Cada vez que llegamosa un lugar o zona nueva, empieza todo un proceso de ubicación, de preparación, de gestión, de trámites, etc. En esta ocasión no va a ser muy diferente. Tras el desayuno, - con los resultados de la búsqueda que llevamos de víspera-. acordamos que es necesario adquirir los tickets o boletas para desplazarnos en bús desde esta localidad hasta El Calafate.
El propietario del hotel, muy amablemente, se ofrece a llevarnos, en primer término, hasta un alquiler de coches de su confianza y, a continuación, hasta la estación de autobuses.
El vehículo que nos ofrecen, uno nuevo, con doce mil km. a un precio razonable, aunque no barato, (comparándolo con Villarrica). Pero sabemos que a otros viajeros del barco, les habían cobrado diez mil pesos más que a nosotros.
Hacemos compra para poder disponer de víveres para el mediodía y, así no perder tiempo en buscar ni restaurante, (que dentro del parque apenas hay), ni tener que esperar a valorar la carta, esperar a que nos sirvan, y todo el ritual que supone una comida en un restaurante.
Nos traen el coche, pero al revisar los accesorios, compruebo que no tiene ni gato, ni llave para soltar una rueda. Cuando ya tenemos todo, o de todo, nos ponemosen ruta hacia la Cueva de Mirodón. La carretera está cortada y, por desconocimiento de la zona y denominaciones o nomenclatura, no hemos tenido en cuenta un cartel que debiéramos haber visto al poco de salir de la ciudad. Al no haber tomado dicha alternativa y, para no retroceder, continuamos hasta el centro de administración de entrada Laguna Amarga.
Nos acercamos hasta la cascada del río Paine. Interesante. Vistas de las Torres, nubladas, con una cascada muy hermosa frente a nosotros. Comemos sendos bocadillos.
Accedemos al Parque y vamos a ir parando en cada mirador, en cada orilla del camino,- o carretera de rípio-, donde encontramos una imagen que nos pueda interesar capturar. El paisaje es bastante impresionante, y tenemos siempre presentes, mientras vamos recorriendo tantos kilómetros como los que nos quedan para regresar a la ciudad, el macizo que da nombre al parque.
La carretera, de ripio, muy bacheada. mal. Muchísimos kms. por unas carreteras en muy mal estado. Sufre el vehículo, sufren los pasajeros y se tarda demasiado. La alternativa podría haber sido la de pernoctar más cerca del parque, o en el interior del mismo, pero tiene una contrapartida, que es que apenas hay servicios: restaurantes, supermercados, tiendas, gasolineras, etc.
Cenamos en el restaurante cervecería Baguales. Las hamburguesas correctas, pero servicio malo y excesivo ruido. Aún estamos esperando que reseteen el modem del wifi, pues aunque nos facilitaron la clave, no existía señal alguna.