Hoy suena el despertador muy temprano, a eso de las 6h, ya que a las 7:30h nos vendrán a recoger los de Vega Travel para ir a visitar la Pagoda del Perfume.
Tras el desayuno (me pongo las botas a base de Dragon Fruit), nos esperan de forma puntual en el hall del hotel a la hora prevista. Nos acompaña un guía que habla un más que correcto inglés, otro guía que por lo que entendemos está como de “prácticas” y un conductor.
Una vez en el coche, el guía (no recordamos su nombre....) nos hace una especie de clase teórica sobre cómo se formó el país, las guerras que han sufrido (sin hacer demasiado hincapié a la Guerra de Vietnam y más bien centrándose en los intentos de invasión de los vecinos chinos).
Nos intenta hacer entender algo su idioma, cosa que resulta imposible; tienen mil maneras de decir una sílaba, significando cosas muy distintas en función de la fonética. Es un idioma muy muy hostil, en nuestra estancia en el país no fuimos capaz de memorizar más que una o dos palabras...
Tras las explicaciones y algún que otro dormivela, paramos al cabo de 1 hora en una área de servicio para ir al baño, tomar un café... Hay la típica tienda de recuerdos y cosas varias, y venden una especie de cuadros hechos con tela, como unos tapices muy curiosos. Vemos que hay varios discapacitados tejiendo. En ningún momento nos incitan a comprar y nos dejan bastante tranquilos.
El paisaje hasta llegar allí es muy bonito; mucho verde, riachuelos, lagunas, bueyes de agua, granjas de patos y algún pueblo curioso con mercadillo incluido. El guía nos dice que si queremos parar en cualquier sitio lo digamos, pero la verdad es que queremos llegar, estamos un poco hartos de coche.
Finalmente, tras un camino de aproximadamente 2horas y media, llegamos a My Duc a eso de las 10:30h. No hay ni un alma. Vemos un montón de barcas apiladas en las calles cercanas al río. Le preguntamos al guía y nos explica que en temporada alta esas barcas están en el río cargando visitantes, pero que ahora, que no es temporada alta y es muy temprano, la mayoría de barcas no están en funcionamiento. ¡¡Olé!!
Tras el desayuno (me pongo las botas a base de Dragon Fruit), nos esperan de forma puntual en el hall del hotel a la hora prevista. Nos acompaña un guía que habla un más que correcto inglés, otro guía que por lo que entendemos está como de “prácticas” y un conductor.
Una vez en el coche, el guía (no recordamos su nombre....) nos hace una especie de clase teórica sobre cómo se formó el país, las guerras que han sufrido (sin hacer demasiado hincapié a la Guerra de Vietnam y más bien centrándose en los intentos de invasión de los vecinos chinos).
Nos intenta hacer entender algo su idioma, cosa que resulta imposible; tienen mil maneras de decir una sílaba, significando cosas muy distintas en función de la fonética. Es un idioma muy muy hostil, en nuestra estancia en el país no fuimos capaz de memorizar más que una o dos palabras...
Tras las explicaciones y algún que otro dormivela, paramos al cabo de 1 hora en una área de servicio para ir al baño, tomar un café... Hay la típica tienda de recuerdos y cosas varias, y venden una especie de cuadros hechos con tela, como unos tapices muy curiosos. Vemos que hay varios discapacitados tejiendo. En ningún momento nos incitan a comprar y nos dejan bastante tranquilos.
El paisaje hasta llegar allí es muy bonito; mucho verde, riachuelos, lagunas, bueyes de agua, granjas de patos y algún pueblo curioso con mercadillo incluido. El guía nos dice que si queremos parar en cualquier sitio lo digamos, pero la verdad es que queremos llegar, estamos un poco hartos de coche.
Finalmente, tras un camino de aproximadamente 2horas y media, llegamos a My Duc a eso de las 10:30h. No hay ni un alma. Vemos un montón de barcas apiladas en las calles cercanas al río. Le preguntamos al guía y nos explica que en temporada alta esas barcas están en el río cargando visitantes, pero que ahora, que no es temporada alta y es muy temprano, la mayoría de barcas no están en funcionamiento. ¡¡Olé!!
*** Imagen borrada de Tinypic ***
El guía compra los tickets (imaginamos que para la barca) y esperamos a que llegue nuestra barquera en el puerto.
El trayecto en barca hasta el final del rio Perfume es muy muy bonito. No hace mucho sol con lo que se puede llevar bien el calor y no acaba de llover, hay una especie de bruma a nuestro alrededor que hace el paisaje más bonito aún si cabe. Pocas barcas, de hecho hacemos casi todo el trayecto de ida completamente solos, una delicia.
El trayecto en barca hasta el final del rio Perfume es muy muy bonito. No hace mucho sol con lo que se puede llevar bien el calor y no acaba de llover, hay una especie de bruma a nuestro alrededor que hace el paisaje más bonito aún si cabe. Pocas barcas, de hecho hacemos casi todo el trayecto de ida completamente solos, una delicia.
*** Imagen borrada de Tinypic ***
Algún barco a motor nos estropea un poco la historia, pero por lo demás podemos decir que estamos de lujo, pese al culo carpeta. Vemos que alrededor del río hay varios monumentos funerarios; el guía nos cuenta que son tumbas de vietnamitas adinerados, ya que enterrar allí a un familiar cuesta dinerito.
Vemos varios lugareños pescando en el río, alguno de ellos captando presa sin mucho problema..
Vemos varios lugareños pescando en el río, alguno de ellos captando presa sin mucho problema..
*** Imagen borrada de Tinypic ***
Entendemos por fin la diferencia entre la flor de loto y el nenúfar, y conocemos a unos caracoles que hacen su capullo de un color rosa chicle muy gracioso.
Llegamos a tierra al final del río; nada más bajar de la barca hay un chiringo donde venden animales vivos para ser luego comidos... esta parte de Vietnam no me mola nada, pero es lo que hay... tortugas vivas y atadas y peces en barreños para ser comprados y acabar en la olla. En fin, paso por allí sin mirar demasiado.
Andamos (en ascenso) hasta llegar al Cable Car, donde o bien se puede pagar 120.000 VND por ida y vuelta en teleférico o 80.000 VND solo ida. Preguntamos al guía si merece la pena subir andando, nos dice que es un buen tramo y que tampoco mata, así que cogemos el teleférico y subimos sin echar las papas.
El paisaje desde el teleférico es bonito; jungla, todo verde, pájaros, sonido de insectos... muy chulo. Tarda en subir unos 5 minutos.
Llegamos a tierra al final del río; nada más bajar de la barca hay un chiringo donde venden animales vivos para ser luego comidos... esta parte de Vietnam no me mola nada, pero es lo que hay... tortugas vivas y atadas y peces en barreños para ser comprados y acabar en la olla. En fin, paso por allí sin mirar demasiado.
Andamos (en ascenso) hasta llegar al Cable Car, donde o bien se puede pagar 120.000 VND por ida y vuelta en teleférico o 80.000 VND solo ida. Preguntamos al guía si merece la pena subir andando, nos dice que es un buen tramo y que tampoco mata, así que cogemos el teleférico y subimos sin echar las papas.
El paisaje desde el teleférico es bonito; jungla, todo verde, pájaros, sonido de insectos... muy chulo. Tarda en subir unos 5 minutos.
*** Imagen borrada de Tinypic ***
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Una vez arriba, hay que seguir subiendo hasta dar con la pagoda Thien Tru, que visitaremos más tarde.
Para llegar a la cueva Huong Tich (cueva del perfume) se accede bajando unos 150 escalones de piedra que hay que bajar estilo Chiquito si no quieres palmar. Esta cueva encierra la Pagoda del Perfume, con una campana de bronce de más de un metro de altura. Hay una inscripción grabada sobre la roca donde dice “la cueva más hermosa bajo el cielo del sureste”. Evidentemente, no hay quien entienda que pone eso. El descenso a la cueva es muy bonito, sigue habiendo esa neblina (o directamente puede que sea humedad que cae a plomo), pero ofrece al lugar un aspecto muy enigmático y espiritual. Huele a incienso, se respira tranquilidad, la gente es bastante respetuosa y no da demasiadas voces.
Para llegar a la cueva Huong Tich (cueva del perfume) se accede bajando unos 150 escalones de piedra que hay que bajar estilo Chiquito si no quieres palmar. Esta cueva encierra la Pagoda del Perfume, con una campana de bronce de más de un metro de altura. Hay una inscripción grabada sobre la roca donde dice “la cueva más hermosa bajo el cielo del sureste”. Evidentemente, no hay quien entienda que pone eso. El descenso a la cueva es muy bonito, sigue habiendo esa neblina (o directamente puede que sea humedad que cae a plomo), pero ofrece al lugar un aspecto muy enigmático y espiritual. Huele a incienso, se respira tranquilidad, la gente es bastante respetuosa y no da demasiadas voces.
*** Imagen borrada de Tinypic ***
Hay gente pero se puede visitar sin necesidad de hacer caravana.
Dentro de la cueva hay un montón de estalactitas y estalagmitas, y lo que parecen bloques de mármol macizo...; Vemos que hay varias personas como rezando a dos altares; la tradición dice que las parejas que quieran tener un bebé deben ir allí y pedirlo o bien al altar de los bebes o de las bebes, en función si se quiere tener un niño o una niña. Vimos varias personas que pidieron su deseo y yo miré de reojillo al de los bebés...
Dentro se está más fresquito que fuera, tampoco es para alucinar, pero fuera hace tal calor que se agradece estar dentro.
Visitamos la Pagoda y la cueva durante un buen rato; vemos que uno de los guías reza, pese a que antes nos ha dicho que no es practicante. El otro guía no es budista, nos ha explicado que es católico y se llama José a la traducción...
Dentro de la cueva hay un montón de estalactitas y estalagmitas, y lo que parecen bloques de mármol macizo...; Vemos que hay varias personas como rezando a dos altares; la tradición dice que las parejas que quieran tener un bebé deben ir allí y pedirlo o bien al altar de los bebes o de las bebes, en función si se quiere tener un niño o una niña. Vimos varias personas que pidieron su deseo y yo miré de reojillo al de los bebés...
Dentro se está más fresquito que fuera, tampoco es para alucinar, pero fuera hace tal calor que se agradece estar dentro.
Visitamos la Pagoda y la cueva durante un buen rato; vemos que uno de los guías reza, pese a que antes nos ha dicho que no es practicante. El otro guía no es budista, nos ha explicado que es católico y se llama José a la traducción...
*** Imagen borrada de Tinypic ***
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Al salir de la cueva, vamos a visitar Thien Tru, otra pagoda que forma parte del complejo de la Pagoda del Perfume. Es bastante grande, se tarda aproximadamente 1 hora en visitarla. Dedicada a Buda y Confucio (dentro de la pagoda hay una estatua de este último con cara de mala luna y un sable descomunal). Para entrar dentro nos tenemos que quitar los zapatos y cubrirnos los hombros. Calorcito del bueno.
La Pagoda en sí es eso, una pagoda, pero lo bonito del sitio es el entorno, está rodeada de verde, de fauna, es un lugar espectacular.
La Pagoda en sí es eso, una pagoda, pero lo bonito del sitio es el entorno, está rodeada de verde, de fauna, es un lugar espectacular.
*** Imagen borrada de Tinypic ***
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Tras la visita, vamos a comer a un restaurante que está cerca de la salida del teleférico. Ahí lo pasamos un poco mal, ya que nos sentamos en la mesa y justo enfrente tenemos una especia de pecera gigante con animales dentro como embalsamados. Un cerdito, una especie de roedores, serpientes y lagartos muertos conviven en ese agua asquerosilla, y ellos sacan chupitos de ese agua y se la beben tan ricamente. Me da de todo solo de pensarlo.
Hemos pedido menú vegetariano, a ver con qué nos sorprenden, miedo me da, ya que al ver la nevera del lugar también me da un vuelco el estómago; todos los alimentos, verduras, carnes y pescados conviven en el mismo habitáculo al sol... mamma mia...
Finalmente nos empiezan a llegar los platos; tortilla, tofu, verduras salteadas, patatas fritas, arroz, col, ensalada y sandía será nuestro menú, acompañado de dos cervezas bien frías. Oye tú, pues al final no ha estado mal, eso sí, comiendo de espaldas a la nevera y a la pecera.
Después de comer, me acerco al baño, y de camino me encuentro más botes grotescos con pobres animalitos bebes dentro...dios mio...a esto no podría acostumbrarme jamás...
Llega el momento de decidir si bajamos en teleférico o andando; le preguntamos a los guías que nos aconsejen, ya que hemos leído que vale la pena hacer el trayecto de bajada andando y disfrutar del paisaje, que desde el teleférico claramente prometía.
Pero nos quita la ilusión, ya que nos explica que todo el camino, cada metro de el, hasta llegar abajo, está plagado de tiendas y chiringuitos que venden desde pulseras y ofrendas para los templos hasta animales vivos, especies, verduras... Me convence con lo de la venta de animales y además, empieza a llovisquear.
Nos acabamos de convencer cuando justo antes de desviarnos al teleférico, vemos una tienda con una palangana llena de ardillitas atrapadas en una red... preguntamos que por qué las tienen así, si es que también se las comen... y nos cuentan que no, que es costumbre venderlas para liberarlas, que al parecer da buena suerte para el “liberador”. Pero a la que liberas a una, vuelven a capturarla y así infinito. Mala me pongo .
Justo antes de coger el teleférico nos dicen que estará sin funcionar unos 20 minutos hasta que haya gente que quiera subir, para aquello de amortizar viaje... imagino que en temporada alta será un ida y vuelta sin parar. En este ratito, José va a comprar una fruta parecida a una pera, y nos ofrece mientras esperamos. Se come con sal y guindillas, pero paso de esto último, no vaya a ser. La fruta muy rica, no recordamos cómo se llama, pero es como una pera-manzana llena de semillitas por dentro. Mientras comemos mantenemos una charla sobre alguna de las diferencias entre Vietnam y España; la educación, la medicina, la religión... y bueno, también se habla de fútbol, ya que Pepe es muy fan de Messi.
Tras la corta espera, bajamos con el teleférico, y de nuevo vemos vistas muy majas, eso sí, damos fe que las palabras del guía son verdad, ya que vemos el camino que se hace al bajar andado desde arriba, lleno de techos de los chiringuitos. Así que nuestra recomendación es que no perdáis el tiempo en subir o bajar, ya que lo que encontraréis no es naturaleza ni vistas, sino puestos y más puestos...
Llegamos abajo y de vuelta a la barca, que nos devolverá de nuevo al embarcadero de My Duc.
El trayecto dura aproximadamente 1 hora, así que contar que tendréis unas 2 horas de barquita.
De nuevo, el trayecto es muy agradable, con pocas barcas, alguna más que por la mañana, pero poca cosa. Nos cae un poco de agua en el trayecto, pero los guías están en todos y nos ofrecen un paraguas, así que de lujo, que la barquita lloviendo no muy fuerte tiene su gracia, además hace que se refresque algo el ambiente, que bien viene, porque el calor que hace no tiene nombre.
Una vez se acaba el paseo, le damos una propina a la barquera, y nos hacen una breve encuesta de satisfacción antes de subir al coche de regreso a Hanoi. Mientras, nos ofrecen un te que está bien rico, amargo como una mala cosa, pero bueno. También nos ofrecen fumar de un cachirulo muy raro, rollo cachimba pero como más rudimentario; un tubo gordo que se mete en un cubo de agua caliente, básicamente. No sabemos qué fuman, pero lo hacen con ganas, por si acaso pasamos, no vaya a ser...
Luego le preguntamos a Pepe, y nos dice que es tabaco, que no es opio... A saber...
Volvemos al coche, y a eso de las 18:30h estamos de vuelta en la ciudad, siendo ya de noche y bastante cansados de todo el día.
Aquí una imagen del trayecto de vuelta...
Hemos pedido menú vegetariano, a ver con qué nos sorprenden, miedo me da, ya que al ver la nevera del lugar también me da un vuelco el estómago; todos los alimentos, verduras, carnes y pescados conviven en el mismo habitáculo al sol... mamma mia...
Finalmente nos empiezan a llegar los platos; tortilla, tofu, verduras salteadas, patatas fritas, arroz, col, ensalada y sandía será nuestro menú, acompañado de dos cervezas bien frías. Oye tú, pues al final no ha estado mal, eso sí, comiendo de espaldas a la nevera y a la pecera.
Después de comer, me acerco al baño, y de camino me encuentro más botes grotescos con pobres animalitos bebes dentro...dios mio...a esto no podría acostumbrarme jamás...
Llega el momento de decidir si bajamos en teleférico o andando; le preguntamos a los guías que nos aconsejen, ya que hemos leído que vale la pena hacer el trayecto de bajada andando y disfrutar del paisaje, que desde el teleférico claramente prometía.
Pero nos quita la ilusión, ya que nos explica que todo el camino, cada metro de el, hasta llegar abajo, está plagado de tiendas y chiringuitos que venden desde pulseras y ofrendas para los templos hasta animales vivos, especies, verduras... Me convence con lo de la venta de animales y además, empieza a llovisquear.
Nos acabamos de convencer cuando justo antes de desviarnos al teleférico, vemos una tienda con una palangana llena de ardillitas atrapadas en una red... preguntamos que por qué las tienen así, si es que también se las comen... y nos cuentan que no, que es costumbre venderlas para liberarlas, que al parecer da buena suerte para el “liberador”. Pero a la que liberas a una, vuelven a capturarla y así infinito. Mala me pongo .
Justo antes de coger el teleférico nos dicen que estará sin funcionar unos 20 minutos hasta que haya gente que quiera subir, para aquello de amortizar viaje... imagino que en temporada alta será un ida y vuelta sin parar. En este ratito, José va a comprar una fruta parecida a una pera, y nos ofrece mientras esperamos. Se come con sal y guindillas, pero paso de esto último, no vaya a ser. La fruta muy rica, no recordamos cómo se llama, pero es como una pera-manzana llena de semillitas por dentro. Mientras comemos mantenemos una charla sobre alguna de las diferencias entre Vietnam y España; la educación, la medicina, la religión... y bueno, también se habla de fútbol, ya que Pepe es muy fan de Messi.
Tras la corta espera, bajamos con el teleférico, y de nuevo vemos vistas muy majas, eso sí, damos fe que las palabras del guía son verdad, ya que vemos el camino que se hace al bajar andado desde arriba, lleno de techos de los chiringuitos. Así que nuestra recomendación es que no perdáis el tiempo en subir o bajar, ya que lo que encontraréis no es naturaleza ni vistas, sino puestos y más puestos...
Llegamos abajo y de vuelta a la barca, que nos devolverá de nuevo al embarcadero de My Duc.
El trayecto dura aproximadamente 1 hora, así que contar que tendréis unas 2 horas de barquita.
De nuevo, el trayecto es muy agradable, con pocas barcas, alguna más que por la mañana, pero poca cosa. Nos cae un poco de agua en el trayecto, pero los guías están en todos y nos ofrecen un paraguas, así que de lujo, que la barquita lloviendo no muy fuerte tiene su gracia, además hace que se refresque algo el ambiente, que bien viene, porque el calor que hace no tiene nombre.
Una vez se acaba el paseo, le damos una propina a la barquera, y nos hacen una breve encuesta de satisfacción antes de subir al coche de regreso a Hanoi. Mientras, nos ofrecen un te que está bien rico, amargo como una mala cosa, pero bueno. También nos ofrecen fumar de un cachirulo muy raro, rollo cachimba pero como más rudimentario; un tubo gordo que se mete en un cubo de agua caliente, básicamente. No sabemos qué fuman, pero lo hacen con ganas, por si acaso pasamos, no vaya a ser...
Luego le preguntamos a Pepe, y nos dice que es tabaco, que no es opio... A saber...
Volvemos al coche, y a eso de las 18:30h estamos de vuelta en la ciudad, siendo ya de noche y bastante cansados de todo el día.
Aquí una imagen del trayecto de vuelta...
*** Imagen borrada de Tinypic ***
Nos despedimos de ambos guías y conductor; la excursión muy cara, pero sinceramente, hemos estado muy a gusto y no nos la hemos jugado con cagarla por pagar menos.
Después de pegarnos una ducha más que necesitada, salimos al Hanoi nocturno. Hoy la idea es dar una vueltecilla por el Old Quarter sin más, no estamos para mucho trote. Cenamos prontito, hoy el lugar escogido es el Gecko, una cadena de restaurantes. No está mal, pero es más caro que lo que hemos visto hasta ahora y bastante enfocado para los turistas. Cenamos un curry y unos nems y dos cervezas de 850ml cada una (brutal), está vez una Hanoi Beer, cada una de ellas cuesta 45.000 VND, no llega a los 2 euros. La cena hoy nos sale por unos 9 euros, algo más carito, pero bueno, que son 9 euros...
Tras cenar, nos acercamos a Bia Corner y nos sentamos en una de esas mesitas con taburetitos minúsculos (uno de los negociazos del país es fabricar y vender esos taburetitos, los hay por todas partes)
.Después de pegarnos una ducha más que necesitada, salimos al Hanoi nocturno. Hoy la idea es dar una vueltecilla por el Old Quarter sin más, no estamos para mucho trote. Cenamos prontito, hoy el lugar escogido es el Gecko, una cadena de restaurantes. No está mal, pero es más caro que lo que hemos visto hasta ahora y bastante enfocado para los turistas. Cenamos un curry y unos nems y dos cervezas de 850ml cada una (brutal), está vez una Hanoi Beer, cada una de ellas cuesta 45.000 VND, no llega a los 2 euros. La cena hoy nos sale por unos 9 euros, algo más carito, pero bueno, que son 9 euros...
Tras cenar, nos acercamos a Bia Corner y nos sentamos en una de esas mesitas con taburetitos minúsculos (uno de los negociazos del país es fabricar y vender esos taburetitos, los hay por todas partes)
*** Imagen borrada de Tinypic ***
Nos tomamos un par de birritas más en medio de todo el meollo de locales comiendo todo tipo de cosas raras y guarrerías varias (patas de pollo, rana...). Antes, yo me he comprado un paquete de galletitas Hello Panda (no las comía desde niña) y me las zampo sentadita en la mesita más a gusto que un arbusto. Experiencia para vivirla.
Música alta, bullicio, mucha gente, luz, griterío, cerveza... esa es la definición del Bia Corner y un poco del Old Quarter nocturno.
Y tras este ratito muy vietnamita, a la cama. Mañana más.
Música alta, bullicio, mucha gente, luz, griterío, cerveza... esa es la definición del Bia Corner y un poco del Old Quarter nocturno.
Y tras este ratito muy vietnamita, a la cama. Mañana más.