Adios Beijing. Buenas noches Xi'Am ✏️ Diarios de Viajes de China

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Programa: Visita a la Mansión del Príncipe Gong y Tour a Hutongs. Traslado al aeropuerto y viaje hasta Xi’an, recepción, traslado al hotel y alojamiento. Programa modificado: Visita del Museo de Beijing y el resto igual. Programa realizado: Visita de la Colina del Carbón y el resto igual. Día 1 de mayo. Miércoles.

El día anterior habíamos quedado con nuestro guía en que nos recogería a las 10 de la mañana, pues sólo nos quedaba la visita del Museo de Beijing y así nos daría tiempo a hacer las maletas, desayunar y hacer el cheking con calma. Y eso hicimos sin ningún agobio, tanto que nos dio tiempo a comprar uno de los cuadros que vendían al lado del hotel y que los hace un hombre con todo el cuerpo paralizado (parecía como si hubiera tenido polio de pequeño) y que sólo puede mover los brazos y con ellos realiza estos trabajos en papel y un cutter y son realmente bonitos.



Imágenes obtenidas de internet.

Elegimos uno de gran tamaño que representa un guerrero chino montado a caballo y nos lo preparó en una caja para transportarlo en el avión y todo estupendamente. Con gran pesar nos despedimos del hotel que nos ha servido de casa durante estos cuatro días y del hutong que ha sido nuestro barrio durante este tiempo.

Como siempre el guía fue puntual y a las 10 en punto está en la puerta, subimos todo al coche, le echamos la bronca por la jugada del día anterior y que si no era para tanto, que taxis había, que solo es que somos novatos y no supimos dónde cogerlo. Vamos disculpas.
Por fin llegamos al Museo Nacional, situado enfrente de la Ciudad Prohibida y nos apeamos para entrar en el recinto. Bueno no os podéis imaginar la cola que había, porque COMO ERA DIA FERIADO TODO BEIJING ESTABA ALLÍ , pues la entrada es gratuita. Calculamos a ojo que habría que esperar más de 1 hora para poder entrar (aquí no hay cola especial para CITS) y luego nos encontraríamos con mil chinos delante de cada vitrina y a ver quién es el guapo que consigue ver algo. Así que me negué, le dije que yo allí no entraba, estuviera o no en el programa .

Después de la bronca que le habíamos echado debió de pensar que era mejor contentarnos de alguna manera y aceptó mi propuesta de visitar la Colina del Carbón aunque aquí cobraban entrada y en el otro lado no. Naturalmente que nosotros no pagamos nada.

La Colina del Carbón o Parque Jingshan

Bueno, aquí aprovecho para contaros algunas cosas que, a su vez, nos contó el guía a nosotros en nuestros diferentes viajes.

La primera y la más importante (a mi parecer) es que en China la edad de jubilación hasta hace muy poco era de 60 años para los varones y 55 para las mujeres. Pero empezaron a crecer los hijos y no había suficiente trabajo para todos así que el gobierno decidió que adelantaba la edad de jubilación: 55 años para los hombres y 50 para las mujeres. Al parecer hubo sus más y sus menos pues no querían dejar los puestos de trabajo, así que ofrecieron un 5% más de sueldo al jubilarse, así que un jubilado en China gana más que cuando estaba en activo . Y resuelto el problema del paro juvenil ¿a qué es fácil? Claro, hay que gastar dinero en pensiones .

Bueno, esto viene al caso para explicar porqué se encuentran tantos grupos de mujeres en todos los parques haciendo Tai Chi o bailes tradicionales o deporte o cualquier otra actividad. Como son muy jóvenes tienen mucha energía para gastar y se reúnen en los parques, la que más sabe hace de maestra para el resto y se puede apuntar cualquiera. También lo hacen los hombres pero en menor medida y estos se dedican más a enseñar música u otras actividades parecidas.

Bueno. Os he metido un buen rollo pero ya veréis a lo largo de esta etapa que viene a cuento. Ahora pasemos al interior de esta colina y os explico un poco su historia y lo que se puede ver en ella.


Esta colina artificial se levantó con las tierras procedentes de las obras de la Ciudad Prohibida y su función primordial era proteger al palacio de las malas influencias que vienen del norte atendiendo a los mandatos del feng shui. Originalmente era un parque o jardín para asueto del emperador y su familia y estaba comunicado con la Ciudad Prohibida, siendo famoso por su colección de peonías que se plantaron para disfrute del emperador y su corte.



Cuando Beijing fue conquistada por los mongoles el nuevo emperador decidió eliminar todas las florecitas y otros elementos parecidos y convertir el lugar en un estupendo campo de entrenamiento para los hijos de los nobles y también para sus tropas y en el lugar donde se situaban las peonías hubo un campo de tiro para arqueros. Afortunadamente alguien bienpensante ha vuelto a poner las cosas en la antigua situación .



El jardín de las peonías es un lugar maravilloso que tuvimos la suerte de ver en todo su esplendor pues las flores habían abierto y nos ofrecían toda su belleza.


Hay que recordar que la peonía es la flor nacional china así que el lugar estaba lleno de chinos con el mismo afán que nosotros: ver flores. Pero todo se llevaba con muy buenos modales y buena educación: unos se esperaban a que los otros hicieran sus fotos y nadie empujaba ni se te ponía al lado, todos esperaban su turno con calma y sonrisas.

Y aquí tenéis las manos de un artista que ocupaba su tiempo realizando un cuadro. No estaba copiando lo que veía sino que tenía ya un esbozo hecho y miraba las flores para dar realismo a las que él estaba pintando. Muy interesante.


Ya, ahítos de tanta flor, seguimos nuestro camino para visitar el resto del parque que ofrece otros muchos rincones que admirar.

Y aquí tenéis a este numeroso grupo de chinos y chinas que estaban aprendiéndose el nuevo baile de ese hortera coreano que tanto éxito tuvo el año pasado. La música a todo volumen ¡qué ruidosos son los chinos, por dios! Y ellos, dale que te pego a la coreografía .


Y un poco más adelante un pequeño grupo jugaba al badminton pero con los pies. Dificilísimo me pareció, eran capaces de arrearle a la pelotita de espaldas y sin mirar .




Y por fin llegamos al pabellón Wangcheng Ting


Desde donde se divisa una impresionante vista de la Ciudad Prohibida


Y luego recorrimos otras zonas del parque llenas de rocas y arboledas y paseos y pabellones.


En uno de ellos encontramos a estos ancianos uno de los cuales tocaba un instrumento y el otro le daba la réplica con la voz, al parecer debía de ser como coplas graciosas porque los espectadores se reían mucho. Muy bonito.


Y, en medio de nuestro paseo, yo oigo un sonido que no es el de un pájaro ni tampoco el de el Erhu que estaban tocando, no sé qué instrumento es, pero sé que es diferente y allá que me voy. Es que no soy capaz de oír música y quedarme quieta en mi sitio, es como si me ataran una cuerda al oído y la música tirara de ella y yo detrás, claro. Y me encuentro con un grupo variopinto formado por hombres y mujeres comandados por un caballero trajeado acompañados por un aparato de música. El director del coro tiene una pizarra con notas y va señalando con el puntero y todos los demás van entonando al compás una canción preciosa.


Aquí me paro y no doy un paso. Me sitúo junto a un chino con una preciosa voz de barítono y me quedo calladita, calladita, escuchando en silencio. Poco a poco la música me va penetrando y empiezo a separar notas y al cabo de unos minutos me animo a cantar con ellos. La voz de mi compañero de al lado me lleva, no tengo más que escucharle y dejar que mi voz emita la misma nota que él y así puedo cantar esta canción desconocida. ¡qué belleza!, ¡qué momento más emocionante!. Pero todo llega a su fin, la canción termina y yo me quedo con la sensación de que si llega a durar 5 minutos más me la aprendo.
Aplaudimos a rabiar y siento la mirada del director posada en mí y nos saludamos en silencio, dos mundos distantes unidos, por un instante, por la música. Realmente emocionante, un recuerdo que no creo que olvide.

Por último os pongo la foto de dos cipreses que tiene varios siglos de edad y que se le conoce con el nombre de “los dos generales”.


La comida de CITS

Y después nos fuimos a comer, que estos tienen el horario de las gallinas y se come a las 12 de la mañana. Así aprovecho para iniciaros en los secretos de los restaurantes que contrata CITS para sus clientes. Lo primero es que el restaurante está donde está, es decir no buscan un restaurante cerca del sitio que visitas sino que te llevan al lugar elegido aunque tengas que hacer un viaje de 15 minutos en coche. Una vez llegados el lugar no estaba nada mal, era un hotel y en el primer piso estaba el comedor en una sala con un gran lucernario, nada que objetar a la decoración, agradable y limpio.

El bufet consistía en varios cazuelones hoteleros, uno con arroz blanco, otro con una sopa de aspecto sospechoso (que no probé), otro con pollo, otro con ternera, otro con cerdo y otro más con pescado. Bueno en realidad sospecho que debían de ser de eso pues es lo que decía el cartel (en inglés) pero yo creo que o bien eran muy buenos jugando al escondite o bien ese día estaban de vacaciones ; la verdad es que si rebuscabas con ahínco conseguías encontrar alguna tajadilla. Pero vamos se podía comer y no estaba asquerosa, sabía bien y tenía aspecto de limpio todo. De postre 4 rajitas de sandía, consistentes en una raja gorda a la que le han cortado rebanaditas triangulares, del grosor de medio centímetro cada una.

Pasamos al asunto de las bebidas. Al entrar nos dice el guía que está incluido UN VASO DE BEBIDA, refresco de cola, de naranja o sprite. Pido agua. Totalmente descolocados que les dejó, eso no está en el menú ¿agua? , insisto, me traen un vaso del grifo. Jose, pobrecito mío, aspira a tomarse una cervecita fría. Nones, no está en el menú. Hizo falta toda su perseverancia y sus promesas de pagar para que le trajeran una: 35 yuanes la cervecita de marras. Y otros 35 yuanes por un café. Por cierto que la bebida la sirven de botellas de 2 litros y el tamaño del vaso es el de un vaso de vino.

Concluyendo, no contratéis la comida con CITS. Vosotros llegad a un acuerdo del precio y cuando os lo den, como siempre incluyen la comida, pedís que os la quiten y que os hagan el descuento, no lo hagáis al revés que os van a presupuestar lo mismo.

Después de esta comida he sacado en conclusión que los chinos son unos rácanos absolutos.
Por cierto que el día anterior nos llevaron a otro sitio pero todo funcionó exactamente igual.

¿Os habéis dado cuenta de que no nos ha llovido ni un solo día desde nuestra llegada? Unos agoreros, eso es lo que son los hombres del tiempo, han pasado ya 5 días y aquí no ha caído ni una gota.

Traslado y vuelo interno

Desde aquí nos llevan directamente al aeropuerto para coger nuestro vuelo a Xi’Am. Se tarda aproximadamente una hora y media en llegar al aeropuerto y en lo que sacan los billetes y se factura y demás pues no creáis que sobra mucho tiempo.

El aeropuerto de Beijing muy entretenido: hay tiendas por todas partes, estos no pierden una ocasión de vender ni hartos de vino. Lo más curioso es que estaba todo colocado como por categorías: en la planta de acceso lo más lujoso y también las compañías más caras, en la planta de abajo ya todo es de menor categoría, tanto las tiendas como las compañías y, por último, la nuestra que estaba en un lugar perdido sin tiendas y con unas máquinas de bebidas. Nosotros queríamos comer algo pues hacía ya tiempo que habíamos comido y no sabíamos si nos darían de cenar en el avión o no. Así que volvimos a la zona elegante pero los restaurantes estaban un poco escondidos y tardamos en dar con ellos y, al final, se nos hizo tarde así que no comimos nada. ¿nos darán de comer o tendremos que ayunar?

Yo esperaba que esto fuese poco menos que la guerra, sobre todo después de haber leído lo que ponen los compañeros sobre las colas y demás, pero no tenemos ningún incidente, tanto en el control de pasajeros como a la hora de subir al avión, todo el mundo hace cola ordenadamente y sin problemas.

Bueno, pues no nos dieron de cenar, pero tampoco llegamos tan tarde a Xi’Am, así que no hay problema.

Al llegar nos estaba esperando nuestro coche y nuestra guía, una chiquita jovencísima de tan sólo 20 años que se defendía bastante bien en español. Además, durante el tiempo que estuvo con nosotros, nos demostró su gran profesionalidad y su enorme interés por agradar.
Por el camino nos enumeró el plan de actividades para el día siguiente y a mí me pareció que quedaba un poco corto, que teníamos la tarde casi vacía de actividades así que nos ofreció asistir a un espectáculo musical sobre la dinastía Tang, cuya capital estuvo en Xi’Am. Además se ofreció a enviarnos a nuestra habitación a dos masajistas para ese mismo día pues nos saldría más barato que contratándolas en el hotel.

Hotel Mercure Xian on Renmin Square.

Bueno y aquí estamos en el Mercure Xian on Renmin Square. Hacemos el chekin y nos vamos a tomar posesión de nuestra habitación, tomar una ducha y prepararnos para recibir a las masajistas.

Mientras vienen os cuento cómo es este hotel. En realidad se trata de un complejo compuesto por varios hoteles de distinta categoría cada uno. El nuestro es el más modesto, cuatro estrellas bien concedidas, y es el que está más al interior del complejo. Nada que objetar a la decoración y los espacios comunes y tampoco hay nada que objetar a la habitación: cama amplia con edredón que vaciamos de su plumífero contenido y utilizamos sólo su funda (haríamos lo mismo en el resto de hoteles chinos), una butaca con reposapiés de la que me apodero , una silla que ocupa mi sufrido maridito , armario, caja fuerte, ketel, escritorio, tv (que no usamos) y baño completo con zapatillas y albornoz.

Como sólo vamos a estar dos noches no deshago la maleta pero sí que lavo algo de ropa, aprovechando que tienen cuerda para tender.

Bueno, aquí están nuestras masajistas. Llegó la hora del placer. El masaje es de pies y piernas y es una absoluta delicia, vamos que te dejan nueva. Mi rodilla protesta cada vez que la tocan así que se lo digo a mi marido y este a la chicas (hablan inglés) y asunto resuelto.

Una vez que terminan decidimos bajar y comer algo en el propio hotel ya que dispone de de varios bares y diferentes restaurantes: LeChinois que ofrece comida cantonesa, Koi, especializado en comida japonesa, Azur con comida mediterránea, Casablanca prepara comida marroquí, en Habana Club ofrecen cigarros y vinos, Café Ren ofrece café, pastas, chocolates, vino y champagne y el Bar Bambú ofrece jaz y música contemporánea.
Como yo quiero cenar algo ligero, que todavía estoy tocada de mi lucha con la olla estúpida, nos vamos al Azur y pedimos un sándwich de jamón y queso y Jose una hamburguesa. Riquísimos los dos, acompañados con patatas fritas y demás y nos soplan 20 euros del ala. Pero eso sí, mucho señor para arriba, mucho señora para abajo, mucho lujo y un local muy agradable.

Y después de comidos y abrevados nos volvemos a nuestra habitación a volcar las fotos al ordenador y mandar algún mensajito al foro y

¡a dormir!

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