DÍA 6: SÁBADO 22 OCTUBRE 2016
Hoy nos tocaba dejar Tokio y dirigirnos a MATSUMOTO. Me desperté casi a las 8 de la mañana, pero no nos levantamos hasta las 8:30. Bajamos a desayunar al YOSHINOYA, el restaurante de comida rápida japonesa que estaba simplemente cruzando la acera del hotel. Esta vez cambiamos de menú pero los ingredientes fueron parecidos: salmón, arroz, sopa y carne para mí, carne en lonchas, arroz, sopa y tortilla para Pelayo. Pagamos 1180Y/11€.
Al salir compramos un par de bollos en un combini, uno era de Halloween, pues están locos con esta fiesta, todos los locales están decorados con esta temática. Ahora, los dulces más ricos que comimos durante nuestro viaje, con mucha diferencia, fueron las Florentinas, qué delicia…
Nos volvimos al hotel, cerramos las maletas y bajamos a recepción. Allí nos entregaron la factura y nos despedimos. Cogimos el JR hasta la estación de SHINYUKU y una vez allí buscamos el andén del que salía nuestro tren con destino a Matsumoto. No era tarea fácil, pues la estación es enorme, así que tuvimos que preguntar a un guardia, quien amablemente nos dio las indicaciones en inglés con mucho acento japonés, nada era fácil de entender. El tren hacia Matsumoto, en plenos “Alpes japoneses”, salió a las 11 y llegó a su destino a las 13:45 horas. Por cierto, el tren era muy normal, de hecho me pareció bastante peor que los de Renfe que cojo habitualmente.
Habíamos decidido visitar esta ciudad, que no es un destino muy habitual entre los turistas occidentales, dado que allí se encuentra la mayor granja de wasabi de Japón y Pelayo quería verla. Una vez que llegamos a Matsumoto caminamos hasta el hotel que yo había reservado a través de Booking, el SOUTHERN CROSS INN MATSUMOTO, en donde nos recibió un señor de setenta años (lo sé porque nos lo dijo) muy amable y que hablaba algo de español, de hecho bastante más y mejor que inglés.
Nos contó que el próximo año visitaría España y que por tanto se había puesto a estudiar nuestro idioma. La recepción era un lugar curioso, lleno de cachivaches. El señor estuvo bastante de rollo con nosotros y cuando rellenó los papeles, con toda la calma del mundo, y le pagamos los 7000Y/64€ que valía la habitación, nos sacó una caja llena de objetos. Nos dijo que escogiésemos uno cada uno, pues se trataba de un regalo, lo que nos dejó un poco sorprendidos. Pelayo escogió una copa y yo una tacita con plato que lleva motivos japoneses. También nos dio un mapa con locales para comer y sus horarios, pues aquí cierra todo muy pronto. En la recepción además había gratis bombones y pequeños snacks tipo japonés que estaban riquísimos, nos pusimos morados. Por cierto, éste fue el hotel más barato de nuestra estancia.
Subimos a la habitación, que estaba en el cuarto piso, a dejar las maletas y la verdad es que parecía una fotocopia de la de Tokio: TV, mini nevera, cama de uno y medio, baño de plástico, sin armario, pero quizás unos centímetros más grande en este caso (dado que aquí cabía una mesilla de noche, qué lujo). La wifi funcionaba bastante mal en las habitaciones. Aquí tenéis la opinión y fotos del hotel en Tripadvisor.
Cuando salimos del hotel a dar una vuelta y buscar un restaurante para comer, ya habían cerrado todos, pues Matsumoto es un lugar bastante pequeñito y a las 15 horas al parecer ya no hay nada abierto hasta la tarde. Atravesamos las calles céntricas de compras, en donde sí vimos turistas, y quedaba algún puesto de comida basura abierto, pero con apenas género así que continuamos. La verdad es que es un lugar muy bonito, de haberlo sabido quizás nos hubiésemos quedado aquí más días en vez de en Osaka.
Volvimos hacia la zona de la estación de tren y allí encontramos un sitio abierto, con pinta de cadena, llamado MATSUIA. Según un cartel que había en la puerta tenía horario continuado así que entramos. Era el típico local en el que tienes que sacar los tickets en la máquina y luego entregar al camarero. Esto fue lo que pedimos, basándonos en las fotos y gracias a que estaba en inglés:
-Tofu con cerdo y kimchi
-Cerdo con berenjena
Ambos venían acompañados de arroz, sopa, ensalada y huevo escalfado. Para beber cogimos dos botellas de Asahi de 500ml (430Y/4€ cada una, de lo más barato que vimos durante el viaje). Pagamos en total 2140Y/20€ y la verdad es que no fue una de las mejores comidas de Japón, pero tampoco hubo mucha más opción…
Luego entramos en una de las numerosas pastelerías que vimos en esta localidad, justo la que había al lado del restaurante en donde comimos. Cogimos dos pastelitos con muy buena pinta pero resultaron estar rellenos de pasta de haba y finalmente no nos parecieron muy ricos. En general creo que los dulces japoneses tienen mejor pinta de lo que realmente saben después… Por cierto, pagamos 285Y/2’6€.
Nos acercamos a la estación de tren a preguntar en la OFICINA DE TURISMO los horarios de tren a la granja de wasabi DAIO. La chica fue muy amable y nos entregó además varios folletos que nos fueron muy útiles con atracciones de la zona. Nos interesaron las bodegas de vino y sake por lo que nos informamos de cómo había que hacer para ir a verlas al día siguiente.
A continuación nos encontramos de casualidad el santuario sintoista de YOHASHIRA SHRINE, que está a orillas del río, muy bonito, sobre todo porque las hojas de los árboles ya empiezan a enrojecerse.
Posteriormente nos dirigimos al CASTILLO DE MATSUMOTO, que ya había cerrado, pero al menos lo podríamos ver por fuera. Estaba oscureciendo por lo que se veía ya poco. Cuando estábamos mirando para él, tratando de hacer una foto, repentinamente se iluminó, fue un momento mágico. Dimos un paseo por sus jardines e hicimos otro montón de fotos. Por lo que he leído fue construido durante el siglo XVI y es de los pocos que se mantuvo hasta la actualidad sin reconstruir.
Volvimos hasta el centro y nos sentamos en un TULLLY’S para descansar un poco y tomar algo. Pedimos un par de cafés, lo que nos costó 890Y/8€ (definitivamente opino que esta cadena es bastante cara para lo que ofrece, empiezo a sospechar que es el Starbucks japonés…).
Una vez sentados buscamos sitios donde cenar en San Internet y nos decantamos por uno que servía la especialidad del lugar, carne de caballo (creo recordar que se llamaba Shinmiyosi). Nos acercamos hasta el local, que parecía muy elegante desde fuera, pero cuando entramos había varias personas haciendo cola, nadie parecía hablar inglés y nos invitaron a marcharnos de bastantes malos modos (o eso entendimos…). Fueron muy bordes y ni siquiera hicieron ningún esfuerzo por entenderse con nosotros…
Mientras buscábamos de casualidad pasamos por una de las calles más famosas de Matsumoto, NAKAMACHI, donde se conservan algunas viviendas muy antiguas que albergan actualmente numerosos comercios, pero siempre respetando el original estilo.
Buscamos otro restaurante, llamado KURA, y fue un acierto. El edificioes muy bonito, blanco, siguiendo la línea traidcional. Nos pareció que tenía dos plantas, pues nosotros estuvimos solos en la de abajo y creemos que había un grupo en la de arriba.
En nuestra planta estaba el sushiman y además había una señora que servía, muy amables. Esto fue lo que cenamos:
-Sushi de atún
-Sashimi de caballo
-Sopa
-Tempura de verduras: calabaza, patata, berenjena, setas, pimiento, etc.
-Té verde y sake para beber
Todo estaba muy rico pero la carne de caballo, que era la primera vez que la probábamos, tampoco nos conquistó, no está entre las más ricas que hemos probado. Pagamos 4590Y/42€. Nos despedimos de ellos y la señora nos regaló un par de manzanas de la zona, que al parecer son famosas en todo Japón por su sabor. Aquí tenéis el enlace a la opinión de Tripadvisor, en donde hay más fotos del local.
Buscamos un combini en donde compramos algo para desayunar al día siguiente (1500Y/14€) y volvimos para el hotel a descansar.
Al salir compramos un par de bollos en un combini, uno era de Halloween, pues están locos con esta fiesta, todos los locales están decorados con esta temática. Ahora, los dulces más ricos que comimos durante nuestro viaje, con mucha diferencia, fueron las Florentinas, qué delicia…
Nos volvimos al hotel, cerramos las maletas y bajamos a recepción. Allí nos entregaron la factura y nos despedimos. Cogimos el JR hasta la estación de SHINYUKU y una vez allí buscamos el andén del que salía nuestro tren con destino a Matsumoto. No era tarea fácil, pues la estación es enorme, así que tuvimos que preguntar a un guardia, quien amablemente nos dio las indicaciones en inglés con mucho acento japonés, nada era fácil de entender. El tren hacia Matsumoto, en plenos “Alpes japoneses”, salió a las 11 y llegó a su destino a las 13:45 horas. Por cierto, el tren era muy normal, de hecho me pareció bastante peor que los de Renfe que cojo habitualmente.
Habíamos decidido visitar esta ciudad, que no es un destino muy habitual entre los turistas occidentales, dado que allí se encuentra la mayor granja de wasabi de Japón y Pelayo quería verla. Una vez que llegamos a Matsumoto caminamos hasta el hotel que yo había reservado a través de Booking, el SOUTHERN CROSS INN MATSUMOTO, en donde nos recibió un señor de setenta años (lo sé porque nos lo dijo) muy amable y que hablaba algo de español, de hecho bastante más y mejor que inglés.
Nos contó que el próximo año visitaría España y que por tanto se había puesto a estudiar nuestro idioma. La recepción era un lugar curioso, lleno de cachivaches. El señor estuvo bastante de rollo con nosotros y cuando rellenó los papeles, con toda la calma del mundo, y le pagamos los 7000Y/64€ que valía la habitación, nos sacó una caja llena de objetos. Nos dijo que escogiésemos uno cada uno, pues se trataba de un regalo, lo que nos dejó un poco sorprendidos. Pelayo escogió una copa y yo una tacita con plato que lleva motivos japoneses. También nos dio un mapa con locales para comer y sus horarios, pues aquí cierra todo muy pronto. En la recepción además había gratis bombones y pequeños snacks tipo japonés que estaban riquísimos, nos pusimos morados. Por cierto, éste fue el hotel más barato de nuestra estancia.
Subimos a la habitación, que estaba en el cuarto piso, a dejar las maletas y la verdad es que parecía una fotocopia de la de Tokio: TV, mini nevera, cama de uno y medio, baño de plástico, sin armario, pero quizás unos centímetros más grande en este caso (dado que aquí cabía una mesilla de noche, qué lujo). La wifi funcionaba bastante mal en las habitaciones. Aquí tenéis la opinión y fotos del hotel en Tripadvisor.
Cuando salimos del hotel a dar una vuelta y buscar un restaurante para comer, ya habían cerrado todos, pues Matsumoto es un lugar bastante pequeñito y a las 15 horas al parecer ya no hay nada abierto hasta la tarde. Atravesamos las calles céntricas de compras, en donde sí vimos turistas, y quedaba algún puesto de comida basura abierto, pero con apenas género así que continuamos. La verdad es que es un lugar muy bonito, de haberlo sabido quizás nos hubiésemos quedado aquí más días en vez de en Osaka.
Volvimos hacia la zona de la estación de tren y allí encontramos un sitio abierto, con pinta de cadena, llamado MATSUIA. Según un cartel que había en la puerta tenía horario continuado así que entramos. Era el típico local en el que tienes que sacar los tickets en la máquina y luego entregar al camarero. Esto fue lo que pedimos, basándonos en las fotos y gracias a que estaba en inglés:
-Tofu con cerdo y kimchi
-Cerdo con berenjena
Ambos venían acompañados de arroz, sopa, ensalada y huevo escalfado. Para beber cogimos dos botellas de Asahi de 500ml (430Y/4€ cada una, de lo más barato que vimos durante el viaje). Pagamos en total 2140Y/20€ y la verdad es que no fue una de las mejores comidas de Japón, pero tampoco hubo mucha más opción…
Luego entramos en una de las numerosas pastelerías que vimos en esta localidad, justo la que había al lado del restaurante en donde comimos. Cogimos dos pastelitos con muy buena pinta pero resultaron estar rellenos de pasta de haba y finalmente no nos parecieron muy ricos. En general creo que los dulces japoneses tienen mejor pinta de lo que realmente saben después… Por cierto, pagamos 285Y/2’6€.
Nos acercamos a la estación de tren a preguntar en la OFICINA DE TURISMO los horarios de tren a la granja de wasabi DAIO. La chica fue muy amable y nos entregó además varios folletos que nos fueron muy útiles con atracciones de la zona. Nos interesaron las bodegas de vino y sake por lo que nos informamos de cómo había que hacer para ir a verlas al día siguiente.
A continuación nos encontramos de casualidad el santuario sintoista de YOHASHIRA SHRINE, que está a orillas del río, muy bonito, sobre todo porque las hojas de los árboles ya empiezan a enrojecerse.
Posteriormente nos dirigimos al CASTILLO DE MATSUMOTO, que ya había cerrado, pero al menos lo podríamos ver por fuera. Estaba oscureciendo por lo que se veía ya poco. Cuando estábamos mirando para él, tratando de hacer una foto, repentinamente se iluminó, fue un momento mágico. Dimos un paseo por sus jardines e hicimos otro montón de fotos. Por lo que he leído fue construido durante el siglo XVI y es de los pocos que se mantuvo hasta la actualidad sin reconstruir.
Volvimos hasta el centro y nos sentamos en un TULLLY’S para descansar un poco y tomar algo. Pedimos un par de cafés, lo que nos costó 890Y/8€ (definitivamente opino que esta cadena es bastante cara para lo que ofrece, empiezo a sospechar que es el Starbucks japonés…).
Una vez sentados buscamos sitios donde cenar en San Internet y nos decantamos por uno que servía la especialidad del lugar, carne de caballo (creo recordar que se llamaba Shinmiyosi). Nos acercamos hasta el local, que parecía muy elegante desde fuera, pero cuando entramos había varias personas haciendo cola, nadie parecía hablar inglés y nos invitaron a marcharnos de bastantes malos modos (o eso entendimos…). Fueron muy bordes y ni siquiera hicieron ningún esfuerzo por entenderse con nosotros…
Mientras buscábamos de casualidad pasamos por una de las calles más famosas de Matsumoto, NAKAMACHI, donde se conservan algunas viviendas muy antiguas que albergan actualmente numerosos comercios, pero siempre respetando el original estilo.
Buscamos otro restaurante, llamado KURA, y fue un acierto. El edificioes muy bonito, blanco, siguiendo la línea traidcional. Nos pareció que tenía dos plantas, pues nosotros estuvimos solos en la de abajo y creemos que había un grupo en la de arriba.
En nuestra planta estaba el sushiman y además había una señora que servía, muy amables. Esto fue lo que cenamos:
-Sushi de atún
-Sashimi de caballo
-Sopa
-Tempura de verduras: calabaza, patata, berenjena, setas, pimiento, etc.
-Té verde y sake para beber
Todo estaba muy rico pero la carne de caballo, que era la primera vez que la probábamos, tampoco nos conquistó, no está entre las más ricas que hemos probado. Pagamos 4590Y/42€. Nos despedimos de ellos y la señora nos regaló un par de manzanas de la zona, que al parecer son famosas en todo Japón por su sabor. Aquí tenéis el enlace a la opinión de Tripadvisor, en donde hay más fotos del local.
Buscamos un combini en donde compramos algo para desayunar al día siguiente (1500Y/14€) y volvimos para el hotel a descansar.