Hoy por fin podemos dormir un poco más, hemos quedado a las 9 para irnos a Xcacel por libre con los demás, así que hasta las 8 y pico no vamos al buffet del desayuno. Es nuestro último día completo en el paraíso y queremos aprovecharlo a tope.
Ya tenemos el buche lleno así que nos dirigimos fuera del recinto del Palladium para coger la van. Le decimos al conductor a dónde queremos ir, él nos dice cuánto nos va a cobrar (25 pesos) y para dentro. Va a la velocidad de la luz para no variar, y en 10 minutos estamos en la entrada de Xcacel. Llegamos justo cuando abre ya que es una playa semi-privada, hay que pagar 30 pesos por persona (no me acuerdo muy bien de la cantidad) en concepto de conservación de la playa. Xcacel es una playa a la que van a desovar las tortugas y es una playa completamente vírgen, no hay ni chiringuito ni nada, sólo un edificio de los voluntarios que señalizan los nidos de tortuga y unos baños/vestuarios. Nos acomodamos y sacamos unas fotos. El cielo no puede estar más negro, creo que nos va a caer una buena.
Correcto, se abre el cielo y parece que nos echan cubos de agua encima. Tenemos todas las mochilas abiertas y todo fuera, así que corremos como posesos a guardar todo y ponernos a cubierto. En menos de 2 minutos estamos como si nos hubiéramos tirado vestidos al agua, me escurro el pelo y salen 2 litros de agua por lo menos. Nos refugiamos en los baños/vestuarios que hay en la playa y esperamos un ratito a que pase la tormenta, que como todas aquí, no dura más de 10 minutos. Yo con las prisas de recoger todo he perdido mis gafas de sol y nos dedicamos a buscarlas un buen rato hasta que las encuentra Carlos de casualidad (mil millones de gracias!!!).
Ahora sí, vamos a disfrutar un poco de esta playa. Nos bañamos un rato y decidimos ir al cenote Xcacelito que está a unos metros de la playa y es gratuito (bueno, ya lo pagas al entrar a la playa). Estamos completamente solos tanto en la playa como en el cenote, y al cabo de un rato llega una excursión, se dan un baño exprés y nos vuelven a dejar solos. Esto es el paraíso. El agua, como en todos los cenotes es dulce y está helada, así que cuando nos cansamos, volvemos a la playa a disfrutar un poco del mar Caribe, que ya nos queda poco.
Nos bañamos durante una hora o más (el agua está buenísima) y cuando nos empieza a entrar el hambre, decidimos recoger e ir a por la van de vuelta. Cuando estamos llegando a la carretera nos ve una van y nos viene a buscar al camino (por recoger clientes hacen cualquier cosa, y nosotros somos 6), le preguntamos cuánto nos cuesta ir al Palladium y nos dice que 20 pesos (el otro nos ha estafado 5 pesos a cada uno). Llegamos para la hora de comer, así que nos dirigimos directamente al buffet del Kantenah. Nos damos un atracón de comida, pizza, pasta, langostinos, paella, fajitas, pollo frito, de todo un poco, y al terminar nos vamos a la zona de playa del Kantenah, que está pegado a la piscina.
Los chicos de la Cocobongo van a hacer una fiesta de la espuma y la están preparando. Mientras preparan todo nosotros nos damos un baño y nos pedimos unos cócteles. A las 4 vamos a buscar al RRPP de la Cocobongo ya que le hemos reservado unas entradas y tenemos que ir a pagarlas y a que nos dé la pulserita. Nos quiere cobrar más porque el tipo de cambio ha subido, claro que sí guapi. Pagadas las entradas al precio acordado volvemos a las tumbonas y la fiesta de la espuma ya está a tope así que allá vamos.
Nos quedamos en la playa/piscina un par de horas y decidimos ir a dormir una siesta, hacer la maleta y arreglarnos para la noche. Cuando ya hemos dormido, tenemos la maleta lista y estamos guapos, nos vamos a cenar. Hoy toca la Adelita, el restaurante mexicano. Pedimos fajitas y burritos, decepción, son tres trozos de pollo con tres trozos de pimiento y otros tres de cebolla que ni pica ni nada. Es comida mexicana de mentira, la del buffet es muchísimo mejor.
Me duele la garganta así que voy corriendo a la habitación a por un ibuprofeno que no quiero que me arruine la noche. Vuelvo al lobby del Kantenah y esperamos al bus, vamos Lorena, Miguel, Iago y yo. Llega el autobús y nos vamos. Llegamos a Playa del Carmen al cabo de unos 40 minutos, y el chico nos explica que a las 2:30 tenemos que estar de vuelta en ese mismo autobús, que no van a esperar por nadie. Entendido.
Llegamos a la cola de la Cocobongo, es bastante larga y hay que esperar pero va rápido, a los 15 minutos estamos dentro con nuestro cóctel-agua de bienvenida. LA discoteca está llena no, lo siguiente. A ver donde nos ponemos, damos unas vueltas y encontramos por fin un sitio más o menos decente desde el que ver el espectáculo. Nos pedimos unas copas (el alcohol del hotel es mejor, con eso lo digo todo), y empieza el show. Es muy guay, me gusta mucho, hacen mini espectáculos entre canción y canción y mola bastante (no tengo ninguna foto de aquí no sé porqué). Decidimos ir abajo a ver si desde allí se ve mejor. Encontramos un buen sitio y ahí nos quedamos toda la noche. A mí el ibuprofeno no me ha hecho mucho y me sigo encontrando mal y cada vez que ponen el megatron me congelo (el chorro de aire frío con humo), si pudiera me iría, pero tenemos que esperar al bus. Son las 2 y cuarto y tenemos que irnos a por el autobús, así que allá que nos vamos. Nada más sentarme me quedo frita. Me despierta Iago al llegar al hotel. Llueve que da gusto así que esperamos el trenecito refugiados en el lobby, pero a estas horas casi no hay trenecitos y los que hay son los VIPS. Como llueve tanto les damos pena a los conductores y nos llevan a las habitaciones (bravo por los conductores).
Ha sido un día muy largo y mañana nos vamos, así que toca irse a dormir por última vez en esta cama tan cómoda.
Ya tenemos el buche lleno así que nos dirigimos fuera del recinto del Palladium para coger la van. Le decimos al conductor a dónde queremos ir, él nos dice cuánto nos va a cobrar (25 pesos) y para dentro. Va a la velocidad de la luz para no variar, y en 10 minutos estamos en la entrada de Xcacel. Llegamos justo cuando abre ya que es una playa semi-privada, hay que pagar 30 pesos por persona (no me acuerdo muy bien de la cantidad) en concepto de conservación de la playa. Xcacel es una playa a la que van a desovar las tortugas y es una playa completamente vírgen, no hay ni chiringuito ni nada, sólo un edificio de los voluntarios que señalizan los nidos de tortuga y unos baños/vestuarios. Nos acomodamos y sacamos unas fotos. El cielo no puede estar más negro, creo que nos va a caer una buena.
Correcto, se abre el cielo y parece que nos echan cubos de agua encima. Tenemos todas las mochilas abiertas y todo fuera, así que corremos como posesos a guardar todo y ponernos a cubierto. En menos de 2 minutos estamos como si nos hubiéramos tirado vestidos al agua, me escurro el pelo y salen 2 litros de agua por lo menos. Nos refugiamos en los baños/vestuarios que hay en la playa y esperamos un ratito a que pase la tormenta, que como todas aquí, no dura más de 10 minutos. Yo con las prisas de recoger todo he perdido mis gafas de sol y nos dedicamos a buscarlas un buen rato hasta que las encuentra Carlos de casualidad (mil millones de gracias!!!).
Ahora sí, vamos a disfrutar un poco de esta playa. Nos bañamos un rato y decidimos ir al cenote Xcacelito que está a unos metros de la playa y es gratuito (bueno, ya lo pagas al entrar a la playa). Estamos completamente solos tanto en la playa como en el cenote, y al cabo de un rato llega una excursión, se dan un baño exprés y nos vuelven a dejar solos. Esto es el paraíso. El agua, como en todos los cenotes es dulce y está helada, así que cuando nos cansamos, volvemos a la playa a disfrutar un poco del mar Caribe, que ya nos queda poco.
Nos bañamos durante una hora o más (el agua está buenísima) y cuando nos empieza a entrar el hambre, decidimos recoger e ir a por la van de vuelta. Cuando estamos llegando a la carretera nos ve una van y nos viene a buscar al camino (por recoger clientes hacen cualquier cosa, y nosotros somos 6), le preguntamos cuánto nos cuesta ir al Palladium y nos dice que 20 pesos (el otro nos ha estafado 5 pesos a cada uno). Llegamos para la hora de comer, así que nos dirigimos directamente al buffet del Kantenah. Nos damos un atracón de comida, pizza, pasta, langostinos, paella, fajitas, pollo frito, de todo un poco, y al terminar nos vamos a la zona de playa del Kantenah, que está pegado a la piscina.
Los chicos de la Cocobongo van a hacer una fiesta de la espuma y la están preparando. Mientras preparan todo nosotros nos damos un baño y nos pedimos unos cócteles. A las 4 vamos a buscar al RRPP de la Cocobongo ya que le hemos reservado unas entradas y tenemos que ir a pagarlas y a que nos dé la pulserita. Nos quiere cobrar más porque el tipo de cambio ha subido, claro que sí guapi. Pagadas las entradas al precio acordado volvemos a las tumbonas y la fiesta de la espuma ya está a tope así que allá vamos.
Nos quedamos en la playa/piscina un par de horas y decidimos ir a dormir una siesta, hacer la maleta y arreglarnos para la noche. Cuando ya hemos dormido, tenemos la maleta lista y estamos guapos, nos vamos a cenar. Hoy toca la Adelita, el restaurante mexicano. Pedimos fajitas y burritos, decepción, son tres trozos de pollo con tres trozos de pimiento y otros tres de cebolla que ni pica ni nada. Es comida mexicana de mentira, la del buffet es muchísimo mejor.
Me duele la garganta así que voy corriendo a la habitación a por un ibuprofeno que no quiero que me arruine la noche. Vuelvo al lobby del Kantenah y esperamos al bus, vamos Lorena, Miguel, Iago y yo. Llega el autobús y nos vamos. Llegamos a Playa del Carmen al cabo de unos 40 minutos, y el chico nos explica que a las 2:30 tenemos que estar de vuelta en ese mismo autobús, que no van a esperar por nadie. Entendido.
Llegamos a la cola de la Cocobongo, es bastante larga y hay que esperar pero va rápido, a los 15 minutos estamos dentro con nuestro cóctel-agua de bienvenida. LA discoteca está llena no, lo siguiente. A ver donde nos ponemos, damos unas vueltas y encontramos por fin un sitio más o menos decente desde el que ver el espectáculo. Nos pedimos unas copas (el alcohol del hotel es mejor, con eso lo digo todo), y empieza el show. Es muy guay, me gusta mucho, hacen mini espectáculos entre canción y canción y mola bastante (no tengo ninguna foto de aquí no sé porqué). Decidimos ir abajo a ver si desde allí se ve mejor. Encontramos un buen sitio y ahí nos quedamos toda la noche. A mí el ibuprofeno no me ha hecho mucho y me sigo encontrando mal y cada vez que ponen el megatron me congelo (el chorro de aire frío con humo), si pudiera me iría, pero tenemos que esperar al bus. Son las 2 y cuarto y tenemos que irnos a por el autobús, así que allá que nos vamos. Nada más sentarme me quedo frita. Me despierta Iago al llegar al hotel. Llueve que da gusto así que esperamos el trenecito refugiados en el lobby, pero a estas horas casi no hay trenecitos y los que hay son los VIPS. Como llueve tanto les damos pena a los conductores y nos llevan a las habitaciones (bravo por los conductores).
Ha sido un día muy largo y mañana nos vamos, así que toca irse a dormir por última vez en esta cama tan cómoda.