FOZ DO DOURO
Cargadas las maletas en el coche, conduzco entre un tráfico espantoso hasta la localidad de Foz do Douro que está pegada a Oporto, en la desembocadura del Duero. Aparco para tomar un café y me acercó a pié hasta el farol de Sao Miguel. El tiempo sigue estando muy bueno pero hoy hace un poco más de viento. En la ruta de hoy recorro la costa atlántica desde Oporto hasta la ciudad de Barcelos.
El mar rompe con fuerza en unas rocas que hay al lado del faro, ya estamos en mar abierto, en pleno océano atlántico, y vaya si se nota. Mira como rompen las olas, junto al faro también me llegan a salpicar las olas y tengo que proteger la cámara para que no se me moje.
Que mejor banda sonora para esta imagen del mar rompiendo las olas, que uno de mis temas preferidos, "Cançao do mar", que versiona de forma magistral Dulce Pontes, de cuya voz me enamoré cuando fuí a uno de sus conciertos, sin palabras.....
Foz do douro tiene un largo paseo en línea recta y paralelo al mar que lo comunica con la vecina Matosinhos. El paseo lo veo descuidado. Se ven algunas casas indianas de gente emigrante que ha hecho las ámericas e hicieron sus mansiones en Portugal.
Al final del paseo, entro en el Castillo - Fortaleza do Queixo, la entrada es muy barata, creo recordar que no llega a los dos euros. Tampoco hay mucho que ver en el castillo; una sala donde hay un pequeño museo de armas y medallas, y poco más. Curiosamente, en la entrada una pareja mayor es la que te cobra la entrada.
Una vista parcial de la fortaleza
Y el cañón apuntando al atlántico
Pasamos Matosinhos, el puerto de Oporto, y nos dirigimos a Vila do Conde donde paramos a comer. Esta localidad está practicamente unida a Povoa do Varzim. Está bañado por el Río Ave y tuvo una gran importancia como astillero durante la época de los descubrimientos, en los siglos XV y XVI. También es importante por sus rendas de bilros (encaje de bolillos), una tradición que data del siglo XVI y que permaneció en la Escuela de Encaje, ubicada en el edificio donde está el Museo del Encaje. Hay buenas playas y está comunicada por Metro con Oporto.
VILA DO CONDE
Comemos algo rápido en un Mcdonals. Al principio esta ciudad me decepciona mucho, las dos calles que veo no me gustan... Pero a medida que me voy acercando a la zona de la costa mi visión cambia totalmente. Primero me sorprende la arquitectura de la iglesia de nossa senhora dos mareantes, acostumbrado a ver el barroco portugués, esta iglesia moderna me llama la atención por ser distinta, no tiene ningún valor arquitectónico pero me parece original.
El paseo que recorre la playa es precioso, continuo hasta el final y me encuentro con una capilla que me sorprende mas que la iglesia. Toda blanca, con una cúpula en forma de huevo, muy curiosa. Antes de llegar a la capilla hay una pequeña fortaleza, la de Sao Joao, del siglo XVII. La capilla blanca de Nossa Senhora da Guía es la más antigua de Vila do Conde. No puedo entrar cerrada. La virgen a la que está dedicada es la protectora de los marineros.
Llegamos a una plaza donde un gran reloj de sol es su eje central, una sirena completa el conjunto de la plaza. Cerca de la plaza hay una caravela, me recuerda mucho a la que tenemos en Baiona (Pontevedra).
El reloj de sol
Y la caravela
Subimos hasta la Iglesia del convento de Santa Clara. Justo al lado del convento se puede ver el acueducto de cinco kilómetros de largo y con 999 arcos que no conté, seguro que ronda Lucifer escondido entre los arcos. No es como el de Segovia, pero le da cierta personalidad a esta ciudad.
POVOA DE VARZÍM Y UN TEMPLO ROMÁNICO PRECIOSO
Nos encontramos con la iglesia del convento cerrada y bajamos hasta el centro del pueblo, muy tranquilo, vemos la iglesia matriz con una portada preciosa, creo que es del tipo manuelino. Me tomo un cafelito y voy en coche hasta Povoa de Varzim. Paramos a ver su paseo, donde esta el casino, y como no hay nadie nos colamos hasta la cocina, nos metemos en un salón con sillas de mimbre, donde hacemos la gracia y nos sacamos unas fotos. En Povoa no vemos mucho para ver y continuo por carreteras comarcales hasta la localidad de Rates, que está en las afueras de la ciudad.
En Rates hay una preciosa iglesia, una de las más importantes del románico portugués. Fue construída en el siglo IX y acudían a la iglesia las mujeres con problemas de fertilidad. Parece ser que bebían de la fuente y se sentaban en una piedra agujereada, a los pocos meses quedaban en cinta. El nombre de Rates le viene del primer obispo que hubo en Braga, San Pedro de Rates. Tengo la suerte de que está abierta. Disfruto como un enano porque me encantan las iglesias románicas. Alrededor de la iglesia hay un conjunto arquitectónico encantador.
En Rates hay una preciosa iglesia, una de las más importantes del románico portugués. Fue construída en el siglo IX y acudían a la iglesia las mujeres con problemas de fertilidad. Parece ser que bebían de la fuente y se sentaban en una piedra agujereada, a los pocos meses quedaban en cinta. El nombre de Rates le viene del primer obispo que hubo en Braga, San Pedro de Rates. Tengo la suerte de que está abierta. Disfruto como un enano porque me encantan las iglesias románicas. Alrededor de la iglesia hay un conjunto arquitectónico encantador.
Detalle de la portada
Salgo en la autovía que va hacia Oporto y cojo dirección Barcelos por la A-11. Antes de llegar al pueblo paro en Barceliños, la aldea que hay al otro lado del rio, desde aquí se hacen unas buenas fotos del puente y del río Cádavo, con Barcelos de fondo.
BARCELOS, LA CIUDAD DE LOS GALLOS
Nada más cruzar el puente ya entramos en Barcelos, donde se celebra todos los jueves - lo que para los portugueses es la quinta feira -, el mercado más grande de Portugal. De lleno, me encuentro con un jardín con un pelouriño en el centro, al fondo la iglesia matriz, que está al lado de lo que queda del Pazo dos Duques, donde hay un museo arqueológico al aire libre.
El museo arqueológico
Y el Padrao do Galo, que representa la leyenda del gallo
Por sus calles casi vacias - parece un pueblo fantasma, supongo que los fines de semana estará más animado -, me encuentro con muchas figuras de gallos, todas, de distintos colores y con distintos motivos.
Uno negro con lunares amarillos y naranjas
Y otro más de los muchos que te vas encontrando en las calles
LA LEYENDA DEL GALLO
El Gallo de Barcelos es uno de los recuerdos más vendidos de Portugal . De hecho, no es necesario estar en Barcelos para comprarlo, además, los que se compran aquí son más caros. Dicen que no te lo puedes comprar tú, te lo tienen que regalar, a pesar de que me parece una frikada, yo me lo compré en uno de los muchos mercados que hay en el norte de Portugal. Los hay de todos los tamaños y de todos los colores, a gusto del consumidor.
Cuenta la leyenda que un peregrino que pasaba por Barcelos camino de Santiago de Compostela fue acusado de robar y condenado a muerte. Él aseguraba que era inocente y que el gallo que estaba a punto de comerse el juez que lo quería ahorcar cantaría si así era. El peregrino no se salvó, lo ahorcaron, pero el gallo salió pitando del plato y cantó. Los gallitos suelen ser tener de fondo el color negro, porque fue así, negro y asado, como saltó del plato y empezó a cantar.
Una calle desierta en Barcelos
EN UN CINE PORTUGUÉS
Desde Barcelos por autopista solo nos llevó quince minutos llegar a Braga, nos alojamos en el Hotel Ibis que hay en el centro, es parecido al de Oporto, solo que tiene un baño más pequeño y el hotel parece más viejo. Damos un pequeño paseo por el centro y después de cenar en el desangelado centro comercial braga shopping , allí mismo nos metemos en el cine para ver una película en 3D en versión original (inglés) y con subtítulos en portugués (en Portugal no doblan las películas, así es que dominan tan bien el inglés). Me sorprende que en la mitad de la película hagan un descanso de diez minutos, y eso que la película no duró más de hora y media.