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Hasta las diez no nos hemos puesto en marcha hoy. Preparar el desayuno, guardar maletas, equipar una pequeña valija para una noche, escoger parking, cambiar maletas a un solo coche….
Dos se quedan en la zona del fiordo y como quedamos seis cabemos perfectamente en un coche pero claro está que sin maletas. Trasladamos las maletas al coche que se queda y los dejamos aparcados casi al lado del visitor center.
En la zona de Milford Sound village, aparte de embarcarte en un crucero por el fiordo o remar en kayak no es mucho lo que se puede hacer. Hay un paseo de unos 30 minutos al borde del agua, un mirador por encima del visitor center y poco más.
Se supone que hay una ruta hasta los pies de la cascada Bowen pero no hay información por ningún sitio. Ha estado cerrada durante 14 años por desprendimientos de rocas del acantilado en que cuelga esta cascada. Y no tengo muy claro si realmente está abierto. Aunque parecía que sí porque a un señor al que el día anterior pregunté, junto a las viviendas detrás del aeropuerto, me dijo que se podía ir a la cascada pero que era un camino complicado, incluso comenzó a decirme como se iba. Pero eran tantas las indicaciones a seguir que me perdí a mitad de camino y no me enteré muy bien.
Hay también una ruta no oficial ni señalada que lleva hasta el río Bowen, por encima de la cascada homónima. Es la ruta que utilizan para el mantenimiento de las tuberías que se aprovisionan en la parte superior de la cascada.
Por ello hemos decidido volver por la Milford Road y terminar algo de lo que ayer nos quedó pendiente de visitar. Hoy tenemos mucho mejor tiempo que ayer en la tarde y hay que aprovecharlo.
Nos detuvimos primero en el Tutoko Bridge. Llamado así porque cruza el río del mismo nombre y en la lejanía se puede ver el monte Tutoko, el más alto de Fiordland con 2723 m. Es un nombre originario maorí, el de un jefe maorí que vivió en zona cercana.
Habíamos barajado hacer la ruta que desde aquí tiene su inicio, Tutoko Valley Track, por su cercanía a Milford Sound. Pero pronto la desechamos porque es una ruta exigente en la que hay que cruzar varias veces el río, sin puentes, atravesar zonas pantanosas y requería como mínimo unas cinco horas.
Subimos la rampa de la carretera antes del túnel Homer y de nuevo lo cruzamos. Nos dirigimos hasta la carretera de Hollyford, la que se inicia en Marian Corner y que después de un kilómetro te deja en los aparcamientos para ver las cascadas Marian y hacer la ruta al lago Marian.
Nuestra intención era acercarnos a ver las cascadas.
Se cruza el hermoso río Hollyford sobre un puente colgante y sigue como un paseo en leve ascenso a través de bosque tapizado del verde fuerte de los helechos, musgos y demás arbustos. Un tramo corto que desemboca en unas pasarelas de madera pegadas a una pared rocosa y con el río Marian a la derecha.
El río forma durante un largo tramo varios rápidos salvajes y pequeños saltos de agua que no parecen auténticas cascadas, no obstante componen un conjunto muy atractivo. La blancura de las aguas bravas y saltarinas deslizándose en el lecho rocoso del río que se encuentra flanqueado por bonita vegetación, forman en conjunto un bonito lugar y un bello contraste.
Como las pasarelas continúan un poco más y el camino nos estaba gustando seguimos subiendo por ver si había alguna cascada más.
Habíamos quedado en estar de vuelta en Milford sobre las dos de la tarde para almorzar, pero alguien comentó que como embarcábamos a las 16:30 tampoco pasaba nada si comíamos algo más tarde. Dos compañeros que andan más rápido se echaron delante con la idea de llegar pronto hasta el lago. El resto seguimos adelante sin un claro propósito, solamente continuábamos caminando porque el camino y el entorno nos parecía precioso.
Bueno, el camino no es que sea un paseo. Pasadas las cascadas la subida es constante y en tramos algo difícil. Puede estar embarrado y tiene distintos obstáculos como muchas raíces de árboles, tramos rocosos, piedras a las que hay que agarrarse… Hay que salvar un desnivel de 400 m. en ascenso sin tregua.
El tiempo sigue siendo fabuloso y estamos disfrutando de esta caminata. Así que sin botas, sin bastones y lo que es peor, sin agua, continuamos subiendo tranquilamente hasta que pasamos la línea de los árboles y parece que la subida ha finalizado.
Nos encontramos a los compañeros que iban de vuelta desde el lago apresurados porque pensaban que los estábamos esperando. Todos juntos nos fuimos hacia el lago que encontramos como una hermosa aparición después de los arbustos.
El lago Marian es un lago alpino que ocupa la cuenca de un valle colgante formado por acción glacial. Y no es solo la belleza del lago lo que resalta, sino todo el lugar.
Rodeado de altos y escarpados picos de más de 2000 m., que mantienen su cima con algo de nieve, por todas partes menos en la orilla dónde se abre el valle y donde estamos nosotros. Y algunas personas más, la mayoría disfrutando de un refrescante baño después de la fatigosa subida. Menos mi marido y yo, el resto de compañeros también se animaron a darse un chapuzón.
Las montañas cuya visión ayer las nubes nos emborronaron en Key Summit, hoy las tenemos al alcance de nuestra vista, con sólo alzar la mirada. El Mt. Christina a la izquierda, Mt. Croscout al fondo con su circo glaciar, Mt. Lyttle a la derecha.
La superficie del lago refleja parte de estas montañas. No siempre de una forma nítida porque el agua se mueve por la acción del braceo de los bañistas.
El lago se alimenta y desagua por Marian Creek. La cuenca del río por encima del lago se va nutriendo de los pequeños campos de hielo permanentes del circo que desciende del Mt. Croscout , de otros dos pequeños lagos y de la Lyttles Falls.
Es una de las mejores rutas que se pueden hacer recorriendo la Milford Rd.
Esperando el semáforo en la entrada del túnel Homer tuvimos ocasión de ver mejor y con más precisión que ayer los acantilados y el circo glaciar que se elevan junto a la carretera.
Cuando volvimos a Milford Sound Village, tuvimos tiempo suficiente para tomarnos algo en la cafetería del visitor center. Recogimos la mochila con lo necesario para una noche, el resto de equipaje lo dejamos en el interior de los coches. Por eso habíamos escogido este aparcamiento junto a los edificios, pensando que estarían más vigilados.
A las 4 estábamos en el centro que Real Journey tiene en el embarcadero a la cabecera del fiordo para realizar los trámites pertinentes y embarcar. El Milford Wanderer se encuentra anclado esperando nuestro abordaje. Es un barco pequeño construido inspirándose en una antigua barcaza comercial. Tiene cabida para 36 pasajeros que se reparten en camarotes dobles y cuadruples (literas) con baños compartidos. Los camarotes son pequeños como es lógico en un pequeño barco, pero son confortables y los baños se encuentran inmaculados.
Nos reciben en el salón comunal, que sirve de comedor, con una ligera merienda y nos explican el itinerario y desarrollo de las actividades.
Tranquilamente el barco va saliendo de la bahía en donde se encuentra el embarcadero y enseguida aparece la cascada Bowen.
Su nombre completo es Lady Bowen Falls y recibió su nombre cuando en 1871 el capitán Stirling exploró el fiordo y entre sus pasajeros viajaba George Bowen, uno de los primeros gobernadores de NZ, que declinó el honor en favor de su esposa.
De un valle colgante de las montañas Darren un río descarga su caudal al fiordo formando esta fantástica cascada de 162 m. El río luego fue nombrado con el mismo nombre que la cascada. Es una de las cascadas estables del fiordo. Una tubería recoge agua en su parte alta y gracias a la misma se obtiene la electricidad y el agua necesaria en la pequeña aldea de Milford.
Observándola a poca distancia se nota en su base una pequeña playa de piedras y pienso que sí que se puede llegar a su base. Aunque también creo que la mejor forma de ver la cascada es desde la posición de los barcos que pasan delante de ella.
El barco se aleja de la cascada y navega sin prisas hacia Deep Water Basin, la cuenca más profunda del fiordo y donde desembocan los ríos Cleddau y Arthurs. Sandfly Point se encuentra en esta bahía.
La embarcación se queda quieta y en lanchas nos fueron trasladando hasta el pequeño embarcadero en Sandfly Point. Formaron dos grupos y comenzamos a caminar desde una caseta del DOC cercana al embarcadero.
En toda esta zona de Deepwater Basin se realizan muchas salidas organizadas de kayak.
Vamos caminando muy lentos y parándonos bastante. La guía no deja de explicar temas de la distinta vegetación que nos vamos encontrando y sobre todo, de lo que es y la historia de lo que promocionan como el mejor treking del mundo: Milford Track. La más famosa y más demanda de las 9 grandes rutas de NZ. Una ruta de casi 54 kilómetros que comienza en el muelle de Glade, en el lago Te Anau, y finaliza en el embarcadero de Sandfly Point, donde nosotros hemos comenzado. 54 kilómetros que han de hacerse en las etapas indicadas y durmiendo en los refugios estipulados, en la época de mayor afluencia. Grandes bosques y selva tropical, valles glaciares, el paso alpino de Mackinnon y grandes cascadas como la cascada Sutherland, una de las más altas del mundo.
Llegamos hasta un arroyo con no demasiado caudal, el Camp Cove Creek, en el que estuvimos algún tiempo y volvimos por el mismo camino.
De esta actividad que te ofrecen en el crucero nocturno esperaba algo más. Suponía recorrer una parte de la última etapa de la mítica Milford Track. Pero en la hora y media que duró la excursión y al paso lento que íbamos, poco de ella tuvimos que caminar. Y las sandfly nos tenían acosados por todos los flancos. Pero he de reconocer que estuvo bien el corto trayecto en lancha desde el barco al embarcadero de Sandfly Point y las vistas del fiordo que desde allí se obtienen. Se contempla el fiordo y sus escarpados picos desde otros ángulos distintos que desde el barco y tuvimos la ocasión de penetrar en Deepwater Basin. En el recorrido normal que hacen los cruceros por el fiordo no se entra en esta bahía.
El Wanderer se desplaza ahora hacia Harrison Cove, pero antes se desvía hacia la cascada Stirling y se acerca bastante a la base de la misma. El abundante rocío de su potente caída de agua creo que nos alcanzó a casi todos.
Esta cascada Stirling tiene similar forma de caída que la cascada Bowen, vistas de frente. Es algo más corta, 151 m. pero igual de bonita y poderosa. El salto cae desde un valle colgante que se encuentra entre las montañas Elefante y León. Estos nombres no son los reales de estas montañas pero son por los que mayoritariamente son conocidas, por asemejarse a la figura recostada de estos animales. El nombre se lo puso el capitán Stirling en su expedición de 1871, nombrándola como él mismo.
En Harrison Cove el barco se detiene y nos quedamos allí durante toda la noche.
Esta bahía se llama como el río Harrison que desagua en la misma. El río Harrison arrastra el agua proveniente del glaciar del Mt. Pembroke. Este monte de algo más de 2000 m. soporta en su cima restos de glaciar milenario que formaba parte de los glaciares que un día tallaron este fiordo. Es fácilmente identificable precisamente por su cima blanca que destaca entre todos los altos picos que se alzan en casi verticalidad desde las aguas del fiordo. Lo hemos estado contemplando en toda la travesía y ahora lo tenemos fijo como telón de fondo de este magnífico decorado.
Esta bahía es natural y de las más seguras del fiordo. Por eso es escogida por este crucero para pernoctar. Sus aguas parecen tranquilas pero también parecen muy frías. Y no obstante en cuanto el barco quedó quieto anunciaron el momento del baño. Había quien utilizaba una lancha para lanzarse al agua y algunos se tiraban desde lo alto de la borda, desde una sección abierta para tal fin y con la vigilancia de un miembro de la tripulación. Los valientes no fueron muchos, seis o siete, y entre ellos dos compañeros nuestros y una chica de Barcelona que conocimos en este crucero. Yo con solo ver el color del agua ya me estaba dando frío.
Cuando contratamos el crucero nos ofrecían la posibilidad de visitar el Milford Sound Underwater Observatory y lo descartamos porque no sabíamos si nos daría tiempo. Este centro tiene puntos de observación bajo el agua de las especies marinas que crecen en profundidad y que en el fiordo, por darse la circunstancia de las dos capas de agua, salada y dulce, viven más arriba. Tales como el coral negro y rojo.
Pues precisamente este centro se encuentra en la costa de Harrison Cove. Y al final no pude averiguar cuando y desde dónde hacen las visitas a dicho centro.
De esta particularidad del fiordo y otras hice una reseña en la etapa de la visita a Doubtful Sound y como son similares ambos fiordos en varias características pues no quiero repetirme.
Doubtful Sound. Pequeña ruta por Kepler Track.
La cena se sirvió pronto y creo que fue la mejor cena que tuvimos en todo el viaje. Todo estaba riquísimo y eran platos que estaban fuera de los repetidos de comida rápida. Nada de hamburguesas, pizzas, costillas o fish and chips.
Se puede salir a cubierta las veces que se quiera. Para abrumarse con la silueta oscura de estos escarpados picos en esta quietud total, bajo el cielo estrellado. Aunque el cielo estrellado fue yendo a menos conforme avanzaban unas nubes que al final descargaron durante la noche mientras dormíamos.
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