Después de que nos gustara y mucho nuestra anterior experiencia, repetimos lo de subir a la montaña, esta vez a los Picos de Europa el 9 de septiembre; y bastante más fácil que Peña Ubiña, mejor ir poco a poco.
COMO LLEGAR
La ruta arranca de los Lagos de Covadonga, acceder a ellos es muy fácil, ir hasta Cangas de Onis y de ahí seguir las señales. Cuidado en verano porque hay restricciones, fuimos el primer día sin ellas. Una vez arriba, nada más ver el Lago Enol nos metemos por una pista que sale a mano derecha, llana y que nos ahorrará un par de kilómetros de caminata, al final hay una explanada que hace de aparcamiento.
DATOS TÉCNICOS
Distancia: 16 kms
Dificultad: Moderada
Desnivel positivo: 791 metros
Cota máxima: Mirador de Ordiales (1.745)
Itinerario: Lineal (ida y vuelta)
Niños: Si están de ir de monte, si no hasta el Refugio (no hay peligro pero es algo duro llegar al Mirador)
Señalización: Perfecta
LA RUTA
Llegamos a los Lagos, que impresión me da siempre pasar por Covadonga, y más el día despues del Día de la Santina, nuestro 8 de septiembre. Dejamos atrás el Lago Enol, pero por la ventanilla le eché algunas fotos (hoy no conducía yo, logicamente)
Dejamos atrás la Vega de Enol también por la pista, es un poblado con casas de los pastores que debían pasar aquí largas temporadas cuidando a sus rebaños pastar.
Y tras esto comenzamos la ruta a pie, con una subida, que sería constante en toda la ruta, aunque sin peligro alguno en ningún punto, puesto que no había barrancos y aunque había tramos de piedras sueltas no eran difíciles de superar.
El principio es un tramo muy bonito, cruzando un bosque a la vera del Río Pomperi, cruzado por un puente. Nos tocó un día de sol y la verdad que este hayedo con tanta luz deja un efecto precioso.
Tras superar el hayedo llegamos a Vega la Piedra, un grupo de cabañas pastoriles en bastante buen estado, que siguen siendo utilizadas por los pastores en el día de hoy.
Todo el camino está jalonado de vacas, que pastan ajenas a las buenas vistas que poseen los prados de estos Picos de Europa. Las vacas nos dejaron, además, la imagen entrañable del día, dos terneros con pocos meses de vida jugueteando entre la hierba. Nos arrancó a todos una tierna sonrisilla.
Seguimos subiendo hacia el Refugio de Vegarredonda, aproximadamente el ecuador de esta etapa, y vemos en lo alto un imponente macizo gris, con niebla y de picos que parecen agujas; cuando me dijeron que había que cruzar el macizo casi me da algo.
Nos ponemos a ello y es un camino de piedras sueltas pero fácil de seguir, cansa subir una pendiente algo pronunciada pero lo superamos sin problemas y teniendo unas vistas privilegiadas, viendo el mar ahí abajo, ¡qué lujo es poder disfrutar de Asturias!
Con vistas a picos que parecen inaccesibles (siendo la Torre de Santa María de Enol el más destacado), todo ello enmarcado en un típico modelado karstico vamos ascendiendo hacia el Collado Forcaú, punto bajo por donde cruzamos este impresionante macizo. No sin antes tener que apartarnos contra la montaña para dejar pasar por el camino a una vaca, que iba tan tranquila en busca de prado para pastar.
Al llegar a este collado vemos ya a lo lejos el mirador, y tras unas subidas y bajadas muy llevaderas y entretenidas por las vistas que te iban ocultando y dejando ver, llegamos al Refugio de Ordiales, cerrado, justo a los pies del mirador.
Desde el refugio se tienen unas vistas muy bonitas, tanto del macizo que dejamos atrás como de la vega que vinimos atravesando.
Y tras el tramo más duro de toda la ruta (pese a todo no entraña ningún riesgo ni difultad) llegamos al Mirador de Ordiales. Las vistas son impresionantes, si miramos hacia abajo vemos el valle de Angón, perteneciente al concejo de Amieva (toda la subida transcurre por Cangas de Onis) y jalonado por pequeñas poblaciones.
Si extendemos la vista al horizonte vemos las últimas estribaciones de los Picos de Europa y el principio del Macizo Asturiano, custodiando Ponga.
Hacia arriba, tenemos el Pico Cotalba, que no nos atrevimos a atacar.
Y todo esto al lado de la tumba de Pedro Pidal, el Marqués de Villaviciosa, el primer hombre que hizo cima en el Naranjo de Bulnes, en 1904; el noble que creó la idea de los parques nacionales y que creó el de Covadonga allá por 1918. Este era su rincón favorito de los Picos, y aquí quiso descansar eternamente. Su tumba yace en uno de los lugares más bonitos de Asturias, y según su última voluntad tiene el siguiente epitafio":
"Enamorado del Parque Nacional de la Montaña de Covadonga, en él desearíamos vivir, morir y reposar eternamente, pero, esto último, en Ordiales, en el reino encantado de los rebecos y las águilas, allí donde conocí la felicidad de los Cielos y de la Tierra, allí donde pasé horas de admiración, emoción, ensueño y transporte inolvidables, allí donde adoré a Dios en sus obras como Supremo Artífice, allí donde la Naturaleza se me apareció verdaderamente como un templo."
Mucha repulsa me dio ver a un grupo comer en plan romería sobre su tumba, hay gente que no entiende lo que es el respeto, en fin...
Y tras una rápida bajada, y sin ningún problema ni miedo, llegamos al coche y volvimos a casa, despidiendo el verano de la mejor manera posible.
Y ya sabeis, si os gustó dejar los puntinos, y si quereis sugerir o aconsejarnos alguna ruta o lugar que ver, no dudeis en hacerlo.
Un saludo viajeros!
Volver al índice de rutas: www.losviajeros.com/ ...hp?e=33243
COMO LLEGAR
La ruta arranca de los Lagos de Covadonga, acceder a ellos es muy fácil, ir hasta Cangas de Onis y de ahí seguir las señales. Cuidado en verano porque hay restricciones, fuimos el primer día sin ellas. Una vez arriba, nada más ver el Lago Enol nos metemos por una pista que sale a mano derecha, llana y que nos ahorrará un par de kilómetros de caminata, al final hay una explanada que hace de aparcamiento.
DATOS TÉCNICOS
Distancia: 16 kms
Dificultad: Moderada
Desnivel positivo: 791 metros
Cota máxima: Mirador de Ordiales (1.745)
Itinerario: Lineal (ida y vuelta)
Niños: Si están de ir de monte, si no hasta el Refugio (no hay peligro pero es algo duro llegar al Mirador)
Señalización: Perfecta
LA RUTA
Llegamos a los Lagos, que impresión me da siempre pasar por Covadonga, y más el día despues del Día de la Santina, nuestro 8 de septiembre. Dejamos atrás el Lago Enol, pero por la ventanilla le eché algunas fotos (hoy no conducía yo, logicamente)
Dejamos atrás la Vega de Enol también por la pista, es un poblado con casas de los pastores que debían pasar aquí largas temporadas cuidando a sus rebaños pastar.
Y tras esto comenzamos la ruta a pie, con una subida, que sería constante en toda la ruta, aunque sin peligro alguno en ningún punto, puesto que no había barrancos y aunque había tramos de piedras sueltas no eran difíciles de superar.
El principio es un tramo muy bonito, cruzando un bosque a la vera del Río Pomperi, cruzado por un puente. Nos tocó un día de sol y la verdad que este hayedo con tanta luz deja un efecto precioso.
Tras superar el hayedo llegamos a Vega la Piedra, un grupo de cabañas pastoriles en bastante buen estado, que siguen siendo utilizadas por los pastores en el día de hoy.
Todo el camino está jalonado de vacas, que pastan ajenas a las buenas vistas que poseen los prados de estos Picos de Europa. Las vacas nos dejaron, además, la imagen entrañable del día, dos terneros con pocos meses de vida jugueteando entre la hierba. Nos arrancó a todos una tierna sonrisilla.
Seguimos subiendo hacia el Refugio de Vegarredonda, aproximadamente el ecuador de esta etapa, y vemos en lo alto un imponente macizo gris, con niebla y de picos que parecen agujas; cuando me dijeron que había que cruzar el macizo casi me da algo.
Nos ponemos a ello y es un camino de piedras sueltas pero fácil de seguir, cansa subir una pendiente algo pronunciada pero lo superamos sin problemas y teniendo unas vistas privilegiadas, viendo el mar ahí abajo, ¡qué lujo es poder disfrutar de Asturias!
Con vistas a picos que parecen inaccesibles (siendo la Torre de Santa María de Enol el más destacado), todo ello enmarcado en un típico modelado karstico vamos ascendiendo hacia el Collado Forcaú, punto bajo por donde cruzamos este impresionante macizo. No sin antes tener que apartarnos contra la montaña para dejar pasar por el camino a una vaca, que iba tan tranquila en busca de prado para pastar.
Al llegar a este collado vemos ya a lo lejos el mirador, y tras unas subidas y bajadas muy llevaderas y entretenidas por las vistas que te iban ocultando y dejando ver, llegamos al Refugio de Ordiales, cerrado, justo a los pies del mirador.
Desde el refugio se tienen unas vistas muy bonitas, tanto del macizo que dejamos atrás como de la vega que vinimos atravesando.
Y tras el tramo más duro de toda la ruta (pese a todo no entraña ningún riesgo ni difultad) llegamos al Mirador de Ordiales. Las vistas son impresionantes, si miramos hacia abajo vemos el valle de Angón, perteneciente al concejo de Amieva (toda la subida transcurre por Cangas de Onis) y jalonado por pequeñas poblaciones.
Si extendemos la vista al horizonte vemos las últimas estribaciones de los Picos de Europa y el principio del Macizo Asturiano, custodiando Ponga.
Hacia arriba, tenemos el Pico Cotalba, que no nos atrevimos a atacar.
Y todo esto al lado de la tumba de Pedro Pidal, el Marqués de Villaviciosa, el primer hombre que hizo cima en el Naranjo de Bulnes, en 1904; el noble que creó la idea de los parques nacionales y que creó el de Covadonga allá por 1918. Este era su rincón favorito de los Picos, y aquí quiso descansar eternamente. Su tumba yace en uno de los lugares más bonitos de Asturias, y según su última voluntad tiene el siguiente epitafio":
"Enamorado del Parque Nacional de la Montaña de Covadonga, en él desearíamos vivir, morir y reposar eternamente, pero, esto último, en Ordiales, en el reino encantado de los rebecos y las águilas, allí donde conocí la felicidad de los Cielos y de la Tierra, allí donde pasé horas de admiración, emoción, ensueño y transporte inolvidables, allí donde adoré a Dios en sus obras como Supremo Artífice, allí donde la Naturaleza se me apareció verdaderamente como un templo."
Mucha repulsa me dio ver a un grupo comer en plan romería sobre su tumba, hay gente que no entiende lo que es el respeto, en fin...
Y tras una rápida bajada, y sin ningún problema ni miedo, llegamos al coche y volvimos a casa, despidiendo el verano de la mejor manera posible.
Y ya sabeis, si os gustó dejar los puntinos, y si quereis sugerir o aconsejarnos alguna ruta o lugar que ver, no dudeis en hacerlo.
Un saludo viajeros!
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