A partir de hoy me toca continuar en solitario, Manuel tiene que trabajar y Vanesa ya está en Londres. Hoy me dirijo hasta Zaanse Schans, no me puedo ir de los Paises Bajos sin ver una zona de molinos. Por suerte los trenes parecen que han vuelto a la normalidad, el trayecto desde Leiden Central a Koog Zaandijk es de 9,80€ por persona.
Cuando sales de la estación de Koog Zaandijk tienes un mapa que te informa de cómo llegar hasta la zona de los molinos, hay unos 10 minutos andando. Comencé a notar un olor a chocolate que me hizo pensar que me estaba volviendo loco, tanto chocolate belga no podía ser bueno. Pero que va, es que la estación está al lado de una fábrica de chocolate, lo cual hacen esos diez minutos de paseo aún más agradables.
Cruzando el puente llegas a Zaanse Schans, la zona es preciosa, casitas en el agua, los típicos molinos de viento que se ven en las postales… lo que pasa que me parecía todo muy artificial, no parece que la gente viva allí es más un decorado de cara al turista que otra cosa, o al menos esa fue mi impresión. Aún así a mí me gustó mucho pero creo que en verano o en otras fechas este lugar debe ser un hervidero de turistas.
Pasé un par de horas dando vueltas por el pueblo y haciendo fotos, mi siguiente parada era Amsterdam. Sólo había pasado un día y tenía ganas de ver más lugares de la capital. El tren desde Koog Zaandijk hasta Amsterdam Central cuesta 3,40€ por persona.
Al salir de la estación me dirigí hasta la zona de los museos, que no la había visto. Aquí me hice la típica foto con las letras I amsterdam y luego decidí entrar al Rijkmuseum, la entrada cuesta 17,50€ pero si te gustan los cuadros merece la pena.
Me sorprendió mucho la sala de los barcos, una pasada. En la galería principal del museo es donde se encuentran las obras principales de Rembrandt y Vermeer. Tampoco hay que perderse la biblioteca del museo, espectacular, aunque no tan grande como el gigantesco cuadro de Waterloo. Hay muchos cuadros que no tienen fama y me gustaron casi más que los famosos.
Pasé algo más de dos horas viendo el museo y cuando salí eran casi las 4 de la tarde y todavía no había comido. Como no tenía ganas de andar de nuevo al centro pillé el tranvía nº2 hasta el mercado de las flores y me acerqué a La Place, un restaurante tipo self service que está muy bien de precio, me comí un buen plato de pasta boloñesa y una cerveza por 10€.
Para terminar el día recorrí algunos canales a modo de despedida y me acerqué hasta la Biblioteca Nacional a tomarme un café desde la última planta donde me habían dicho que se tenían unas vistas muy bonitas de Amsterdam. Con el día que hacía la vista tampoco me pareció muy espectacular.
Cuando sales de la estación de Koog Zaandijk tienes un mapa que te informa de cómo llegar hasta la zona de los molinos, hay unos 10 minutos andando. Comencé a notar un olor a chocolate que me hizo pensar que me estaba volviendo loco, tanto chocolate belga no podía ser bueno. Pero que va, es que la estación está al lado de una fábrica de chocolate, lo cual hacen esos diez minutos de paseo aún más agradables.
Cruzando el puente llegas a Zaanse Schans, la zona es preciosa, casitas en el agua, los típicos molinos de viento que se ven en las postales… lo que pasa que me parecía todo muy artificial, no parece que la gente viva allí es más un decorado de cara al turista que otra cosa, o al menos esa fue mi impresión. Aún así a mí me gustó mucho pero creo que en verano o en otras fechas este lugar debe ser un hervidero de turistas.
Pasé un par de horas dando vueltas por el pueblo y haciendo fotos, mi siguiente parada era Amsterdam. Sólo había pasado un día y tenía ganas de ver más lugares de la capital. El tren desde Koog Zaandijk hasta Amsterdam Central cuesta 3,40€ por persona.
Al salir de la estación me dirigí hasta la zona de los museos, que no la había visto. Aquí me hice la típica foto con las letras I amsterdam y luego decidí entrar al Rijkmuseum, la entrada cuesta 17,50€ pero si te gustan los cuadros merece la pena.
Me sorprendió mucho la sala de los barcos, una pasada. En la galería principal del museo es donde se encuentran las obras principales de Rembrandt y Vermeer. Tampoco hay que perderse la biblioteca del museo, espectacular, aunque no tan grande como el gigantesco cuadro de Waterloo. Hay muchos cuadros que no tienen fama y me gustaron casi más que los famosos.
Pasé algo más de dos horas viendo el museo y cuando salí eran casi las 4 de la tarde y todavía no había comido. Como no tenía ganas de andar de nuevo al centro pillé el tranvía nº2 hasta el mercado de las flores y me acerqué a La Place, un restaurante tipo self service que está muy bien de precio, me comí un buen plato de pasta boloñesa y una cerveza por 10€.
Para terminar el día recorrí algunos canales a modo de despedida y me acerqué hasta la Biblioteca Nacional a tomarme un café desde la última planta donde me habían dicho que se tenían unas vistas muy bonitas de Amsterdam. Con el día que hacía la vista tampoco me pareció muy espectacular.