MIÉRCOLES 25 ENERO 2017
Todo había comenzado en una mañana de reyes cuando entre todos los regalos, Paula había encontrado una carta de las mismísimas Elsa y Anna que la invitaban a viajar a Disney. Ella, ya había oído rumores, pero a partir de esa fecha ya estaba segura, y tenía pruebas para demostrarlo.
Nosotros ya estamos listos
Nos levantamos a las 03:00 de la mañana con mucho sueño (muchísimo), dispuestos a comenzar el largo día que teníamos por delante, pero con la ilusión del destino a visitar. Dejamos a los peques durmiendo mientras nosotros nos íbamos preparando. Ya teníamos guardado todo el equipaje en el coche desde la noche anterior, ya que habíamos preparado todo con mucho tiempo. Costó un poco meterlo todo en el maletero, pero al final se consiguió. En total, llevábamos 2 maletas grandes y 2 pequeñas, más el carrito de Carlos, una mochila, un bolso y las dos sillitas de coche. Un montón de trastos, pero más o menos manejables. Una de las grandes iba vacía, así que habíamos aprovechado para meter dentro de ella una de las pequeñas y así ir algo más ligeros. Además de Disney, nuestra oscura intención eran las compras… Cuando estuvimos listos, les llevamos hasta el coche en brazos para intentar que siguiesen durmiendo hasta el aeropuerto (ellos que podían).
La primera parada fue en el parking de larga estancia que teníamos contratado cerca del aeropuerto de Málaga (www.parkingsurmalaga.com). Al hacer la reserva, se puede elegir entre llevar el coche al aparcamiento y que nos lleven desde ahí hasta el aeropuerto, o bien que recojan allí directamente el coche. No sabría decir muy bien por qué, pero siempre he optado por la primera opción y, por primera vez, me estaba empezando a arrepentir. Seguramente hubiese sido más cómodo que fuesen ellos a recoger el coche al aeropuerto.
Nos apañamos como buenamente pudimos para llegar hasta el mostrador de facturación con todos los bártulos y llegamos allí sin demasiados problemas. Lo primero que me sorprendió fue que me pidieron los papeles de la ESTA y la chica me dijo que sn ellos no habría podido viajar. El caso es que los había imprimido en casa unos días antes junto a los papeles del seguro por si las moscas, pero en los anteriores viajes nunca me los habían pedido. Facturamos todo a excepción de una maleta de mano y la mochila donde llevábamos algo de entretenimiento para Paula durante el viaje así como todo lo necesario para los posibles cambios de Carlos.
El control de seguridad fue fácil y rápido y de allí nos dirigimos a la puerta de embarque. Como habíamos llegado con algo de tiempo, paramos a tomar una café para coger un poco de fuerzas (habíamos salido de casa sin desayunar) y a las 06:20 estábamos en la cola para embarcar. Normalmente se tiene preferencia de embarque si se va con niños menores de 5 años, siempre y cuando éste no sea con jardinera (autobús), como fue nuestro caso. Cometimos el error de guardar todas las prendas de abrigo en la maleta facturada que iba medio vacía y, al salir a la calle para coger la jardinera, y durante el tiempo que estuvimos esperando en la escalerilla del avión pasamos un poco de frío.
Breakfast time
Comenzamos
Primer vuelo
Por aqui todo bien
Y por aqui también
Llegando a Lisboa
Llegamos a Lisboa puntuales e hicimos un poco de tiempo en el aeropuerto para aguantar las tres horas y media de escala. La primera parada fue en McDonalds para desayunar algo más sólido.
Vimos un par de tiendas y, antes de darnos cuenta ya estábamos camino a la puerta de embarque. En esta ocasión, el control de pasaportes fue muy cómodo, porque tienen una zona habilitada para familias y lo pasamos en un momento. Justo antes de llegar a la puerta, vimos una zona infantil de juegos, y allí echamos los últimos minutos mientras Paula se divertía con Aquiles y Andrea, dos niños que acababa de conocer y que también iban a Disney.
Para los peques
En esta ocasión sí que fuimos de los primeros en embarcar, aunque como tampoco llevábamos de masiadas cosas, podíamos haber entrado más tarde sin problemas. Había un poco de niebla, pero nada sobre lo que debiéramos preocuparnos. Todo iba en hora.
Nubladete
Solo nueve horas y media más
Cuando quedaban unos minutos para el despegue, un azafato se acercó y nos preguntó si queríamos cambiarnos a la primera fila de la zona de turista ya que ahí cabe la posibilidad de montar una cuna para los bebés, así que no nos lo pensamos mucho. Nos había sucedido lo mismo en el primer viaje que habíamos hecho con Paula desde París a Nueva York, pero en aquella ocasión no lo hicimos.
Muy bonita, pero no sé si le daremos uso
El vuelo se hizo muy largo, teniendo en cuenta que había que estar constantemente pendiente de los niños, pero fue mucho más tranquilo de lo que nos habíamos imaginado. A Paula le regalaron un montón de cosas para que fuese entretenida y a Carlos también le cayó algo, aunque fue su hermana la que lo usó todo.
Para Paula
Para Carlos
En cuanto al entretenimiento a bordo, TAP no nos ofrecía muchas posibilidades. Tan solo una pantalla con 6 o 7 canales en los que se podían ver algunos vídeos e imagino que alguna película, pero sin poder elegir nada más que el idioma.
La comida nos la sirvieron nada más despegar y 1 hora y media antes de aterrizar nos pusieron algo de merienda. Demasiado tiempo entre una y otra y, si además le sumamos que la calidad no era muy allá, hizo que llegásemos a Miami “esmayaítos” de hambre.
Almuerzo.. No muy allá
La merienda no fue mejor
Momentos de relax... para todos
Solo aguantó ahí para la foto, pero se portó como un campeón
Menuda parejita
¿Una ayudita?
Había leído de un nuevo sistema para aligerar el paso por la aduana que es el APC (Automated Passport Control) en el aeropuerto de Miami. Son unos kioskos de autoservicio donde uno va contestando una serie de preguntas y al final te imprime un papel. Si sale con una cruz, has de pasar por un mostrador de inmigración como toda la vida. Si no, creo que puedes pasar sin problemas. Pensaba que había que cumplir una serie de requisitos para poder usarlos, pero básicamente ahora me pareció que era obligatorio para todo el mundo.
En este vídeo se explica bastante bien cómo funciona este sistema. Está en inglés, pero tiene subtítulos en castellano
Como era de esperar, a nosotros nos salió una gran “X”, así que tuvimos que esperar la cola de inmigración, pero por suerte no había demasiada gente. El agente que nos tocó fue muy amable, aunque no hablaba ni papa de español.
Recogimos todo el equipaje sin problemas, aunque hay que decir que, tanto las sillitas de coche como el carrito salieron por una cinta diferente que está para cosas más delicadas o de mayor tamaño. Tuvimos que coger un carrito (allí cuesta 5 dólares usarlos) y, aunque son algo pequeños, conseguimos meter todo sin demasiados problemas. Continuamos hasta el tren que nos llevaba a la zona de oficinas de alquiler de coches pero cometimos el error de dejar el carrito justo antes de subirnos porque pensamos que no podríamos entrar con él en el tren, aunque luego vimos que mucha gente sí que lo hacía.
En el mostrador de Alamo fue todo muy rápido. Carnet de conducir, tarjeta de crédito y reserva en mano, rechazar un par de cosas que siempre intentan venderte (GPS, seguros extra, upgrades, etc) y fuimos a la planta indicada a recoger el coche.
Todo tranquilo
Allí, te dicen que fila es tu categoría, y coges el vehículo que más te guste, ya que todos tienen las llaves puestas. Como ya nos había pasado en anteriores ocasiones, nos dejaron coger uno de categoría superior sin cargo alguno, pero pensé que no íbamos a tener problemas para meter todas las cosas dentro y me sentía más cómodo que llevando un todoterreno de esos tan grandes (sobre todo por temas de aparcamientos durante el viaje, etc).
No nos podemos quejar...
Al salir de Miami, nos encontramos con un atasco como no había visto en nuestros anteriores viajes por Florida y eso, unido a algún error al coger alguna salida, hizo que llegásemos a Fort Pierce pasadas las 20:00.
Vamos despacito
A pesar de llamarse hotel, tiene un aspecto más similar al de los moteles en los que nos habíamos quedado en anteriores ocasiones. Situado en las afueras y rodeado de gasolineras y restaurantes de comida rápida. Quizás no el sitio ideal para unas vacaciones, pero perfecto para una noche de paso.
Entrando al hotel
¿Un bañito? Creo que no
No está mal
Parecen cómodas
Nunca está de más
Dedos cruzados...
La habitación era amplia, aunque la limpieza no era muy destacable. Debajo de la cama encontramos un envoltorio de Dunkin Donuts que evidentemente no era nuestro, pero intentamos no darle la mayor importancia.
La cena la hicimos en McDonalds, pero nos lo comimos en la habitación.
Antes de irnos a la cama, Paula empezó con tos, seguramente del frío que cogió mientras esperábamos para subir al avión en Málaga, pero esperemos que la cosa no vaya a mayores.
El agotamiento era evidente, así que básicamente nos desplomamos en la cama nada más terminar de cenar. Había sido un día demasiado largo.
Para ser nuestro primer día, habíamos andado 13.6km. Buen comienzo para nuestras piernas-