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A las ocho en punto de la mañana estábamos en el visitor center de Arches NP. Teníamos que canjear nuestro bono de reserva para visitar Fiery Furnace, hecha por internet, por el ticket correspondiente. Son visitas guiadas por guarda parques, dentro de las actividades organizadas por este parque. Era la única manera que yo vi de poder visitar esta laberíntica sección del parque. Aparte de las visitas organizadas por empresas de aventura de Moab. Pero estas alcanzaban unos precios bastante altos. De los 90 a 100$ por persona. La visita con los rangers del parque solo cuesta 16$ por persona. Hay que reservar con antelación, sobre todo en épocas de vacaciones. La visita comienza a las 9:00 h. pero hay que canjear el bono con al menos una hora de antelación. El punto de inicio de la visita es en el mirador de Fiery Furnace, el cual ya habíamos visitado en nuestra primera entrada a Arches
En esta página hicimos nuestra reserva:
www.recreation.gov/ ...rkId=93768
Aunque ya hemos entrado en dos ocasiones a este parque es la primera vez que vemos las garitas de la entrada abiertas y tuvimos que presentar el Annual Pass.
La primera atracción interesante en Arches NP es Park Avenue. Aunque ya hemos pasado por aquí en las dos ocasiones anteriores, no es hasta ahora que decidimos pararnos. Tenemos algo de tiempo antes de que comience la visita a Fiery Furnace.
Park Avenue recibió este nombre porque a los primeros visitantes les pareció una amplia calle con rascacielos a los lados. La verdadera Park Avenue es un bulevar ancho en la isla de Mahattan. Son una serie de agujas y crestas que se alzan en forma monolítica sobre un terreno plano. En la fila de la izquierda sobresale una forma curiosa de roca que nos recuerda algo. La llaman la “Reina Egipcia” por su parecido en la lejanía al busto de Nefertiti.
Desde aquí sale una ruta de senderismo de 1 milla que llega al aparcamiento de Courthouse Towers. Luego hay que volver.
Seguimos con el coche hasta los siguientes miradores pues no tenemos el tiempo necesario para recorrer esta zona a pie. El mirador de Courthouse ofrece estupendas vistas de este conjunto de monolitos de roca arenisca que parecen torres de distintas formas y que se conocen con el nombre genérico de Courthouse Towers. Las que más destacan son el grupo de rocas cuya silueta recuerda a las “cotillas”, Three Gossips y la gran mole de la Torre de Babel.
Three Gossips tiene luego otro mirador más cercano. Hay también otras formaciones rocosas con nombre ya puesto. Solo pude identificar, y con esfuerzo, a la Sheep Tower. Al lado de esta formación rocosa hay un gran hueco en el que parece ser que, en otros tiempos remotos, había dos posibles arcos que luego colapsaron.
Volvimos a pasar por Balanced Rock, (la de veces que le he echado fotos a esta roca!) y ya nos encaminamos directamente al punto de encuentro en el mirador de Fiery Furnace.
Allí estaba ya la ranger (era una chica) y algunos de los que formaríamos el grupo, unos diez o doce, de todas las edades, desde niños (tienen que ser mayores de 5 años) hasta personas mayores.
La ranger hablaba esa clase de inglés americano cerrado propio de los habitantes de Utah, lo que quería decir que no nos íbamos a enterar de casi nada. Pero con ello ya contaba. En realidad nosotros lo que queríamos era entrar y recorrerlo por dentro. Aunque de algo sí que nos fuimos enterando.
Fiery Furnace es un entramado laberíntico de estrechos cañones de arenisca, aletas, torres, pináculos y algunos arcos, de colores rojizos y color canela. La arenisca colorida se ilumina cuando el sol poniente proyecta sus rayos sobre la misma haciéndolo parecer un “horno ardiente”.
La mañana estaba nublada. Entre eso, lo temprano del día y que muchos tramos del recorrido transcurren por los pasillos sombríos de los cañones, hizo que fuera una caminata muy agradable. Caminar por Fiery Furnace es diferente a cualquier otra caminata en Arches. Su laberinto de estrechos cañones y aletas de arenisca son fascinantes. Las formaciones rocosas, los cañones de ranura, los arcos y otras atracciones geológicas son tan abundantes que a menudo nos íbamos parando. Algunas paradas provocadas por la guía que aprovechaba para explicar diversos temas: los ecosistemas propios del laberinto y la diferencia con el resto de Arches, como aprovechan las plantas cualquier porción de tierra que el viento transporta. La formación geológica de las formaciones rocosas que nos rodean, las aletas, los arcos.
Tanto en el visitor center como en la página dónde reservas te advierten de varios temas, y uno es que lleves buen calzado y otro las manos libres para agarrarse y escalar. Y vaya que es cierto. La caminata no está exenta de su dosis de aventura. No es que sea extenuante o peligroso, pero sí es necesario tener algo de forma física. Porque tienes que subir agarrándote con las manos en las piedras, lo mismo bajar y dejar tu cuerpo deslizarse. Pasar cañones muy estrechos, algunas ranuras en las que apenas cabe el pie, otras en las que solo puedes apoyar las manos y los pies en una finísima cornisa. Uno de estos obstáculos, tengo que reconocerlo, no lo hubiéramos superado si la guía no llega a mostrarnos la técnica para solventarlo, y realizando ella primero los movimientos y contorsiones necesarias.
Tan sólo al inicio el sendero sigue un pequeño rastro marcado en la rojiza arena del suelo. Luego tan sólo la roca. No hay ninguna indicación ni mojones que señalen el camino. Y casi siempre rodeados de estas mastodónticas formaciones rocosas. Imposible no perderse. Por ello en el visitor center sólo conceden permiso para visitarlo a quién demuestra que conoce el camino y sabe volver. El GPS parece que allí dentro no funciona demasiado bien.
Es tanto y tan fascinante todo lo que vimos que me resulta muy difícil ordenarlo en el recorrido y en el punto justo del mismo. De lo primero que vimos recuerdo un arco que pasamos por debajo de él. Por este mismo motivo recibe el nombre de Walk Trough Arch, porque se puede caminar bajo el mismo. Enseguida hay otro arco muy bajo, pegando al suelo, Crawl Thorugh Arch, por el que se puede atravesar la roca, gateando y cuerpo a tierra para salir por otro lado, antes del Walk Trough Arch.
De esta zona se vuelve por el mismo camino. Se pasan unas cuantas concentraciones de aletas y pináculos de considerable altura, repartidos en el entorno a modo de pequeños anfiteatros, rodeándonos en pequeños rellanos que se van abriendo. Pasábamos de uno a otro por medio de cañones estrechos y vamos notando el sentido ascendente de la ruta.
En una de estas mesetas o rellanos, rodeados de altos pináculos de formas extrañas, un anfiteatro de lo más atrayente, aparecen dos arcos que reciben el nombre como si de un solo arco se tratara, Skull Arch, el arco de la calavera o cráneo. Se encuentran muy por encima de nosotros, allá arriba, observándonos como dos cuencas de una enorme calavera. En dónde pisamos se ven algunos agujeros en la roca. Uno de ellos de más tamaño, lleno de agua. Resulta que aquellos dos grandes huecos en su día eran agujeros como el que tenemos a los pies. Que durante miles de años fueron desgastando la roca llegando a esculpir la figura que ahora vemos.
En un momento, como a mitad de la ruta, comenzó a llover levemente y se oían truenos en la lejanía. Como la guía ni se inmutó pues pasé de asustarme. Pero no deja de ser tremendo que te caiga una tormenta torrencial allí dentro, con tanto pequeño cañón de ranura arrastrando agua. La tormenta pasó de soslayo y sólo nos dejó unas pocas gotas de agua y alguna que otra racha de viento.
La ruta dura tres horas. Y se nos hizo muy corta. Es una experiencia enriquecedora que recomiendo a todo el que pueda hacerla. Por todo lo que se ve, por lo remoto del lugar, por su dosis de aventurilla. Aunque caminas en grupo, por momentos tienes una sensación plena de lugar tranquilo, de soledad.
Si queréis ver el recorrido con más detalle y haceros una pequeña idea del mismo, el parque tiene un vídeo cuyo enlace es el siguiente:
De Arches nos quedaba por ver la sección The Windows. Como la tarde anterior nos habían parecido tan magníficos los arcos y formaciones rocosas con sus colores resaltados por el brillo del sol del atardecer, decidimos dejarlo para luego en la tarde.
Así que volvimos a salir de Arches NP y nos encaminamos en busca de la carretera 279. Como si volviéramos a Moab, nos la encontramos enseguida, a nuestra derecha.
La carretera UT279 con nombre formal de Potash-Lower Colorado River Scenic Byway o más cortito, Potash Road. Tiene una longitud cercana a los 28 kilómetros y finaliza en unas edificaciones pertenecientes a la empresa que gestiona la mina de potasa, de ahí su nombre, Potash. Y es considerada como carretera escénica porque ofrece excelentes vistas del río Colorado que fluye justo al lado de la carretera a través de un delgado corredor de árboles y arbustos. Por su parte derecha la flanquean escarpados acantilados de roca aptos para la escalada y otros que muestran trazas de dinosaurios y jeroglíficos.
Ya en carretera, pasados los cuatro primeros kilómetros, la misma discurre como por una garganta del río Colorado. Enseguida aparecen a la derecha los altos acantilados de la zona que es conocida como Wall Street. Es un conjunto de acantilados de roca arenisca denominada Wingate, muy apreciada por los escaladores al ser sus grietas de confianza y con una orientación que les permite estar sombreados durante el calor del día. Podemos ver a varios escaladores en plena faena y unas manchas en la roca que corresponde a una capa de hierro y manganeso que llaman “barniz del desierto”.
A los ocho kilómetros hay paneles de petroglifos y poco después las huellas de dinosaurios.
Nos pasamos estos puntos y fuimos directos hasta los 16 km. que es donde comienza el trail Corona Arch.
Es una caminata de 1,5 millas, (4,8 km., ida y vuelta) y 440 pies de desnivel (134 m.). Casi exactamente igual que la ruta a Delicate Arch. Pero esta ruta a Corona Arch está mucho menos masificada, casi que olvidada por su proximidad a los atractivos del PN Arches y Canyonland.
Al inicio la ruta tiene un sendero pisado. Se atraviesan las vías del tren. Este tren es el que transporta productos de la mina de potasa y circula unas cuantas veces a la semana. Luego sigue por un sendero arenoso, bien pisado, que serpentea a través del paisaje desértico que muestra plantas de artemisa, captus, enebros. Pronto se acaba el sendero de tierra y se entra en terreno de superficie rocosa, señalado por montoncitos de piedras. Una ladera pendiente de este slickrock tiene unas cuerdas para ayudarse aunque no son muy necesarias, (si el terreno está mojado me imagino que serán de utilidad). Y ya que se ve en la lejanía el Corona Arch.
Pero hay que subir una fuerte pendiente, con algunos pasos excavados en la roca y cables de seguridad que ahora sí que son necesarios. En la base de unos acantilados se sigue caminando, salvando la diferencia de una cornisa mediante unas escaleras metálicas. En la pared de estos acantilados se van viendo oquedades que parece que son producidas por la acción del agua. Les suelen llamar “alcoves”.
Cada vez tenemos más cerca nuestro objetivo. Pasamos por debajo de Bowtie Arch, un arco redondo en altura, en el hueco de un acantilado formado por lo que en origen era un bache o agujero que se llena de agua. Por debajo de la roca aparecen algunas plantas y florecitas que parece que quieran formar un jardín colgante. El hueco del arco rezuma humedad que cae por sus paredes.
Y ya sí que nos acercamos a la base del gran Corona Arch. Impresiona su tamaño, una abertura de 140 por 105 pies. Además de admirar el arco desde varios ángulos, las vistas de alrededor son tremendas, con el cañón Bootlegger en la parte inferior y estas elevaciones rocosas tan peculiares, sus cimas son como colinas redondeadas y en sus paredes muestran varios huecos de diferentes tamaños. También se ven las vías del tren.
Este arco también es conocido con el nombre de Little Rainbow Bridge por su parecido al famoso puente del mismo nombre en el lago Powell. Aunque su estructura no es la de un puente (tallado por el agua que fluye) sino la de un auténtico arco, formado por la erosión del viento.
En todo el camino hemos transitado en soledad. Al acercarnos a los arcos un tremendo jaleo llegaba a nuestros oídos. Era un colegio de adolescentes que ya se retiraban. Nos quedamos completamente solos, con el arco y con todas las vistas para nosotros solos. De nuevo comienzan a caer gotas, se levanta viento y el cielo se cubre totalmente. Pasamos al otro lado del arco buscando alguna gruta para protegernos, pero solo hay una de poco tamaño. Y por segunda vez en el día, la tormenta pasa de nosotros, pasa rozándonos y sigue su camino.
Cuando comenzábamos nuestra vuelta llegan un par de fotógrafos con una modelo. No me extraña que quieran utilizar este paraje tan magnífico como marco de sus fotos. Y allí los dejamos, luciendo la modelo su hermoso cuerpo como su madre la trajo al mundo.
El arco se ha utilizado para otros fines menos estéticos. Se ha utilizado para hacer rappel, rope swing e incluso una avioneta atravesaba su abertura. Afortunadamente creo que hoy día esto no está permitido.
Una ruta muy gratificante y para nada difícil. Lo único que pueda tener en su contra es el calor ya que no hay sombras por el camino. Pese a la hora del mediodía en que la hemos recorrido, hemos contado con que soplaba una ligera brisa y el día no estaba caluroso. En parte, gracias a la tormenta que andaba dando vueltas por la zona.
Sobre las 2 de la tarde estábamos de vuelta. Frente al aparcamiento hay un área de acampada y de picnic que se llama Gold Bar. Allí nos tomamos nuestro bocadillo, con las bonitas vistas del río Colorado y las piruetas de unos cuantos jóvenes que pugnaban por no lanzarse al río pues, por lo que temblaban los que habían caído al mismo, sus aguas tienen que estar bastante frías.
Observamos el color marrón tirando a rojizo de sus aguas. Los españoles le dieron el nombre de Colorado por sus aguas. Por esta zona de Utah es de este color porque arrastra el lodo y los sedimentos de los acantilados y rocas de arenisca roja. Desde que tuvo lugar la construcción de la presa Glen Canyon en el Lago Powell, el lodo rojizo queda atrapado y el río a partir de esta presa toma un color verde o azul.
Cuando estábamos finalizando se nos acercaron tres hombres y nos preguntaron si pertenecíamos al club o comunidad. Por lo visto aquello es privado y nosotros nos habíamos colado por todo el morro. Pero tampoco hay ningún cartel que advierta de esta circunstancia.
Seguimos nuestro recorrido de la Potash Road hasta que finaliza el asfalto. El río hace una curva y se ve otra zona de picnic, vagonetas viejas del tren. En la distancia los escarpados acantilados debajo de Dead Horse Point son ya visibles. A la derecha comienza el tramo de la Potash Road sin asfaltar, viable solo para vehículos 4x4 de fuerte tracción.
Nos atrevemos a circular por ella y ante el pasable estado del firme de la misma nos envalentonamos y seguimos para adelante. Las formaciones rocosas que se van viendo son increíbles y más nos lo parece por estar situadas en “zona prohibida” para nuestro maravilloso Suv. Y es que tiraba el cacharro con una potencia encomiable.
Nos fuimos parando en varios sitios, respirando este aire salvaje, viendo estas rocas con esta aureola de paisaje bravío y solitario. Al menos a nosotros nos lo parecía. En una de estas paradas, la tormenta nos vuelve a merodear, se alza un viento fuerte que levanta un remolino de tierra roja que nos envuelve a nosotros y al coche. Como no tenemos la conciencia tranquila y ante el fuerte aviso de que no se transiten estas carreteras cuando llueve, decidimos darnos la vuelta, no sin cierta pena porque se nos había acabado nuestra pequeña aventura. Y es que no podíamos volver a tentar la suerte, como dicen, a la tercera va la vencida. Probablemente nos hubiera cogido la tormenta en el lugar más inoportuno. No medimos ni los kilómetros ni el tiempo que estuvimos circulando. Quizá 5 o 6 kilómetros.
Recorremos de vuelta la carretera parándonos al poco del inicio del asfalto para ver el Jug Handle Arch que se ve fácilmente desde la carretera, a 46 pies de alto. Este nombre, “asa del jarro”, le viene muy bien a la forma que tiene el arco. El mismo se encuentra en el punto 13,5 millas (21.7 km.)
Como en la ida habíamos pasado por alto las paradas dónde se ven las huellas de dinosaurios y la de los petroglifos, lo hicimos ahora. Pero no tuvimos mucho éxito con las huellas de dinosaurios y en la de los petroglifos había que subir algo sobre un terraplén para verlas bien. Nos concentramos mejor en los parajes del río Colorado y las formaciones rocosas de color rojo que hay al otro lado del río.
Volvemos a Arches NP. La primera parada que hacemos es en el mirador de Petrified Dunes que siempre nos hemos pasado de largo. Solo hay que mirar la amplia extensión de estas dunas convertidas en piedra que resaltan ante el color azul grisáceo que el cielo está tomando por el paso de la tormenta, que ya no sabe dónde va a descargar.
Balanced Rock la hemos visto cada vez que hemos visitado el parque. Pero en ninguna ocasión nos hemos decidido a rodear su perímetro. Ahora nos detenemos y recorremos el corto camino que la rodea. La roca va cambiando de forma conforme se rodea y se aprecia mejor su enorme tamaño y se pierde el concepto de precariedad que a simple vista puede tener.
Poco después de Balanced Rock se encuentra el desvío para acceder a la sección The Windows, concentración de las más importantes de arcos y capiteles dentro de Arches NP.
Este ramal que conduce a The Windows atraviesa una zona hermosa compuesta de bases blanquecinas de slickrock sobre las que se alzan columnas de color rojo, de diverso tamaño, contrastando con el verde de muchos arbustos. Es la zona conocida como Garden of Eden
Un mismo aparcamiento es utilizado para acceder a los distintos arcos de esta zona.
Nos dirigimos primero hacia Double Arch en un sendero corto de poco menos de un kilómetro, ida y vuelta. Es un camino muy agradecido porque en todo momento estás viendo tu objetivo que se va agrandando conforme te acercas. Son dos arcos enormes que tienen un vértice en común. Su amplitud es de 49 m. y tienen una altura de 33m. Se formaron por la acción del agua, son los arcos de bache, con el mismo origen que el arco de la Calavera en Fiery Furnace que habíamos visto en la mañana. Se puede subir hasta la abertura de uno de estos arcos. Nosotros nos quedamos en la mitad pues era mucha la gente que allí se agolpaba. Las vistas desde debajo de los arcos son también grandiosas.
En el camino son muchas las formaciones rocosas con formas extrañas que te pueden recordar a patrones conocidos. Tal es el caso de Parade of Elephant o Elephant Rock. También se ven pequeñas áreas de lo que se conoce como corteza de suelo biológico o suelo criptobiotico, compuesto de hongos, líquenes, cianobacterias, algas.., que tan importantes son en estos terrenos desérticos ya que proporcionan la base para otra vegetación. Carteles llaman la atención sobre su fragilidad para que no se pisen.
Hay que volver al aparcamiento y desde allí sale otro sendero de 1.2 millas hacia tres arcos importantes, North y South Window y Turret Arch. Situados unos enfrente del otro.
Nos dirigimos primero hacia Turret Arch. Un arco con su torre de vigilancia en pie a su lado. Y es que eso parece, una torreta de un castillo con un gran arco a su lado y otra pequeña ventana al lado del arco grande.
Se puede subir hasta la misma abertura del arco para ver las vistas de las dobles ventanas enmarcadas por este arco. También, siguiendo el rastro del camino que hemos traído, lejanas vistas de Cove of Caves y Parade of Elephants.
North y South Windows son dos arcos en una misma pared de roca. Desde Turret Arch parecen los ojos de un gigante hundido con su nariz en medio. A North Window se puede subir hasta la misma abertura del arco y tener amplias miras hacia el camino primitivo que tiene por detrás, a Turret Arch que lo tiene enfrente, etc…
Cuando nos encaminábamos a esta ventana vimos corretear por el camino algún animalito que no identificamos. Fuimos siguiéndolo y lo alcanzamos una vez pasada la ventana sur. No era más que una liebre salvaje de gran tamaño. Pero el entorno de piedra y arena rojiza del suelo con los arbustos verdes nos cautivó y seguimos andando por allí.
Fuimos a dar a la parte posterior de las ventanas pero, aunque lo intentamos, desde su parte posterior no se puede subir hasta la abertura de los arcos.
Seguimos caminando por aquel camino lleno de encanto y soledad, en contraste con el abarrotado camino que nos había llevado hasta los arcos.
El camino finaliza en los aparcamientos. Íbamos a volver para subir a la ventana norte pero como el sol se había vuelto a ocultar detrás de grandes nubes, (en realidad así nos tuvo toda la tarde, ahora me escondo, ahora salgo), decidimos que con el último camino estábamos más que satisfechos. Sin habérnoslo propuesto habíamos caminado por el camino que se conoce como camino primitivo o también The Spectacles por el área que atraviesa.
Nos dispusimos a salir nuevamente de este parque que tantos momentos gratificantes nos había proporcionado. Pero esta vez de forma definitiva. Nos fuimos despidiendo mentalmente de las hermosas formas rocosas, de las muchas aletas de piedra arenisca que a nuestro paso encontrábamos. Precisamente estas aletas verticales, paralelas entre sí, con los cañones de ranura estrechos entre ellas son el origen y la estructura básica para que la erosión por el agua, el hielo y el viento haya creado estos más de 2000 arcos de piedra en el Parque Nacional de Arches. Y los que le quedan por crear. Pero estos ya nosotros no los veremos.
Decididos a aprovechar lo poco que quedaba de tarde cogimos dirección Moab pero justo al pasar sobre el río Colorado torcimos a la izquierda, a la carretera escénica UT128.
También conocida como Upper Colorado River Scenic Byway U 128.
Esta carretera escénica mide 70,8 km. hasta que se une a la interestatal 70. Pero nosotros no la recorreremos entera. Durante los primeros 20,9 kilómetros discurre paralela al río Colorado dentro de una garganta ofreciendo estupendas vistas de los acantilados de arenisca roja que la van flanqueando.
A los 4,8 km. nos encontramos el aparcamiento desde donde empieza una ruta que tenía anotada, Negro Bill Canyon Trail que dada la hora que era, lógicamente, se quedó en el tintero. Esta ruta de 2 millas lleva hasta Morning Glory Natural Bridge. Aprovechamos la parada para ver de cerca el río y los acantilados que se alzan por encima de la estrecha carretera.
Se van sucediendo los kilómetros y las hermosas panorámicas. En la milla 14 el Red Cliff Lodge que tiene una pinta estupenda.
Desde una milla antes la carretera se ha abierto a los valles Castle y Professor. Estos valles han sido escenario de rodaje de muchas películas como Wagon Master, Río Grande y algunos anuncios comerciales.
Después de 39,8 kilómetros aparece una de las vistas cumbres de esta carretera escénica. Las espirales y torres rojas de Fisher Towers. Lástima que ya en este punto el sol se ha ocultado y comienza el claroscuro del atardecer. Para ver mejor estas formaciones habría que haberse desviado por una pista de tierra hasta la base de estas torres.
Y hasta aquí llegamos. Nos dimos la vuelta porque el día tocaba a su fin.
También tenía anotado que se podía enlazar desde esta carretera, a través de Castle Valley, con otra carretera escénica de los alrededores de Moab, La Sal Mountain Loop Road, que finaliza seis millas al sur de Moab, desembocando en la 191. Pero desde el principio era muy consciente de que no iba a poder ser.
Otro día espectacular había finalizado.
En los días que pernoctamos en Moab estuvimos cenando, y un día comiendo, en Pasta Jay’s y Zax Restaurant. De ambos salimos contentos.
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Últimos comentarios al diario: 
) acaba de colarse en mis planes con decisión. Para una superviviente de los Tajos de Río Cacín, sus escalerilla y sus cuerdas, sin problemas ¿No?
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tomo nota de tus sabios consejos y sabiduría. ¿Sabes qué problema tengo? he mirado el alojamiento en MV y View tiene disponibilidad pero 339$ 
una noche...el Goulding está completo...les he escrito pero vamos que lo tengo complicado. He visto en Airbnb una chica que alquila unas casitas en Utah creo que a media hora de MV y son unos 135€ la noche lo único que nunca he reservado allí y me da cosa llegar y que no haya nada... 
