El coche de alquiler, las carreteras y el aparcamiento ✏️ Diarios de Viajes de Europa CentralEL COCHE DE ALQUILER. Tras mucho mirar y comparar, nos decidimos por un Fiat Tipo en Rentalcars , donde vimos el precio más barato y mejores condiciones de contratación. Como teníamos algunas dudas respecto a las coberturas del seguro, llamamos...Diario: ALSACIA, LAGO CONSTANZA Y SELVA NEGRA - Agosto 2017⭐ Puntos: 4.6 (10 Votos) Etapas: 14 Localización: Europa CentralEL COCHE DE ALQUILER Tras mucho mirar y comparar, nos decidimos por un Fiat Tipo en Rentalcars, donde vimos el precio más barato y mejores condiciones de contratación. Como teníamos algunas dudas respecto a las coberturas del seguro, llamamos por teléfono para aclarar varias cosas (tlfno. 911436514) y entonces nos dijeron que si hacíamos la reserva en ese momento por teléfono nos hacían un 10% de descuento, y además no teníamos que pagarlo todo ahora sino que bastaba con dejar 15 € de señal y el resto lo pagaríamos a recoger el coche. Por si fuera poco, nos ofreció además una cobertura total a todo riesgo sin franquicia por unos 50 €. Nos pareció muy buena oferta y en ese mismo momento lo dejamos todo contratado por teléfono: Un Fiat Tipo Diesel manual, once días, con cobertura total sin franquicia, con recogida y devolución en el aeropuerto de Mulhouse (parte francesa del aeropuerto de Basilea) por 252 €. Acto seguido nos enviaron todos los datos de la reserva y el resguardo por email. Realmente Rentalcars es una mayorista. El coche lo estábamos alquilando con Budget a través de ellos. Curiosamente salía más barato contratar con Rentalcars que con Budget directamente. Por otra parte, en la información que nos enviaron nos decían que para recoger el coche en el aeropuerto debíamos dirigirnos a los mostradores de Avis. ¡Qué follón! Cuando llegamos al aeropuerto de Mulhouse-Basilea nos dirigimos a la salida de la parte francesa. Junto a las puertas de salida estaban los mostradores de todas las agencias de alquiler. En la de Avis había un poco de cola, pero cuando por fin nos tocó el turno aún faltaban diez minutos para las 19:00, que era la hora estipulada para la recogida. La chica que atendía nos dijo que debíamos esperar hasta las 19:00 si no queríamos que Rentalcars nos cobrara un suplemento. ¡Vaaaaya!... Así que nos pusimos otra vez a la cola y cuando nos volvió a tocar ya eran las 19:00. La buena sorpresa vino cuando la chica nos dijo que no había Fiat Tipo disponibles y que nos daban un coche superior, concretamente un Renault Kadjar nuevecito y con todos los últimos adelantos tecnológicos: GPS, cámara posterior, límite automático de velocidad, parking manos libres… ¡Oleeeeee! También nos ofreció una Asistencia en Carretera, que no llevábamos contratada, por 45 € los once días. Nos pareció bien de precio y la contratamos también. Al final no hubiera hecho falta eso, ni el seguro con cobertura total, porque no tuvimos ningún percance, pero así se viaja más tranquilo. La verdad es que la alegría de contar con GPS se nos fue diluyendo con el paso de los días. La dulce vocecilla de Rudolph (sí, así se llamaba la acaramelada voz femenina que nos daba las indicaciones) empezó pronto a desvariar. La situación venía a ser algo así: - Le has puesto que queremos ir por autopista, ¿verdad? - Sí, sí, mira, está puesto - “A 300 metros cruce la rotonda y tome la segunda salida” - ¿La segunda? Yo en el móvil, en el Google Maps, estoy viendo que para coger la autopista deberíamos salir por la primera - “A 100 metros cruce la rotonda y tome la segunda salida” - No sé, a lo mejor la primera salida también va a la autopista pero dando más rodeo. Tú haz caso a Rudolph. - “Tome la segunda salida” - Vamos a hacer caso a Rudolph... Y por hacer caso, a los cinco minutos estábamos atravesando otro pueblo. ¿Y la autopista...? Al cabo de un rato: - ¿Estás seguro de que programaste ir por autopista? Llevamos atravesados siete pueblos y ni rastro de ella. - Ya lo viste que sí - “A 300 metros, cruce la rotonda y tome la tercera salida” - ¿La tercera? Pero si la autopista queda a nuestra derecha… - “A 100 metros, cruce la rotonda y tome la tercera salida” - Bueno, pero a lo mejor luego hacemos una curva y tiramos hacia la derecha. Hagamos caso a Rudolph. - “Tome la tercera salda” - ¡Venía señalizada la autopista en la primera salida! - ¡Otro pueblo! Más tarde: - “A 300 metros gire a la izquierda” - Yo no veo ningún desvío a 300 metros… - “A 100 metros gire a la izquierda” - Hay un puente, pero pasa por encima, no podemos cogerlo - “Gire a la izquierda” - ¡Pero si no se puede!… - “Recalculando ruta” Y unos minutos después: - “A 300 metros gire a la derecha” - En la pantalla está marcando hacia la izquierda - “A 100 metros gire a la derecha” - ¿Derecha o izquierda? - No sé… coge la derecha… - “Gire a la derecha” - Sí, voy a coger la derecha - “Recalculando ruta” Y así un día, y otro, y otro… ¡Qué estrés con la maldita voz! Al tercer día, ya con la certeza de que a Rudolph lo había programado el enemigo, decidimos prescindir de sus servicios y guiarnos por el Google Maps de nuestros móviles, que estaba más de nuestra parte. Aún así se dio el caso de un día que íbamos tan tranquilos con el GPS apagado y de repente sonó la voz: “A 300 metros tome la salida”. ¡Qué risa nos dio! Aquello nos recordó el final de Viernes 13, cuando todo parece por fin estar en calma y de repente resurge el asesino. En total hicimos 1.700 km y gastamos 118 € en gasoil (depósito lleno a la recogida y devolución del coche). LAS CARRETERAS Y EL APARCAMIENTO En general nos ha parecido que, tanto franceses, como alemanes, como suizos, conducen con bastante respeto por las normas. En Alemania no hay límite de velocidad en las autopistas, pero no nos hemos cruzado con ningún loco al volante. Por cierto, en Alemania hay que llevar las luces encendidas todo el día. En las ciudades alemanas suele haber zonas de parking donde pone “Parkscheibe”, y eso quiere decir que se puede aparcar gratis durante un tiempo que viene indicado en la propia señal, que puede ser media hora, una o dos, etc. Para poder aparcar en esas zonas hay que poner bien visible en el salpicadero del coche una tarjeta con un disco de cartón que se gira manualmente indicando la hora a la que has aparcado. Estas tarjetas “Parkscheibe” se consiguen en las gasolineras (creo que gratis; nosotros no llegamos a adquirirla). Nosotros utilizamos siempre la opción de Parking de pago, porque nunca sabíamos si encontraríamos una zona de Parkscheibe que nos diera suficiente margen para visitar la ciudad con tranquilidad. En general, los precios de los Parkings en Francia y Alemania están en torno a 1,50 € la hora, pero hemos llegado a pagar a más de 2 € la hora en Basilea (en Suiza todo es carísimo). En total hemos gastado 77 € en aparcamientos en los once días que ha durado el viaje. Algo que nos ha llamado la atención en muchos parkings cubiertos en Alemania es que las primeras plazas junto a la entrada están reservadas para mujeres solas, por motivos de seguridad. Las carreteras en Alemania están bastante bien señalizadas, con carteles amarillos, supongo que para que se vean bien en época de nieves. Lo malo es que hemos encontrado muchos tramos en obras (tal vez por ser agosto), sobre todo en travesías de pueblos, que no venían avisadas en el GPS ni en Google Maps. Nos los encontrábamos de golpe y teníamos que improvisar un desvío un poco a la aventura, porque tampoco estaba muy bien indicado el camino alternativo. Por otra parte, en las carreteras secundarias hay muchísimas travesías; algunas a 50 Km/h y otras incluso a 30 Km/h. Por si fuera poco, los días de diario hay miles de camiones en todas las carreteras. Entre unas cosas y otras, trayectos que en principio no parecían tan largos se nos hicieran eternos y pesadísimos. En las autopistas suizas no se puede circular si no has comprado la Viñeta anual. Cuesta 38 €, vale para todo el año y tienes que llevarla pegada en el parabrisas. Nosotros no la compramos y la verdad es que fue un agobio cada vez que entramos en Suiza estar pendientes de no ir a parar a una autopista o autovía, sobre todo teniendo en cuenta el pitorreo que se traía el GPS del coche. La frontera entre Francia y Alemania por carretera es una simple señal indicando que entras al otro país. En las fronteras con Suiza hay unas garitas con limitación de velocidad, pero no hay personal ni nada; simplemente pasas más despacio y sigues camino. Índice del Diario: ALSACIA, LAGO CONSTANZA Y SELVA NEGRA - Agosto 2017
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