Octavo día. Domingo 17 de julio
Tocaba diana a las 5:45h y ahí estaba Enca para despedirse. No hacía falta, pero nos alegró un montón que se hubiera tomado la molestia.
Así que cargados con las mochilas, las aguas y el desayuno recorrimos el quilómetro aproximado que separaba la casa de la terminal de Viazul. Ahí había un montón de mochileros ya esperando para subir. Coincidimos con Oier y Joana, que sin billete albergaban esperanzas de tener plaza para ir a Cienfuegos.
El viaje fue cómodo y placentero. Paramos en Pinar del Río, Barrigotas y Los Portales. Y hacia las 15h ya estábamos en Cienfuegos.
Cienfuegos (es.wikipedia.org/wiki/Cienfuegos) es una ciudad mediana que está al sur de la isla y fue fundada por colonos franceses en el 1819. Está en la bahía de Jagua lo que la hace una ciudad martítima pero con aguas tranquilas. Como puntos de interés tenemos el Jardín Botánico, la Fortaleza de Nuestra Señora de los Ángeles (de la que hablaremos luego) y como curiosidad la inacabada Central Nuclear de Juraguá. Esta central tenía que ser un importante empuje en la generación eléctrica de Cuba, pero su construcción fue interrumpida el 1992 debido al colapso de la URSS. Acabada la fuente de financiación, no se pudo terminar la obra. Años más tarde, Putin hizo un intento de acabar la obra pero Castro dijo que Cuba ya no está interesada en ese tipo de energía.
El centro de Cienfuegos es cuadriculado, como Habana Centro. Las calles están numeradas siendo las verticales impares y las horizontales pares, y son anchas, arregladas y con varios parques. Ha sido declarado Patrimonio Cultural de la Humanidad por la UNESCO. Las Golondrinas estaban a una calle del Paseo del Prado (o calle 39), que es más o menos la arteria principal del centro.
Aquí podéis ver una foto de una calle peatonal del centro:
Las Golondrias es un hotelito con cuatro habitaciones regentado por el Doctor Victor y su esposa Odalís; los dos son encantadores. Nos ofrecieron una bebida de bienvenida y una agradable charla sobre Cienfuegos y también se interesaron por nosotros a nivel personal.
Descansamos un rato y fuimos a dar un paseo por los alrededores: seguimos el Paseo del Prado hasta casi casi llegar a Punta Gorda. A la vuelta y el el mismo paseo cenamos en un Rápido, que es justamente un restaurante de comida rápida y económica frecuentado por adolescentes y jóvenes.
Noveno día. Lunes 18 de julio
Tocaba hace gestiones. Necesitábamos cambiar moneda de nuevo y queríamos atar una excursión al Nicho. Tras informarnos en Cubatour finalmente nos comprometimos con un amable señor que nos encontramos por la calle; no fue casualidad, ahí cuando ven a guiris se te acercan ofreciéndote excursiones o aconsejándote restaurantes. Nosotros queríamos ir al Nicho pero que después el coche nos dejara en Trinidad, que era la siguiente parada. Quedamos en eso por 60 CUC (entrada al Nicho aparte).
Hecho esto, fuimos dando un paseo al Muelle Real, donde queríamos subir a un ferry que nos llevaría a la Fortaleza. Como teníamos tiempo, antes compramos unas postales y unos sellos para enviarlos a casa...como se hacía antaño, antes de los correos electrónicos. ¿Alguien se acuerda? A mi todavía me fascina recibir correo personal en papel.
En teoría el ferry salía a las 13h, pero como a las 12:30h ya estaba lleno, se fue. Ahí tuvimos suerte porque de haber llegado más tarde nos habríamos quedado sin transporte. El viaje no es rápido, y entre las paradas previas, desembarcar y caminar un poco hasta las 14h no llegamos a al castillo.
La Fortaleza de Jagua (es.wikipedia.org/ ...a_de_Jagua) o también de Nuestra Señora de los Ángeles es un impresionante castillo que se construyó a principios del siglo XVIII, pero no para proteger la ciudad de Cienfuegos, que todavía no existía, sino para impedir la entrada de piratas a la bahía, donde solían refugiarse. Para la guarnición de turno, las condiciones dentro del castillo eran duras, debido al calor, los insectos y la falta de agua potable.
Aquí tenéis una foto de la entrada del castillo:
Pagamos entrada con visita guiada, y nuestro guía, Daniel, lo explicó con todo lujo de detalles. Ya en la torre pudimos contemplar unas buenas vistas y nos explicó la historia de la central nuclear que hemos comentado antes. Además, Daniel era plenamente consciente de los horarios del ferry e hizo coincidir más o menos su explicación para que pudiéramos subir al de vuelta sin darnos mucha prisa.
La vuelta fue bastante movidita. Llovió y teníamos mala mar, a pesar de ser una bahía. Cuando llueve, los mismos pasajeros bajan unas lonas que funcionan como cortinas para que no entre mucha lluvia en la cubierta. Así que con más incomodidad que miedo llegamos a tierra sin novedad. Eso sí, con algo de frío ya que quedamos salpicados.
Era una hora complicada para comer, pero paseando paseando encontramos un buen restaurante que se llama De París, muy cerca del Parque Martí y ahí nos zampamos unas sopas que nos dejaron como nuevos.
Esa tarde descansamos de nuevo e intentamos atar el alojamiento en Trinidad, dónde estaríamos cuatro noches. Las casas que aparecían en la Lonely Planet estaban ya todas llenas, así que pedimos ayuda a Odalis quien nos dio algunas tarjetas que tenía de casas de Trinidad. Este punto es muy útil: es habitual que los propietarios de las casas te den un montón de tarjetas para que las vayas repartiendo cuando te vas a otras ciudades. De este modo, Odalis tenía tarjetas de casas de Viñales o de Trinidad. Ella no conoce directamente a los propietarios pero sabe por los comentarios que le hacen sus huéspedes si están bien o no. Nos recomendó la casa de María Elena: cuando llamamos nos dijo que tenía lleno, pero que no nos preocupáramos porque cuando llegáramos ella nos acompañaría a una casa disponible: las casas se pasan clientes las unas a las otras.
Por la noche nos quedamos a cenar en el hotel. Tuvimos una estupenda cena en la terraza, y la disfrutamos nosotros solos, ya que ningún otro huésped se quedó a cenar esa noche. Como veis la terraza estaba vacía:
Décimo día. Martes 19 de julio
Ese día nos despertamos a las 7:30h, desayunamos en el mismo hotel, nos despedimos de Víctor y de Odalis y a las 8:30h ya teníamos al chófer que nos llevaria al Nicho, Alain. También estaba Camilo que fue quien nos cobró.
Tras una hora y cuarto y algunas curvas llegamos al Nicho. El Nicho (entrada 10 CUC por persona) es un fantástico parque natural donde las cataratas, pozas y ríos fluyen como si no hubiera mañana. Es un sitio muy bonito que se puede recorrer con guía en un par de horas. El guía, Tomás, nos acompañó a nosotros y a un grupo de post adolescentes mejicanos muy divertidos. Al llegar a una gran poza, Tomás hizo una pausa para que pudiéramos bañarnos, así que si vais al Nicho no olvidéis bañador y toalla. Tras tanto calor los últimos días, lo agradecimos.
Al acabar la ruta, el guía nos dejó y pudimos recorrer de manera libre el parque, pero no nos quedamos mucho ya que habíamos quedado con Alain a las 13h para ir para Trinidad.