Este día, al finalizar la visitas iremos al Hotel de Reikiavik, pero como nos habían quedado cosas en el tintero, hicimos un poco de ruta hacia atrás dirección Vik, para visitar las cascadas Seljalandsfoss bañadas por el río Seljalandsá, el 'río líquido', tienen una caída de 60 metros en lo que antes era una escollera sobre el océano y que hoy marca el límite entre las Tierras Altas y el resto del país, desde el aparcamiento hay que andar un poco y al llegar a la cascada recorrimos un camino que tiene para pasar por detrás de la cascada, al regresar al aparcamiento empezó a lloviznar un poco.
Después fuimos a visitar la cascada Skógafoss del río Skógá,, una de las más grandes del país con 25 metros de ancho y 60 de alto, debido a la cantidad de espuma que produce constantemente la cascada, se suele ver un arco iris en los días soleados, cogimos el sendero por el lado derecho para subir hasta arriba del salto para ver las fantasticas vistas de su caída que también es de 60 metros, la verdad es que las dos cascadas son preciosas, aunque este día lloviznaba un poco y no pudimos disfrutar tanto de las vistas, ni de los arco iris.
Después fuimos al glaciar Sólheimajökull , que lo bueno que tiene, a diferencia de los otros, es que puedes pisar, ya que no tiene un lago delante que lo impida y así patinar por su superficie, como te descuides de puedes dar un buen porrazo ya que resbala mucho.
Se hacen excursiones programadas con grampones por el graciar, nosotros solo hicimos un poco el turista por la parte más fácil, el glaciar acaba en un pequeño río que atraviesa el valle de lava, impresionante el contraste entre le negro de la lava y el blanco del hielo.
Como vista final del día nos dirigimos a Vik situado a la sombra del glaciar Mýrdalsjökull, para visitarlo junto con sus alrededores y su famosa playa de arena negra "Reynisfjara Beach", con los tres trolls convertidos en piedra según cuenta la leyenda, situados frente la playa.
Fuimos hacia Reikiavik para llegar a ultima hora de la tarde al Hotel, dejamos las cosas, y nos fuimos al centro, donde hay una zona con varios restaurantes a elegir, incluso uno español, para cenar, paseemos tranquilamente por la ciudad y a nos fuimos a dormir.
Después fuimos a visitar la cascada Skógafoss del río Skógá,, una de las más grandes del país con 25 metros de ancho y 60 de alto, debido a la cantidad de espuma que produce constantemente la cascada, se suele ver un arco iris en los días soleados, cogimos el sendero por el lado derecho para subir hasta arriba del salto para ver las fantasticas vistas de su caída que también es de 60 metros, la verdad es que las dos cascadas son preciosas, aunque este día lloviznaba un poco y no pudimos disfrutar tanto de las vistas, ni de los arco iris.
Después fuimos al glaciar Sólheimajökull , que lo bueno que tiene, a diferencia de los otros, es que puedes pisar, ya que no tiene un lago delante que lo impida y así patinar por su superficie, como te descuides de puedes dar un buen porrazo ya que resbala mucho.
Se hacen excursiones programadas con grampones por el graciar, nosotros solo hicimos un poco el turista por la parte más fácil, el glaciar acaba en un pequeño río que atraviesa el valle de lava, impresionante el contraste entre le negro de la lava y el blanco del hielo.
Como vista final del día nos dirigimos a Vik situado a la sombra del glaciar Mýrdalsjökull, para visitarlo junto con sus alrededores y su famosa playa de arena negra "Reynisfjara Beach", con los tres trolls convertidos en piedra según cuenta la leyenda, situados frente la playa.
Fuimos hacia Reikiavik para llegar a ultima hora de la tarde al Hotel, dejamos las cosas, y nos fuimos al centro, donde hay una zona con varios restaurantes a elegir, incluso uno español, para cenar, paseemos tranquilamente por la ciudad y a nos fuimos a dormir.