Primera noche en la Habana ✏️ Diarios de Viajes de Cuba

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Si no te cuento que La Habana es un caos, te estaría mintiendo. Empezando por el aeropuerto. Al llegar hay unas colas al salir de inmigración que son un desmadre. Hace un calor del copón y más aún cuando acabas de pasar frío en el avión de ida. Si no estás preparado para temperaturas tropicales, que seguramente no tengas ese placer, prepárate para quitarte varias capas al aterrizar.

Las chicas que controlan tu visado al llegar no son muy simpáticas. Te piden que mires a la cámara para sacarte la fotografía de rigor al llegar en el mostrador (como cuando viajas con pasaporte a cualquier otro lugar) pero no sonrías demasiado, no te apoyes en su mostrador… porque te llaman la atención. Yo soy una apasionada de los viajes y me encantan estos trámites. Voy tranquila, feliz, ilusionada.. pero al parecer hay que pasarlos seriamente. Sino para los trabajadores se desvirtúa. O llámalo equis, jaja.

Al margen de estos datos sin importancia, tuvimos la maravillosa suerte de, después de haber estado esperando un tiempo precioso frente a la cinta del equipaje, tener que hacer una reclamación a la oficina de equipajes perdidos. A mi marido le perdieron la maleta. Las señoras de la ventanilla (si os fijáis desde que bajáis del avión, casi todos los trabajadores de esa zona del aeropuerto son mujeres) van un poco a su ritmo. Por lo menos, tenían localizada la maleta en Madrid, así que nos la trajeron en el vuelo del día siguiente. Nos despertaron a las 2 de la mañana en la casa de la Habana para devolvérnosla. Todos los viajes tienen una moraleja. Para este es: El equipaje de mano es para una muda de emergencia, jajaja!

Una vez que salimos del trance de perder por primera vez el equipaje (menos mal que no fue la mía. Cari, te quiero ), en contra de lo que pensaba, nuestro taxista no se había marchado sin nosotros y nos recogió en la terminal para llevarnos tal como habíamos quedado con la señora de nuestra primera casa en la Habana.

Siempre le estaré agradecida del primer consejo que nos dio: no cambiéis dinero en la oficina del aeropuerto. Si la persona de la casa os da la facilidad, cambiad el dinero al día siguiente. En el aeropuerto se forman unas colas tremendas para conseguir cambiar dinero, ya que antes de llegar a Cuba no hay forma de conseguir CUCs (la divisa que vais a utilizar en todo el viaje).

La señora de la casa, al contratarnos su taxi de confianza, nos pagó al taxista y nos lo apuntó en la cuenta así que esa noche solo nos preocupamos de llegar a casa tranquilos y contarle nuestra historia de la maleta perdida.

En algunos foros de viajes estuvimos leyendo que además de CUC, cambiásemos unos CUCs en moneda nacional o pesos cubanos. La particularidad de cuba es que tienen dos monedas: la suya que son los pesos cubanos, y los CUC que son la DIVISA con la que pagan los turistas. Nosotros estuvimos 14 días de viaje y en todas partes puedes pagar en CUC. A los cubanos los beneficias porque para el cambio ellos salen ganando. Solo puedes pagar con pesos en sitios como heladerías y compras donde vas a encontrarte principalmente a cubanos comprando. Pero si no quieres hacerte el lío con tantos billetes y monedas nuevas, ahórrate la molestia y cámbialo todo en CUC. El cambio es relativamente fácil. Casi casi, 1 CUC es 1 €. Depende de dónde lo cambies, te dan un poquito más o un poco menos, pero como mínimo en las CADECAs o casas de cambio de la ciudad, te dan 1.06 CUC por cada euro cambiado. Puedes encontrar por la ciudad algún banco que te de hasta 1.09 pero cuanto más al centro de la Habana vayas, más colas en los bancos vas a encontrarte. Y ya te contaré más adelante sobre las colas en Cuba.

Una de las cosas, para nuestro juicio, que hicimos muy bien en esta primera etapa de nuestro viaje por la Habana, fue seleccionar la localización de la primera casa. Hicimos las búsquedas por trypadvisor, los diarios de otros viajeros y, a parte, estuvimos buscando información en páginas propiamente de alojamientos cubanos. Nos pusimos en contacto con cada uno de ellos por mail para evitar intermediarios y así nos saliesen más económicas.

Para los dos primeros días en la Habana necesitábamos una casa que estuviese cerca de la terminal de autobuses con la que íbamos a viajar en los siguientes días. La empresa de transporte se llama VIAZUL y principalmente es la que se encarga de mover turistas por Cuba a casi cualquier destino. Viajas a tiempo, cómodo y puedes llevar los viajes comprados desde casa para evitar llevar tanto dinero encima.


Después de mirar la zona, optamos por escoger la casa de Hostal d’ Soto que la regentan Yilian y Alejandro. Maravillosos. Nos dieron la facilidad del taxi, fueron suuuper amables con nosotros… La habitación era super espaciosa, con baño privado, agua caliente, Yilian cocina genial, Nos dio algún truquillo para movernos por Habana y muy importante, tienen un banco poco transitado a 1 minuto de su casa en una avenida céntrica. Así que por la mañana al despertarnos, lo primero que hicimos después de tomar un super desayuno en su casa, fue ir a cambiar dinerito.

La mayoría de las casas, por no decirte todas, ofrecen desayuno por un precio casi estándar de 5 CUC por persona. Merece la pena. Sobre todo si estás acostumbrado a viajar por Europa y piensas que en Cuba vas a poder encontrar a la mano algún sitio para tomar algo cada dos pasos. Cuba es distinto. A los cubanos les cuesta mucho conseguir los alimentos pero sin embargo, los desayunos que te ponen en las casas son con fruta fresca, un zumo natural o jugos hechos con la fruta que tengan disponible (que en nuestro caso, abundaban en esa época las guayabas), además de huevos revueltos y algo de vegetales como aguacate… Te ponen un termo de café, otro de leche o té y pan con mantequilla a modo de tostadas.


Ya estábamos listos para patearnos la Habana!

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