PICO AREEIRO – CURRAL DAS FREIRAS. MIRADOR DE EIRA DO SERRADO. ✏️ Diarios de Viajes de Portugal5 de Julio. PICO AREEIRO – CURRAL DAS FREIRAS. MIRADOR DE EIRA DO SERRADO. Hoy nos hemos levantado a las 4:30. El restaurante nos lo abren para nosotros a las 5:00, para que podamos desayunar, pero poquita cosa, unos bollitos de pan del día...Diario: MADEIRA, Senderismo por sus Levadas y algo más⭐ Puntos: 5 (15 Votos) Etapas: 8 Localización: Portugal5 de Julio. PICO AREEIRO – CURRAL DAS FREIRAS. MIRADOR DE EIRA DO SERRADO. Hoy nos hemos levantado a las 4:30. El restaurante nos lo abren para nosotros a las 5:00, para que podamos desayunar, pero poquita cosa, unos bollitos de pan del día anterior y algo de jamón york y queso, café del malo y zumo sintético. A las 5:30 partimos dirección Monte, luego Ribeiro Frio y por último vemos la desviación a Pico Areeiro. Es noche cerrada. La luna se encuentra en cuarto menguante perfilada entre la silueta oscura de dos montañas. Atravesamos la niebla que luego vamos dejando abajo. Pico Areeiro, 1818 m. de altitud. Cuando llegamos la silueta de las montañas comienza a dibujarse y hay una pequeña claridad en el horizonte. Sopla un viento bastante frio. Nos abrigamos y con el frontal y linterna comenzamos a caminar por la senda marcada en las rocas a base de escalones. Bajamos, y en unos 15 minutos llegamos al mirador de Minho de Manta. La claridad es mayor, ya van tomando forma y volumen los picos y montañas que nos rodean y se distinguen muchas flores amarillas (las maravillas de Madeira) colgadas en los precipicios al igual que una planta de florido tajinaste que crece temeraria en el precipicio que cuelga del mirador. De frente se encuentra el Valle de la Ribeira da Faja da Nogueira, pero lo que vislumbramos es un mar de nubes blancas y espesas entre las montañas con un resplandor en el horizonte que cada vez es mayor. En este mar de nubes va apareciendo una lengüeta de color rojo que se va haciendo más grande hasta que nos damos cuenta que es el sol que se va alzando poco a poco por entre las nubes, de color rojo brillante hasta completar toda su esfera por encima de estas nubes. Esperábamos verlo aparecer por la línea del horizonte y no como una aparición lenta y fascinante entre las nubes. El milagro de cada mañana había vuelto a suceder, pero nosotros lo estábamos contemplando en este momento, en vivo y en directo, el amanecer más lindo y mágico que yo recuerdo, y he visto ya unos cuantos. Pronto el sol se vuelve amarillo y ya sus rayos nos van deslumbrando impidiendo mirarlo directamente. Estos rayos se van proyectando sobre algunos laterales de las montañas que nos circundan resaltando su perfil y colorido. ¡Un nuevo día comienza! Y hoy justamente nos va a pillar cruzando los picos más altos del macizo central de Madeira. Vamos saliendo del estado semi-catatónico en el que este prodigio nos había sumido y nos ponemos en marcha de nuevo. Las escalinatas en la piedra continúan, de distinto espesor, de más o menos altura, subiendo, bajando, rodeados de estos picos increíbles, con tramos aéreos reforzados con vallas de cable metálico, con precipicios de vértigo a los lados de la ruta. Llegamos al primer túnel, el denominado Túnel del Pico del Gato. Después del túnel el camino se bifurca y nosotros vamos por el de la derecha, el que rodea el pico das Torres. En este pico destacan varios salientes de piedra que el tiempo y la erosión han ido dando formas distintas. No creí que a esta altura hubiera tanta vegetación. A las flores amarillas llamadas maravillas de Madeira y los tajinaste, ya mencionados, hay que añadir otros tipos de florecillas y matorrales de brezo y retama de gran esplendor y lozanía. Se trata de plantas nuevas que están brotando y cogiendo madurez. En algunas laderas troncos de brezos adultos, secos y carbonizados por el incendio de 2010. Las plantas jóvenes son producto de una nueva reproducción que realizan esparciendo semillas desde un helicóptero. Después de un cartel que indica “fonte” (¿?) vamos subiendo una media hora hasta el collado del Pico Das Torres. Bajamos y atravesamos otro túnel siguiendo el camino a la derecha a la salida del mismo. Otro subidón de también media hora hasta el cruce con el camino que viene desde Achada do Teixeira y la subida sigue hasta el refugio del Pico Ruivo. En el refugio hay restos de una hoguera reciente, seguramente han pasado aquí la noche las únicas tres personas que nos hemos encontrado en el camino, dirección contraria a la nuestra, con el olor del humo pegado a sus ropas. En el refugio se puede hacer acopio de agua y tomarse algún refresco o café (con la leche en polvo) en una especie de bar que hay allí. Desde aquí a la cima del Pico Ruivo, 1862 m., hay tan sólo unos minutos de subida. La cima está marcada por un vértice geodésico y hay un estupendo mirador de los otros picos, el Areeiro y das Torres, del valle de Curral das Freiras. Desandamos algo el camino hasta el cruce siguiendo dirección Encumeada. Ahora nos toca bajar un gran trecho y después volver a subir hasta el pico das Torrinhas, pero no en una subida directa sino en varios sube y baja que nos van desgastando las piernas. Pero todo el trayecto con un paisaje que hace rato que nos tiene embelesados. Cuando bajamos del Pico das Torrinhas nos encontramos con un nuevo cruce con letreros indicativos de las distintas direcciones, pero apenas si leemos lo que ponen ya que se encuentran carbonizados por el incendio de 2010. Aquí abandonamos la vereda de Encumeada que parece enfilar la subida a otro pico y nos desviamos por el ramal izquierdo que desciende a Curral das Freiras. Desde aquí ya vemos los anejos de este pueblo, aunque no el pueblo en sí mismo pues se encuentra tapado por una montaña. Conforme bajamos la vegetación se hace cada vez más abundante y con nuevas variedades sin abandonar el brezo y la retama que aquí son más frondosos. Llegamos a un bosque de eucaliptos que atravesamos en dura bajada, con muchos zigzag resbaladizos por las hojas caídas de estos eucaliptos y otras ramas secas de los mismos. Esta bajada se nos va haciendo pesada, estamos salvando un desnivel considerable, algo más de 1000 metros. Y por fin llegamos a las primeras viviendas de las afueras del pueblo de Curral das Freiras dónde nos espera la furgoneta. En este punto, en un pequeño bar, sin nombre, nos tomamos unas cervezas fresquitas al increíble precio de 1€. Al dueño le alegramos el día porque, el que menos, se bebió un par de cervezas. Y es que la bajada además de pesada había sido calurosa. Después paramos un rato para ver el pueblo. Curral das Freiras (Valle de las Monjas) es una freiguesía de Cámara de Lobos. Está situado en un lugar privilegiado, en un valle profundo rodeado por altas montañas, alguna de las cuales nosotros hemos bajado anteriormente, con un paisaje de gran belleza. En realidad es un enorme cráter de un volcán ya extinguido. Todo en el pueblo se encuentra orientado al turismo, hay multitud de comercios de todo tipo de recuerdos entre los que destacan los productos de la castaña, (el pastel de castaña está riquísimo) y los licores de castaña y guindas. Precisamente en el último trayecto de nuestro recorrido, ya cercanos al pueblo, nos cruzamos con varios árboles de guindo. Justamente por el lugar que ocupa el pueblo las vistas panorámicas sobre el mismo son impresionantes y lugares de visita obligada. Tal es el caso del mirador de Eira do Serrado, uno de los miradores más bonitos de la isla, que ofrece vistas tanto del pueblo como de las montañas que lo rodean. Reconocemos entre estas vistas a la derecha los picos recorridos en nuestra ruta de hoy así como la gran superficie del bosque de eucaliptos del tramo final. De frente los molinos y parajes de la meseta de Paul da Serra. Algo cansados pero muy contentos volvemos al hotel. Esta noche tenemos nuestra última cena concertada y en común en el restaurante que viene siendo habitual en nuestras noches anteriores y que ya mencioné al inicio, el Ilha Bella. Hemos cenado en las noches anteriores muy bien, haciendo un amplio recorrido por la gastronomía de la isla: atún, “pez espada” de aquí, carne con vino y ajos, lapas grelhadas, gambas, bacalao asado, espetada de carne, dorada asada (parecida a nuestro Jurel), patatas muy ricas, tanto asadas como fritas y las patatas dulces, otra especie de patata, deliciosas,…. Nota: Esta ruta que hicimos es más difícil pero al pico Areeiro se puede llegar en coche y desde aquí al mirador Minho da Manta sólo hay unos 15 minutos andando. El mirador de Eira do Serrado es una de las visitas imprescindibles de Madeira Índice del Diario: MADEIRA, Senderismo por sus Levadas y algo más
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