Hoy nos levantamos relajados, para desayunar comimos lo que habíamos comprado la tarde antes en un supermercado. Aunque podíamos utilizar la cocina del hostal y pudiéramos haber comprado leche para calentar, decidimos no complicarnos y compramos unos jugos y unos bollitos. Desayunamos en la habitación y fuimos a la entrada del Hostal a esperar a que nos vinieran a recoger. Creo que la recogida fue a las 7:45 y la excursión terminó antes de las 11 de la mañana , por este motivo dejamos las maletas preparadas pero dentro de la habitación. Ya después haríamos el Check Out.
Vino un señor a recogernos y nos acompaño hasta el embarcadero de Paracas. Allí nos puso en fila en un grupo y pagamos las tasas del puerto, creo recordar que eran 2 soles. A mi me encantó esta excursión será por el mar, como comenté en la etapa anterior me sentía del diez, la cercanía al mar, el olor a sal. Parece que estaba en mi isla.
Lo primero que pudimos apreciar fue El Candelabro, geoglifo hecho en bajo relieve sobre un acantilado, unos lo relaciona con la figuras de Nazca, otra dice que es una especie de marca o señal hecha por los piratas para poder orientarse, otra lo atribuye a extraterrestres. Después continuamos por unos 20 minutos aproximadamente hacia las Islas Ballestas en donde pudimos apreciar lobos marinos, pinguinos y gran cantidad de aves, y como no, nos calló alguna cagadilla (buena suerte) . El mar estaba medio picadillo y acabamos empapados hasta las cejas, así que cuidado con las cámaras. Hacía pelín de fresco pero se estaba muy a gusto. El paisaje sin duda era precioso, las rocas, las aves pero apestaba a guano de los lindo.
Tras esta excursión retornamos a el puerto y fuimos directamente al hostal. Ahora si que fuimos a la habitación y bajamos la maletas a una consigna que tenían en el hostal y esperamos nuevamente en recepción hasta que nos vinieran a buscar para el siguiente tour de la Reserva Nacional.
Nos montamos en una super cachara de bus de los años 20 y partimos a la Reserva. Antes de entrar pagamos las tasas de 5 soles. Desde que empezamos a adentrarnos ya me llamaba la atención los colores que tenía ante mi, por un lado el color rojizo de la arena, el azul flojo del cielo y el azul fuerte del mar. Me gustó mucha la reserva. Lo primero que hicimos fue visitar un centro de interpretación, en donde el guía nos explico en una maqueta los lugares que visitaríamos y lo que nos íbamos a encontrar. Tras una breve parada para ver el centro continuamos hacia el mirador de la formación rocosa de “ la catedral”. Maravilloso ver lo que teníamos ante nuestros ojos.
Estuvimos un ratito allí y partimos para las playas, paramos en varios sitios y finalizamos en Lagunillas, le habíamos preguntado al guía un buen restaurante para comer y nos comentó del Che, que para el era el mejor. Según bajamos empezaron todos los del restaurante a tirarse al bus a la caza de turistas. Yo no se porque todos se fueron detrás del guía, a un restaurante que esta en la misma roca junto al mar, probablemente tendrían comisión allí, pero nosotros fuimos a buscar del Che, es el el mas alejado a la playa. No había gente ya que todos habían ido a los que estaban pegados a la playa, solo habían algunas parejas con tour privados. Como nos había dicho que allí era el mejor pues allí comimos, eran un pelín mas caro que los otros pero nos sentamos y debo decir que estaba de muerteeeee el ceviche que probamos. Yo no soy muy amante del pescado si me lo como a la plancha pero soy muy selecta en el tipo de pescado, pues jamás me hubiera imaginado que iba a comer pescado crudo. Pedimos un trío para dos personas que consistía de ceviche, pescado rebosado y arroz marinero. Lo mejor que he comido en Perú, pagamos 55 soles por el almuerzo pues también pedimos varias cervezas y refrescos. Solo espero algún día volver a probar tremenda maravilla. Cuando terminamos de comer fuimos a la playa a caminar un rato y terminamos en un bar que estaba enfrente tomándonos unos piscos. Eran caros, creo recordar que 8 o 10 soles pero estaban bien surtidos y buenos, y las vistas ya lo hacían aun mas especial. La playa estaba llena de pelícanos, a los que le estuvimos dando de comer restos de pescado del bar. Pasamos un rato agradable y relajados, disfrutando de nuestro penúltimo día en Perú. Ya se nos estaba acabando todo, pero todo había salido genial y estábamos contentos del viaje
Llegamos al hostal, Alberto nos comentó que podíamos ducharnos allí antes de partir para Lima, pero finalmente rechazamos el baño, ya lo haríamos en Lima. Pasamos la tarde paseando por Paracas, compramos algunas cositas en unos puestecitos en frente del mar. Ya por la tarde cogimos los matules y fuimos caminando hacia la estación, del hostal a la estación te pones en 5 minutos perfectamente.
Aquí nos pasó lo mas desagradable del viaje, que no fue sino una anécdota pero nos quedamos flipados. Mientras esperamos llegó el bus que venía de Lima y se bajó gente, entonces habían unas chicas Americanas que no sabían que hacer allí medias perdidas. Estaban hablando con alguien de la estación y las oímos diciendo que si se iban a Ica, no se. En esto se acerca una chica y nos pregunta que si veníamos de Paracas y empezamos a hablar. Le comentamos las excursiones que habíamos realizado, que nos había gustado Paracas, etc... típica conversación de turistas. Pues nada nos pregunta donde nos alojamos y le comentamos el hostal incluso los precios. Al final las chicas decidieron ir a nuestro hostal a preguntar. Mi marido les indicó el camino y ellas partieron y nosotros nos quedamos esperando el bus a Lima. En eso viene una mujer y nos empezó a decir de todo, que estábamos interfiriendo en su trabajo y miles de cosas mas. Le comentamos que hiciera el favor de nos faltarnos el respeto y que se fuera a trabajar, todo muy educadamente, pero seguía con la matraquilla, al final mi marido se calentó y le dijo que dejara de engañar a la gente y que nos dejara en paz. Todo el mundo mirando y aquella caliente, finalmente le dije a mi marido que no dijera nada mas y la mujer se largó. Nos quedamos un poco con mal sabor de boca después de lo ocurrido y finalmente llegó el bus y partimos a Lima. Esto fue lo único desagradable, por llamarlo de alguna manera, que nos ocurrió en todo el viaje, ojalá todo lo malo fuera así.
Llegamos a Lima bastante tarde, cogimos un taxi desde la estación al centro de Lima por 15 soles. Ni regateamos pues era de noche y estábamos cansados. Para estos dos últimos días escogimos una hotel en el centro de Lima, el Kamana Hotel.
Kamana Hotel: ubicación perfecta, caro aunque por donde está ubicado creo que no está mal, fueron unos 47 euros al cambio. Camas cómodas y el baño estaba muy bien, pero estaban las paredes sucias. El desayuno muy bueno. Lo que me pasó con este hotel es que, en relación de calidad precio no lo veo muy bueno, durante todo el viaje habíamos pagado entre 20 o 25 euros noche y las habitaciones muy limpias y todo muy bien, entonces aquí por lo que pagué me esperaba algo más. Pero bueno que le doy un aprobado y por donde estaba ubicado pues perfecto.
Nos duchamos y como ya era muy tarde nos comimos algo que teníamos en las mochilas pues a esas horas, según vimos cuando veníamos en el taxi, los alrededores no pintaban muy seguros.
Vino un señor a recogernos y nos acompaño hasta el embarcadero de Paracas. Allí nos puso en fila en un grupo y pagamos las tasas del puerto, creo recordar que eran 2 soles. A mi me encantó esta excursión será por el mar, como comenté en la etapa anterior me sentía del diez, la cercanía al mar, el olor a sal. Parece que estaba en mi isla.
Lo primero que pudimos apreciar fue El Candelabro, geoglifo hecho en bajo relieve sobre un acantilado, unos lo relaciona con la figuras de Nazca, otra dice que es una especie de marca o señal hecha por los piratas para poder orientarse, otra lo atribuye a extraterrestres. Después continuamos por unos 20 minutos aproximadamente hacia las Islas Ballestas en donde pudimos apreciar lobos marinos, pinguinos y gran cantidad de aves, y como no, nos calló alguna cagadilla (buena suerte) . El mar estaba medio picadillo y acabamos empapados hasta las cejas, así que cuidado con las cámaras. Hacía pelín de fresco pero se estaba muy a gusto. El paisaje sin duda era precioso, las rocas, las aves pero apestaba a guano de los lindo.
Tras esta excursión retornamos a el puerto y fuimos directamente al hostal. Ahora si que fuimos a la habitación y bajamos la maletas a una consigna que tenían en el hostal y esperamos nuevamente en recepción hasta que nos vinieran a buscar para el siguiente tour de la Reserva Nacional.
Nos montamos en una super cachara de bus de los años 20 y partimos a la Reserva. Antes de entrar pagamos las tasas de 5 soles. Desde que empezamos a adentrarnos ya me llamaba la atención los colores que tenía ante mi, por un lado el color rojizo de la arena, el azul flojo del cielo y el azul fuerte del mar. Me gustó mucha la reserva. Lo primero que hicimos fue visitar un centro de interpretación, en donde el guía nos explico en una maqueta los lugares que visitaríamos y lo que nos íbamos a encontrar. Tras una breve parada para ver el centro continuamos hacia el mirador de la formación rocosa de “ la catedral”. Maravilloso ver lo que teníamos ante nuestros ojos.
Estuvimos un ratito allí y partimos para las playas, paramos en varios sitios y finalizamos en Lagunillas, le habíamos preguntado al guía un buen restaurante para comer y nos comentó del Che, que para el era el mejor. Según bajamos empezaron todos los del restaurante a tirarse al bus a la caza de turistas. Yo no se porque todos se fueron detrás del guía, a un restaurante que esta en la misma roca junto al mar, probablemente tendrían comisión allí, pero nosotros fuimos a buscar del Che, es el el mas alejado a la playa. No había gente ya que todos habían ido a los que estaban pegados a la playa, solo habían algunas parejas con tour privados. Como nos había dicho que allí era el mejor pues allí comimos, eran un pelín mas caro que los otros pero nos sentamos y debo decir que estaba de muerteeeee el ceviche que probamos. Yo no soy muy amante del pescado si me lo como a la plancha pero soy muy selecta en el tipo de pescado, pues jamás me hubiera imaginado que iba a comer pescado crudo. Pedimos un trío para dos personas que consistía de ceviche, pescado rebosado y arroz marinero. Lo mejor que he comido en Perú, pagamos 55 soles por el almuerzo pues también pedimos varias cervezas y refrescos. Solo espero algún día volver a probar tremenda maravilla. Cuando terminamos de comer fuimos a la playa a caminar un rato y terminamos en un bar que estaba enfrente tomándonos unos piscos. Eran caros, creo recordar que 8 o 10 soles pero estaban bien surtidos y buenos, y las vistas ya lo hacían aun mas especial. La playa estaba llena de pelícanos, a los que le estuvimos dando de comer restos de pescado del bar. Pasamos un rato agradable y relajados, disfrutando de nuestro penúltimo día en Perú. Ya se nos estaba acabando todo, pero todo había salido genial y estábamos contentos del viaje
Llegamos al hostal, Alberto nos comentó que podíamos ducharnos allí antes de partir para Lima, pero finalmente rechazamos el baño, ya lo haríamos en Lima. Pasamos la tarde paseando por Paracas, compramos algunas cositas en unos puestecitos en frente del mar. Ya por la tarde cogimos los matules y fuimos caminando hacia la estación, del hostal a la estación te pones en 5 minutos perfectamente.
Aquí nos pasó lo mas desagradable del viaje, que no fue sino una anécdota pero nos quedamos flipados. Mientras esperamos llegó el bus que venía de Lima y se bajó gente, entonces habían unas chicas Americanas que no sabían que hacer allí medias perdidas. Estaban hablando con alguien de la estación y las oímos diciendo que si se iban a Ica, no se. En esto se acerca una chica y nos pregunta que si veníamos de Paracas y empezamos a hablar. Le comentamos las excursiones que habíamos realizado, que nos había gustado Paracas, etc... típica conversación de turistas. Pues nada nos pregunta donde nos alojamos y le comentamos el hostal incluso los precios. Al final las chicas decidieron ir a nuestro hostal a preguntar. Mi marido les indicó el camino y ellas partieron y nosotros nos quedamos esperando el bus a Lima. En eso viene una mujer y nos empezó a decir de todo, que estábamos interfiriendo en su trabajo y miles de cosas mas. Le comentamos que hiciera el favor de nos faltarnos el respeto y que se fuera a trabajar, todo muy educadamente, pero seguía con la matraquilla, al final mi marido se calentó y le dijo que dejara de engañar a la gente y que nos dejara en paz. Todo el mundo mirando y aquella caliente, finalmente le dije a mi marido que no dijera nada mas y la mujer se largó. Nos quedamos un poco con mal sabor de boca después de lo ocurrido y finalmente llegó el bus y partimos a Lima. Esto fue lo único desagradable, por llamarlo de alguna manera, que nos ocurrió en todo el viaje, ojalá todo lo malo fuera así.
Llegamos a Lima bastante tarde, cogimos un taxi desde la estación al centro de Lima por 15 soles. Ni regateamos pues era de noche y estábamos cansados. Para estos dos últimos días escogimos una hotel en el centro de Lima, el Kamana Hotel.
Kamana Hotel: ubicación perfecta, caro aunque por donde está ubicado creo que no está mal, fueron unos 47 euros al cambio. Camas cómodas y el baño estaba muy bien, pero estaban las paredes sucias. El desayuno muy bueno. Lo que me pasó con este hotel es que, en relación de calidad precio no lo veo muy bueno, durante todo el viaje habíamos pagado entre 20 o 25 euros noche y las habitaciones muy limpias y todo muy bien, entonces aquí por lo que pagué me esperaba algo más. Pero bueno que le doy un aprobado y por donde estaba ubicado pues perfecto.
Nos duchamos y como ya era muy tarde nos comimos algo que teníamos en las mochilas pues a esas horas, según vimos cuando veníamos en el taxi, los alrededores no pintaban muy seguros.