Hemos dormido bien en nuestra minúscula habitación aunque a primera hora se escuchaba movimiento por el pasillo y conversaciones. Hemos decidido tomarnos las cosas con calma y no hemos madrugado.
Nos acercamos un momento al Centro comercial Mustafa Centre (cerca de nuestro hotel, en Little India, abierto las 24h del días). Paseamos por el barrio, nos tomamos un lassi y, después de una vuelta por el mercadillo de Bugis y de un trozo de duriam, nos dirigimos a hacer la ruta turística...andando. Pasamos por el Raffles pero sin entrar a tomarnos un Singapur Sling (y menos aún con la pinta que debíamos llevar!). Continuamos caminando por calles por las que ya estaban montando el circuito del GP de Fórmula 1, atravasemos varios centros comerciales (¡cómo se agradece el aire acondicionado!) para acabar en l'Esplanade.
El hotel es espectacular. No nos podíamos bañar en la Infinity pool, que está reservada para los clientes del hotel, pero sí que nos habían advertido que si subíamos al bar restaurante KU DE TA, tendríamos las mismas vistas y casi podrías tocar el agua. Así lo hicimos y, con un poco de disimulo, hasta nos libramos de consumir nada en el bar. Hicimos fotos y más fotos y paseamos por las terrazas.
Bajamos a la calle y continuámos dando la vuelta a la zona de Marina Bay para acabar en el Merlion, que estaba medio tapado por restauración. No habíamos comido pero no nos podíamos marchar de Singapur sin haber probado el Chilli Crab, así que acudimos al Jumbo. Se necesita reserva porque siempre está hasta los topes pero pudimos conseguir una mesa porque lo nuestro fue "merienda-cena". El cangrejo era enorme y la salsa picaba a rabiar. La cena costó 80,04 SGD.
Con el estómago lleno, paseamos por Clark Quay y Boat Quay, llenas de ambiente y restaurantes y acabamos el paseo junto al Merlion, viendo los fuegos artificiales y Marina Bay iluminado.
Volvemos a nuestro hotel a dormir.
Nos acercamos un momento al Centro comercial Mustafa Centre (cerca de nuestro hotel, en Little India, abierto las 24h del días). Paseamos por el barrio, nos tomamos un lassi y, después de una vuelta por el mercadillo de Bugis y de un trozo de duriam, nos dirigimos a hacer la ruta turística...andando. Pasamos por el Raffles pero sin entrar a tomarnos un Singapur Sling (y menos aún con la pinta que debíamos llevar!). Continuamos caminando por calles por las que ya estaban montando el circuito del GP de Fórmula 1, atravasemos varios centros comerciales (¡cómo se agradece el aire acondicionado!) para acabar en l'Esplanade.
El hotel es espectacular. No nos podíamos bañar en la Infinity pool, que está reservada para los clientes del hotel, pero sí que nos habían advertido que si subíamos al bar restaurante KU DE TA, tendríamos las mismas vistas y casi podrías tocar el agua. Así lo hicimos y, con un poco de disimulo, hasta nos libramos de consumir nada en el bar. Hicimos fotos y más fotos y paseamos por las terrazas.
Bajamos a la calle y continuámos dando la vuelta a la zona de Marina Bay para acabar en el Merlion, que estaba medio tapado por restauración. No habíamos comido pero no nos podíamos marchar de Singapur sin haber probado el Chilli Crab, así que acudimos al Jumbo. Se necesita reserva porque siempre está hasta los topes pero pudimos conseguir una mesa porque lo nuestro fue "merienda-cena". El cangrejo era enorme y la salsa picaba a rabiar. La cena costó 80,04 SGD.
Con el estómago lleno, paseamos por Clark Quay y Boat Quay, llenas de ambiente y restaurantes y acabamos el paseo junto al Merlion, viendo los fuegos artificiales y Marina Bay iluminado.
Volvemos a nuestro hotel a dormir.