DÍA 13, Santiago: azota el huracán Sandy ✏️ Diarios de Viajes de Cuba

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Desayunamos prontito.
*** Imagen borrada de Tinypic ***

Unos huéspedes franceses que salían en dirección a Cayo Santa María nos preguntaron qué íbamos a hacer ya que estaban preocupados por el huracán y habían oído que nosotros nos dirigíamos al ojo. Ellos tenían una reserva para bucear por los cayos y lo tenían todo pagado; hotel, excursión, comidas, etc. Les dije que quizás la excursión por el mar no la podrían hacer pero yo sí que iría al menos al hotel a amortizar lo pagado ya que era probable que el huracán no pasara por allí. La verdad es que, ahora que lo pienso, da un poco de yuyu rodearte de mar en un cayo en pleno huracán. Entiendo su preocupación.

Nos subimos al coche y conducimos unas 5 horas hasta Santiago. Las noticias en la radio sólo hablaban de las medidas de precaución que había que tomar para la llegada del huracán Sandy. Abastecerse de comida y agua, buscar un lugar seguro, no exponerse, etc. En principio el rumbo y potencia seguían igual. El camino fue tranquilo. Alguna ligera llovizna pero estuvo muy despejado en buena parte del camino. Apretamos bastante el KIA por la carretera. Nos encontramos un coche que iba bastante rápido y lo seguimos. Si lo paran, que lo paren a él.

Sobre las 3 llegamos.

Nos hospedamos en casa de Yisel, una pareja joven y extrovertida si bien ella no hacía nada más que jugar con un IPAD y todo se lo dejaban a las chicas de servicio. La casa tiene una terraza adornada con flores muy bonita (ya preparada para la llegada del huracán) y las habitaciones son grandes y correctas, aunque sin vistas (cosa que agradecimos en la noche).
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Cuando subimos a la terraza vimos que justo encima de donde habíamos aparcado había unas maderas, tejas y hierros sueltos por lo que movimos el coche unos metros por si nos pudiéramos librar de las diabluras del huracán. Pedimos la cena sobre las 9 ya que teníamos hambre y saldríamos a comer algo. Nos dijo que fuéramos puntuales ya que venía el huracán a las 11 y la chica de servicio tenía que irse a su casa.

Salimos a comer al hotel Casa Granda. Ya lo dice la Lonely y lo pudimos confirmar; en la terraza del hotel jovencitas cubanas acompañan a viejos verdes de todas las nacionalidades…y rastas cubanos acompañaban a extranjeras también. Fue el lugar donde observamos de manera más visible el turismo sexual.
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Conocimos a una pareja de españoles que no habían podido salir en avión a la Habana porque habían cerrado el aeropuerto. Al día siguiente tenían el vuelo para España así que estaban bastante nerviosos de perder el vuelo. Saliendo del hotel dimos una vuelta por la ciudad. Estaba nublado, de vez en cuando llovía y luego se despejaba. De momento no parecía que nos viniera un huracán demasiado fuerte encima. Nos pareció una ciudad con un encanto especial, edificios elegantes con fachadas deterioradas y todo muy limpio…
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Paramos a tomarnos unos mojitos en el hotel antes de cenar y sobre las 8,30 fuimos para casa. A las 9 empezamos a cenar; un pollo al horno bueníisimo con acompañamiento rico y abundante.
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Sobre las 10 acabamos de cenar y vimos que tenían a la chica esperando para que retirara los platos de la mesa antes de irse. Tenía que llegar a su casa y quedaba solo 1 hora para la llegada del huracán. Nos pareció bastante feo por parte de la dueña. La ayudamos a recoger los platos bajándolos abajo a la cocina. Sobre esa hora la lluvia ya era un poquito más fuerte aunque nada del otro mundo y me empecé a mofar un poco del huracán.. “si en temporada de lluvias en Mexico llueve mucho más..pues vaya con el Sandy, yo esperaba más”…luego tuve que tragarme las palabras.

A las 11 en punto empezó a soplar el viento. A las 12 estaba cagada de miedo metida en la cama cogiendo la mano de Roger y apretándola con cada susto. El viento era muy fuerte, como un remolino por encima de la ciudad. Se escuchaba como los techos de uralita eran arrancados de las casas y petaban contra paredes. Las tejas de las casas parecían misiles. Por suerte, nuestra habitación y la casa parecían un lugar bastante seguro ya que las paredes eran bastante sólidas por el estándar Santiaguero y nuestra habitación no tenía ventanas de cristal que dieran al exterior sino que eran de hierro y daban al patio interior de la casa que a su vez estaba protegido por una estructura metálica como techo por lo que parecía que no nos entrarían misiles por las ventanas. Hasta las 4 de la mañana no paró de soplar el huracán. Sandy trajo mucho viento, no demasiada lluvia. Literalmente centrifugó Santiago durante 5 largas horas. Intentamos dormir pero fue muy difícil, toda la noche pensando en la pobre gente que debía estar aterrada y en peligro cuando los vientos arrancaban sus techos. Parecía una guerra. Sobre las 2,30 nos pareció que el viento dejó de soplar, pensamos que ya se acababa. A los 5 minutos, el viento pasó de 0 a lo más fuerte que había estado en toda la noche. Nos preguntamos si ese sería el ojo del huracán. Varias veces me levanté a grabar el ruido. Las macetas que colgaban del techo de nuestra casa se cayeron. Quizás cabeceé a ratos, Roger durmió algo más.

Cuando abrí la puerta de la habitación me encontré este panorama en el patio interior de la casa…
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La pareja se pasó la noche preparando cafés y vigilando la casa. Varias veces me los encontré iluminando el patio con una linterna cada vez que se escuchaba algún golpe en la casa.

Se equivocaron muchísimo con el pronóstico de Sandy. Sí entró exactamente a las 11 de la noche como habían pronosticado, pero no entró a 80 km de Santiago, sino por Santiago mismo. No entró con fuerza 1 y menguó, sino que entró con fuerza 3 y en fuerza 3 se quedó durante 5 horas y, no salió de la isla por el norte a las 5 de la mañana, ya que hasta las 5 estuvo dando vueltas por Santiago. Fue un absoluto desastre. El peor de la historia para Santiago hasta la fecha.

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