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Y casi sin darnos cuenta, llegó nuestro último día en Tokyo. El plan era ir hasta Harajuku, en concreto al enorme y famoso parque de Yoyogi, para ver a los rockabillies que se reúnes ahí los domingos y a la gente que acude haciendo cosplay y visual, pero tuvimos la mala suerte de que estuvo lloviendo, por lo que ni vimos rockabillies ni vimos gente haciendo espectaculares cosplays. Una pena, pero bueno, si algún día vuelvo a Tokyo, lo tengo como pendiente
Ese día no madrugamos demasiado, pues arrastrábamos cansancio. Nos bajamos en la estación de Yoyogi y tras una pequeña caminata llegamos a una de las entradas del parque.
Lo cierto es que Yoyogi impresiona porque es enorme y tiene una flora muy tupida. Prácticamente es un bosque en medio de la gran ciudad. De hecho, llega un momento de que te olvidas de que estás en la jungla de asfalto, porque solo se oye el sonido del viento en la copa de los árboles y, cómo no, los cuervos…
La lluvia que caía era fina. Con un par de paraguas de esos baratunos japoneses tiramos pa’lante, y nos permitió llegar hasta el santuario Meiji.
Allí nos encontramos una estampa típica, pero que igualmente nos resultó de lo más curioso…
¡Un bodorrio japonés tradicional! Pero eso no es todo…
Es que la boda era entre una japonesa…
¡… y un gaijin! Un guiri, vaya. Vimos muchas parejas de japonesa y hombre occidental.
Nos pasamos un buen rato cotilleando la boda, y luego nos pusimos a cotillear el gran árbol sagrado rodado de tablillas sintoístas con los deseos que pide la gente.
Vimos algunas de lo más simpático.
Tras terminar con las tablillas, caminamos hacia la salida principal, que da justo a la estación de trenes de Harajuku, a las puertas de la famosa calle comercial Takeshita Dori. Entre que empezó a llover de nuevo, que no había ni cosplayers ni rockabillies, y que dicha calle la verdad es que me decepcionó un poco, no saqué apenas fotos por la zona. Eso sí, muy cerquita de ahí, al principio de Takeshita Dori, hay un Daiso enorme. Daiso es una cadena de todo a 100 yenes. Como ya les dije, vale mucho la pena ir. Se pueden conseguir cosas preciosas y de calidad a un precio inmejorable. Como todo lo que compramos lo tenemos guardado en una caja, cuando nos hayamos mudado ya sacaré fotos y las subiré por aquí
Tras dar un paseo, almorzamos y nos fuimos al hotel. Por la tarde dimos un paseo por los alrededores de Ueno y Okachimachi (nos compramos en unos grandes almacenes la máquina para hacer tako yaki, ju, ju) y a descansar. Al día siguiente comenzaba una nueva etapa del viaje: nos marchábamos de Tokyo con destino a Kyoto.
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