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En plena ola de Calor en Cracovia (era el 20 de Agosto), y después de agradecer haber estado el día antes en las minas de Sal, a una temperatura de 24 gradicos, desayunamos en el hotel y tras un pequeño paseo por la zona de las sinagogas de Kazimierz fuimos a recoger el coche que teníamos alquilado. Lo hicimos en una oficina de Europcar cercana al puente sobre el Vístula cercano al castillo. Nos dieron un Renault Clio, salió bastante bien de precio.
Nos pusimos dirección Wroclaw (conocida como Breslavia por parte de los alemanes, y pronunciada como Vroslaf por parte de los polacos). 270 kilmetrillos, pasando algún peaje realmente barato (se paga el 50% al entrar, y el 50% al salir)
Wroclaw es una ciudad de unos 630.000 habitantes en la región de Silesia. Es conocida como "la venecia polaca" por la cantidad de canales que discurren por sus calles. Será capital europea de la cultura en el 2016 (junto con San Sebastián) y es, realmente, muy bonita. Su plaza mayor (Rynek) parece sacada de un cuento de hadas:
http://nuestrorumbo.imujer.com/sites/nuestrorumbo.imujer.com/files/imagecache/primera/100912268.jpgAdemás, el tiempo acompañaba (23 grados, fantástico).
Debido a la proximidad con la frontera alemena, Wroclaw y toda la región de Silesia pertenecieron a Alemania hasta antes de la segunda guerra mundial ( de hecho,la región apoyó el régimen de Hitler en unos comicios en 1933 con un 52% sobre el total). Tras la derrota alemana en la primera guerra mundial, Silesia pasó a formar parte de Polonia (conferencia de Postdam), y los más de medio millón de alemanes que habitaban la zona fueron deportados al país teutón. Ruego me disculpe algún historiador si meto alguna patada a la historia, que seguro que sí, pero es que yo soy de ciencias y escribo de lo que me acuerdo...
Es originaria de Wroclaw la mártir católica Edith Stein, os sonará de películas y demás.
Una historia curiosa en esta ciudad es "la búsqueda de los enanos" por toda la ciudad. Cuenta la leyenda que un día, a finales de la década de los 70, comenzaron a aparecer por toda la ciudad. ¿Por qué? Por aquel entonces, enfrentarse al régimen comunista polaco requería de mucho valor e ingenio. De lo contrario, con mucha probabilidad uno daba con sus huesos en la cárcel para toda la vida o algo mucho peor. Los miembros de Pomaranczowa Alternatywa (Alternativa Naranja) se destacaron por su uso creativo del absurdo y el sinsentido en las protestas.
Comenzaron su trayectoria pintando enanos sobre las manchas de pintura que cubrían en las paredes los graffittis contra el gobierno. Los enanos presentes por doquier se convirtieron muy pronto en símbolos de la disidencia polaca, cobraron vida y centenares de personas disfrazadas de enanos naranjas comenzaron a manifestarse por las calles exigiendo cambios en el régimen.
Así, mediante el uso de la alegoría y la metáfora, lograron llevar a cabo decenas de protestas sin correr el riesgo de ser detenidos o, por lo menos, de ser detenidos sin que las autoridades del régimen se convirtiesen automáticamente en un hazmerreír: ¿o es que acaso se le puede seguir tratando con respeto a un oficial de policía tras ver que detiene a un manifestante “por participar en una reunión ilegal de los enanos”?
El 1 de Junio de 1988 cientos de personas recorrieron el centro de la ciudad disfrazados de enanos naranjas, exigiendo el fin del comunismo, el cual acabó por caer en 1989.
Hoy en día, los más de 175 enanos que poblan la ciudad se han convertido en un reclamo para turistas, incluso se hacen rutas turísticas para verlos todos (me parece un poco freaky, pero bueno). Aquí tenemos uno, justo al ladico de la Catedral:
En resumen, estas estatuas rinden tributo a todos aquellos que lucharon por una Polonia libre.
Merece la pena perderse por el centro de Wroclaw (Stare Miasto), encontrar la casa de Hansel y Gretel, visitar el Ayuntamiento y la Iglesia de Santa Isabel. Otra anécdota: cerca de esta última hay una urna con dinero:
No os perdáis tampoco la ciudad en la otra orilla del Oder, sobre todo las islas. Destaca sobre manera la "Isla de Arena", es una de las pequeñas islas que estan en esa parte del río y en ella se encuentran un conjunto de edificios históricos como la iglesia ortodoxa Santa Ana (Kosciol Sw.Anny), el edificio de la biblioteca de la Universidad y una iglesia de estilo gótico. Cruzando la isla y yendo a mano derecha se llega al famoso puente verde metálico "Most Tumski" que conduce a "tierra firme", a Ostrów Tumski. Tampoco os perdáis la catedral de San Juan Bautista, ni el Jardín Botánico (pensé que sería más cutre)
En resumen: Wroclaw merece muchísimo la pena, y si te lo montas bien, en un día se ve de sobra. La siguiente parada, antes de dejar el coche, es ir a visitar uno de los lugares que más me impresióno de todo el viaje, tal vez sea por lo inesperado: La iglesia de la paz de Swidnica, toda ella de madera. Una pasada. Pero eso ya será mañana, ahora hay que recuperar fuerzas con una buena cena típica polaca. Pierogi, allá vamos!
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