El Colorado y sus cañones (29 de julio-2 de agosto) ✏️ Diarios de Viajes de USA

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29 de julio

Aunque no notamos síntomas de jet lag, un servidor se despierta a las 5 y poco de la mañana y aprovecho para ir a ver la salida del sol en el Grand Canyon. Para darme más prisa y no hacer mucho jaleo para despertar a las bellas durmientes, decido salir sin ducharme y en chanclas, sólo equipado con la cámara y el teléfono. Inocente de mí, creo que el borde del Canyon está cerca y que puedo llegar andando. Al mismo tiempo que yo, el vecino de un par de cabañas más abajo, también sale a la misma hora y se monta en el coche, supongo que con el mismo destino que yo. Echo a andar sin la menor idea de hacia dónde voy, guiándome básicamente por la intuición. Para acortar camino, me meto por un sendero (asfaltado) que pasa por medio del bosque, creyendo que voy en la dirección correcta. Apenas hay luz natural, y por supuesto NADA de luz artificial. A medida que pasa el rato y voy andando, me surge la duda de si tenía que haber cogido el coche, de si voy en la dirección correcta...Me topo cara a cara con un cervatillo que se asusta menos que yo y sigue pastando, aprovechando los últimos momentos antes de que el sol salga definitivamente por el borde del cañón. No me da tiempo a sacarle una foto, pues la cámara la llevo en su mochila, sin los ajustes necesarios para las condiciones de luz... Cuando logro ponerlo todo, el cervatillo ya está en la otra punta de USA...
Finalmente vislumbro el fin del sendero del bosque, con salida a pocos metros del Rim, no sabría exactamente en qué punto, pero creo que entre Yavapai Point y Mather Point. Estoy de suerte: el sol empieza a despuntar por encima de los picos al este de mi posición. Hay mucha gente repartida por los miradores que quedan al alcance de mi vista, sentada en el suelo, en las rocas... Todos completamente mudos ante el espectáculo que la naturaleza nos está brindando. La verdad es que es inolvidable, incluso teniendo en cuenta el tiempo que perdemos sacando fotos o vídeos, que es tiempo perdido de disfrutarlo en mi opinión. Los rayos bajos del sol se reflejan en las paredes del Canyon, dándole unas tonalidades doradas, anaranjadas... Es fantástico. Os dejo unas imágenes para que opinéis:


Voy sacando fotos a medida que sigo el Rim hacia el oeste, hasta que llego al Village más o menos y empiezo el regreso a la cabaña. Esta vez, decido pasar por la carretera, ruta que conozco mejor, y seguramente es más rápida. Cuando llego, aún están durmiendo tranquilamente, pero no me vale la pena volver a meterme en cama, así que me doy una ducha y empiezo a preparar cosas mientras se duchan ellas. Una vez listos todos, recogemos trastos, asegurando que no nos dejemos nada, y nos vamos a la recepción del lodge a desayunar. Tenemos que pagarlo, pues no queda incluído en el precio de la habitación. Por unos 20$ desayunamos los 3: cafés con leche, chocolate y algunas pastas. Tras comprobar una vez más correo, cuentas bancarias y whatsapp con el wi-fi de la zona, nos montamos en el coche y ponemos dirección Tusayan para hacer el vuelo en helicóptero con Papillon. Lo teníamos reservado desde mayo aproximadamente, a través de www.papillon.com, y nos costó unos 170€ por cabeza. Cogimos el más económico, con una duración aproximada de 30 minutos.
Como ya teníamos el check in hecho, nos hacen pasar directamente a ver el vídeo de medidas de seguridad y demás normas, tras lo cual (apenas 5 minutos), nos pegan en la solapa un adhesivo conforme ya podemos montar en el helicóptero. Aún así, tenemos que esperar casi media hora nuestro turno (teníamos hora a las 10, y son casi y media cuando embarcamos). Los helicópteros son para 6 pasajeros, uno delante y 5 detrás. Nos ha tocado con una familia coreana de 3 personas, y la afortunada que hará de copiloto será su hija. Justo antes de subir al helicóptero, donde las personas van repartidas en función del peso para lograr la máxima estabilidad, nos sacan las fotos de rigor que venderán a la salida. Y empieza el espectáculo!!







Media hora boquiabiertos, sin articular palabra (en parte porque con el ruido del motor, sólo se puede hablar por el micro y auriculares que te instalan al embarcar), contemplando una de las maravillas del mundo (sin duda alguna), desde el aire. El aeropuerto queda un poco separado del rim, y los primeros minutos de vuelo se hacen eternos, pues hasta que no llegamos al Canyon propiamente dicho, volamos sobre muchas hectáreas de bosque. A lo lejos, aún se ven columnas de humo del incendio que se veía ayer. La verdad es que realmente se ve lejos, pero...
Cómo la primera vez que estuvimos en el Grand Canyon, Ester se pone a llorar. No es para menos, es algo increíble, y que a pesar del precio, recomiendo a todo el mundo que tenga la suerte de venir al Grand Canyon, que lo haga.
Todo lo bueno pasa rápido, y los 30 minutos de vuelo nos han parecido muchos menos cuando aterrizamos en el aeropuerto. Cómo no, con el subidón del viaje, nos da por comprar: foto de recuerdo, camiseta y algún otro souvenir. Dejamos el aeropuerto con una sonrisa de oreja a oreja y entramos en Tusayan de nuevo. Es un poco pronto para ir a comer, así que decidimos hacer tiempo en el Imax del Grand Canyon, primero comprando (cómo no), y después asistiendo a la proyección del documental que narra la historia del Grand Canyon (13$ por cabeza).
Al salir de la sala, nos vamos a comer a Sophie's, un mexicano justo enfrente del Imax, al otro lado de la carretera, y en el que nos dan unos vales de descuento para el Imax. A buenas horas...
Después de comer, queremos ir a hacer un trozo del trail hasta el Ooh Aah Point que nos quedó pendiente ayer, pero no es recomendable con la barriga tan llena, así que con tranquilidad, volvemos al parque, nos metemos en el Visitor Center, nos tomamos un café... Y empieza a llover una especie de diluvio que parece que se va a acabar el mundo. Por suerte, en cuestión de 15 minutos ha parado y podremos ir a hacer la excursión. Para llegar al punto de salida, se tiene que coger el autobús de la línea naranja, que lleva hasta South Kaibab Trail. El último tramo de carretera está cerrado al tráfico particular, así que o cogéis el bus o andáis bastante más de lo que es el propio trail. Nosotros no lo sabíamos y tuvimos que dar la vuelta y dejar el coche en Pipe Creek Vista. Además, cuidado porque no todos los buses de la línea naranja paran en todas las paradas: tuvimos que ir desde Pipe Creek Vista hasta el Visitor Center, y allí cambiar de bus para coger el que sí va a Yaki Point y South Kaibab Trailhead. Menuda aventura...
Por fin logramos acceder al comienzo del Trail y empezamos a descender, dejando atrás el bullicio de los miradores y empezando a notar el peso de las paredes verticales que nos rodean. El trail es un camino de tierra de apenas un metro de ancho, con numerosas curvas para ir perdiendo altura. Tiene una longitud de aproximadamente 1,5 kms desde el borde del Canyon hasta el Ooh Aah Point, dónde se abre un panorama muy amplio del Canyon, unos 200 metros por debajo del borde verticalemente.


No hay agua en el camino, hay tramos con rocas, arena resbaladiza y ninguna protección en el lado del Canyon. Por fortuna, el chaparrón ha dejado una temperatura muy agradable para la excursión. Aunque la bajada no implica ningún problema, la subida es muy dura, incluso con esta temperatura. Llegamos arriba exhaustos pero satisfechos. Creo que podemos dar por concluída nuestra visita al Grand Canyon. Nos quedan muchas cosas por ver (Hermit's Rest y todos los miradores pasado el Village), pero no hay tiempo para todo...
Cogemos el bus de línea naranja hasta Pipe Creek Vista, nos subimos al coche y nos despedimos del Grand Canyon hacia el este por Desert View, sin casi ninguna parada, pues ya las hicimos casi todas hace un par de años. Además, empieza a hacerse tarde y tenemos un ratito para llegar a nuestro destino.


He dicho casi...

Pasamos de largo el "Little Colorado River Gorge", esta vez porque ya está cerrado el punto de acceso. Por el camino van cayendo cuatro gotas. Nuestro destino se encuentra a poco más de 1 hora de camino, en Tuba City. Es una ciudad donde no hay nada que ver a menos que seas muy fan de la cultura nativa americana. Hacemos el check in y nos vamos a cenar al Denny's (repetimos, como hace dos años). Tras la cena, a dormir: mañana tenemos muchos kilómetros por delante, y yo he madrugado mucho...

Distancia conducida: 170 kms.
Alojamiento: Quality Inn Navajo Nation. 122€, desayuno incluído (Hotel Travel)

30 de julio

Despertamos en Tuba Ciy y nos preparamos para una larga jornada de coche. El desayuno lo tenemos incluído en la tarifa del hotel, y nos dan unos vales para comer en el restaurante del hotel, en el edificio adyacente, mezclado con tienda de souvenirs (como no). Unas tostadas con café aguado y algo de fruta, para variar. El cupón que nos han dado, otra vez cubre sólo 2 personas, por un valor total de 18$, si hay algo extra, se tiene que pagar...
Nos ponemos en ruta hacia Four Corners National Monument: el único punto de USA en que confluyen 4 estados, a saber: New Mexico, Utah, Colorado y Arizona. El punto se encuentra a unos 250 kms de Tuba City. Normalmente, los viajeros que salen de Tuba City pasan por Monument Valley para seguir hacia Moab o volver a Page o Grand Canyon. Como ya estuvimos en Monument Valley hace un par de años, decidimos incluir algo diferente en el viaje, y como curiosidad no está mal, con un poco más de tiempo nos podríamos haber acercado hasta Mesa Verde, pero no se puede tener todo. No tengo claro en este punto qué horario deben usar, si el de Arizona o el del resto de los estados, que creo es el mismo. En todo caso, se encuentra en territorio Navajo. Después de salir de Tuba City, el termómetro empieza a subir de nuevo, alcanzando los 40 grados otra vez. Cuando llegamos al monumento, sobre la 1 del mediodía, el sol es abrasador, y además no hay ningún sitio con sombra para aparcar el coche, o sea que la vuelta será dura. La entrada al monumento no queda incluída en el pase de los parques nacionales, y nos cuesta 15$ en total. El lugar consta de un cuadrado de unos 80 metros de lado, bordeado en los 4 lados por hileras de chiringuitos de venta de artesanía y joyería indias. El paseo por los chiringuitos es casi obligatorio por dos motivos:

- Poder decir que has estado en los 4 estados (si no lo habías hecho)
- Son la única fuente de una mínima sombra en kilómetros a la redonda.

De cada una de las esquinas del cuadrado que forma, se puede formar una fila para llegar al centro exacto del cuadrado, justo en el punto donde estar en los 4 estados a la vez. Aquí la gente se pone a hacer fila durante el rato necesario para sacar un máximo de 3 fotos por grupo, según las normas escritas en los carteles. En cada uno de los estados, el nombre grabado en el suelo y la bandera ondeando en su asta. Y ya está... Eso es todo!


Para no decir que hemos hecho el viaje en vano, recorremos todos los chiringuitos, comprando alguna cosilla (como no), y nos ponemos a hacer cola para sacarnos las fotos correspondientes. Cuando nos llega la hora de la foto, estamos con media insolación. Estamos deseando volver al coche para poner el aire acondicionado a tope.
Al salir del monumento, volvemos unos cuantos kilómetros por donde hemos venido, hasta llegar al cruce que va hacia el norte, el de la 191, dirección Moab. Podíamos subir por la 162 sin necesidad de volver atrás, pero el GPS nos ha mandado por esta ruta. Nos detenemos a la salida de Bluff para comer en el Twin Rocks Café, situado justo debajo de las rocas que le dan nombre. Restaurante llevado por navajos también. Comida más que aceptable (45$ los 3, con postres, refresco...). Aprovechamos el paso por Bluff para volver a llenar el depósito, aunque queda casi la mitad, es mejor llevarlo siempre lleno.


Saliendo de Bluff, nos vamos al norte, sin parar hasta Moab, dónde pasaremos las 3 noches siguientes. Los famosos arcos se encuentran en la zona a puñados, no hace falta ni entrar a Arches, ni siquiera bajar del coche...Con eso no quiero decir que no se deba visitar Arches, ojo! Es mi parque preferido junto con Yellowstone, aunque el clima en verano en Arches es castigador.


Antes siquiera de ir al hotel, paramos en la lavandería para poner una lavadora, ya que vamos justitos de ropa. Mientras se va lavando, vamos a hacer el registro al motel. Ada prefiere quedarse en la habitación mientras Ester y yo volvemos a poner la ropa en la secadora. Aprovechamos este ratito de "novios sin críos", mientras se seca la ropa, para ir a tomar una cerveza. No creáis que es fácil en Utah, por algo tiene fama... Tenemos que recorrer 3 locales para encontrar uno en que nos sirvan una cerveza fresquita sin tener que comer nada: Moab Brewery, junto al McDonald's. En Utah, las tiendas en que se vende alcohol están controladas por el gobierno estatal (mormón), y en muchos bares no se puede servir alcohol si no es consumiendo algo para comer.
Tras refrescarnos en un local con mucho ambiente, en el que ya hay gente cenando (no son más de las 6), volvemos a recoger la ropa y nos vamos al motel. Como el calor en esta ciudad parece que no acaba o disminuye nunca, nos metemos un rato en la piscina, pero ni así logramos estar fresquitos.
Cuando empieza a oscurecer, salimos a cenar. Nos vamos a tomar un plato de pasta al Pasta Jay's, en la calle principal. No es barato, pero la pasta está muy buena y los platos abundantes.
Mientras acabamos de cenar, empieza el diluvio universal otra vez, y solamente para llegar al coche quedamos calados hasta los huesos. Nos vamos al motel a descansar, tanto calor y tantos kilómetros nos dejan muy machacados.

Distancia conducida: 505 kms.
Alojamiento: Sleep Inn. 330€ tres noches, desayuno incluído (Agoda)

31 de julio

Tenemos un par de días por delante para disfrutar de las maravillas de Moab y alrededores, que no son pocas. Aunque os parezca increíble, Arches no entra en nuestra planificación, solamente si nos sobra tiempo después de hacer lo que sí tenemos planeado. Ya lo iréis viendo.
Desayunamos en el hotel (incluído en el precio, lo que llaman desayuno continental: yogures, alguna pasta, café aguado, gofres...). Hoy no hemos madrugado porque tenemos intención de tomárnoslo con relativa calma, pero tampoco queremos pillar las horas en las que el sol pega más duro. Así pues, sobre las 10 salimos del motel en dirección norte por la calle principal del pueblo, pasamos el puente sobre el Colorado hasta poco antes de la entrada a Arches. En el cruce de la 191 con la 279, giramos a la izquierda por la conocida Potash Road, carretera que circula paralela al río hasta la mina de potasa de la ciudad. La carretera queda justo entre las altas paredes de los cañones circundantes, la vía del tren que llega hasta la mina y el Colorado. A lo largo del recorrido de la carretera, hay varios sitios para parar junto al río, y algunos cañones al otro lado. Nosotros vamos hasta el que seguramente todos conocéis, al menos de oída, el que lleva a Corona Arch, situado más o menos en la milla 10 de la carretera. El cañón que lleva hasta él se llama Bootlegger. Al arco se le conoce como el "Pequeño Rainbow Bridge", por su semejanza al Rainbow Bridge situado en el Lago Powell.



El sendero tiene 1,5 millas hasta el arco, y aunque empieza con una ligerísima subida, es en su mayor parte llano. Tras la subida, se cruza la vía del tren, y nos adentramos en una paisaje de roca arenisca y escasa vegetación. Hacia el final del sendero, hay otra subida, que debemos hacer con la ayuda de una cuerda anclada a la roca, y una escalera. Se puede subir sin necesidad de ellos, pero lo hacen más accesible. A lo lejos ya se ve el enorme arco, y unos metros antes, también se ve el Bowtie Arch; más que un arco, es un agujero redondo en la pared de roca, de unos 8-10 metros de diámetro.
No hemos encontrado a nadie en todo el recorrido más que a unos jóvenes que estaban escalando la pared que encierra la vía del tren. Al llegar al arco, una familia hindú nos acompaña. Nadie más. El calor durante el recorrido es agobiante, recordad de coger agua y crema solar, pues no hay sombra en ninguna parte del recorrido.


Al llegar bajo el impresionante arco, aprovechamos para descansar un rato, beber algo y tomar una pieza de fruta mientras sacamos fotos. No hay mucho más para explorar sin tener que escalar por la pared. El arco queda en un rincón de una llanura de roca más o menos elevada que se alza junto a la vía del tren, o sea que supongo que siguiendo la vía del tren también se podría llegar, pero a la parte baja. No sé si después se puede subir hasta el arco. Me parece que el tren sólo circula por este tramo los domingos cuando va a la mina a cargar, o sea que en principio no hay peligro el resto de días.


El regreso hasta el coche es un poco más rápido de la ida, a pesar de que el calor sigue apretando de lo lindo. Desde el punto donde hemos aparcado hasta el final de la carretera no hay mucho tramo. En la mina acaba el tramo asfaltado de carretera 279, aunque creo que se puede seguir algunas millas, pues los campos dónde se evapora el agua de la potasa que se extrae son visibles desde Dead Horse Point, al lado del parque de Canyonlands.
Regresamos al pueblo y nos vamos a tomar un refresco al The Spoke, en la calle principal. El menú tiene buena pinta, pero aún es pronto para comer, así que nos vamos al motel a cambiarnos.
El plan para esta tarde es ir a hacer un picnic y darnos un baño al Ken's Lake, cerca de la entrada sur de Moab. Vamos pues, al super a comprar algo para llevar. El lago se encuentra a pocas millas del centro del pueblo, en un desvío de la carretera que lleva al Loop por las montañas de La Sal. Es un lago artificial, que al ser domingo está lleno de familias disfrutando del frescor del agua. Les imitamos, dándonos un buen baño después de comer a la sombra de un árbol a pocos centímetros del agua. Disfrutamos del ambiente dominguero rodeados de lugareños (a los turistas se nos reconoce a la legua...), durante un par de horas, y sobre las 3 emprendemos ruta con el coche para explorar la carretera mencionada antes, la de las montañas de La Sal. El loop lleva hasta un cruce con la Ruta 128, que discurre también junto al Colorado. Las vistas desde la parte más alta son espectaculares, y la carretera no está nada transitada. Si tenéis tiempo de sobra en Moab, os lo recomiendo. En total son unas 60 millas, poco más de hora y media de conducción tranquila.


Acabada la ruta, nos vamos corriendo al motel a darnos una ducha, pues tenemos que estar a las 6 en el edificio de "Canyonlands by Night and Day", donde cogeremos un paseo por el Colorado en barca y disfrutaremos de una cena después del viaje.
El edificio y punto de embarque se encuentra justo después del río en dirección norte a mano izquierda. Llegamos con el tiempo justo, nos dan las instrucciones necesarias, y ya podemos embarcar. La reserva la hicimos con antelación en su página web: www.canyonlandsbynight.com (220€ en total).
La lancha en la que vamos tiene capacidad para unas 25 personas. Tiene un toldo para proteger del sol, matador incluso a esta hora, pero no tiene ventanas ni paredes, queda todo al aire libre. No tiene servicios tampoco. Ofrecen bebidas gratuitas durante el viaje, que dura aproximadamente hora y media, y en el que se va por el río siguiendo la Potash Road durante unas 18 millas, hasta más o menos la mina de potasa en la que estuvimos esta mañana. El barco no va muy rápido, pero tampoco es un paseo lento. El guía lo hace muy ameno, contando varias cosas acerca de la geología, los arcos que se ven desde el río, petroglifos indios, etc. Es otra manera de disfrutar del Colorado, aparte de que las vistas de las paredes que envuelven el río a la puesta del sol, son de unos colores increíbles.




Antes de las 8 hemos llegado al embarcadero, y ya nos están esperando otros grupos para la cena a base de buffet con verduras, varios platos de carne, ensaladas... Muy completo. Las mesas son largas, con capacidad para unas 30 personas, y nos sentamos frente a una pareja de californianos que están de vacaciones con los que mantenemos una agradable conversación durante la cena. Tras el postre, volvemos al motel, tras un día movidito. Mañana más.

Distancia conducida: 185 kms.

1 de agosto

Hoy sí tenemos algo programado para la mañana, o sea que no podemos dormir hasta muy tarde. Desayunamos otra vez en el motel (el mismo menú de ayer, por supuesto), y sobre las 9 y poco nos subimos al coche para dirigirnos al local de Moab Jett, en 50 W 400 North, donde teníamos una reserva hecha pero no pagada aún para el tour de 2 horas en su lancha de turbinas, hecha a través de la web (www.moabjett.com/). El recinto es muy pequeño y no está junto al río, sinó en una de las calles laterales adyacentes a la principal. Apenas hay espacio para aparcar un par de coches en el interior, y la recepción es una minúscula cabaña de madera, con más espacio para el cercado del perro que para los visitantes. Hacemos el registro y pagamos los 216$. Nos dan las instrucciones necesarias y consejos (dejar las llaves del coche, móviles y cualquier aparato electrónico que no se pueda mojar, pues vamos a mojarnos seguro), antes de subirnos a la furgoneta que nos lleva hasta el miniembarcadero que hay junto al puente que atraviesa el Colorado en la salida norte de Moab, justo dónde empieza la ruta 128, pero al otro lado del río. Así pues, armados solamente con las gafas de sol (inexistente precisamente hoy que nos vamos a remojar), y la cámara sumergible, emprendemos la ruta con los que van a ser nuestros compañeros de lancha, con capacidad total para 9 personas, contando al piloto. En nuestro caso, el piloto va a ser Jason, con el que recuerdo estuve charlando hace dos años justo en el embarcadero, cuando fuimos a intentar darnos un chapuzón en el Colorado. Entre todo el personal nos ayudan a todos a ponernos los chalecos salvavidas, y nos explican en qué va a consistir el viaje. A nosotros 3 nos asignan la fila de asientos central, yo voy sentado justo detrás de Jason.


Salimos con otra lancha llena, pilotada por un tío que parece igual o más loco que Jason, supongo que va con el trabajo que hacen, pues son guías de varios tipos de aventuras por la zona de Moab (4x4, mountain bike, escalada...). Nos lo vamos a pasar bien. Ya con la lancha en marcha, partimos en dirección sur para pasar bajo el puente desde el que nos sacan la foto de rigor para vender luego. Después damos media vuelta y empiezan a acelerar y remontar el Colorado contra corriente, a unas velocidades que creo deben rondar los 70 kms/h, dando tumbos de orilla a orilla. Se dejan un margen de distancia entre las dos lanchas, por seguridad imagino, así que pronto perdemos de vista a las otras víctimas. No hace nada de sol, pero por suerte no hace frío, la temperatura debe rondar los 20º, cuando lo normal en Moab son 40ºC.
De vez en cuando, Jason detiene la lancha, dejándola a la deriva, mientras nos cuenta historias, anécdotas, referencias geológicas, etc. con mucha gracia. Nos reímos un montón. Pero lo mejor de todo es cuando, de vez en cuando, hacemos giros de 360º con la lancha a toda velocidad, dando bandazos como monigotes por muy sujeto que estés a la barra de seguridad, y aunque te indique que va a hacer un trompo con un movimiento circular de la mano. Es en estos giros cuando nos empapamos todos, del primero al último. A medio camino del que les permiten abarcar (Jason también se ha quedado a gusto criticando al BLM por eso), estamos calados hasta los huesos. Ésto, unido a la velocidad y el aire que hay en el río, casi nos hace coger frío...Pasamos por zonas del río más profundas y tranquilas, y por otras en que apenas hay profundidad y se forman rápidos pequeñitos. El rato contratado pasa rápido, y tras cruzarnos con varios aventureros haciendo stand-up paddle (y casi consiguiendo tirar al monitor con el oleaje provocado por nuestra lancha), llegamos al fin del trayecto e iniciamos el regreso. Paramos un ratito para secarnos un poco y tomar un refresco, y justo antes de reemprender la marcha, Jason nos pregunta que si nos queremos mojar (???). Cómo ya vamos bastante caladitos, todos contestamos que vale. Error. A medida que nos acercamos a una de las zonas de rápido, Jason aumenta la velocidad, y justo al entrar en los rápidos, frena en seco, con lo que el morro de la lancha se hunde en el agua y forma una cortina que nos deja ABSOLUTAMENTE empapados, como si nos hubiéramos caído al río. La verdad es que es muy divertido, pero en un día normal en Moab, con un sol resplandeciente y a 40º, seguramente hubiera estado mejor. A poco de llegar, y mientras estamos parando escuchando como Jason nos cuenta más anécdotas de la zona, el piloto de la otra lancha, muy majo él, nos hace un trompo justo al lado, volviendo a empaparnos por si acaso. Jason se la quiere devolver, pero no lo hará, pues en la otra lancha va una familia con bebés.




A las 2 horas justas de zarpar, llegamos al embarcadero, aún bastante mojados y subimos otra vez a la furgoneta que nos lleva de regreso a la oficina, a la que llegamos aún goteando. Obviamente, antes de ir a comer, tenemos que pasar por el motel a cambiarnos de ropa. El motel queda un tanto apartado del centro de Moab, así que tenemos que coger el coche para ir a cualquier sitio, ya que obviamente, ahora ha salido el sol y la temperatura ha empezado a subir... Vamos a comer al ZAX, en 96 S Main street. Tras la comida, y aprovechando que el restaurante está a pocos pasos de la oficina de turismo, vamos a preguntar cómo llegar hasta el Hunter Canyon, excursión que he leído que está muy bien. Nos dan la información pertinente y nos indican que si estamos interesados en fósiles, se han hallado varios restos de dinosaurios en Mill Canyon, a pocas millas al norte de Moab, de fácil acceso y gratuito. Cómo es pronto y hace mucho calor para ir al Hunter Canyon, vamos a ver de qué va. Error. A menos que seas MUY aficionado al tema de los huesos, no vale la pena, nada más que para coger una insolación. Un recorrido de apenas 200 metros en el que se señalan los fósiles incrustados en la piedra, de la que apenas se distinguen.


Muy decepcionados, regresamos al motel para descansar un rato y dejar pasar las horas de más calor del día. Sobre las 6 de la tarde, nos encaminamos al Hunter Canyon. Para llegar al inicio del sendero, tenemos que seguir Kane Creek road hacia el oeste, desde la calle principal de Moab. Primero vamos paralelos al río por el lado opuesto de Potash Road, hasta que acaba el asfalto y el camino se convierte en uno de tierra, muy bien nivelado, que se aleja del río durante pocas millas. Cuando llegamos al inicio del sendero, el sol empieza a estar bajo, y me temo que no nos va a dar tiempo a llegar al final, pero igualmente nos lanzamos a ello. En la zona inicial, una familia está de picnic, como es costumbre en la zona. Empezamos a andar en completa soledad, no hay nadie más en millas a la redonda, el paisaje dentro del cañón es muy bonito y salvaje, aunque imagino que a principio de verano, en que el curso de agua va lleno, debe ser incluso mejor, pues ahora no hay ni gota.



En general, el sendero está mal señalizado y poco mantenido. Por suerte, no hay salidas laterales que puedan llevarte a error, y siempre se acaba encontrando el buen camino. Evidentemente, no llegamos al final, pues tememos quedarnos sin luz natural, y emprendemos el regreso con buen sabor de boca. Otra excursión no muy típica del turismo en general, que recomiendo a los que tengan tiempo de sobra en Moab, y en la que no hemos visto un alma hasta llegar al coche de nuevo. En el camino de regreso al pueblo, aún con luz de día, vemos un zorro rojo en un campo junto al río, pero no podemos fotografiarlo, pues al darse cuenta de que parábamos ha huído. Tomamos nota de otros cañones que hay en el camino para ver si nos da tiempo a explorar alguno mañana antes de dejar Moab (Moonflower Canyon tiene buena pinta).
Damos un paseo por el centro de Moab, entrando como no a varias tiendas para hacer más compras, y nos vamos a cenar al The Spoke, pues ayer vimos que el menú tenía buena pinta (5 North Main street).
Tras la cena, y agotados, volvemos al motel a pasar la última noche en Moab.

Distancia conducida: 95 kms.

2 de agosto

Nuestro último desayuno en el motel de Moab no es distinto al de los otros días. Nos lo tomamos con calma, pues aunque tenemos muchos kms por recorrer, no hay muchas visitas programadas. En principio, de camino a Salt Lake City, teníamos que parar para hacer un descenso por río en neumáticos flotantes, pero al final decidimos pasar, ya nos mojamos bastante ayer. A lo mejor lo hacemos a la vuelta de Yellowstone, pues el lugar está cerca de SLC, de dónde sale nuestro vuelo de regreso a Toronto, y dónde pasaremos la última noche en USA.
Así pues, tras desayunar y cargar el coche, nos ponemos en marcha. Cogemos el mismo camino de ayer por la tarde, pues hemos decidido ir a visitar el Moonflower Canyon. Dejamos el coche en el pequeño aparcamiento de arena situado en el apartadero de la carretera que lleva a Hunter Canyon, y empezamos a andar por el sendero de arena. Ya al principio notamos que hay un montón de mosquitos, pero decidimos seguir adelante. Error. El sendero no es muy largo, apenas llega a 1 milla, muy llano, con arena y muy mal señalizado, pero igual que ayer, sin peligro de pérdida. La cantidad de mosquitos aumenta con el avance por el sendero, hasta llegar al final del mismo, en el que en época de lluvias tiene que haber una bonita cascada con un estanque a su pie. Ahora mismo, sólo hay un charco y millones de mosquitos que no nos dejan prácticamente ni hacer una foto. Regresamos por el mismo sendero a toda prisa, para evitar males mayores.


Dejamos el lugar, pero no recorremos mucho tramo, pues tenemos que llenar el depósito y comprar provisiones de agua y algo que picar en el coche. Ahora sí, dejamos definitivamente Moab, y ponemos rumbo norte. Cogemos el desvío que nos lleva a Canyonlands, con la intención de hacer allí una breve visita, más que nada para poder ver el Mesa Arch, famoso por ser uno de los fondos de pantalla de Windows. El camino hasta el parque es aburrido y se hace largo, así que nos detenemos en el centro de visitantes de la entrada para estirar las piernas e informarnos de si hay algo más que valga la pena. Unas fotos del mirador que hay justo enfrente acaban de redondear la parada. Ada ni ha bajado del coche...


Unos kms más arriba nos detenemos en el punto en que empieza el corto sendero que lleva a Mesa Arch. La vista, aparte del propio arco, es espectacular desde aquí, realmente vale la pena el rodeo para llegar a Canyonlands, siempre que no vayáis justos de tiempo. Después de Mesa Arch, nos acercamos hasta el final del parque, a Grandview Lookout para sacar algunas fotos más del parque y sus vistas.


Una vez visto esto, como empieza a ser un poco tarde y nos quedan muchos kms hasta Salt Lake City, deshacemos el camino hasta la carretera principal, dónde ahora sí, tomamos rumbo norte hasta enlazar con la autopista I-70. Nos paramos en Green River para comer antes de que se haga mucho más tarde. La elección de ciudad para comer es fácil, no hay nada más entre Moab y los kms que tenemos que seguir por la I-70. Comemos en el West Winds por 40$. La camarera del local parece bastante sorprendida de que alguien entre a comer, y más unos turistas...
Después de comer, aún nos quedan 300 kms hasta Salt Lake City, va a ser un día largo...

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