos fuimos para allá con la poli y todo se arregló. Después, salimos de nuevo con la policía y nos explicaron que, desgraciadamente, esas cosas eran frecuentes en la isla.
Con esto no quiero ofender a nadie, fue nuestra experiencia y puso un punto final muy desagradable a nuestra visita a Isla de Pascua.
Una vez hecho el inciso para comentar el incidente del coche y con este ya resuelto nos fuimos a una cabañitas donde unas señoras hacen unas empanadas que están de muerte. Ya las habíamos comprado para llevar, pero hasta hoy no nos habíamos sentado tranquilamente en la cabañita a disfrutar de la comida y las vistas.
Desde aquí nos fuimos a la zona donde habíamos visto la puesta de sol el día anterior, haciendo una paradita en una heladería con unos helados exquisitos y en el Ahu Taurita.
Después de esto teníamos previsto devolver el coche de alquiler para ir luego a pasear por la isla hasta que nos tuvieran que llevar por la tarde al aeropuerto para volver a Lima.
Cuando fuimos el primer día por la tarde a reservar el coche, el chico de la agencia de alquiler, muy majete, nos da un coche todo lleno de golpes y nos dice que así mejor porque si le damos otro más no se va a notar. El caso es que cuando llegamos a devolver el coche nos dicen que el golpe enorme que tiene en la parte delantera se lo hemos hecho nosotros y que tenemos que pagarlo (ahora no recuerdo por qué no teníamos todo riesgo, si es que no se podía o no quisimos contratarlo). Le dijimos que no, que lo tenía y empezamos una discusión bizantina. Yo le dije que iba a llamar a la policía para que viniera y seguir la discusión delante de ellos y el de la agencia de alquiler me dijo que si yo les denunciaba a la policía ellos me denunciarían a mi y no me iban a dejar salir de la isla (nos íbamos esa misma tarde). Así que cedimos y nos dijeron que lo que íbamos hacer era pagar la avería al 50% lo que me extrañó aún más, pues, si nosotros le habíamos dado el golpe, ¿por qué tenían que pagar ellos?
El caso es que pagamos y nos fuimos muy cabreados a dar una vuelta por el mercado de artesanía y a visitar la pequeña ciudad de Hangaroa. Al pasar por el hotel y comentárselo al dueño nos dijo que él conocía al dueño de la empresa de alquiler y que nos llevaba a hablar con él. Así lo hicimos. Fuimos, le explicamos lo que había pasado y nos dijo que volviéramos una hora después, que iba a ver el coche y a hablar con el “chico majete” de la oficina. Aun así, nos dio la sensación de que no íbamos a conseguir nada.
Pues justo al salir pasaba por delante un coche de carabineros (la policía chilena). Casualmente era el más jefe de la isla (no sé qué pero tenía muchos galones). Le explicamos lo que había pasado y nos dijo que él enviaría a un policía dentro de una hora también para que nos acompañara. Así que una hora más tarde llegamos a la puerta de la empresa donde nos estaba esperando el coche con dos carabineros. No llegamos a entrar. El “chico majete” salió muy cabreado diciendo que le acompañáramos, que nos iba a devolver el dinero. Así que nos fuimos para allá con la poli y todo se arregló. Después, salimos de nuevo con la policía y nos explicaron que, desgraciadamente, esas cosas eran frecuentes en la isla.
Con esto no quiero ofender a nadie, fue nuestra experiencia y puso un punto final muy desagradable a nuestra visita a Isla de Pascua.
Una vez hecho el inciso para comentar el incidente del coche y con este ya resuelto nos fuimos a una cabañitas donde unas señoras hacen unas empanadas que están de muerte. Ya las habíamos comprado para llevar, pero hasta hoy no nos habíamos sentado tranquilamente en la cabañita a disfrutar de la comida y las vistas.
Desde aquí nos fuimos a la zona donde habíamos visto la puesta de sol el día anterior, haciendo una paradita en una heladería con unos helados exquisitos y en el Ahu Taurita.
Seguimos hasta el Complejo Ceremonial Tahai, ya que ayer lo vimos casi sin luz. Así se ve el Ahu Vai Uri por el día y la explanada en la que se encuentra, junto con el único moai de toda la isla, Ahu Ko Te Riku, que tiene los ojos pintado de blanco. Así es como los dejaban los Rapa Nui. El otro ahu, con solo un moai se llama Ahu Tahai.
Una vez terminada la visita regresamos al hotel a darnos una ducha, recoger las maletas y a que Marcelo nos llevara al aeropuerto para volar a Lima. Aquí termina nuestro rápido viaje a la isla de Pascua. Nos hubiera gustado no haber sufrido tanto incidente para haber tenido tiempo de hacer alguna cosa más. Aún así, nos vamos con las pilas cargadas de la paz que desprende la isla.