Plan del día
(Estos "planes del día" que pongo al principio de cada etapa son los que teníamos originalmente pensados, pero varios días no coinciden con lo que luego haríamos, ya fuera porque algún sitio nos gustara más, por el clima o por otras razones. Pero bueno, los pongo igualmente por si a alguien le interesan)
Llaman a la puerta. Mmmhh.... ¿qué pasa? ¿quién es?...... ¿qué hora ....? Oh, oh.... El despertador no ha sonado y nos hemos dormido. Les decimos a nuestros compañeros de viaje que vayan bajando y nos levantamos a toda velocidad. Vamos, que llegamos tarde al desayuno!
Bueno, sólo han sido 10 minutos de retraso. Mil disculpas a nuestra camarera amiga, que ya lo tenía todo preparado con puntualidad japonesa.... No pasa nada. El desayuno es japonés y consiste en...... una bandeja lleeeeena de cosas: pescado (crudo y cocinado), arroz, un par de sopas, huevos “onsentamago” cocidos en agua termal, ensalada, y más.... Es nuestro primer desayuno japonés y la verdad es que resulta extraño, pero lo que vamos probando nos va gustando así que.....prueba superada. Son las 9:30. Hacemos el check-out y dejamos las mochilas en recepción, y nos vamos de paseo por Miyajima.
Salimos y nos dirigmos al Itsukushima. Nuestra previsión de marea alta nos dice que es a las 10.27, así que ya debe de estar cerca del máximo. Efectivamente, el agua ya cubre la mayor parte de la zona y el santuario parece estar flotando. Cae una ligera llovizna y aún no hay demasiada gente, así que podemos verlo con tranquilidad. En realidad, tampoco hay mucho que ver, más bien se trata de dar un pequeño paseo, hacer algunas fotos e intentar disfrutar del “espíritu” del lugar...
Salimos por el extremo opuesto, y nos dirigimos hacia la pequeña pagoda que hay en la colina (Tahoto pagoda), subiendo por unas escaleras. Desde ahí, ya es sólo un pequeño paso más y llegamos al Daisho-in, que va a ser el culpable de que nuestros planes del día cambien y no vayamos a Kobe esta noche, puesto que vamos a quedarnos bastante más tiempo del previsto en este maravilloso lugar, perfectamente integrado en su entorno natural entre el bosque y el torrente de agua, con esa multitud de buditas colcados en cada rincón, las campanas que suenan cada poco, y los sonidos de los rezos de los monjes de fondo...
Nos pasamos bastante tiempo paseando por aquí, entramos a la sala iluminada con cientos de lámparas, vemos el pequeño jardín de las mil estatuas, subimos al edificio de la parte superior donde los monjes están en algún tipo de ceremonia que desconocemos pero nos quedamos un rato escuchandoles...En definitiva, que salimos de allí más tarde de lo previsto, pero también mucho más contentos
Volvemos tranquilamente al hotel para recoger nuestras cosas, y nos ofrecen amablemente reservarnos el billete para el ferry directo al Peace Memorial Park de Hiroshima a las 14 horas y acercarnos en furgoneta. Como queda un poco de tiempo, nos damos una última vuelta por la calle comercial y aprovechamos para comer algo en alguno de los puestos: una bola rellena de carne, unos pinchos variados....
Ya es la hora. Nos acercan al ferry, cogemos nuestros billetes y embarcamos. En algo menos de una hora nos dejan en el parque de Hiroshima.
El ferry que nos lleva directos
Recorrido por Hiroshima
El tiempo sigue igual, medio lloviendo, así que es un buen día para ver un museo Vamos acercándonos pasando por la conocida cúpula, el monumento a la paz de los niños, lleno de grullas de papel en recuerdo de la famosa Sadako, la llama eterna de la paz, etc. Llegamos al museo y dejamos las mochilas en las taquillas para ir descargados. Cogemos también una audioguía en español y entramos.
El Museo es, cuanto menos, impactante. Quizá la primera parte no tanto, sobre todo si habeis leido sobre el tema; es más informativa, empezando por la historia de la ciudad, y continuando luego con las guerra chino-japonesa y la II guerra mundial, el por qué de la elección de Hiroshima como blanco de la bomba, y maquetas del antes y el después. Luego subes las escaleras y hay otra sala en la que se habla sobre las armas nucleares en general, los países que las tienen, las pruebas que se han hecho....
Antes y después
Y después pasas por un pasillo a la segunda parte del Museo, donde las cosas son bastante menos agradables (si es que lo otro era agradable, que tampoco). Fotos de heridos, ropas destrozadas, relojes parados a la hora de la explosión, triciclos calcinados, restos humanos (pelo, uñas... ) Una parte menos apta quizá para algunos...
Salimos finalmente de allí y vamos hasta la parada del tranvía, al lado de la cúpula. Allí cogemos el primero que llega de los que llevan a la estación y en 20 minutos hemos llegado. Reservamos asiento para el primer shinkanshen y curioseamos las tiendas hasta que llega la hora. El viaje dura 2 horas hasta Shinosaka, donde hacemos transbordo y cogemos un tren local hasta Kyoto (tras dejar pasar uno que iba absolutamente repleto)
Nuestra última noche en Kyoto. Hoy decidimos subir a la planta 11 y ver que hay por allí. Nos decidimos de nuevo por el okonomiyaki (nos ha gustado!) y entramos a uno en el que las mesas tienen una plancha en medio para mantenerlos calientes, aunque no te lo cocinas tú, te lo traen hecho. En la mesa de al lado hay otros españoles y aprovechamos para intercambiar impresiones, con lo que nos tomamos la cena con parsimonia hasta que el camarero viene a avisarnos de que cierran la cocina (“last oldel, last oldel”). Somos los últimos en salir....
Regresamos al hotel, y le pedimos al señor Matsubaya que nos eche una mano con el envío de maletas de mañana. Nos dice que sin problema, que por la mañana nos lo arregla. Genial. Qué majete, el señor Matsubaya. Nos subimos a dormir con un poco de pena de acabar ya esta primera parte de nuestro viaje, pero con ilusión por todo lo que nos queda por conocer todavía....