Salimos puntuales de Santiago para llegar a Frankfurt-Hahn sobre las 18:15 horas; nos dirigimos directamente a recoger el coche de alquiler (a través de Autoeurope, 145€) al mostrador de la empresa Buchbinder, un Volkswagen Passat ranchera en el cual fuimos bastante cómodos. Pusimos el GPS y en menos de una hora estábamos en Trier.
Allí habíamos reservado habitación en el hotel NH Trier (3*), excelente, espaciosa y bien equipada, con cuna para nuestra hija y vistas al Mosela, 50€ la noche, sin desayuno, a través de su web. Dejamos las maletas y nos dirigimos a dar un paseo por el centro histórico.
A esas horas, 19:50, ya habían cerrado la mayoría de los locales comerciales y, por supuesto, las atracciones turísticas, por lo que nos contentamos con dar una vuelta para estirar las piernas y dirigirnos a la Plaza Kommarkt para cenar. Escogimos el restaurante “Lousiana”, que tenía comida americana y cajún (típica de esa zona de EEUU): las racciones eran generosas y el precio no fue exagerado, teniendo en cuenta que cayeron dos Franziskaner por mi parte.
Tras esto fuimos a recoger el coche y al hotel a dormir, para poder ver Trier pronto con la luz del día…
Allí habíamos reservado habitación en el hotel NH Trier (3*), excelente, espaciosa y bien equipada, con cuna para nuestra hija y vistas al Mosela, 50€ la noche, sin desayuno, a través de su web. Dejamos las maletas y nos dirigimos a dar un paseo por el centro histórico.
A esas horas, 19:50, ya habían cerrado la mayoría de los locales comerciales y, por supuesto, las atracciones turísticas, por lo que nos contentamos con dar una vuelta para estirar las piernas y dirigirnos a la Plaza Kommarkt para cenar. Escogimos el restaurante “Lousiana”, que tenía comida americana y cajún (típica de esa zona de EEUU): las racciones eran generosas y el precio no fue exagerado, teniendo en cuenta que cayeron dos Franziskaner por mi parte.
Tras esto fuimos a recoger el coche y al hotel a dormir, para poder ver Trier pronto con la luz del día…