Nuestra preparación del viaje fue bastante simple: compramos dos billetes de avión a Kuala Lumpur, alquilamos un coche en el aeropuerto, compramos una guía y reservamos alojamiento para la primera noche en el país. El mapa de carreteras lo compramos ya en Kuala Lumpur en la primera gasolinera que salió a nuestro paso.
Antes de ir leímos diferentes foros y relatos sobre qué hacer/ver en Malasia y confeccionamos un itinerario posible, que finalmente seguimos fielmente con un par de excepciones. La única decisión que tomamos de antemano fue visitar Malasia peninsular y renunciar a dar el salto a la parte de Borneo.
Antes de ir leímos diferentes foros y relatos sobre qué hacer/ver en Malasia y confeccionamos un itinerario posible, que finalmente seguimos fielmente con un par de excepciones. La única decisión que tomamos de antemano fue visitar Malasia peninsular y renunciar a dar el salto a la parte de Borneo.
Decidimos dejar la visita a Kuala Lumpur para el final de nuestro viaje, así que nada más aterrizar en el aeropuerto, recogimos el coche y pusimos rumbo al norte para visitar la zona de Cameron Highlands, que a lo postre resultó ser el único lugar de nuestro viaje donde no disfrutamos de un incómodo calor húmedo y pegajoso. Llegamos ya de noche a la pequeña población de Tanah Rata. Una vez encontramos la guest house donde habíamos reservado, cenamos un poco de comida india y nos fuimos a dormir.
La peculiaridad de Cameron Highlands es que es una zona montañosa plagada de granjas y de plantaciones de té. Recomendados por la simpática dueña de nuestro alojamiento, decidimos visitar la Sungai Palas Boh Tea Estate. En el momento en que se sale de la carretera principal y se comienza a circular por el estrecho camino que conduce hasta la plantación, se disfruta de unas panorámicas sin igual: hasta donde alcanza la vista, todas las laderas de las colinas están cubiertas de plantas de té. Y si se mira fijamente, se puede ver en algunas zonas gente recolectando, fumigando, etc.
Antes de llegar a la fábrica de la plantación hicimos varias paradas para admirar el paisaje. Junto a la fábrica encontramos coloridas construcciones de estilo barracón, que suponemos son donde se alojan los trabajadores de la plantación. Estos edificios tienen casi todos pilares en un lado para salvar la inclinación, que usan como zona de sombra cuando el sol aprieta.
Llegamos hasta la fábrica donde un guía nos explicó el proceso de elaboración del té, desde que se recoge de la planta hasta que se presenta en la bolsita para la infusión. Después pudimos caminar libremente por la zona habilitada en el interior de la fábrica, donde pudimos ver los distintos pasos que el guía nos había explicado. Finalmente pasamos inevitablemente por la tienda donde compramos un paquete para llevar de vuelta a casa.
La peculiaridad de Cameron Highlands es que es una zona montañosa plagada de granjas y de plantaciones de té. Recomendados por la simpática dueña de nuestro alojamiento, decidimos visitar la Sungai Palas Boh Tea Estate. En el momento en que se sale de la carretera principal y se comienza a circular por el estrecho camino que conduce hasta la plantación, se disfruta de unas panorámicas sin igual: hasta donde alcanza la vista, todas las laderas de las colinas están cubiertas de plantas de té. Y si se mira fijamente, se puede ver en algunas zonas gente recolectando, fumigando, etc.
Antes de llegar a la fábrica de la plantación hicimos varias paradas para admirar el paisaje. Junto a la fábrica encontramos coloridas construcciones de estilo barracón, que suponemos son donde se alojan los trabajadores de la plantación. Estos edificios tienen casi todos pilares en un lado para salvar la inclinación, que usan como zona de sombra cuando el sol aprieta.
Llegamos hasta la fábrica donde un guía nos explicó el proceso de elaboración del té, desde que se recoge de la planta hasta que se presenta en la bolsita para la infusión. Después pudimos caminar libremente por la zona habilitada en el interior de la fábrica, donde pudimos ver los distintos pasos que el guía nos había explicado. Finalmente pasamos inevitablemente por la tienda donde compramos un paquete para llevar de vuelta a casa.
La siguiente parada fue para ver el templo Sam Poh, el primero de un sinfín de ellos que veríamos durante nuestra estancia en Malasia. En esta ocasión se trataba de un templo budista situado sobre una pequeña colina.
Lo último que visitamos en las Cameron Highlands fue el Smokehouse Inn, un hotel con encanto cuya visita se recomienda en todas partes. Cuenta con un bonito y cuidado jardín; en su interior nos tomamos el segundo té del día, en esta ocasión acompañados de unos bollos (scones) con crema y mermelada, todo casero.
Lo último que visitamos en las Cameron Highlands fue el Smokehouse Inn, un hotel con encanto cuya visita se recomienda en todas partes. Cuenta con un bonito y cuidado jardín; en su interior nos tomamos el segundo té del día, en esta ocasión acompañados de unos bollos (scones) con crema y mermelada, todo casero.