Los desplazamientos en Nepal son una pesadilla. Así que cuando los chavales de la taquilla me dijeron que había un autobús nocturno que me dejaba en Janakpur a mañana siguiente, no me lo pensé. El problema era que los duros bancos y ventanas rotas no me permitieron pegar ojo, saliendo a tomar un té nepalí en cada cruce de caminos.
Llegué a Janakpur alrededor de las 5h. La única luz que había era la que proyectaban los focos de los pocos vehículos que circulaban a esa hora. Daban una imagen fantasmagórica de sombras en la niebla. Decido acercarme a un grupo de gente que desayuna té alrededor de una vela. Hace frío y la mayoría van tapados con una especie de túnica.
A medida que ...