EN CONSTRUCCIÓN
Al regresar de Nikko nos dimos un paseo por la calle comercial Nakamise que conduce a la zona del templo Senso-ji
*** Imagen borrada de Tinypic ***
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El edificio principal está dedicado a la misericordia. Nosotros nos perdimos la visita del interior al visitarlo de noche, pero había aún una gran cola de gente que se turnaba para presentar sus respetos y tirar una moneda. Yo me puse nerviosa y tiré la moneda mal con lo que todos los allí presentes se partieron de risa. Como curiosidad, la bola roja del centro se llama Chochin. Ahí lo dejo.
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A su derecha existe una pagoda del ss X de 5 pisos que se usa con motivos funerarios.
En la zona de Shinjuku, subimos al edificio del Gobierno Metropolitano donde podemos observar toda la ciudad. También hay una tienda de souvenirs donde quise adoptar a todos los peluches de Totoro que por allí rondaban.
*** Imagen borrada de Tinypic ***
Terminamos el día en el relajante y merecidísmo onsen del alojamiento. Está dividido por sexos así que nos separamos. Afortunadamente para los muy guiris dejan una serie de instrucciones sobre el uso del onsen. Pero eso de meterme en la bañera termal como me trajeron al mundo y que se pudieran apuntar otras turistas o vete tu a saber quien, a mi pudor y a mí no nos pareció bien, así que decidí atrancar la puerta y descansar de un largo día de turismo intenso. Afortunadamente no vino nadie, así que todos contentos.
Por la mañana nos acercamos a visitar la Tokio Tower o Torre Eiffel fea (ese apodo es personal y subjetivo). Se trata de una torre de comunicaciones de finales de los 50 que imita la estructura del famoso monumento francés con los colores rojo y blanco.
*** Imagen borrada de Tinypic ***
Como último recuerdo de la ciudad, y antes de ir al aeropuerto yo seguí mendigando en todos los restaurantes y puestos ambulantes algo con teriyaki. Y es que me he hecho adicta en España y quería probarlo allí, en su país de origen, como el turista que viene a por su paella y su pincho de patatas. Pues fue casi misión imposible. Cabreada entro a un Starbucks (a coger wifi) y como no encontré nada útil, me acerqué a los dependientes y les pregunté si sabían algún sitio en todo Tokio donde pudiera probar esa riquísima salsa. Me miraron estupefactos y respondieron: Señorita ¿es que usted no ha estado nunca en Mcdonalds?
Pues sí, me dijeron que cuando uno tiene antojo de eso, se va a Mcdonalds ¿cómo te quedas? Y vaya que si fui. La hamburguesa mala como siempre pero la salsa estaba buena.
Tras mi momento zen-burguesa ¡partimos hacia Tahiti!
Consideraciones finales:
3 días en Tokio aún con excursiones no te acercan ni de lejos a la esencia del país. Como mi interés en la ciudad ultra moderna y estridente era escaso, me permitió ganar tiempo para hacer las pequeñas escapadas que hemos relatado. Pese a ello ni con 3 días dominas la ciudad. A día de hoy Nikko entra en mi top 5 de ciudades más bellas del mundo y sigo pensando en volver. [/align]