Día 1 (Martes 31/10)
Cogemos el equipaje sin contratiempos, entramos en la aduana, sellito en el pasaporte, y pasamos por el control de bienes (customs). Perros adiestrados pasan por todas nuestras mochilas, y mantenemos la respiración unos segundos... después de unos olisqueos pasan de largo. No llevamos fruta ni comida. Tenemos la lección bien aprendida. Entonces, nos pasan las mochilas por el radar, y una agente muy amable se queda con mi mochilón. Me quedo meditando: los palos de trekking, las botas, no sé que puede ser... entonces me dice amable pero firmemente:
- "¿Es tuya esta mochila? ¿la has preparado tú personalmente? no llevas fruta, ¿no? al menos, es lo que acabas de declarar". La duda y la preocupación me recorre, aunque también me siento contento de que estoy entendiendo a la mujer bastante bien, a pesar de las horas del viaje.
Mientras, va abriendo la mochila lentamente, como si fuera una prestidigitadora que quiere que veamos que no lleva nada en las mangas... una sudor frío me recorre la espalda y me pongo a pensar a toda prisa a ver que puede ser lo que le haya llamado la atención.
Entonces, saca de dentro de mi mochila una bolsita de plástico con un objeto dentro en forma esférica (parece manzana). Ya me veo volviendo a España, cuando entonces abre la bolsa, y los dos nos quedamos con cara de sorpresa... uff, resulta que era una de las bolas de chicles trident sin azúcar sabor menta que traje a NZ... falsa alarma; sonrisas y podemos continuar, y entrar por fin a Nueva Zelanda.
Cogemos el aerobús con destino al centro de Auckland. Nos bajamos al lado de la Sky Tower, cambiamos los euros que nos hemos traído, y vamos hacia el hotel elegido (Auckland City Oaks). Voy cargando los 30 kilos de las dos mochilas, y tenemos que subir unas cuestas importantes... aún son las 9AM, por lo que me veo teniendo que esperar aún muchas horas para pegarme una ducha (que las 24 horas viajando dejan a uno con un aroma especial).
Pero llegamos al hotel, hacemos el checkin, y como hemos cogido un apartamento, resulta que lo tienen preparado. Lanzamos un hurra por lo bajini, y nos subimos hacia nuestro apartamento. Es inmenso, y super-equipado (tele de plasma, cocina con todo, nevera, cuarto de baños con lavadora-secadora, y un dormitorio también grandísimo). Dejamos las cosas, nos pegamos un duchazo, y salimos a la calle de nuevo ya como personas humanas.
Al haber podido dormir en el avión bastantes horas, el jet lag y el cansancio son soportables, así que aprovechando que hace un día semi-soleado, nos vamos a dar una vuelta por el centro utilizando la ruta de 4kms que sale en la Lonely Planet: pasamos por el ayuntamiento (donde vimos a unos cuantos, aunque pocos, indignados ), Queen St, , el Museo de Arte, el Albert Park, el campus universitario, que es super-bonito, todo super verde (anda que yo iría a clase si hubiera estudiado allí ). Comimos por el camino en un sitio de Sushi Take-Away buenísimo (en Auckland hay viviendo muchos asiáticos, por lo que hay mil sitios de comida china, tailandesa, japonesa, etc.).
Después de la rutilla nos pega un poco el bajonazo del Jet-Lag y nos volvemos un rato al hotel. Nos echamos una siestecilla, y a las 6PM nos dirigimos hacia la Sky Tower (estamos a cinco minutos). Nos encontramos con la sorpresa que delante de las taquillas hay una pequeña Weta Cave, una tienda de la compañía Weta Workshop, empresa responsable de los efectos especiales de la Trilogía del Señor de los Anillos, de Avatar y de District 9, entre otras muchísimas pelis. Nos hacemos fotos la escultura del uruk-hai tamaño natural que hay allí, y lo que es más importante, me compro el libro que iba buscando en NZ: The Lord of the Rings Location Guidebook de Ian Brodie, edición Gold que acababa de salir además hacía poco. Genial.
Después de hacer un poco el friki, nos vamos a las taquillas de la Sky Tower y compramos los tickets para subir hasta arriba del todo.
Cogemos el ascensor super-rápido, y subimos al primer nivel. Aún es de día, por lo que tenemos unas vistas espectaculares de 360º de toda la ciudad. Es super-bonita, muy verde, a pesar de ser la más habitada del país. Cogemos el segundo ascensor y subimos más aún, hasta el mirador. Esperamos al atardecer, y hacaemos varias fotillos.
Cuando bajamos de la torre, nos dirigimos al Food Alley (recomendado en la Lonely), un grupo de puestecitos de comida asiática (bajo techo) con mesas compartidas para todos ellos. Todo comida asíatica y oriental: thai, china, libanesa, india, etc... precios muy económicos, y comida excelente.
Una vez llenado el buche, sobre las 9PM, regresamos al hotel. En la tele están dando la Momia 3, pero el Jet Lag es excesivo, y el sueño me puede. Para asegurarnos en tiro, nos chutamos otra dormidina, por lo que pierdo la noción del tiempo y del espacio hasta el día siguiente.
Día 2 (Miércoles 01/11)
Después del merecido descanso nos levantamos mejor, desayunamos con lo que nos dejan en la nevera (nos entra el desayuno en el precio del hotel, y lo que hacen es que por la tarde te llenan la nevera con yogures, y la cocina con muffins, barritas de cereales, fruta, té y café, etc...).
A las 8.30AM hemos salido hacia el puerto para coger un ferry con destino a Waiheke Island. El tiempo es bastante malo, muy nublado.
Vista del centro de Auckland des del ferry
Llegamos a la isla. Resulta que hace 25 o 30 años nadie quería vivir allí. Entonces, un buen día, la gente empieza a construirse mega-casas, y se empiezan a plantar viñedos, y ahora es una isla prohibitiva para vivir allí sino eres millonario. Eso si, es preciosa.
Total, que cogemos un bus (va recorriendo los diversos puntos de interés y mini-pueblos de la isla). Paramos en Oneroa (primera parada), y pasamos por el iSite. Nos recomiendan varias rutillas, y volvemos a la parada de buses, para observar con asombro, que pasa uno cada hora. Así que nos damos una vuelta por la playa, para observar las pedazo de casas que hay allí.
Subimos al rato de nuevo a la parada y cogemos el bus con dirección Onetangi, la última parada. El tiempo cada vez es peor, pero aún no llueve. Empezamos a hacer una rutilla de las que nos indicaban en el iSite. Empieza a llover un pelín; vamos caminando por la Sunway Walk RD (jeje, mucho sol no hace), cuando vemos una bodega, llamada The Hay Paddock, especializada en Sirah (nuestra uva preferida); al parecer han ganado varios premios con ese vino. Nos acercamos tranquilamente hacia allí, y nos recibe una mujer super-amable (la propietaria); hacemos una cata de tres vinos (por 5NZ$) mientras conversamos con ella. Los vinos buenísimos, y la conversación se va alargando. Resulta que la mujer visitó Europa, así que nos contamos nuestros viajes, y así pasa el rato... nos damos cuenta que llevamos una hora allí, y nos sentimos muy a gusto, pero tenemos que continuar. Así que compramos una botellita de Syrah y seguimos la ruta, un poco tocados.
Foto de las viñas de esta buena bodega de Waiheke, con las colinas verdes de fondo (paisaje común a toda NZ)
El tiempo va empeorando, y el frío, el viento y la lluvia nos hace acelerar la marcha volviendo de nuevo a la playa. Nos paramos a comer en uno de los dos restaurantes que hay allí (recomendado por la propietaria de la bodega): Charlie Farleys. Comemos estupendamente a un precio muy asequible.
Como el tiempo no mejora, sino que cada vez llueve más, nos dirigimos a la parada de autobuses, y por suerte a los 10 minutos nos llega el transporte. Vamos directamente a la terminal de ferries, y nos volvemos a Auckland.
Llegamos a la ciudad a las 5PM, y cada vez llueve más, así que nos dirigimos hacia el hotel, pasando antes por una Convenience Store China para coger comida instantánea. Ponemos una lavadora, rehacemos la mochila, cenamos, y a dormir... afuera cada vez llueve más... empezamos a comprender por qué este país no es tan verde por arte divina