¡¡Por fin el Ermitage!! Nos metimos un desayuno de padre y muy señor mío entre pecho y espalda porque no teníamos intención de perder mucho tiempo comiendo dentro del museo. Tardamos unos diez minutos en llegar a la Plaza de Palacio andando desde el hotel y nos pusimos a la cola, que todavía no era muy grande, después de alucinar con el tamaño de la plaza. La sesión fotográfica la dejamos para por la tarde.
Es verdad que se pueden sacar las entradas por Internet para el Ermitage y lo habríamos hecho si se pudieran sacar todos los tipos de entrada. Me explico, nosotros queríamos ver una de las Galerías de los Tesoros del Museo (hay dos: la del Oro y la de los Diamantes). La entrada para las Galerías se paga aparte de la entrada normal, pero no se puede comprar por internet. Así que como de todas formas íbamos a tener que ponernos a la cola de la taquilla, pues ya compramos la entrada normal del museo también allí y nos ahorramos los gastos extras de la compra anticipada.
Mientras esperábamos nos fijamos otra vez en lo que se arreglan las rusas en general. No dejaba de sorprendernos en los días que llevábamos allí verlas a las 9 de la mañana con unos taconazos de vértigo y unos modelitos espectaculares y me imagino que a esas horas entre semana irían al trabajo o a estudiar...sí que es verdad que suelen ser guapísimas, todo hay que decirlo.
Después de sacar las entradas, pasar por el guardarropa y por el detector de metales empezamos la visita por fin, que para eso estábamos en uno de los grandes museos del mundo.
Impresionante. Espectacular. Una maravilla donde es difícil decir si estás disfrutando más de los edificios del museo, sobre todo del antiguo palacio de invierno de los zares o de las colecciones de arte. Para quienes viajen con personas que no suelen pasarlo bien en los museos, en éste seguro que no se aburren. Pongo fotos de algunas de las salas que nos gustaron mucho por la decoración, para que os hagáis una idea y por si os puede ayudar a elegir...El Ermitage es inmenso, así que si sólo tenéis un día como nos pasa a casi todos conviene planificar bien la visita y decidir que es lo que más os llama la atención de la pintura, la escultura, las colecciones de arte oriental...Bueno ahí van las fotos
Escalera del Jordán
*** Imagen borrada de Tinypic ***
Sala Pequeña del Trono
*** Imagen borrada de Tinypic ***
Sala de Escudos de Armas
*** Imagen borrada de Tinypic ***
Sala Alexandrovski
*** Imagen borrada de Tinypic ***
Galería Militar
*** Imagen borrada de Tinypic ***
Un cuarto de hora antes de las doce empezamos a buscar el sitio donde teníamos que empezar la visita de la Galería del Tesoro, las dos tenían buena pinta, pero al final nos decidimos por la del oro. Nos explicaron allí que en realidad, tanto una como otra tienen oro y diamantes. Dos veces preguntamos a alguien del museo donde teníamos que ir y dos veces nos mandaron donde no era ( )...¡tres minutos antes de la hora y cuando íbamos corriendo por los pasillos nos chocamos literalmente con los que estaban esperando para empezar!! En fin, no deja de sorprender que personal de un museo de esa categoría no hable inglés básico, pero bien está lo que bien acaba y la visita mereció la pena.
Vimos el oro de los escitas, (allí en el Ermitage tienen la mejor colección del mundo), pero lo con lo que de verdad alucinas es con los “regalitos” diplomáticos que recibieron los zares, sobre todo Catalina la Grande, de parte de joyeros orientales: lo primero que me viene a la cabeza es una daga india de oro con rubíes y esmeraldas.
También nos gustaron mucho unos adornos hechos en China que ¡como no! también le regalaron a Catalina la Grande (hay que ver que manía le estaba empezando a coger a esta mujer). Para ver los detalles de como estaban labrados los teníamos que mirar a través de una lupa. ¡Eso es un trabajo de chinos, que ellos lo hicieron a simple vista, sin lupa ni ná! Por supuesto, de fotos allí dentro ni hablar.
Después de la visita que duró unos 45 minutos, seguimos viendo salas hasta que nos entró hambre y paramos un rato a comer en la cafetería. Un sandwich, un trozo de tarta y un refresco (unos 15 € entre los dos) y andando, que quedaba mucho.
Salón Grande del Trono
*** Imagen borrada de Tinypic ***
Atlantes con novios, ¡como no!
Nos resultó curiosa la plaga de novias que había por todas partes, vimos muchísimas haciéndose fotos en los monumentos del centro, en los palacios... Ya había leído en un par de diarios que llama la atención encontrarte a tantas, pero me imaginé que sería sólo en verano, y ya os digo que en primavera pasa lo mismo.
*** Imagen borrada de Tinypic ***
Sala de las Veinte Columnas
*** Imagen borrada de Tinypic ***
Sala del jarrón de Kolyvan, pequeñito ¿eh?
*** Imagen borrada de Tinypic ***
Sala de Pabellones. Las fotos no le hacen justicia, increíble de verdad
*** Imagen borrada de Tinypic ***
*** Imagen borrada de Tinypic ***
*** Imagen borrada de Tinypic ***
Salón de malaquita
*** Imagen borrada de Tinypic ***
Loggias de Rafael (a Catalina se le antojó copiar las del Vaticano)
*** Imagen borrada de Tinypic ***
Sala de la escuela española. La colección de pintura del museo es una maravilla: Leonardo, Rafael, Tiziano, Rembrandt, Rubens, Velázquez, Murillo, Cezanne, Matisse, Picasso, entre otros muchos)
*** Imagen borrada de Tinypic ***
Salón dorado, por si alguien no se ha dado cuenta.
*** Imagen borrada de Tinypic ***
El boudoir, (en cristiano, el tocador) de María Alexandrovna
*** Imagen borrada de Tinypic ***
Biblioteca de Nicolás II
*** Imagen borrada de Tinypic ***
Ni que decir que estuvimos allí hasta que nos echaron, eso sí contentísimos de todo lo que habíamos visto. A falta de un banquito en la plaza de palacio, me senté directamente en el suelo mientras mi marido sacaba las fotos.
*** Imagen borrada de Tinypic ***
*** Imagen borrada de Tinypic ***
*** Imagen borrada de Tinypic ***
*** Imagen borrada de Tinypic ***
*** Imagen borrada de Tinypic ***
Eran las 5:30 más o menos y como esa noche íbamos al teatro y había que recoger las entradas en la taquilla a las 6:30, teníamos el tiempo justo de pasar por el hotel a cambiarnos y llegar, así que otra vez nos pusimos en marcha.
De camino nos desviamos para ver el Puente de los Leones
*** Imagen borrada de Tinypic ***
Heidas
Heidas
Nuestra idea original era haber ido a un ballet. No es que seamos muy de estas cosas, pero ver el ballet ruso nos llamaba la atención. Cuando vi fotos del teatro Mariinski por dentro, tuve todavía más claro que quería ir a una representación allí. Justo ese fin de semana había una compañía que representaba el viernes El Lago de los Cisnes y supongo que debía ser muy buena, porque dos meses antes miramos las entradas por internet y la más barata era de 150 €!! Ni hablar. Pero como ya nos quedábamos con ganas de ir a ver algo, pues miramos lo que había ese sábado por la noche, que era una ópera, Carmen. Os dejo el link de la web oficial del teatro, donde compramos las entradas: www.mariinsky.ru/en/
Ya os digo que no somos mucho ni de ópera, ni de ballet, pero nos animamos y sacamos las entradas (40 €, eso ya otra cosa) y allí nos plantamos. La verdad es que nos gustó más de lo que esperábamos (menos mal que encontré un folleto en inglés porque la ópera era en francés y los subtítulos lógicamente en ruso). En la ópera salía un torero en la Maestranza y menudo ataque de risa nos entró cuando vimos la planta que tenía el “torero”, ojala hubiera fotos. Los de alrededor nos miraban pensando que narices nos haría tanta gracia.
*** Imagen borrada de Tinypic ***
El teatro por dentro es muy bonito, y está prácticamente igual que cuando lo construyeron en el siglo XIX. Además lo tienen muy bien montado, dividido todo por zonas y en cada una de ellas un guardarropa y una barra de bar con mesitas muy elegantes para tomarte algo en los descansos. Picamos otra vez blinis con caviar y alguna cosa más.
Dos cosas nos sorprendieron bastante: la cantidad de gente joven que había viendo una ópera y lo sosos que son los rusos aplaudiendo. Acostumbrados como estamos aquí a los bises y a los bravooo!! y todas esas cosas, allí después del primer aplauso la gente se fue rapidísimo, nos pusimos a sacar un par de fotos y cuando nos quisimos dar cuenta nos habíamos quedado los últimos literalmente.
*** Imagen borrada de Tinypic ***
Salimos de allí sobre las 11:30 y como no había nada abierto para cenar a esas horas, nos volvimos al hotel andando y entramos en un supermercado que estaba abierto para comprar un par de cervezas (probamos la Baltika) y unas patatas para acompañar al papelón de jamón que nos esperaba en la habitación. Un final de lo más glamouroso para nuestra noche de ópera.