Después de comprobar que estamos en la lista de embarque para el jueves, nos hemos acercado, en primer lugar, hasta el banco Piano, para deshacernos de los últimos pesos chilenos que nos habían sobrado. Vamos, nuevamente, hasta Caminito. Una comprita y un par de encargos van a ser nuestra despedida de este barrio tan "peligroso y conflictivo". Hemos paseado por sus calles sin el más mínimo problema, incluso llevando las cámaras de fotos colgadas del cuello y delante del pecho y, sin problemas. Quizás sea más mito que realidad. Y no niego, ni pongo en duda, que existan sucesos delictivos, pero a plena luz del día, no lo veo tan casual.
Regresamos hasta Plaza de Mayo. Pasamos a la Catedral. También nos despedimos.
Continuamos por Florida hasta las Galerías Pacífico, donde comemos.
Varias ideas y propuestas se barajan para pasar la tarde. Finalmente decidimos acercarnos hasta el Museo de Bellas Artes. A modo de colofón, ha sido la guinda del pastel. Nos hemos encontrado con una exposición monográfica de Miró. Otra de Rodin. Una visita guiada a otras salas y obras, excelente. Y cómo no, resaltar akgunas obras que hemos pidido ver y disfrutar con ellas: Gauguin, T. Lautrec, Renoir, Morisot, Edouard Manet, Degas, Forain, Sisley, Pissarro, Vang Gogh, Cézanne, Claude Monet, Zuloaga, Iturrino, Fortuny, Sorolla, Modigliani, una sala entera dedicada a Goya, El Greco, Rivera, Zurbarán, Velázquez, Rubens, Rembrandt van Rijin. Y por ésto fuera poco, una Virgen sin nombre, de la provincia de Alaba.
A la salida nos asusta un pequeño chaparrón, pero al descender del bús, no cae ni una gota.
Partido, final de la Copa de Sudamérica, quedando vencedor el Independiente.
Se oyen cohetes. Lo deben de estar festejando.