5 de diciembre. Me levanté a las 5:30 porque a las 6:30 tenía que estar en la agencia Solo Expediciones. El motivo de comenzar la excursión tan temprano, según me explicaron, era para que la probabilidad de encontrar el mar en relativa calma y que no hiciese viento fuese mayor. Para desayunar me habían dejado una bolsa de picnic con un sandwich, un plátano y un par de magdalenas.
Referente a la excursión, duró poco más de 4 horas, entre el transporte entre Punta Arenas y el muelle, el tiempo de navegación por el estrecho de Magallanes y el tiempo de estancia en isla Magdalena, que es de una hora. En la isla hay una colonia de pingüinos magallánicos de alrededor de 70000 parejas entre los meses de octubre y marzo, por lo que se supone que a principios de diciembre estaba la máxima población.
Hay un sendero circular habilitado para realizar el recorrido mientras que se va viendo a los pingüinos. Es gracioso ver cómo se mueven estas aves torpemente por la tierra, a diferencia de cuando están en el agua.
La isla está llena de agujeros excavados en la tierra, que son los nidos. Así mismo, me sorprendió lo ruidosos que pueden llegar a ser los pingüinos cuando emiten sonidos. A medio camino del recorrido hay un faro que está reconvertido en centro de interpretación.
Después, cuando comenzó la navegación de regreso, paramos (sin desembarcar) frente a la isla Marta, para ver la colonia de lobos marinos. Habitualmente esta parada no la realizan cuando hace viento y el mar está agitado.
Antes de las 12 del mediodía estábamos de regreso en la agencia. Es una excursión que me pareció interesante, pese a haber visto pocos años atrás pingüinos en la isla Martillo en el canal Beagle, pero allí no tuve la oportunidad de desembarcar ni había una colonia de pingüinos tan numerosa.
La pausa que tenía antes de hacer la excursión a Fuerte Bulnes por la tarde, la aproveché para comprar unos recuerdos de la ciudad y cambiar un poco de dinero en la oficina de Travelsur Cambios (calle Pedro Montt haciendo esquina con Lautaro Navarro). Luego fui a comer a un restaurante que me recomendaron en el alojamiento: la Marmita, en la plaza Sampaio, 678. Comí los siguientes platos:
- Guanaco silvestre con ensalada de quinoa.
- Crumble de manzana con helado de ruibarbo.
Muy bueno todo, especialmente el postre. Con la bebida y la propina de turno la cuenta fue de $22550.
www.marmitamaga.cl/
El resto del día fue un desastre.
Estuve esperando en el alojamiento a que fuesen a buscarme de la agencia Paralelo 59 a las 15:00 para ir a Fuerte Bulnes. Llegaron las 15:00, las 15:05, las 15:10,... A las 15:20 un empleado del bed & breakfast tuvo la deferencia de llamar a la agencia para ver qué ocurría. Después de dar los datos de la reserva quedaron en llamarme en un par de minutos. 20 minutos más tarde me llamaron para decirme que el guía ya había salido a las 15:00 hacia Fuerte Bulnes, que es que aunque sabían que yo había hecho una reserva, no les había llegado la confirmación de la empresa a través de la cual había hecho el pago. Me dieron la opción de hacer el tour a la mañana siguiente, pero en ese momento era imposible, puesto que mi vuelo a Balmaceda era a las 13:30 y tenía que estar un par de horas antes en el aeropuerto. Me quedé tranquilo cuando me aseguraron que me devolverían íntegramente el dinero de la excursión por el error.
Tomé entonces la decisión de ir a Fuerte Bulnes en taxi, porque en el B&B tenían el número de teléfono de una empresa de taxis que realizaba esta excursión. La desventaja era que en vez de costar $15000, el viaje en taxi eran $35000. Fueron a buscarme bastante rápido. Sólo había que llegar a las 17:00, puesto que el sitio histórico cerraba a las 18:00 y no dejaban entrar desde una hora antes. El recorrido para llegar a la entrada de la Reserva Nacional de Magallanes es bastante panorámico, porque la carretera va junto al estrecho de Magallanes y se observan al otro lado las montañas de la isla Grande de Tierra de Fuego. El tiempo de viaje fue de una hora y cuando llegamos a la entrada estaba la barrera echada hacia abajo. Me temí lo peor. Se acercó un empleado y nos dijo que desde las 16:45 no podían dejar entrar a nadie. Miré el reloj y faltaban 5 minutos para las 17:00. ¡Qué mala suerte! Por no "perder el viaje y el dinero", el taxista me dijo de ir por el área turística de San Juan. Estuvimos unos 20 minutos recorriendo una carretera de ripio, desde la que se veía la isla Grande de Tierra de Fuego. Como no me parecía un paisaje excepcional, no tenía ganas de ripio y ni mucho menos estaba de buen humor, le pedí regresar a Punta Arenas. Está claro que esta excursión no tenía que hacerla.
Al volver a Punta Arenas me dirigí a la agencia de viajes y después de explicar la situación, enseñar el voucher que me habían mandado tras hacer el pago de la excursión y los correos electrónicos que habíamos intercambiado, me devolvieron los $15000. Se disculparon nuevamente por el error que había ocurrido en la confirmación de la excursión. A mí no me quedó claro si el problema había sido ése o que no se había apuntado nadie más a la excursión, pero al menos recuperé el dinero.
Para cenar repetí en la Marmita. En esta ocasión pedí:
- Ceviche de salmón
- Tajine de cordero con arroz y tomate
- Zumo natural de frutilla y ruibarbo
Con la propina la cuenta ascendió a un total de $19450.
Antes de irme a dormir recibí otra sorpresa. Un correo electrónico de DAP Airlines comunicándome que el horario de salida del vuelo a Balmaceda había sido retrasado 90 minutos, es decir, a las 15:00.
Referente a la excursión, duró poco más de 4 horas, entre el transporte entre Punta Arenas y el muelle, el tiempo de navegación por el estrecho de Magallanes y el tiempo de estancia en isla Magdalena, que es de una hora. En la isla hay una colonia de pingüinos magallánicos de alrededor de 70000 parejas entre los meses de octubre y marzo, por lo que se supone que a principios de diciembre estaba la máxima población.
Hay un sendero circular habilitado para realizar el recorrido mientras que se va viendo a los pingüinos. Es gracioso ver cómo se mueven estas aves torpemente por la tierra, a diferencia de cuando están en el agua.
La isla está llena de agujeros excavados en la tierra, que son los nidos. Así mismo, me sorprendió lo ruidosos que pueden llegar a ser los pingüinos cuando emiten sonidos. A medio camino del recorrido hay un faro que está reconvertido en centro de interpretación.
Después, cuando comenzó la navegación de regreso, paramos (sin desembarcar) frente a la isla Marta, para ver la colonia de lobos marinos. Habitualmente esta parada no la realizan cuando hace viento y el mar está agitado.
Antes de las 12 del mediodía estábamos de regreso en la agencia. Es una excursión que me pareció interesante, pese a haber visto pocos años atrás pingüinos en la isla Martillo en el canal Beagle, pero allí no tuve la oportunidad de desembarcar ni había una colonia de pingüinos tan numerosa.
La pausa que tenía antes de hacer la excursión a Fuerte Bulnes por la tarde, la aproveché para comprar unos recuerdos de la ciudad y cambiar un poco de dinero en la oficina de Travelsur Cambios (calle Pedro Montt haciendo esquina con Lautaro Navarro). Luego fui a comer a un restaurante que me recomendaron en el alojamiento: la Marmita, en la plaza Sampaio, 678. Comí los siguientes platos:
- Guanaco silvestre con ensalada de quinoa.
- Crumble de manzana con helado de ruibarbo.
Muy bueno todo, especialmente el postre. Con la bebida y la propina de turno la cuenta fue de $22550.
www.marmitamaga.cl/
El resto del día fue un desastre.
Estuve esperando en el alojamiento a que fuesen a buscarme de la agencia Paralelo 59 a las 15:00 para ir a Fuerte Bulnes. Llegaron las 15:00, las 15:05, las 15:10,... A las 15:20 un empleado del bed & breakfast tuvo la deferencia de llamar a la agencia para ver qué ocurría. Después de dar los datos de la reserva quedaron en llamarme en un par de minutos. 20 minutos más tarde me llamaron para decirme que el guía ya había salido a las 15:00 hacia Fuerte Bulnes, que es que aunque sabían que yo había hecho una reserva, no les había llegado la confirmación de la empresa a través de la cual había hecho el pago. Me dieron la opción de hacer el tour a la mañana siguiente, pero en ese momento era imposible, puesto que mi vuelo a Balmaceda era a las 13:30 y tenía que estar un par de horas antes en el aeropuerto. Me quedé tranquilo cuando me aseguraron que me devolverían íntegramente el dinero de la excursión por el error.
Tomé entonces la decisión de ir a Fuerte Bulnes en taxi, porque en el B&B tenían el número de teléfono de una empresa de taxis que realizaba esta excursión. La desventaja era que en vez de costar $15000, el viaje en taxi eran $35000. Fueron a buscarme bastante rápido. Sólo había que llegar a las 17:00, puesto que el sitio histórico cerraba a las 18:00 y no dejaban entrar desde una hora antes. El recorrido para llegar a la entrada de la Reserva Nacional de Magallanes es bastante panorámico, porque la carretera va junto al estrecho de Magallanes y se observan al otro lado las montañas de la isla Grande de Tierra de Fuego. El tiempo de viaje fue de una hora y cuando llegamos a la entrada estaba la barrera echada hacia abajo. Me temí lo peor. Se acercó un empleado y nos dijo que desde las 16:45 no podían dejar entrar a nadie. Miré el reloj y faltaban 5 minutos para las 17:00. ¡Qué mala suerte! Por no "perder el viaje y el dinero", el taxista me dijo de ir por el área turística de San Juan. Estuvimos unos 20 minutos recorriendo una carretera de ripio, desde la que se veía la isla Grande de Tierra de Fuego. Como no me parecía un paisaje excepcional, no tenía ganas de ripio y ni mucho menos estaba de buen humor, le pedí regresar a Punta Arenas. Está claro que esta excursión no tenía que hacerla.
Al volver a Punta Arenas me dirigí a la agencia de viajes y después de explicar la situación, enseñar el voucher que me habían mandado tras hacer el pago de la excursión y los correos electrónicos que habíamos intercambiado, me devolvieron los $15000. Se disculparon nuevamente por el error que había ocurrido en la confirmación de la excursión. A mí no me quedó claro si el problema había sido ése o que no se había apuntado nadie más a la excursión, pero al menos recuperé el dinero.
Para cenar repetí en la Marmita. En esta ocasión pedí:
- Ceviche de salmón
- Tajine de cordero con arroz y tomate
- Zumo natural de frutilla y ruibarbo
Con la propina la cuenta ascendió a un total de $19450.
Antes de irme a dormir recibí otra sorpresa. Un correo electrónico de DAP Airlines comunicándome que el horario de salida del vuelo a Balmaceda había sido retrasado 90 minutos, es decir, a las 15:00.