Este día nos lo tomamos tranquilo y nos propusimos ver bien (dentro de lo posible) Vigo y Pontevedra, así que nos levantamos tempranito, y después de un desayuno frugal nos pusimos en camino.
Cogimos la autopista hacia Vigo (que clavo, y eso que las de la costa en Málaga son caras), y en una horita y cuarto estabamos allí, la verdad es que las distancias no son muy largas, lo cual se agradece. Nos encaminamos a la oficina de turismo y después de explicarles el tiempo que teníamos nos orientaron.
Subimos hacia el monte O'Castro, pulmón de la ciudad, donde se pueden ver las ruinas de un importante castro, el monumento a los héroes de Rande (batalla naval) y arriba del todo unas maravillosas vistas de la ciudad desde la fortaleza. Es un paseo muy agradable, aunque ese día pegaba el sol de lo lindo.
Después de esto bajamos y tomamos un refrigerio, despues de pasar por la calle de las cesteras, dondetodavía se puede ver como se trabaja el mimbre. Nos tomamos unas ostras con un albariño donde están las ostreras, que te las abren allí mismo (yo iba con reservas pues nunca las había probado, pero me parecieron muy buenas) y dimos un paseo por el Vigo histórico, viendo el mercado, la estatua del sireno, y edificios representativos de la ciudad. Después nos tomamos una suculenta mariscada con un buen vino y ... a Pontevedra.
Si en Vigo hacía calor, en Pontevedra más, nos tomamos un café en la Plaza de la Verdura mientras esperábamos la visita guiada que hacía la oficina de turismo. Hay que decir que la visita es muy interesante, dura un par de horas y cuesta cinco euros, la guía super agradable, nos enseñó y nos contó mil y una cosas de la ciudad, y cuando terminó nos recomendó sitios para ir a tomar algo.
Después de la visita estuvimos dando una vuelta por sitios que nos había recomendado que no habíamos visto, nos tomamos unas raciones, y a Santiago otra vez.
Cogimos la autopista hacia Vigo (que clavo, y eso que las de la costa en Málaga son caras), y en una horita y cuarto estabamos allí, la verdad es que las distancias no son muy largas, lo cual se agradece. Nos encaminamos a la oficina de turismo y después de explicarles el tiempo que teníamos nos orientaron.
Subimos hacia el monte O'Castro, pulmón de la ciudad, donde se pueden ver las ruinas de un importante castro, el monumento a los héroes de Rande (batalla naval) y arriba del todo unas maravillosas vistas de la ciudad desde la fortaleza. Es un paseo muy agradable, aunque ese día pegaba el sol de lo lindo.
Después de esto bajamos y tomamos un refrigerio, despues de pasar por la calle de las cesteras, dondetodavía se puede ver como se trabaja el mimbre. Nos tomamos unas ostras con un albariño donde están las ostreras, que te las abren allí mismo (yo iba con reservas pues nunca las había probado, pero me parecieron muy buenas) y dimos un paseo por el Vigo histórico, viendo el mercado, la estatua del sireno, y edificios representativos de la ciudad. Después nos tomamos una suculenta mariscada con un buen vino y ... a Pontevedra.
Si en Vigo hacía calor, en Pontevedra más, nos tomamos un café en la Plaza de la Verdura mientras esperábamos la visita guiada que hacía la oficina de turismo. Hay que decir que la visita es muy interesante, dura un par de horas y cuesta cinco euros, la guía super agradable, nos enseñó y nos contó mil y una cosas de la ciudad, y cuando terminó nos recomendó sitios para ir a tomar algo.
Después de la visita estuvimos dando una vuelta por sitios que nos había recomendado que no habíamos visto, nos tomamos unas raciones, y a Santiago otra vez.