5 de Septiembre 2011:
Brujas, la edad media entre canales
Bicis, cultura, risas y una borrachera considerable…
Eran como las 3 de la mañana, y Jaime pensaba que Joshua y yo dormíamos, Joshua pensaba que Jaime y yo dormíamos y yo pensaba que Jaime y Joshua dormían; pero no, estábamos acostados y sin hablar, dormían todos menos nosotros 3… y entonces, ocurrió.
Escuchamos unos pasos subiendo la escalera de caracol que ascendía hasta las habitaciones, y unas voces que no se apreciaban bien, más pasos, golpes en la puerta y de pronto, la puerta se abrió…
Venga va, no era un jodido fantasma, eran dos cándidas colegialas de no más de 15 o 16 años, una de ellas iba borracha, borrachísima, borrachérrima vamos… y la otra iba también con lo suyo pero no tanto, cuidaba de la colega… entraron dando tumbos y susurrando cosas, apoyándose en las literas y provocando que la mayoría se despertara… claro, a todas estas los tres viajeros canarios estaban mirando a esas dos chicas guapas que habían entrado, y se oye a Jaime de repente: “Niña, te cojo y te parto!!!” y empezamos a reírnos a más no poder, a lo que Jaime dice: “Joder, ¿ustedes estaban despiertos?” y más nos reíamos, y mientras las dos niñas dando tumbos, se paran justo en la litera donde Joshua y yo estábamos y nos dice la que tenía más alcohol en sangre que glóbulos rojos: “I’m so sorry… sorry… I’m… so… sorry…” jajajajajajaja estaba hecha polvo la pobre… y ahí comenzó una conversación de unos 2 minutos donde le pregunté de dónde era, que hacía en la ciudad, y por qué coño estaba tan borracha…
A la noche siguiente comprobaríamos el porqué de esa borrachera, en nuestros propios cuerpos… pero antes, ellas se fueron a dormir, vomitada previa incluída y varios quejidos dolorosos por parte de la pobre chiquilla… y nosotros hicimos lo propio… A la mañana siguiente, sobre las 8, estábamos en pie, comienza el dia.
Bajamos por la escalera de caracol que conecta la recepción – bar – pub – buffet desayuno – sala de estar… jajajaja es la bomba, el ambiente que hay, la disposición del lugar, el recepcionista – camarero con sus rastas… en fin, lugar perfecto. Snuffel Backpacker Hostel, los precios son muy buenos, bien situado, alquilan bicis baratas, no le falta de nada… La única pega es que para ir a las duchas tienes que bajar la escalera de caracol desde la habitación, cruzar la recepción – bar – pub – buffet desayuno – sala de estar… cruzar la cocina, cruzar un patio y subir unas escaleras. Por cierto, las duchas son mixtas.
Terminamos de prepararnos, desayunamos, alquilamos unas bicis y nos disponemos a realizar la visita a la ciudad de Brujas previa excursión al pueblo cercano de Damme. Allí mismo en el hostel tienen mapas de la ciudad con los lugares más importantes, sitios para tomar algo o comer, lavanderías y demás datos curiosos como parques o jardines románticos, etc… estos mapas son comunes en Bélgica y están elaborados por los propios lugareños para que el turista disfrute al máximo de la visita (www.use-it.be). Además al alquilar la bici el recepcionista – camarero te traza una ruta para que no te pierdas al ir a Damme, aunque no presenta dificultad alguna, os dejo unas imágenes de la ruta que hicimos:
En la primera podéis ver cómo salir de la ciudad desde el hostal, llegaréis a la zona de las afueras donde se encuentran unos molinos de viento muy bonitos, y a partir de ahí línea recta a través de un canal y unas zonas verdes preciosas, no hay pérdida. Bien merece dedicar la mañana, y si os levantáis tempranito como hicimos nosotros, estaréis en Brujas de vuelta unas 3 horas más tarde, sobre el medio día. Recorrer los 5 km que unen Brujas con Damme es sencillamente perfecto, el paisaje es increíble, pedalear por allí fue de las mejores cosas que he hecho nunca.
Damme, según mi Lonely Planet, con unos 10000 habitantes es un pueblo histórico tan bonito que en verano queda abarrotado de coches, ciclistas, barcos… y era cierto, había muy buen ambiente.
www.damme-online.com
Es pequeño, poco más que una calle con la plaza principal, el ayuntamiento y una estatua de Jacob Van Maerlant, un poeta nacido en Damme, del siglo XIII. Tenéis la oficina de turismo en frente del ayuntamiento (www.toerismedamme.be), además hay un museo y muchas terrazas con restaurantes, cafés o tabernas.
Tenéis la posibilidad de ir en barco a vapor en vez de en bici, para ello hay que coger el Lamme Goedzak por unos 7.50 € ida y vuelta y tarda 35 minutos por trayecto. Sale justo de la zona de los molinos en Brujas, pasaréis por allí si vais en bici. También hay una guagua o bus, que os lleva por 1,80 € y sale cada dos horas entre abril y septiembre hasta las 15:30, el nº 43 según la guía, y tarda 20 minutillos.
Así que ahí tenéis alternativas por si no os gusta ir en bici, no sabéis montar, o simplemente sois unos auténticos vagos, jajajja.
Nosotros disfrutamos un rato del pueblo, lo inspeccionamos de cabo a rabo, fuimos a la iglesia en ruinas al lado del cementerio, y pedaleamos alrededor de las casitas típicas, y luego, hicimos el camino de vuelta.
Por el camino de vuelta nos reímos mucho porque cuando venía alguien de frente Jaime les decía: “You say, HELLOOOOO!!!” gritando, y la gente le respondía “HELLOOOOO” jajajajaja.
Llegamos a la zona de los molinos, a las afueras de Brujas, y comenzamos nuestra visita a la ciudad. Con casi 120000 habitantes, esta ciudad medieval cautiva a todo aquel que camine entre sus canales y calles empedradas. En el hostel nos dieron una Bruges Card a cada uno con la que te hacen descuentos en monumentos y tiendas (www.brugescard.be). La oficina de turismo se encuentra en la gigantesca plaza T’ Zand que también alberga la estación de autobuses (www.brugge.be) y abre desde las 10 de la mañana hasta las 8 de la tarde. Además cuando está cerrada dispone de una pantalla táctil fuera donde podéis mirar alojamientos, lo que es de agradecer si no lleváis reserva hecha.
La zona de los molinos es de lo más bonito que podréis ver por la ciudad, y es sencillo: la ciudad está rodeada por un canal grande, en cuya orilla hay un parque continuado que rodea la ciudad, con carriles bici, paseos, bancos, muchos árboles, patos y cisnes… y 4 molinos de viento que coronan 4 colinas, las cuales vas encontrando a medida que vas pedaleando o caminando por el parque, rodeando la ciudad de Brujas. Además hay 2 puertas de las antiguas murallas de la ciudad que son dignas de ver. Todo esto por el lado este de la ciudad. Por la zona oeste aún queda una puerta de entrada de la antigua muralla y es la que cruzamos la noche anterior cuando nos dejó tirados el bus a las afueras.
Disfrutamos del paisaje, nos paramos, sacamos fotos, y hasta vimos un puente levadizo levantarse, cortando el tráfico, para que un barco pasara, y volver a bajar para que cruzaran bicicletas, motos y coches… Brujas comenzaba con buen pie, y quedaba lo mejor! Por fin llegamos al Minnewater, justo en el sur de la ciudad, punto de partida de nuestra visita al medievo.
Este parque es conocido como el “Lago del amor”, un lugar en el cual una pareja besándose en uno de sus puentes es para enmarcar en una postal:
Tras merodear un rato por allí y sacar las fotos de rigor nos dirigimos al siguiente punto del día que se encuentra en la misma zona, el Begijnhof de Brujas, beguinaje en castellano. La entrada al complejo es gratuita y data del siglo XIII, es precioso, un remanso de paz entre tanto turista. Dentro podéis pasear por pequeñas callejuelas empedradas, casitas blancas de época, jardines y una iglesia, además hay un museo que recrea cómo vivían las benedictinas, cuya entrada es de 2 euros, aunque nosotros no entramos, sí en la iglesia que era gratis, en la cual cantaban un grupo de monjas.
Salimos de allí por el puente de entrada, que data de 1776, y nos encontramos con una zona rodeada de restaurantes, carros de caballos, tiendas de encaje… todo muy caro en esta zona, que recibe a la manada de turistas.
Nosotros proseguimos con la ruta y pillamos la MariaStraat, en busca de la iglesia que alberga a la Madonna de Miguel Angel. La Onze – Lievevrouwekerk, del siglo XIII. La estatua que hace famosa a esta iglesia es la única obra del autor italiano que salió de Italia durante su vida, en 1504. La visita merece la pena a pesar de pagar 1 euro por la visita, y es que la iglesia está considerada museo, pero 1 euro para menores de 26 años está bastante bien, sobre todo por lo que puedes ver en su interior. Un tríptico enorme encabeza la iglesia, y debajo a través de un cristal puedes ver las tumbas en el subsuelo, hay también un gran órgano de tubos y más cosas que merecen una visita.
Salimos y cogemos de nuevo las bicis, la ventaja es que las puedes dejar aparcadas por fuera de cualquier sitio, cierras con tu llave el candado de seguridad y listo, y nadie te la roba ni te dice nada, todo el mundo hace lo mismo y esto es un punto a favor. Pillamos la calle Heilige – GeeStraat que está frente a la iglesia que acabábamos de visitar, y luego a la derecha por la St – Salvatorskerkhof, que nos lleva directamente hasta allí, la St – Salvators Kathedraal, a la cual no pudimos entrar porque estaba en obras, nos quedamos con las ganas porque por fuera era preciosa. Así que subimos de nuevo a las bicis y nos vamos por la SteenStraat, una de las calles principales de Brujas, hacia la Markt, la plaza principal de la ciudad.
La Markt está rodeada de edificios medievales, es el centro neurálgico de Brujas. La plaza del mercado es una mezcla de restaurantes y cafés con terrazas, turistas, puestos de comida, carros de caballos, bicis, la Estatua de Pieter De Coninck y Jan Breydel, y la majestuosa Torre Belfort. Todo ello, por supuesto, del siglo XIII.
Aquí hicimos parada técnica y nos dirigimos a un Quick, un restaurante de comida rápida tipo McDonalds o Burger King, pero personalmente con mejor sabor que estos dos últimos. Solo se encuentra en Francia y Bélgica su mayoría, salvo alguna excepción. Son muy buenos, no los habíamos probado, pero ya que en Bélgica no hay ni 1 solo Burger King, al no poder beneficiarnos de las ofertas que había en Holanda, nos decantamos por este.
Comimos en plena plaza Markt, en una terracita. Jaime fue al baño (qué raro) y cuando llega suelta esto: “Joder, por 40 céntimos que cobran para entrar a mear ya podrían escurrírtela luego” jajajaja nos réimos mucho y planeamos qué ver por la tarde. Decidimos ir a ver el Belfort y nos ponemos en marcha.
Llegamos y entramos por la puerta que lleva a un gran patio, en el cual un hombre toca unos instrumentos raros, que supe reconocer, son de percusión pero hacen un ruido como de campana, de origen suizo si no recuerdo mal… estuvimos un rato escuchándolo… os dejo un video:
Con 83 metros de altura y 366 escalones, sin ascensor, a pie y en caracol, hay que tener ganas… Con un carrillón de 47 campanas, toca cada cierto tiempo, hay un horario allí, merece mucho la pena subir. Nos costó 4 € la entrada para menores de 25 años, para mayores de esa edad ya sube a 8 €.
Subiendo por las escaleras, estrechas, hay incluso una cuerda en algunos tramos por si acaso te caes… Eso sí, si te caes de allí no sales vivo… bajas rodando seguro!! Jajaja pues yo, tras tantos días de caminar y caminar ya tenía mi rodilla un poco maltrecha, y subiendo las escaleras dije en alto: “Joder… tengo la rodilla echando hostias!!!” a lo que se oye unos cuantos metros más arriba: “Pues no te queda nada!!!” y sí… al cabo de un rato bajaba una señora riéndose de mi… si es que hasta en Brujas hay españoles riéndose de las desgracias de otros jajajaja.
En la zona de arriba pudimos disfrutar de las campanas en directo, y de unas vistas preciosas:
Y yo haciendo mi paso de break dance de Amsterdam jajajaaja
Mientras bajábamos sucedió otra cosa curiosa… Jaime nos había contado que junto a sus compañeros de waterpolo cuando pasaba una chica fea decía el que primero la veía “GRANADA” y se alejaban… como si fuera una bomba… vale… bajando del Belfort sube una chica feilla y se oye lo de granada… y yo para hacer la gracia, cuando Joshua me dice se oyen voces de chicas, dije antes de ver a las chicas: “BOMBA NUCLEAR” por decir algo mayor que una granada vamos… podría haber dicho misil… pero dije bomba nuclear… cuando las chicas pasaron a nuestro lado eran japonesas… y lo sé porque hablaban japonés… y se nos quedó póker face… espero que no lo hayan entendido, porque si es así pensarían que nos estábamos burlando… y los chicos se pusieron: “Gabri te pasaste… ahora si que te pasaste…” y yo: “Pero que no lo sabía!!! Lo dije por decir!!!”… ufff… que mal lo pasé…
Vamos que nos vamos!!! Salimos y pillamos la bici de nuevo, y nos vamos hasta la zona de la plaza Burg, que se encuentra a la derecha del Belfort según sales, a la izquierda si lo miras de frente. Es la plaza donde se encuentra el Ayuntamiento de Brujas, que data de 1420, y al cual nosotros entramos para ver la zona gratuita, muy bonito por fuera y por dentro, la zona de pago es la planta superior, a la que se accede por 2 €, nosotros pasamos y salimos a la plaza para dirigirnos a otro de sus edificios.
La Basílica de la Santa Sangre. Ésta es de acceso gratuito y en ella se encuentra una ampolla de cristal que contiene sangre de Jesucristo, cada día sobre las 14:00 horas la sacan para que la veneren los devotos, está como una hora fuera. Nosotros pillamos el momento justo y subimos a verla, la curiosidad nos mataba, había que poner un donativo y pusimos 1 € cada uno. Aunque la entrada a la basílica es gratis para ver el tesoro hay que pagar 1’50 €, nosotros no quisimos y tras un ratillo allí salimos de nuevo en busca de nuestros medios de transporte.
Lo que hicimos a partir de ahora, fue dar un largo paseo en bici por la ciudad, parando en algunos puntos que consideramos interesantes en el mapa, un rodeo que nos llevó por sitios como el Blinde Ezelstraat o “callejón sin salida del burro”, que es el que nos lleva desde la plaza Burg hasta el antiguo mercado de pescado, precioso. Y desde allí sin pérdida hasta el Hof Arents, que es un pequeño parque con mucho encanto que se sitúa detrás de la iglesia que visitamos antes, la de la Madonna de Miguel Angel. Y es que en este parque hay un pequeño puente al que llaman “puente de los amantes” o St – Bonifaciusbrug, porque allí más de un lugareño consigue su primer beso, con unas vistas increíbles.
Y de allí callejeamos por toda la ciudad, idas y venidas, disfrutando de las calles empedradas y las casas de cuento, parando en alguna que otra tienda de chocolates o souvenirs, mirando escaparates… Pasamos también por la T’ Zand, esa plaza gigantesca con una fuente en medio, rodeada de hoteles y terrazas y que también alberga la parada de buses, como ya os comenté antes. Al final acabamos en la zona del beaterio o beguinaje, comiendo un gofre, y aunque no es la zona más barata de la ciudad, más bien es carilla, allí que nos sentamos un buen rato, eran las 17:30. Conseguí ir al baño sin pagar los 0,30 € que costaba, porque no había nadie en la puerta recogiéndolos, menos mal!
Después de comer el gofre trazamos una ruta para volver al hostal, y a mitad de camino paramos en el parque “Hof Sebrechts”, por la calle Oude Zak, muy tranquilo, nos sentamos y fumamos un cigarrillo hablando de lo que había sucedido durante el día… y pillamos de nuevo las bicis y nos dirigimos al hostel, que no quedaba lejos por suerte.
Al llegar dejamos las bicis en su aparcamiento, entregamos las llaves y nos despedimos de ellas con un dolor de culo considerable tras tanto pedaleo jajaja. Nos vamos a un super cercano para comprar salsa para los espaguetis que nos íbamos a preparar, y no sé por qué una cosa llevo a la otra y el indio que llevaba el cotarro dijo algo de que si estábamos locos… y Joshua dijo en alto “Fucking Spanish” y el indio dijo “Yes… I think so…” es decir, que por esos lares no tienen buena imagen nuestra jajajaja.
Jaime no tenía dinero, y necesitaba un cajero, y saben dónde estaba el cajero más cercano?? Jajajaja en la plaza Markt… por supuesto ni Joshua ni yo fuimos a acompañarlo… nos quedamos haciendo la comida, pero antes, en la habitación, hablamos con una pareja de argentinos que venían de ver ya Atenas, Praga, varios lugares de Italia, Berlín, Amsterdam… y aún les quedaba ir a parte de Brujas, a Londres y París!!! Qué vida…
Cenamos en las mesas de la recepción – bar – buffet desayuno – pub… 2 platos gigantes de espaguetis para cada uno, qué ricos!!! Y luego pillamos unos bonos de 10 euros, por los cuales tienes derecho a 5 cervezas belgas que van en aumento de graduación de alcohol. Está muy bien porque ahorras dinero, son cervezas muy buenas, y sí… desde los 5º hasta los 10º… cuando llegamos a la quinta estábamos muy perjudicados... Hasta el punto de que salimos a fumar un cigarrillo y como no lo conseguía apagar a pisotones, lo apagué meando… Sí, en medio de una calle de Brujas… Ahora comprendemos a las pobres niñitas de la noche anterior!!!
Gastos del día:
- Alquiler bicicleta: 6 €
- Entrada Iglesia: 1 €
- Menú Quick: 7’75 €
- Entrada al Belfort: 4 €
- Donativo Basílica Santa Sangre: 1 €
- Gofre: 3 €
- Salsa para la cena, carne y pan (tercera parte): 1’85 €
- 5 cervezas belgas: 10 €
Total del día: 34’60 €