Comenzamos el día con uno de nuestros desayunos programados. El sitio elegido para ese día era Doughnut Plant, situado en Delancey&Essex aunque tienen varios establecimientos.
Pedimos un té matcha latte, que nos encanta y 4 donuts de: crema de plátano y mantequilla de cacahuete, carrot cake, gingerbread y praliné con nueces de pecán. Cada cual estaba mejor que el anterior. El precio de todo fue de 18$.
Pasamos después al metro para visitar el distrito financiero. Vimos primero la Bolsa, decorada con motivos navideños, y la Reserva Federal.
De ahí nos dirigimos a hacer la típica foto con el Charging Bull y a tocar sus “mágicas” partes a ver si nos traían algo de suerte en algún sorteo próximo. Había que coger la vez prácticamente para tener oportunidad.
Pasamos entonces al World Trade Center y sus dos enormes piscinas decoradas con los nombres de todos los que fallecieron en el 11-S. Impresionan mucho. En mi primera visita apenas estaban hechos los agujeros y al One World ni se le intuía… ahora el panorama era completamente distinto. Me parece un bonito homenaje para todos aquellos que perdieron la vida en esa catástrofe.
Antes de marcharnos de la zona, pasamos también a Oculus, la estructura de Calatrava que símboliza una paloma. Reconozco que la idea es buena pero el resultado no me termina de convencer porque no me parece que concuerde con la estética de la zona.
Por último, pasamos a St. Paul’s Chapel, la iglesia del milagro que sobrevivió a los atentados con apenas sólo un cristal roto y que sirvió de base a los equipos de salvamento. Nos gustó especialmente el maniquí cubierto de parches con los emblemas de todos los equipos de policía y bomberos que arrimaron el hombro.
Cogimos el metro hacia el Midtown y visitamos primero la Public Library. La idea ese día era patinar en la pista de Bryant Park, pero una herida en el pie le estaba dando bastante la lata a mi chico y tuvimos que pasar por encima del plan.
La biblioteca es un remanso de paz en medio del ajetreo de Manhattan y tiene una tienda que hará las delicias de los amantes de los libros y papelería. Además, en su hall principal tiene uno de los árboles más bonitos y con más gusto que he visto nunca.
A la salida, nos paramos a observar desde la distancia el icónico edificio Chrysler, que le hace casi competencia en cuanto popularidad al Empire State.
Pasamos entonces al interior de la Grand Central Terminal, una obra arquitectónica impresionante en la que destaca sobre todo el techo estrellado del Hall.
Tambien visitamos el New York Transit Museum, una tienda que hará las delicias para los amantes de las vías. Eso sí, todo carísimo.
Después fuimos en metro para la zona de Port Authority y tachamos otra famosa hamburguesa de nuestra lista, la de Shake Shack. Esto es una cadena de restaurantes de comida rápida pero a precio algo superior al cambio que el que tenemos en España y está siempre abarrotada, hay que comer de pie a no ser que tengas suerte. Eso sí, merece la pena aunque sólo sea un día.
Allí probamos la Shack Stack, una original hamburguesa acompañada de otra formada por champiñones y rellena de un buenísimo queso fundido. Un par con bebida y una ración de patatas nos costó 25,18$.
De allí salimos corriendo para coger el autobús al outlet de Jersey Gardens a las 15:15. No tardamos mucho en comprar el billete, que cuesta la friolera de 14$ por persona ida y vuelta, una locura sobre todo si lo comparamos con el de Philadelphia. En cualquier caso, queríamos dedicar la tarde a hacer algunas compras fuera de Manhattan y Jersey Gardens se presentaba como la mejor opción al ser la más cercana a la ciudad. No queríamos restarle demasiado tiempo a disfrutar por ir a comprar.
Llegamos en unos 35 minutos y pasamos allí el resto de la tarde. No fuimos mi mucho menos de esos que tienen que comprar una maleta para traerse todo y menos teniendo en cuenta que actualmente el cambio dólar-euro está prácticamente a la par y ya no compensa tanto como antes. Aun así, no fue ninguna de las grandes cadenas la que más nos gustó, sino una tienda multimarca de ropa juvenil llamada AAO (Against All Odds) donde nos hicimos con algunas prendas de The North Face a un precio muy bueno y vimos algunos modelos de zapatillas con precios interesantes.
En Nike nos pareció que había lo mismo que en los Factory de España pero incluso con menos rebajas. Adidas sí que tenía calzado con precios mejores (Stan Smith a 34$), al igual que New Balance, donde yo si piqué. GAP es otra tienda que también merece la pena por precios, la diferencia con España es mucha.
Hacia las 9 de la noche regresamos a Manhattan, curioseamos alguna tienda de souvenirs por la zona de Broadway y Times Square y compramos la cena para llevar en Wasabi Sushi & Bento, una opción bastante buena y económica para salir del fast food insamo más puro. Lo cierto es que teníamos pensado cenar en un vietmanita que yo conocía en Chinatown, pero temiendo que el metro nos la volviera a jugar y tuviéramos que acabar repitiendo en Popeye’s, decidimos asegurar.
Un buen bowl de pollo al curry con arroz y un set de sushi nos costaron 23$ y nos lo comimos en nuestra habitación. Aquel día nos fuimos a dormir con una sensación agridulce: estábamos disfrutando muchísimo pero nuestro viaje se acababa. Eso sí, nos quedaba aún un fascinante último día por delante para disfrutar.
Pedimos un té matcha latte, que nos encanta y 4 donuts de: crema de plátano y mantequilla de cacahuete, carrot cake, gingerbread y praliné con nueces de pecán. Cada cual estaba mejor que el anterior. El precio de todo fue de 18$.
Pasamos después al metro para visitar el distrito financiero. Vimos primero la Bolsa, decorada con motivos navideños, y la Reserva Federal.
De ahí nos dirigimos a hacer la típica foto con el Charging Bull y a tocar sus “mágicas” partes a ver si nos traían algo de suerte en algún sorteo próximo. Había que coger la vez prácticamente para tener oportunidad.
Pasamos entonces al World Trade Center y sus dos enormes piscinas decoradas con los nombres de todos los que fallecieron en el 11-S. Impresionan mucho. En mi primera visita apenas estaban hechos los agujeros y al One World ni se le intuía… ahora el panorama era completamente distinto. Me parece un bonito homenaje para todos aquellos que perdieron la vida en esa catástrofe.
Antes de marcharnos de la zona, pasamos también a Oculus, la estructura de Calatrava que símboliza una paloma. Reconozco que la idea es buena pero el resultado no me termina de convencer porque no me parece que concuerde con la estética de la zona.
Por último, pasamos a St. Paul’s Chapel, la iglesia del milagro que sobrevivió a los atentados con apenas sólo un cristal roto y que sirvió de base a los equipos de salvamento. Nos gustó especialmente el maniquí cubierto de parches con los emblemas de todos los equipos de policía y bomberos que arrimaron el hombro.
Cogimos el metro hacia el Midtown y visitamos primero la Public Library. La idea ese día era patinar en la pista de Bryant Park, pero una herida en el pie le estaba dando bastante la lata a mi chico y tuvimos que pasar por encima del plan.
La biblioteca es un remanso de paz en medio del ajetreo de Manhattan y tiene una tienda que hará las delicias de los amantes de los libros y papelería. Además, en su hall principal tiene uno de los árboles más bonitos y con más gusto que he visto nunca.
A la salida, nos paramos a observar desde la distancia el icónico edificio Chrysler, que le hace casi competencia en cuanto popularidad al Empire State.
Pasamos entonces al interior de la Grand Central Terminal, una obra arquitectónica impresionante en la que destaca sobre todo el techo estrellado del Hall.
Tambien visitamos el New York Transit Museum, una tienda que hará las delicias para los amantes de las vías. Eso sí, todo carísimo.
Después fuimos en metro para la zona de Port Authority y tachamos otra famosa hamburguesa de nuestra lista, la de Shake Shack. Esto es una cadena de restaurantes de comida rápida pero a precio algo superior al cambio que el que tenemos en España y está siempre abarrotada, hay que comer de pie a no ser que tengas suerte. Eso sí, merece la pena aunque sólo sea un día.
Allí probamos la Shack Stack, una original hamburguesa acompañada de otra formada por champiñones y rellena de un buenísimo queso fundido. Un par con bebida y una ración de patatas nos costó 25,18$.
De allí salimos corriendo para coger el autobús al outlet de Jersey Gardens a las 15:15. No tardamos mucho en comprar el billete, que cuesta la friolera de 14$ por persona ida y vuelta, una locura sobre todo si lo comparamos con el de Philadelphia. En cualquier caso, queríamos dedicar la tarde a hacer algunas compras fuera de Manhattan y Jersey Gardens se presentaba como la mejor opción al ser la más cercana a la ciudad. No queríamos restarle demasiado tiempo a disfrutar por ir a comprar.
Llegamos en unos 35 minutos y pasamos allí el resto de la tarde. No fuimos mi mucho menos de esos que tienen que comprar una maleta para traerse todo y menos teniendo en cuenta que actualmente el cambio dólar-euro está prácticamente a la par y ya no compensa tanto como antes. Aun así, no fue ninguna de las grandes cadenas la que más nos gustó, sino una tienda multimarca de ropa juvenil llamada AAO (Against All Odds) donde nos hicimos con algunas prendas de The North Face a un precio muy bueno y vimos algunos modelos de zapatillas con precios interesantes.
En Nike nos pareció que había lo mismo que en los Factory de España pero incluso con menos rebajas. Adidas sí que tenía calzado con precios mejores (Stan Smith a 34$), al igual que New Balance, donde yo si piqué. GAP es otra tienda que también merece la pena por precios, la diferencia con España es mucha.
Hacia las 9 de la noche regresamos a Manhattan, curioseamos alguna tienda de souvenirs por la zona de Broadway y Times Square y compramos la cena para llevar en Wasabi Sushi & Bento, una opción bastante buena y económica para salir del fast food insamo más puro. Lo cierto es que teníamos pensado cenar en un vietmanita que yo conocía en Chinatown, pero temiendo que el metro nos la volviera a jugar y tuviéramos que acabar repitiendo en Popeye’s, decidimos asegurar.
Un buen bowl de pollo al curry con arroz y un set de sushi nos costaron 23$ y nos lo comimos en nuestra habitación. Aquel día nos fuimos a dormir con una sensación agridulce: estábamos disfrutando muchísimo pero nuestro viaje se acababa. Eso sí, nos quedaba aún un fascinante último día por delante para disfrutar.
GASTOS DEL DÍA PARA 2 PERSONAS
• Desayuno: 18$
• Comida: 25,18$
• Bus i/v a Jersey Gardens: 28$
• Cena: 23$
Total: 94,18$ (Compras aparte)