Da comienzo toda la actividad del sábado por la tarde.
Una vez finalizado el tour nos dirigimos caminando desde la Plaza del Duomo hasta Santa Maria delle Grazie, iglesia en la que se encuentra el famoso cuadro de la Última Cena, El Cenacolo, de Leonardo da Vinci.
Las entradas las compramos por vía telefónica a través de vivaticket (vivaticket.it cenacolo). Es importante que entréis con regularidad en esta página y comprobéis las fechas en las que van sacando las entradas. Las entradas se ponen a la venta con aproximadamente tres meses de antelación y se agotan con rapidez. En nuestro caso que fuimos en marzo, compramos las entradas en diciembre del año anterior
En la página web es posible que se muestre menos disponibilidad de la que realmente hay, por lo que os recomiendo que llaméis para comprarlas. Cuando llamas tienes la opción de que te atiendan en castellano, pero ese número siempre comunica y tienes muy pocas opciones de que te atiendan. Nosotros tras probar esa vía, decidimos llamar al número en italiano directamente y cuando nos cogieron, nos entendimos perfectamente hablando en castellano IMPORTANTE: SED INSISTENTES
Os cuento un poco cómo es la visita. Nosotros cogimos la visita guiada en inglés porque no tuvimos otra opción. Si hubiésemos podido elegir habríamos escogido la audio-guía. La entrada normal son 12€, en nuestro caso más 3,5€ de la vista guiada por persona. (Si la visita la hacéis el primer domingo del mes, que sepáis que la entrada es gratuita aunque me imagino que encontrar tickets es muy difícil).
Lo primero que hicimos fue la visita al cuadro. La Última Cena se encuentra en el refectorio de la iglesia. Fue ahí donde Leonardo pintó en el S.XV, lo que para mi es una obra maestra, polémicas aparte de todas las restauraciones, más o menos afortunadas que la obra ha sufrido y que en la visita las explican con detalle. Leonardo necesitaba tiempo para pintar la obra, al parecer solo iba alguna que otra tarde a la semana a trabajar , por lo que la pintura no pudo ser un fresco ya que eso no le daría margen para hacer correcciones. Aquí es dónde entra la genialidad de este artista. Utilizó una técnica innovadora en la época, una pintura al temple y óleo, sobre una capa de yeso. Esto dota a la obra de un color único, pero también provocó que en apenas medio siglo la obra estuviese a punto de desaparecer.
No os lío mucho más con mis historias, comprobaréis que me encanta el arte a nivel amateur. El cuadro en si refleja el momento en el que Jesucristo anuncia a sus discípulos que uno de ellos lo traicionaría esa misma noche. Las expresiones de los rostros, la gestualidad de las manos o los cuerpos, es digno de ver con calma. Lamentablemente solo tienes 15 cochinos minutos (las cuentas son sencillas 1€ cada minuto). Aún así me fui con la sensación de haber visto algo único y que lo volvería a pagar encantado.
Por cierto, en la pared sur del refectorio está la obra La Crucifixión de Giovanni Donato. Poco os puedo decir. Creo que la miré 5 segundos cuando una mujer malhumorada me estaba echando. Solo le faltaba la escoba
Fotos del Cenacolo
Una vez visto el cuadro, visitamos la iglesia de Santa Maria delle Grazie. La verdad es que no nos pareció nada extraordinario. Tiene un claustro bastante austero y una cúpula en el crucero destacable, pero nada comparado con lo que alberga en el interior.
Santa Maria delle Grazie desde el exterior
Desde ahí nos fuimos dando un agradable paseo por el Corso Magenta y la Via Meravigli hasta la Plaza del Duomo para hacer la visita a la catedral por el interior y subir hasta las terrazas.
Las entradas para el Duomo y Terrazas las compramos ese mismo día por la mañana antes de empezar el tour. Como se comenta también en el diario de lapilvi es mejor comprarlas en las taquillas de la parte trasera de la catedral ya que las laterales siempre tienen más gente. La entrada combinada que nosotros cogimos que incluye Duomo+Terrazas+Baptisterio son 13€ (16€ si quieres subir por el ascensor). Son 200 escalones, pero se hace bastante asequible.
Como teníamos tiempo y pagaban los padres de mi novia , decidimos darnos un lujo y tomarnos algo en Savini. El precio mejor no os lo pongo, pero 6 cafés y 2 tés nos costaron más que las entradas combinados que os acabo de comentar. Al menos pasas un rato agradable en la terraza viendo todo el ir y venir de gente en las galerías, pero que queréis que os diga
Queríamos hacer coincidir la subida a las terrazas del Duomo con el atardecer. Las terrazas cierran a las 19:00, al menos en el horario de invierno, por lo que a las 17:00 entramos en la catedral para visitarla.
Estuvimos aproximadamente una hora y se me pasó volando. Aunque no seáis muy de visitar iglesias y catedrales, esta si os la recomiendo por su grandiosidad. Consta de 5 pasillos, de 52 columnas (una por cada semana del año) y de múltiples capillas y vidrieras que relatan pasajes del evangelio.
Interior del Duomo
Todo es impresionante, pero lo que más nos llamó la atención fue la escultura de San Bartolomé despellejado.
Lo que parece un manto no es tal, sino su propia piel. La representación de músculos y venas es increíble. Es un maravilloso tratado de anatomía.
No dejan dar la vuelta al ábside, por lo que decidimos visitar el antiguo baptisterio de San Giovanni. Sobre este baptisterio del S.IV con planta octogonal se asienta ahora mismo la fachada principal del Duomo y la Plaza. La visita al baptisterio no lleva mucho tiempo.
Se estaba acercando la hora de subir a las terrazas. Para ello tienes que salir de nuevo a la plaza y en el lateral izquierdo tienes la entrada para aquellos que subimos a pie. Para los que suban en ascensor también tienen la entrada en el lateral izquierdo pero en la parte trasera del Duomo.
Una vez arriba te olvidas de todo el cansancio acumulado del día rematado por la subida. Las vistas de la plaza, de los tejados de Milán salpicados por arcos y pináculos. Subir a las terrazas es obligado
Dedicamos más de una hora a la visita al Duomo y las terrazas, hasta que de nuevo, nos indicaron amablemente que fuésemos bajando ya que iban cerrar. La bajada se hace mucho más llevadera y rápida.
Decidimos pasarnos por el hotel para descansar un poco y poder refrescarnos. El día había sido intenso
Una vez recargadas las pilas nos fuimos a la zona de los Navigli. Estos son un proyecto de la ciudad para hacerla accesible desde el mar. Para ello se construyó una red de canales para transportar mercancía, las piedras del Duomo por ejemplo o personas. Actualmente los Navigli son un elemento más de la ciudad, pero no tienen mayor utilidad que la de hacer de embellecer y permitir hacer unas fotos muy bonitas.
Para llegar a los Navigli de nuevo la forma más sencilla es el metro. En este caso nosotros cogimos la línea verde, M2, desde la Estación Central hasta Porta Genova. El trayecto no son más de 10-15 minutos y por lo que estábamos pudiendo comprobar es un medio de transporte muy seguro.
Dimos un agradable paseo por la zona del Navigli Grande. La zona con sus terrazas me recuerda mucho al barrio de La Latina en Madrid un domingo cualquiera, abarrotado de gente. Teníamos reserva en el restaurante Al Pont de Ferr. No es barato, pero si os lo podéis permitir es de lo mejor que he probado. Cocina típica milanesa. Escogimos un menú degustación que incluye entrantes, un plato de judías pintas con pasta, bacalao, ciervo y un postre. Os dejo una foto del postre con forma de botella con su tapón de gelatina, que en realidad era una tarta de queso
Pasamos un rato muy agradable en el restaurante y la zona, así que decidimos volver a comer al día siguiente antes de irnos al aeropuerto.
Como el metro cerraba a la 01:30, aprovechamos para volver en la misma línea en la que habíamos llegado.
El día había sido muy intenso pero la ciudad nos estaba gustando mucho.