El último día nuestro avión salía por la tarde, y decidimos hacer la ruta a la Caldera Blanca, ya que nos habían dicho que era un paseo muy bonito. Es la ruta a la que suelen mandar a la gente que no consigue plaza en las rutas guiadas, y pensé que podría ser repetitiva, después de haber estado dos días caminando por Timanfaya. Pero nada más lejos de la realidad, la ruta nos encantó, una de las mejores actividades que hicimos en Lanzarote
Esta ruta se encuentra enclavada dentro del Parque Natural de los Volcanes, esto es, cubierto por las erupciones del Timanfaya, pero no está protegido por el Parque Nacional, por eso se puede caminar libremente. Desde su cima (a 458 metros) hay una de las mejores panorámicas de la isla de Lanzarote, pudiendo admirar parte del Parque Nacional de Timanfaya y el Archipiélago Chinijo.
Caldera Blanca no es el más alto de los volcanes de la isla, pero sí que es el más ancho. Dicen los expertos que cuando el cráter de un volcán es muy grande se le llama "caldera", y este mide 1,15 km de diámetro, perfectamente circular y rodeado de altas paredes. Es lo que se denomina un islote: un volcán que queda rodeado por lava de una erupción posterior.
Caldera Blanca es uno de los pocos volcanes del área del Parque Nacional de Timanfaya y del Parque Natural de los Volcanes al que se puede acceder hasta la cima. La ruta circular de 9,5 km rodea el cráter de la caldera y tiene una duración aproximada de 3-4 horas y una dificultad moderada.
La ruta parte de la localidad de Mancha Blanca, pudiendo dejar el coche en el pueblo o en un pequeño aparcamiento justo al inicio de la ruta, aunque nosotros lo dejamos en el pueblo (nos dijeron que el día anterior hubo algún robo en el parking). Hasta allí se accede por el primer camino que se encuentra a la derecha, según se va desde Mancha Blanca hacia el Parque Nacional de Timanfaya.
La primera parte de la ruta transcurre por un camino estrecho de piedra volcánica, irregular. Por ello recomiendo llevar botas, aunque con zapatillas se puede hacer, que es lo que llevábamos nosotros. Pero como echamos de menos nuestras botas; si llegamos a saber que íbamos a hacer senderismo… Aquí el terreno nos resulta familiar, ya que se parece al de otras caminatas, pero esta vez nos encontramos un arcoíris.
La ruta pasa junto a la Montaña Caldereta, la hermana pequeña de la Caldera Blanca, a la cual rodea para emprender la subida por la cara oeste del volcán. Aunque se puede hacer por el este, la subida resulta más abrupta. Según se sube, se empieza a visualizar la riqueza del paisaje: el mar de fondo, y los islotes entre el mar de lava de Timanfaya. La subida es dura, así que aprovecho la excusa del paisaje para hacer fotos y descansar, y así se hace más llevadera
La primera parada se alcanza en la parte más baja de la caldera, pero donde se tiene una de las mejores vistas del cráter, que deja con la boca abierta
Unas cuantas fotos, un tentempié para reponer fuerzas y seguimos subiendo, hasta el punto más alto, rodeando el cráter. Allí las vistas son sorprendentes y espectaculares, no me lo esperaba . Por un lado los volcanes del Parque Nacional de Timanfaya, por otro el risco de Famara, y las islas del Archipiélado Chinijo: La Graciosa, Montaña Clara y Alegranza.
Para emprender el regreso se sigue rodeando la caldera hasta encontrar el camino de bajada. Estábamos buscando este camino cuando empezó a caer lluvia y a soplar el viento, menos mal que lo encontramos pronto y bajando ya la cosa calmó. Atravesamos un trozo de camino por el mar de lava y la falda de la Montaña Caldereta, hasta que encontramos el mismo camino por el que comenzamos la ruta y que nos lleva de regreso.
Es una ruta muy recomendable, una grata sorpresa como regalo de despedida de Lanzarote