A la misma hora del día anterior nos recogieron en el hotel para la excursión por la abadía de Kylemore y el Parque Nacional de Connemara. Pensaba que nos llevarían en microbús hasta la estación de autobuses como el día anterior, pero fuimos a otro punto de recogida que estaba más lejos que la estación....para a continuación llevarnos a la estación. Para eso hubiera ido directamente.
Durante el recorrido, el guía-conductor fue dando diferentes explicaciones y no puedo decir mucho más, porque no le entendí prácticamente nada de lo que dijo .
Durante el recorrido, el guía-conductor fue dando diferentes explicaciones y no puedo decir mucho más, porque no le entendí prácticamente nada de lo que dijo .
Una de las primeras paradas que hicimos fue en Inagh Valley, con un paisaje de lagos, montañas escasas de vegetación, turberas y brezos en flor de color amarillo.
La siguiente parada fue en la abadía de Kylemore, donde nos dejaron unas 2 horas o 2 horas y media de tiempo libre para comer y visitar el parque. La imagen más bonita que se contempla es la de la abadía junto al lago Pollacappul.
La abadía de Kylemore fue inicialmente un castillo neogótico mandado construir durante el siglo XIX por el magnate de Manchester Mitchell Henry, en honor a su esposa. Compraron un páramo, drenaron la colina bajo la que está la abadía y plantaron miles de árboles para proteger sus jardines y huertos del viento. Cuando murieron la esposa y la hija del magnate, vendió el castillo. Éste se transformó en abadía cuando se estableció en él una orden de monjas benedictinas que huyó de Ypres (Bélgica) durante la 1ª Guerra Mundial. Esta orden de monjas fundó un internado y un colegio de día de niñas. En 1959 parte de la abadía se incendió. Actualmente sólo es posible visitar una parte de la abadía, así como los jardines victorianos.
Tras validar la entrada en el centro de visitantes decidí visitar primero el lugar más alejado, que son los jardines victorianos. Hay un autobús, que para detrás del centro de visitantes, que realiza continuamente el trayecto hasta estos jardines. Para el que le apetezca andar, el paseo es muy agradable y se debe tardar como 20 minutos.
Los jardines están amurallados y albergan un sector con diferentes especies de árboles y otro sector de prado con flores. Además, es posible acceder a la casa del jardinero, que mantiene decoración original en las diferentes dependencias: cocina, dormitorio, sala de labores y oficina, salón. También hay un invernadero de cristal.
Tras validar la entrada en el centro de visitantes decidí visitar primero el lugar más alejado, que son los jardines victorianos. Hay un autobús, que para detrás del centro de visitantes, que realiza continuamente el trayecto hasta estos jardines. Para el que le apetezca andar, el paseo es muy agradable y se debe tardar como 20 minutos.
Los jardines están amurallados y albergan un sector con diferentes especies de árboles y otro sector de prado con flores. Además, es posible acceder a la casa del jardinero, que mantiene decoración original en las diferentes dependencias: cocina, dormitorio, sala de labores y oficina, salón. También hay un invernadero de cristal.
No se tarda mucho en visitar.
Cerca de los jardines hay una casa de té, en la que aproveché para comprar algo de comida para llevar. Si hubiese tenido más tiempo me habría sentado en la terraza para contemplar el paisaje.
De vuelta al punto de inicio en el autobús, me dirigí a la abadía, que está a 3 minutos. En el interior vi el salón, el comedor. Hay varios paneles con la historia del castillo. No me pareció que valiese demasiado la pena. Me quedo con la imagen desde el exterior.
Cerca de los jardines hay una casa de té, en la que aproveché para comprar algo de comida para llevar. Si hubiese tenido más tiempo me habría sentado en la terraza para contemplar el paisaje.
De vuelta al punto de inicio en el autobús, me dirigí a la abadía, que está a 3 minutos. En el interior vi el salón, el comedor. Hay varios paneles con la historia del castillo. No me pareció que valiese demasiado la pena. Me quedo con la imagen desde el exterior.
Siguiendo por el paseo junto al lago se alcanza en poco minutos la iglesia gótica, construida por Mitchell Henry en honor a su esposa Margaret. A continuación está el mausoleo en el que descansan los dos.
Tras abandonar el parque, pusimos rumbo a Cong rodeados por el mismo tipo de paisaje que nos acompañaba desde Inagh Valley.
Tras abandonar el parque, pusimos rumbo a Cong rodeados por el mismo tipo de paisaje que nos acompañaba desde Inagh Valley.
Paramos unos pocos minutos junto a un mirador para contemplar el fiordo de Killary, frontera natural entre los condados de Mayo y Galway. Es el hábitat del poni de Connemara, única raza de caballo autóctona de Irlanda.
Más adelante nos empezamos a encontrar con una raza de ovejas con patas y cabeza negra, pequeña cornamenta y cubierta de mucha lana. Por si fuera poco llevaban mechas azules y rosas. Muy modernas ellas . Supongo que será el modo en el que las marcan los pastores.
La carreterita nos llevaba ahora junto a un lago, no sé si el Lough Mask o el Lough Corrib (probablemente éste) hasta llegar a Cong, donde sólo tuvimos 40 minutos de tiempo. Este pueblo es famoso por haberse rodado en la década de 1950 la película "El hombre tranquilo", protagonizada por John Wayne. Hay una referencia a esta película en forma de estatua.
Es de especial interés la abadía de Cong, fundada en el siglo XII sobre un monasterio del siglo VI.
Atravesando las ruinas del claustro se accede a un bosque que se extiende junto al río que desemboca en el Lough Corrib. Sobre el río hay una antigua casita de pescadores.
En las afueras de Cong está el castillo de Ashford, reconstruido en estilo neogótico en 1870. Actualmente es un hotel. Confiaba en que haríamos al menos una breve parada, pero pasamos de largo.
La última parada de la excursión fue en el monasterio franciscano de Ross Errily. Lo más probable es que fuese fundado a mediados del siglo XV. Es Monumento Nacional y es de las ruinas monásticas medievales mejor conservadas. Está formado por una iglesia y un campanario, un claustro central y otro exterior, edificios domésticos como la cocina, en la que hay una gran chimenea y un horno, el refectorio. Los dormitorios se ubicaban en la planta superior.
La última parada de la excursión fue en el monasterio franciscano de Ross Errily. Lo más probable es que fuese fundado a mediados del siglo XV. Es Monumento Nacional y es de las ruinas monásticas medievales mejor conservadas. Está formado por una iglesia y un campanario, un claustro central y otro exterior, edificios domésticos como la cocina, en la que hay una gran chimenea y un horno, el refectorio. Los dormitorios se ubicaban en la planta superior.
Llegamos a Galway sobre las 5 de la tarde. Esa noche elegí para cenar Mc Donagh's en 22 Quay St, justo enfrente del pub en el que había cenado la noche anterior. Este restaurante es el más típico para comer fish and chips en Galway. Tiene 2 zonas: una en la que puedes pedir en la barra el pescado que quieres comer, bien para llevarte o para tomar en las mesas compartidas que hay; otra de restaurante. En esta última estuve yo. Estaba lleno y tuve que esperar por lo menos 20 minutos antes de sentarme. En el restaurante es posible pedir a la carta, o bien, tomar el menú por 20 euros entre las 17:00 y las 22:00. Este menú incluye 2 platos y una copa de vino. Fue el que elegí:
- Mejillones al vapor, con ajo, citronela y leche de coco
- Caballa a la parrilla, con chutney, puré de patatas y verduras
- Copa de vino tinto
- Mejillones al vapor, con ajo, citronela y leche de coco
- Caballa a la parrilla, con chutney, puré de patatas y verduras
- Copa de vino tinto
Estaba todo bastante bueno y salí lleno. ¡Recomendable!
www.mcdonaghs.net
Al salir del restaurante fui al pub "The Quays", pero estaba saturado de gente y opté por dejarlo para el día siguiente.
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Al salir del restaurante fui al pub "The Quays", pero estaba saturado de gente y opté por dejarlo para el día siguiente.