Me he levantado mucho mejor. Prueba de ello es que tengo hambre, aunque soy incapaz de acabarme el desayuno que nos sirven en el hotel d’Omah Bali de Ubud.
Queríamos ir a Kuta en autobús pero no nos convencen los horarios y que ni siquiera nos dejen en la puerta de nuestro hotel. Vamos a tantear los precios de los taxis. Podemos aprovechar también y que nos lleve de camino a Tanah Lot.
Preguntamos en varias agencias pero nos piden unos precios desorbitados. Bueno, no tenemos prisa. Seguimos subiendo la calle y nos rebajan algo hasta que un señor que está lavando su coche acepta los 250.000 INR que le ofrecemos. El señor parece muy amigable y chapurrea el inglés. Nos cuenta que no le gustan las carreteras y que siempre que puede explora los caminos. Gracias a eso llegamos en mucho menos tiempo a Tanah Lot y disfrutamos de un paisaje muy bonito entre arrozales durante la mayor parte del recorrido.
En hora y media llegamos a Tanah Lot (menos mal que ayer no hicimos el trayecto en moto porque habría sido penoso). La entrada cuesta 30.000 INR por persona más 5.000 INR por el aparcamiento. Y por fin lo vemos.
Es precioso y se nota. Está lleno de turistas. Parece que para la puesta de sol está aún más masificado, así que agradecemos haber hecho la visita a esta hora.
El templo está cerrado pero para llegar a los pies del mismo hay que cruzar andando por el mar. Suerte que la marea esté baja porque el agua nos llega por las rodillas.
En la misma roca hay una fuente de la que mana agua dulce (¡en medio del mar!). Para acercarte a ella te piden un donativo. Nosotros dejamos 1.000 INR (sí, unos rácanos) y nos pusieron una flor de frangipani en el pelo y unos granos de arroz en la frente. Sin esto no de dejan subir unas cuantas escaleras desde las que hacer una foto y poco mas, porque como he dicho, el templo está cerrado.
Volvemos a cruzar el mar y bordeamos el acantilado. Hay otro templo también construido sobre la roca. ¡Qué bonito y qué salvaje es todo!
Volvemos al taxi y ahora sí que vamos directos a nuestro hotel 101 Legian (reservado por a través de la web de booking).
Dejamos las mochilas, visitamos las instalaciones (piscina y terraza) y, enfundados en los trajes de baño, nos vamos caminando a la playa. Es enorme y está llena de gente, surferos, chiringuitos, vendedores... y una zona reservada en la que hay enterrados huevos de tortuga con las fechas previstas de nacimiento. A pesar de la masificación de esta zona, las tortugas loras siguen acudiendo a esta playa a desovar por las noches. La única manera de preservar los huevos es recogiéndolos de los nidos y transportándolos a una zona más apartada de la orilla y esperar unos 42 días a que eclosionen. Una ONG se encarga de protegerlas ya que se trata de una especie vulnerable.
Estábamos de enhorabuena, esa misma tarde nacieron unas 20 tortuguitas. La ONG "Kuta Sea Turtle" permitía a 20 personas acercar en un cubito a una cría a cambio de una contribución final. Turistada total y financiación para la fundación pero yo conseguí que me eligieran y mi tortuga llegó la primera al mar!!
Después de este "subidón", un helado, unos regalitos de recuerdo para llevar a casa y un más que merecido masaje de 1 hora por 80.000 INR. La cena, sin pena ni gloria, la hicimos en un restaurante medio vacío cercano al hotel (115.500 INR).
A dormirrrr
Queríamos ir a Kuta en autobús pero no nos convencen los horarios y que ni siquiera nos dejen en la puerta de nuestro hotel. Vamos a tantear los precios de los taxis. Podemos aprovechar también y que nos lleve de camino a Tanah Lot.
Preguntamos en varias agencias pero nos piden unos precios desorbitados. Bueno, no tenemos prisa. Seguimos subiendo la calle y nos rebajan algo hasta que un señor que está lavando su coche acepta los 250.000 INR que le ofrecemos. El señor parece muy amigable y chapurrea el inglés. Nos cuenta que no le gustan las carreteras y que siempre que puede explora los caminos. Gracias a eso llegamos en mucho menos tiempo a Tanah Lot y disfrutamos de un paisaje muy bonito entre arrozales durante la mayor parte del recorrido.
En hora y media llegamos a Tanah Lot (menos mal que ayer no hicimos el trayecto en moto porque habría sido penoso). La entrada cuesta 30.000 INR por persona más 5.000 INR por el aparcamiento. Y por fin lo vemos.
Es precioso y se nota. Está lleno de turistas. Parece que para la puesta de sol está aún más masificado, así que agradecemos haber hecho la visita a esta hora.
El templo está cerrado pero para llegar a los pies del mismo hay que cruzar andando por el mar. Suerte que la marea esté baja porque el agua nos llega por las rodillas.
En la misma roca hay una fuente de la que mana agua dulce (¡en medio del mar!). Para acercarte a ella te piden un donativo. Nosotros dejamos 1.000 INR (sí, unos rácanos) y nos pusieron una flor de frangipani en el pelo y unos granos de arroz en la frente. Sin esto no de dejan subir unas cuantas escaleras desde las que hacer una foto y poco mas, porque como he dicho, el templo está cerrado.
Volvemos a cruzar el mar y bordeamos el acantilado. Hay otro templo también construido sobre la roca. ¡Qué bonito y qué salvaje es todo!
Volvemos al taxi y ahora sí que vamos directos a nuestro hotel 101 Legian (reservado por a través de la web de booking).
Dejamos las mochilas, visitamos las instalaciones (piscina y terraza) y, enfundados en los trajes de baño, nos vamos caminando a la playa. Es enorme y está llena de gente, surferos, chiringuitos, vendedores... y una zona reservada en la que hay enterrados huevos de tortuga con las fechas previstas de nacimiento. A pesar de la masificación de esta zona, las tortugas loras siguen acudiendo a esta playa a desovar por las noches. La única manera de preservar los huevos es recogiéndolos de los nidos y transportándolos a una zona más apartada de la orilla y esperar unos 42 días a que eclosionen. Una ONG se encarga de protegerlas ya que se trata de una especie vulnerable.
Estábamos de enhorabuena, esa misma tarde nacieron unas 20 tortuguitas. La ONG "Kuta Sea Turtle" permitía a 20 personas acercar en un cubito a una cría a cambio de una contribución final. Turistada total y financiación para la fundación pero yo conseguí que me eligieran y mi tortuga llegó la primera al mar!!
Después de este "subidón", un helado, unos regalitos de recuerdo para llevar a casa y un más que merecido masaje de 1 hora por 80.000 INR. La cena, sin pena ni gloria, la hicimos en un restaurante medio vacío cercano al hotel (115.500 INR).
A dormirrrr