Muertos de cansancio llegamos por fin a Arequipa, la ciudad blanca. En la estación cogemos un taxi para ir hotel “La posada del parque” donde tenernos reserva para esa noche, pero cuando le damos la dirección al taxista éste empieza a poner muchas pegas: que si está en una zona muy peligrosa, que si de noche no se puede salir, que hay muchos delincuentes en el parque que está justo enfrente… pasamos de él, porque es habitual que te intenten liar para llevarte a un establecimiento que les da comisión. Llegamos y la verdad es que el sitio parece chungo, hay un policía en la acera y le preguntamos sobre la zona, nos dice que no es muy recomendable. Subimos al hotel y hablamos con el dueño para decir que no nos quedamos, no le sienta muy bien, como es normal.
El mismo taxista nos lleva a varios hoteles que él mismo recomienda, pero hay un congreso y todos están llenos. Acabamos en el Hostal Baviera, cutrísimo, pero a sólo 2 cuadras de la Plaza de Armas. Nos dan una habitación triple en el último piso, según el chico de recepción la mejor del hotel, sombría, decadente y ruidosa pues da a la calle y la ventana no cierra bien. Eso sí, tenemos un pantallón de plasma que ocupa toda la pared.
Salimos a recorrer Arequipa, la segunda ciudad del país, que dentro de lo que es Perú, está cuidada, limpia y ordenada. Nos sentamos un rato en la inmensa Plaza de Armas, a ver pasar la gente mientras desayunamos unas chocolatinas. Paseamos por los soportales que rodean la Plaza, la Catedral en este momento está cerrada, así que solo podemos admirar su fachada (que en realidad corresponde a uno de los laterales de la nave).
Visitamos la Iglesia de la Compañía, que tiene una fachada y un claustro espectacular, la Iglesia de Sto. Domingo y la Iglesia de San Francisco, donde en ese momento se están celebrando un montón de comuniones. También se conserva un buen número de palacios edificados por los españoles con interesantes fachadas, como el Palacio de Goyeneche que alberga el Banco de reservas del Perú.
Buscamos donde cambiar dinero y empezamos a preguntar en las agencias sobre la excursión que queremos hacer mañana al Valle del Colca, vamos comparando precios pues hay bastante diferencia entre lo que ofrecen unas y otras. Entramos en un par de galerías comerciales (mercadillos) y ya es la hora de comer. Nos decidimos por un bar en la plaza de Armas, el único que no parece muy turístico, está lleno de gente de la ciudad. Pedimos rocoto relleno acompañado de un pastel de patata típico de allí (no me acuerdo del nombre), todo bien picante regado con salsa ají, como nos gusta a nosotros (23soles).
Después de comer nos acercamos al Museo de las Culturas Andinas, sacamos la entrada (40 soles) y tenemos que esperar un rato porque la visita que dura una hora se hace obligatoriamente acompañado de un guía. Entramos y la primera parte consiste en ver una proyección de un video de 30 min del National Geographic centrado en la momia Juanita, la joya del museo. Después recorremos las salas, donde hay expuestos objetos de la cultura Inca, como cerámicas, armas, prendas, joyas y también el ajuar funerario de Juanita. Por fin en la última sala, la vemos. Está protegida por unos gruesísimos cristales que forman una urna en la que se recrean las condiciones climáticas en la que fue encontrada en 1995 en los hielos de la cima del Volcán Ampato a 6380 metros de altura. Al final de la visita el guía nos solicita una propina, que más o menos nos viene a decir que es obligatoria.
A continuación nos dirigimos al Monasterio de Santa Catalina (70soles), por lo que había leído sobre él ya imaginaba que me iba a encantar esta visita, pero verlo en primera persona fue todavía mucho mejor de lo que esperaba. Fundado en 1580 y destinado principalmente al retiro de nobles españolas que para ingresar en él debían aportar una cuantiosa dote. Ocupa una superficie de 20000m2 y es como una pequeña ciudad con sus calles, celdas, capillas, salas, huertos, patios y fuentes. Estamos más de dos horas y media recorriendo cada una de sus estancias.
Empieza a oscurecer y entramos en una de las agencias para contratar la excursión de mañana al Colca (130Soles) y también compramos el billete para pasado mañana de Chivay a Puno con 4m Express (194 soles). Aprovechamos para entrar en la Catedral y después nos tomamos por allí cerca nuestro primer Pisco Sour (10 soles), buenísimo!! Vamos a un super en la Plaza de Armas para comprar agua y la cena: más camote, estoy totalmente enganchada a él. Volvemos al hotel (buagg), hace bastante frío en la habitación, menos mal que hay como tres o cuatro mantas en cada una de las camas.
El mismo taxista nos lleva a varios hoteles que él mismo recomienda, pero hay un congreso y todos están llenos. Acabamos en el Hostal Baviera, cutrísimo, pero a sólo 2 cuadras de la Plaza de Armas. Nos dan una habitación triple en el último piso, según el chico de recepción la mejor del hotel, sombría, decadente y ruidosa pues da a la calle y la ventana no cierra bien. Eso sí, tenemos un pantallón de plasma que ocupa toda la pared.
Salimos a recorrer Arequipa, la segunda ciudad del país, que dentro de lo que es Perú, está cuidada, limpia y ordenada. Nos sentamos un rato en la inmensa Plaza de Armas, a ver pasar la gente mientras desayunamos unas chocolatinas. Paseamos por los soportales que rodean la Plaza, la Catedral en este momento está cerrada, así que solo podemos admirar su fachada (que en realidad corresponde a uno de los laterales de la nave).
Visitamos la Iglesia de la Compañía, que tiene una fachada y un claustro espectacular, la Iglesia de Sto. Domingo y la Iglesia de San Francisco, donde en ese momento se están celebrando un montón de comuniones. También se conserva un buen número de palacios edificados por los españoles con interesantes fachadas, como el Palacio de Goyeneche que alberga el Banco de reservas del Perú.
Buscamos donde cambiar dinero y empezamos a preguntar en las agencias sobre la excursión que queremos hacer mañana al Valle del Colca, vamos comparando precios pues hay bastante diferencia entre lo que ofrecen unas y otras. Entramos en un par de galerías comerciales (mercadillos) y ya es la hora de comer. Nos decidimos por un bar en la plaza de Armas, el único que no parece muy turístico, está lleno de gente de la ciudad. Pedimos rocoto relleno acompañado de un pastel de patata típico de allí (no me acuerdo del nombre), todo bien picante regado con salsa ají, como nos gusta a nosotros (23soles).
Después de comer nos acercamos al Museo de las Culturas Andinas, sacamos la entrada (40 soles) y tenemos que esperar un rato porque la visita que dura una hora se hace obligatoriamente acompañado de un guía. Entramos y la primera parte consiste en ver una proyección de un video de 30 min del National Geographic centrado en la momia Juanita, la joya del museo. Después recorremos las salas, donde hay expuestos objetos de la cultura Inca, como cerámicas, armas, prendas, joyas y también el ajuar funerario de Juanita. Por fin en la última sala, la vemos. Está protegida por unos gruesísimos cristales que forman una urna en la que se recrean las condiciones climáticas en la que fue encontrada en 1995 en los hielos de la cima del Volcán Ampato a 6380 metros de altura. Al final de la visita el guía nos solicita una propina, que más o menos nos viene a decir que es obligatoria.
A continuación nos dirigimos al Monasterio de Santa Catalina (70soles), por lo que había leído sobre él ya imaginaba que me iba a encantar esta visita, pero verlo en primera persona fue todavía mucho mejor de lo que esperaba. Fundado en 1580 y destinado principalmente al retiro de nobles españolas que para ingresar en él debían aportar una cuantiosa dote. Ocupa una superficie de 20000m2 y es como una pequeña ciudad con sus calles, celdas, capillas, salas, huertos, patios y fuentes. Estamos más de dos horas y media recorriendo cada una de sus estancias.
Empieza a oscurecer y entramos en una de las agencias para contratar la excursión de mañana al Colca (130Soles) y también compramos el billete para pasado mañana de Chivay a Puno con 4m Express (194 soles). Aprovechamos para entrar en la Catedral y después nos tomamos por allí cerca nuestro primer Pisco Sour (10 soles), buenísimo!! Vamos a un super en la Plaza de Armas para comprar agua y la cena: más camote, estoy totalmente enganchada a él. Volvemos al hotel (buagg), hace bastante frío en la habitación, menos mal que hay como tres o cuatro mantas en cada una de las camas.