En Borneo II ✏️ Diarios de Viajes de Malasia20º día: P.N. Gunung Mulu. Para hoy estamos apuntados en la excursión guiada llamada Gardens of Eden . Nos cuesta unos 100 Ringgit por persona y se realiza con un mínimo de 3. No parece que la propuesta tenga mucho éxito, aún así cuando nos...Diario: De Bangkok a Brunei⭐ Puntos: 5 (7 Votos) Etapas: 9 Localización: Asia Sudeste20º día: P.N. Gunung Mulu Para hoy estamos apuntados en la excursión guiada llamada "Gardens of Eden". Nos cuesta unos 100 Ringgit por persona y se realiza con un mínimo de 3. No parece que la propuesta tenga mucho éxito, aún así cuando nos presentamos en la oficina hay un tercer voluntario: una chica alemana que parece bastante en forma. ¿Hemos tenido suerte? Según se mire; a lo largo del día tendremos tiempo para arrepentirnos de habernos metido en este embrollo xD. Llega la guía, una mujer bajita y ágil que pertenece a una etnia local; la acompaña su hija adolescente para irse entrenando. Nos entrega unas bolsas con el lunch pack y salimos por la pasarela de madera. Mientras caminamos, la mujer nos va hablando acerca de los extraños insectos que se ven en los árboles o a lo largo de la barandilla. Llegamos a Deer Cave; la guía nos confirma que es la cueva más grande del mundo, aunque la clasificación siempre sea susceptible de revisión ya que incluye las partes del sistema de cuevas que todavía no han sido exploradas totalmente. En cualquier caso, la cueva en la que nos encontramos es inmensa y nos toca atravesar su cámara principal de lado a lado. Al principio es fácil pero pronto nos metemos en terreno escarpado y encima resbaladizo a causa de los excrementos de los murciélagos que pasan el día colgados del techo. La entrada a Deer Cave sólo se puede franquear acompañado de un guía ... Y una vez dentro se ve poco más que esto: Llegamos a la orilla de un río, todavía dentro de la cueva. No hemos tomado la precaución de comprar las botas de caucho ligeras y flexibles que se venden en la tienda del parque (en todo caso no había de mi talla); llevamos botas normales de trekking de verano y, para no estropearlas demasiado, al cruzar los ríos nos ponemos sandalias. Pero el lecho del río está lleno de piedras y la marcha se nos hace difícil; además la guía no nos da tregua, se nota que tiene prisa por acabar su jornada. Cuando por fin salimos del río enlazamos con un estrecho sendero que sube y baja por entre una selva espesa, de suelo fangoso. Así tenemos que seguir una hora más, de modo que cuando llegamos al final del recorrido estamos agotados y sofocados. Nos encontramos ante una pequeña cascada con varias pozas bastante profundas para el baño, en medio de la selva y sin un alma a la vista. A Pilar se le han quedado enganchadas en la pierna dos pequeñas sanguijuelas, lo cual nos pone en guardia ya que esos asquerosos bichejos son una plaga y es raro que se presenten solos. Sin embargo tenemos suerte, en todo el resto del día no nos picarán más a ninguno. A falta de fuego para quemarlas in situ, Pilar se las arranca por las buenas y tapona las heridas con trocitos de klínex. Por fin, la dichosa cascada Nadamos un poco antes de comer pero lo cierto es que la excursión se nos hace pesada y la perspectiva de volver por el mismo camino no nos anima precisamente. Estamos pensando que, aún en el caso de disponer de más tiempo para pasar en el parque, nos habría dado mucha pereza meternos en excursiones más largas, como la que lleva a los famosos The Pinnacles. La guía sigue teniendo mucha prisa, seguramente está pensando en llegar a casa para hacer la cena y no perderse el culebrón. Nos lleva a todos a matacaballo y encima se me rompe una sandalia justo en la parte más difícil, con lo que la marcha en la cueva se me hace muy penosa, hasta que volvemos a la parte seca y puedo volver a calzarme las botas. Pilar por su parte ha resbalado un par de veces y se ha hecho daño en los tobillos y en una mano. Después de atravesar por segunda vez Deer Cave aún podemos visitar la vecina Lang's Cave. Esta cueva es pequeña y se recorre cómodamente; está adornada con estalactitas en forma de medusa y otras curiosidades naturales. Tras este trámite la mujer nos acompaña hasta el vecino "anfiteatro", nos encarga un café en el chiringuito y... se esfuma en la espesura junto con su niña. El anfiteatro es una especie de campo de polo, o sea un cuadrado en el que se talaron los árboles para tener una vista completa de la salida de Deer Cave. No hay gradas en altura porque no hacen falta, a lo largo del saliente se pueden acomodar todos los visitantes probables del parque. El objetivo es contemplar la salida de los 2 millones de murciélagos que anidan en el interior de la cueva, cosa que sucede cada tarde aproximadamente a la misma hora, con variaciones de no más de 30 minutos. Sacamos los prismáticos para ajustarlos a la distancia; tenemos la suerte de ver una pareja de cálaos volando a lo lejos sobre el bosque, pero todavía falta un buen rato para los murciélagos. Después de tantas prisas hemos llegado demasiado pronto. Por fin se alza un clamor entre los asistentes y todos nos volvemos hacia la cueva. Las pequeñas ratas aladas empiezan a salir en grupos que son como hilos que se estiran hacia el cielo; es un espectáculo curioso por las graciosas volutas que forman estas bandadas en el aire, haciendo remolinos antes de lanzarse sobre las distintas zonas de la selva, donde los murciélagos pasan la noche alimentándose de frutos o insectos. Así se ve desde el anfiteatro la salida de la caverna... .... Y esto es una pequeña parte de lo que se ve salir: El camino a los cuarteles del parque es largo, ya es de noche cuando llegamos; nos hemos ganado una cena suculenta y un buen descanso. 21er día: P.N. Gunung Mulu Estamos agotados por la excursión de ayer; por suerte la que tenemos programada para hoy es bastante cómoda: Cave of the Winds y Clearwater Cave. A la hora señalada vamos a la oficina del parque y enseguida se presenta el guía, un chico joven que sonríe constantemente; esta vez tenemos que ir junto con un montón de gente, la mayoría son familias de Singapur con niños escandalosos que no paran de correr por todas partes, pero es lo que hay. Bajamos al embarcadero y vamos ocupando las lanchas por orden. El trayecto de ida y vuelta para esta excursión cuesta 30 Ringgit por persona, más 20 Ringgit por la entrada a las cuevas. El recorrido río arriba no es muy largo pero la panorámica no deja de ser impresionante. La primera parada es en una aldea; no llegamos a enterarnos de qué etnia habita esta región, está claro que lo importante para ellos es aprovechar el turismo para vender baratijas, pero por otra parte son gente muy tranquila y alegre y no presionan ni usan tácticas de venta agresivas o desleales; simplemente montan la feria y esperan a ver lo que cae. Acabamos comprando unas cucharas y paletas de madera dura para la cocina y también nos divertimos tirando al blanco con cerbatana. Un aguerrido boatman del río Melinau Tirando a fallar Volvemos a embarcar y nos llevan directamente a las cuevas. Ambas son inmensas, para llegar a la entrada de la primera hay que subir una pendiente; luego la vamos cruzando en fila, el camino no es malo y está iluminado, pero eso sí, por todas partes te advierten que no se debe salir uno de los tramos balizados. Las ramificaciones y cavidades de este sistema suman 140 kms y sería fácil perderse a menos que se vaya acompañado de un guía espeleólogo. Clearwater tiene el atractivo añadido de estar atravesada por un río subterráneo; su corriente es muy fuerte, tal vez por eso no se puede navegar como ocurre en el famoso río de Sabang (en Filipinas). Tras el paso por las cuevas muchos visitantes se tiran al agua en la tranquila zona del embarcadero; nosotros estamos tan cansados que ni siquiera habíamos pensado en llevar bañadores, así que nos toca esperar tranquilamente sentados. Existe un camino alternativo para regresar a pie a las oficinas del parque, pasando por otra cueva llamada Moonmilk Cave, pero unos letreros avisan de que se han producido desprendimientos y la tal cueva está cerrada al público. Le pregunto al guía si podemos hacer el camino a pie y me responde que sí, pero ante la posible contradicción nos lo pensamos un rato más y acabamos volviendo en barca. El resto del día lo pasamos en plan relax total. Para cenar hemos encargado en la cafetería un steamboat especial de la casa que incluye unas extrañas plantas del bosque. Estos días hemos visto que en el parque se alojan varios jóvenes voluntarios de distintos países; no llegamos a ver qué tipo de labores medioambientales realizan, pero sí que en sus ratos libres viven en una especie de juerga perpetua. Cada noche saquean la nevera de la cantina llevandose unas botellas de vino australiano que se venden a un precio absolutamente disparatado; en cambio los backpackers que se alojan en el dormitorio (bonito pero caro, a 45 Ringgit por cama) cruzan el puente para ir al chiringuito de enfrente y allí compran botellas de arak casero y latas de cerveza. Nosotros estamos en una fase de control del presupuesto, así que imitamos a los backpackers xD. Steamboat de la casa 22º día: de Mulu a Kuching Ya nos toca salir de este parque, en el que hemos disfrutado y sufrido la selva tropical. La avioneta que nos llevará de vuelta a Miri sale a las 10h, tenemos tiempo para desayunar y salir tranquilamente. Cruzamos por última vez el puente colgante; al cabo de pocos minutos alguien toma nota de que estamos esperando y avisa al conductor de una furgoneta para que nos lleve al aeropuerto. En Miri nos permiten facturar el equipaje para nuestro vuelo a Kuching, que sale por la tarde. Como es sábado se nos ocurre ir a echar un vistazo al mercado de fin de semana del barrio de Saberkas. Compramos un cupón en el mostrador de taxis y allá que nos vamos.... para comprobar que está todo cerrado hasta el atardecer xD La verdad es que no hemos sido muy listos, nos lo podíamos haber imaginado. Paseamos tranquilamente por los jardines públicos que hay justo al lado, en torno a un barrio residencial, hasta que empieza a llover y tenemos que refugiarnos en un centro comercial. No nos apetece comer aquí, así que al cabo de una hora desafiamos la lluvia y salimos a esperar un autobús que nos lleve al centro; cuando llegamos apenas llueve ya y podemos explorar hasta encontrar, en un sencillo restaurante chino, una especialidad que llevamos tiempo sin probar: arroz con pato asado. Todavía nos queda tiempo para ir de compras; nos acercamos a elegir unos recuerdos en el Miri Heritage Center, que al parecer ofrece la mayor calidad y variedad de artesanía en la región. En Kuching nos alojamos en el Kuching Park Hotel, casi un palacio por 120 Ringgit con desayuno. Lo malo es que está algo apartado del centro, en la avenida que lleva al aeropuerto. Guardamos recuerdos muy agradables de esta ciudad, que hace años nos parecía preciosa con sus parques y terrazas junto al río Santubong, sus templos chinos y su ambiente relajado. Cuando salimos, ya de noche, el ambiente ya no nos parece tan tranquilo como antaño, hay bares y clubes ruidosos por todas partes y las calles nos parecen sórdidas. Pilar se resiente mucho de las articulaciones y decide que entremos en un local de masajes. El tratamiento que le hacen no resulta caro pero tampoco sirve de mucho porque apenas le reporta alivio. Encontramos mesa casi de milagro en la terraza del famoso Khatulistiwa Café, un local junto al río cuya arquitectura imita las casas de una tribu de cazadores de cabezas. Salimos de allí con la cabeza intacta pero totalmente defraudados con su cocina, que hace años era muy superior. Ya es tarde y Pilar a estas alturas no puede caminar bien, así que nos retiramos. Índice del Diario: De Bangkok a Brunei
01: Introducción
02: Norte de Tailandia I
03: Norte de Tailandia II
04: Sur de Tailandia I
05: Sur de Tailandia II
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