El vuelo a Estambul salió con un poco de retraso, pero más allá de esto transcurrió con total normalidad. Tuve que facturar el equipaje porque por lo visto el bolso de mano que llevaba era demasiado voluminoso. El avión aterrizó en el aeropuerto de Atatürk pasadas las 17:30, por lo que tenía por delante más de 6 horas hasta la salida del avión con destino a Tashkent. Me entretuve todo estas horas leyendo, haciendo uso de Internet gratuito durante 2 horas y picoteando alguna cosa de comer, por lo que para mi sorpresa no se me hizo demasiado pesado el tiempo de espera.
El siguiente vuelo no tuvo tampoco incidencia alguna. Como comentario tan sólo decir que el menú que nos pusieron era el mismo que el del viaje entre Madrid y Estambul. Sobre las 7 de la mañana aterrizamos en el Aeropuerto Internacional de Tashkent y tocaba el turno de pasar los controles. Por suerte al solicitar asistencia al comprar los billetes de avión, acabo los trámites antes. Primero el control de la documentación, luego recogida de equipaje y por último el control de aduana. Mientras que esperaba la salida del equipaje por la cinta, rellené dos hojas de aduana en las que hay que registrar las pertenencias de valor. Esto incluye el dinero en las diferentes divisas con el que se entra al país, puesto que a la salida del país lo pueden verificar. Me mosqueó que la maleta en vez de salir por la cinta de equipaje me la llevó expresamente personal del aeropuerto, por lo que quizás me la registraron.
Salí del aeropuerto y me encontré con el conductor de la agencia Advantour al que le tenía que pagar en dólares los billetes de tren y el traslado hasta el hotel. Por el camino me preguntó si quería dinero en el mercado negro, a lo que accedí. En un sitio en mitad de las afueras de Tashkent paramos y se llevó la cantidad de dinero que le dije que quería cambiar a soms. En este lugar fue a 7500 soms por euro y de pronto me vi con un fajo de billetes enorme en el que cada billete equivalía como a 0'75€.
Al llegar al hotel y verme salir del taxi hasta me pusieron una silla de ruedas. Bastante exagerado para mí pero en cualquier caso un detalle de agradecer que le puede venir muy bien a alguien que tenga poca capacidad de movimiento . Como no estaba preparada aún la habitación (serían las 8 de la mañana) me ofrecieron ir al restaurante para desayunar. Había una estupenda selección de ingredientes para preparar ensaladas y cereales, de dulces (tipo croissants y ensaimadas) y panes, algunos platos calientes (patatas fritas, pollo empanado, verdura salteada, etc...), frutas (plátanos, manzanas, kiwis, melocotones, etc...), queso y embutidos, zumos, yogures. Lo más cerca que estuve de la ensalada fue la foto que hice , porque no probé ni una, gracias a los consejos de alimentación (por otro lado no entiendo para qué sirve vacunarse de Hep. A y fiebres tifoideas si aún así tienes que seguir controlando lo que bebes y comes). Para compensar los croissants y panes estaban bien buenos, pero me dio rabia no probar muchas cosas.
El siguiente vuelo no tuvo tampoco incidencia alguna. Como comentario tan sólo decir que el menú que nos pusieron era el mismo que el del viaje entre Madrid y Estambul. Sobre las 7 de la mañana aterrizamos en el Aeropuerto Internacional de Tashkent y tocaba el turno de pasar los controles. Por suerte al solicitar asistencia al comprar los billetes de avión, acabo los trámites antes. Primero el control de la documentación, luego recogida de equipaje y por último el control de aduana. Mientras que esperaba la salida del equipaje por la cinta, rellené dos hojas de aduana en las que hay que registrar las pertenencias de valor. Esto incluye el dinero en las diferentes divisas con el que se entra al país, puesto que a la salida del país lo pueden verificar. Me mosqueó que la maleta en vez de salir por la cinta de equipaje me la llevó expresamente personal del aeropuerto, por lo que quizás me la registraron.
Salí del aeropuerto y me encontré con el conductor de la agencia Advantour al que le tenía que pagar en dólares los billetes de tren y el traslado hasta el hotel. Por el camino me preguntó si quería dinero en el mercado negro, a lo que accedí. En un sitio en mitad de las afueras de Tashkent paramos y se llevó la cantidad de dinero que le dije que quería cambiar a soms. En este lugar fue a 7500 soms por euro y de pronto me vi con un fajo de billetes enorme en el que cada billete equivalía como a 0'75€.
Al llegar al hotel y verme salir del taxi hasta me pusieron una silla de ruedas. Bastante exagerado para mí pero en cualquier caso un detalle de agradecer que le puede venir muy bien a alguien que tenga poca capacidad de movimiento . Como no estaba preparada aún la habitación (serían las 8 de la mañana) me ofrecieron ir al restaurante para desayunar. Había una estupenda selección de ingredientes para preparar ensaladas y cereales, de dulces (tipo croissants y ensaimadas) y panes, algunos platos calientes (patatas fritas, pollo empanado, verdura salteada, etc...), frutas (plátanos, manzanas, kiwis, melocotones, etc...), queso y embutidos, zumos, yogures. Lo más cerca que estuve de la ensalada fue la foto que hice , porque no probé ni una, gracias a los consejos de alimentación (por otro lado no entiendo para qué sirve vacunarse de Hep. A y fiebres tifoideas si aún así tienes que seguir controlando lo que bebes y comes). Para compensar los croissants y panes estaban bien buenos, pero me dio rabia no probar muchas cosas.
Finalizado el desayuno pude subir por fin a la habitación, que me encantó cómo estaba decorada, con el papel pintado de la pared, el espejo y el cabecero de piel/cuero de la cama. La habitación en cuestión estaba en la 7ª planta y disponía de muy buena vista a la Avda. Amir Timur, hoteles, edificios y zonas ajardinadas cercanas a la plaza Amir Timur. El tamaño de la habitación era considerablemente grande y estaba equipada con TV plana con canales internacionales, escritorio, minibar, conjunto para preparar té y café, armario grande y caja fuerte. Dejaron una botella de agua de cortesía. El suelo era de moqueta, pero ésta estaba muy limpia. El cuarto de baño, al igual que la habitación, era espacioso y tenía bañera, productos de baño, pañuelos de papel y secador.
Otros servicios del hotel: wi-fi gratuito, tienda de regalos, excursiones, ordenadores con impresora.
www.wyndhamhotels.com/ ...t/overview
Salí después de las 9 de la mañana del hotel y el calor que hacía a esa hora empezaba a agobiar. Por Tripadvisor había averiguado que existía una especie de autobús turístico hop-on hop-off que hacía paradas en diversos puntos relevantes de la ciudad. En el hotel había conseguido que me confirmaran que junto al hotel Uzbekistán, en la plaza Amir Timur, paraba este autobús, aunque no disponían de horarios ni datos de contacto.
tashkentcitytour.uz/en
Por lo tanto, a esta plaza me dirigí. Estaba a unos pocos minutos del hotel, pero pude ir comprobando que las distancias en la ciudad iban a ser mayores de lo que pensaba y es que lo que en el mapa parecía que estaba al lado, en la realidad eran avenidas y plazas enormes con bastante separación entre los edificios. Al menos por la zona en la que me encontraba.
De camino me encontré con la Universidad de Leyes, un edificio histórico del siglo XIX. Durante la época de dominación soviética se impartían tanto clases de Leyes como de Historia, pero tras la independencia del país se convirtió exclusivamente en Universidad de Leyes. Por los alrededores vi bastante gente joven, tanto hombres como mujeres, vestidos con uniforme (pantalón o falda azul oscuro y camisa blanca), aunque no sé si serían todos estudiantes de la universidad o también los trabajadores de ciertas empresas importantes o con puestos oficiales también van uniformados. Me llamó la atención que todos los hombres llevaran camiseta interior blanca de manga sisa. No fallaba uno .
La plaza Amir Timur es como el centro de la ciudad y de ella parten avenidas radiales hacia otras zonas. Fue remodelada de forma importante en 2010 y está presidida por una estatua de Timur o Tamerlán en los jardines que ocupan la zona central.
tashkentcitytour.uz/en
Por lo tanto, a esta plaza me dirigí. Estaba a unos pocos minutos del hotel, pero pude ir comprobando que las distancias en la ciudad iban a ser mayores de lo que pensaba y es que lo que en el mapa parecía que estaba al lado, en la realidad eran avenidas y plazas enormes con bastante separación entre los edificios. Al menos por la zona en la que me encontraba.
De camino me encontré con la Universidad de Leyes, un edificio histórico del siglo XIX. Durante la época de dominación soviética se impartían tanto clases de Leyes como de Historia, pero tras la independencia del país se convirtió exclusivamente en Universidad de Leyes. Por los alrededores vi bastante gente joven, tanto hombres como mujeres, vestidos con uniforme (pantalón o falda azul oscuro y camisa blanca), aunque no sé si serían todos estudiantes de la universidad o también los trabajadores de ciertas empresas importantes o con puestos oficiales también van uniformados. Me llamó la atención que todos los hombres llevaran camiseta interior blanca de manga sisa. No fallaba uno .
La plaza Amir Timur es como el centro de la ciudad y de ella parten avenidas radiales hacia otras zonas. Fue remodelada de forma importante en 2010 y está presidida por una estatua de Timur o Tamerlán en los jardines que ocupan la zona central.
Inicialmente iba a visitar el Museo de Historia de los Timúridas, pero no estaba abierto aún, así que me fui hacia el hotel Uzbekistán para averiguar algo del autobús turístico. Este hotel es una de las señas de identidad de la plaza, con su forma de "libro abierto". Verdaderamente es un edificio bastante feo al estilo comunista soviético. Visto desde el exterior es una mole llena de ventanucos.
Sin dificultad alguna encontré el autobús parado en un lateral del hotel. La información que había visto en la página web indicaba que el billete se podía comprar para uno o dos días y que era posible subir y bajar del autobús en las diferentes paradas. Lo que me explicaron in situ fue que el autobús hacía 3 paradas, con tiempos de entre 10 y 20 minutos. No dijeron nada de que se pudiese repetir el recorrido una vez de regreso en el punto inicial. A lo mejor depende de la fecha del año. La salida es frente a la entrada principal del hotel, a las 10, 11 y 12. Me suena que la última hora por la tarde era a las 16:00. El precio fue de 75000 soms. Los lugares por los que fuimos parando o pasando fueron los siguientes:
- Complejo Conmemorativo a las Víctimas de la Represión: Dedicado a todas aquellas personas que fueron asesinadas o encarceladas como consecuencia de persecuciones y represiones.
Sin dificultad alguna encontré el autobús parado en un lateral del hotel. La información que había visto en la página web indicaba que el billete se podía comprar para uno o dos días y que era posible subir y bajar del autobús en las diferentes paradas. Lo que me explicaron in situ fue que el autobús hacía 3 paradas, con tiempos de entre 10 y 20 minutos. No dijeron nada de que se pudiese repetir el recorrido una vez de regreso en el punto inicial. A lo mejor depende de la fecha del año. La salida es frente a la entrada principal del hotel, a las 10, 11 y 12. Me suena que la última hora por la tarde era a las 16:00. El precio fue de 75000 soms. Los lugares por los que fuimos parando o pasando fueron los siguientes:
- Complejo Conmemorativo a las Víctimas de la Represión: Dedicado a todas aquellas personas que fueron asesinadas o encarceladas como consecuencia de persecuciones y represiones.
Estuvimos 10 minutos, así que poco más que para hacer unas fotos del exterior del museo. Enfrente, al otro lado de la carretera, destaca la altura de la torre de TV. Con sus 375 m, Se trata del edificio más alto de Asia Central.
- Mezquita Menor: Es un monumento muy moderno, pues fue construido durante 2014. Destaca con respecto a otras mezquitas por estar hecha de mármol blanco en lugar de ladrillo. La capacidad es de más de 2400 personas.
Mientras que íbamos a la siguiente parada pasamos por un parque en el que está el Monumento al Coraje. Este documento conmemora el terremoto que ocurrió en 1966 y que afectó a 300000 personas que se quedaron sin hogar.
- Plaza Hast Imam: Es el nuevo centro religioso oficial del país. Hay diferentes edificios de interés, como por ejemplo la madrasa Barak Khan, construida en el siglo XVI y con destacables cúpulas de color turquesa; el mausoleo de Abu Bakr Kaffal Shoshi, construido en el siglo XVI y donde están los restos de este poeta y filósofo así como de varios jeques; la mezquita Hazrat Imam, del año 2007.
Desde aquí en adelante no nos bajamos del autobús. Así, pasamos por el bazar Chorsu, la madrasa Kukeldash y posteriormente, volviendo a la parte moderna de la ciudad, el parque Alisher Navoiy, el Turkiston Concert Hall, el Senado de Uzbekistán o el Memorial para los Astronautas.
Cuando regresamos de nuevo al hotel Uzbekistán me fui otra vez al Museo de Historia de los Timúridas. Lo más interesante del museo es la arquitectura del edificio. Dentro, contiene diferentes murales de la obra de Timur y costumbres, así como algunos objetos típicos. No hace mención alguna al carácter cruel de este gobernante, bajo el cual llegaron a perecer hasta incluso más de 17 millones de personas durante las diferentes campañas militares que organizó. Por la entrada pagué 6000 soms, en los que no iba incluido el derecho a realización de fotos.
Finalizada la visita volví al hotel para decidir dónde ir a comer. Aunque llevaba varios restaurantes apuntados tenía dudas y pregunté en recepción alguna recomendación. Me mandaron al restaurante Torento. Saliendo del hotel a mano izquierda, hay que continuar por la misma avenida y como a unos 5-10 minutos en la acera contraria está este restaurante (Shakhrisabz, 30A). Es buffet y tienen además una carta de platos con fotos, en el que los nombres están en uzbeko. Sólo hay algún camarero que dice alguna frase en inglés.
Un plato consistente en una brocheta de cordero especiada (pensaba que estaba pidiendo de ternera pero no me entendió el camarero), acompañada de patatas fritas, arroz, tomate, cebolla, pepino, lechuga y un rollito, junto con una botella de agua, pan y té turco, fueron un total de 42000 soms. Fue de los restaurantes que menos me gustaron de todo el viaje y encima me dejé toda la ensalada por las recomendaciones médicas.
Un plato consistente en una brocheta de cordero especiada (pensaba que estaba pidiendo de ternera pero no me entendió el camarero), acompañada de patatas fritas, arroz, tomate, cebolla, pepino, lechuga y un rollito, junto con una botella de agua, pan y té turco, fueron un total de 42000 soms. Fue de los restaurantes que menos me gustaron de todo el viaje y encima me dejé toda la ensalada por las recomendaciones médicas.
Después de unos minutos de descanso en el hotel, me fui paseando a pleno sol por la Avda. Navoiy con la intención de llegar hasta la Plaza Mustaquillik (de la Independencia) y más adelante el museo de Historia de los Pueblos de Uzbekistán. Pasé por delante de edificios con arquitectura moderna como la Biblioteca Nacional. Todo muy grande, como para demostrar el poderío del país. Al llegar al que suponía que era el museo, me equivoqué y era un museo de Bellas Artes. Para el museo que quería visitar había un km más de distancia y para la plaza de la Independencia me tenía que alejar un poco más, así que lo desheché y seguí paseando por un parque que creía que me llevaría hasta el museo de Timur. Por cierto, lo de preguntar por algún lugar a alguien en inglés, cosa difícil por no decir imposible.
Atravesando el parque llegué a una calle donde había bastantes artistas callejeros con cuadros a la venta. Llegado a este punto, era tal el cansancio y sueño que tenía, que no me quedó más remedio que volverme al hotel a descansar. Y entonces, cuando fui a abrir la maleta, resulta que no podía abrir el candado. Un poco extraño, porque esa mañana al llegar al hotel sí que la había abierto. Me fijé que el candado estaba golpeado y con algunas piezas desencajadas entre sí. Ya me estaba dando algo, cuando después de 10 minutos intentándolo y pegando tirones del candado, se abrió y pude sacar cosas de la maleta. ¡Candado a la basura! No sé si se pudo romper con el ajetreo de la facturación, si me lo pudieron romper en el aeropuerto para revisar la maleta (esos 20 minutos que estuve esperando tras los cuales vi al personal del aeropuerto aparecer con mi maleta) a pesar de que el candado era TSA, o si bien pudo ser en el hotel, pero me fastidió y bien .
Después de dormir, estaba más cansado que antes y no me apetecía dar vueltas por la ciudad para ir a un restaurante, por lo que me quedé en el Ópera Café del hotel. Obviamente los precios se aproximan más a los europeos, pero tampoco me pareció especialmente caro. Fue asímismo mi primera toma de contacto con la gastronomía uzbeka. Pedí un plato de langman uzbeko que estaba bastante bueno. Con la bebida fueron un total de 12$.
Después de dormir, estaba más cansado que antes y no me apetecía dar vueltas por la ciudad para ir a un restaurante, por lo que me quedé en el Ópera Café del hotel. Obviamente los precios se aproximan más a los europeos, pero tampoco me pareció especialmente caro. Fue asímismo mi primera toma de contacto con la gastronomía uzbeka. Pedí un plato de langman uzbeko que estaba bastante bueno. Con la bebida fueron un total de 12$.