Nochevieja en Moscú (26-dic-11 al 02-en-12) ✏️ Blogs de Rusia

El vuelo con Aeroflot
Fuimos con tiempo al aeropuerto para hacer el checkin de nuestras maletas. No había cola, perfecto. El vuelo salió con unos 50 pasajeros en hora (a las 11:15 a.m), por lo que fuimos todo el viaje bastante tranquilos. A pesar de haber escuchado diversas opiniones sobre Aeroflot, en mi opinión el vuelo fue bastante bueno. Se trata de una compañía clásica que aún ofrece ciertas comodidades como una mantita de viaje o comida incluida en el precio del billete (aunque hay que decir que no demasiado buena, el pan estaba duro) sin tener que pagar para ello primera clase.

Cosillas de Aeroflot y tarjeta de inmigración


En todo momento la tripulación fue cortés y los anuncios por megafonía, tanto las grabaciones como en vivo, se realizaban en ruso, inglés y castellano. Una hora antes de aterrizar, aproximadamente, la tripulación anunció que iban a repartir las tarjetas de inmigración para los pasajeros con pasaporte no ruso, y nos indicaron que las instrucciones para rellenarlas se encontraban en las revistas que teníamos en los asientos, pero que si teníamos dudas nos atenderían con gusto, y así fue.
El punto negro del vuelo fue que nos anunciaron una demora en el aterrizaje por saturación del tráfico aéreo, de manera que al final, en vez de a las 19:35 (hora rusa) que era la hora prevista, aterrizamos a las 20:30.

Por fín en Rusia: el control de pasaportes
El paso por el control de pasaportes no fue traumático, pero si lento, porque coincidimos con un vuelo que acababa de llegar de Madrid y solo había 4 puestos abiertos. Además, nos debió de tocar el agente mas concienzudo de todos, porque (como no) nuestra cola era la mas lenta. Miro 5 veces el pasaporte y 5 veces a mi, antes de ponerme los sellos. Ellos se quedan con la primera parte de la tarjeta de inmigración y te ponen el sello de entrada en la otra parte y en el visado.
Después de eso nos dirigimos a por las maletas a las cintas de equipajes, las pobres habían dado ya un par de vueltas, pero ahí estaban, esperándonos.
Fuimos directos a la salida por el circuito verde ya que no teníamos nada que declarar a la aduana, y así salimos a la terminal de llegadas. Unos cuantos taxistas nos preguntaron que si queríamos taxi, pero ya teníamos decidido coger el tren Aeroexpress, así es que les dijimos que no. Justo en la salida hay varios cajeros automáticos, una oficina de cambio, y unas máquinas que aparte de servir como cajero sirven como cambiador de moneda. Son grandotas, rojas, y se puede seleccionar que muestren el menú en inglés. Se pueden cambiar hasta 300 euros por vez, metiendo los billetes en una ventanita que se abre para que los introduzcas.

Ya con nuestros rublos en el bolsillo paramos en una tiendecita que estaba justo al lado de los cajeros para comprar un par de sandwiches y una botella de agua, y tuvimos nuestra primera experiencia con los rusos. La vendedora era encantadora y aunque nosotros de ruso ni papa y ella de español o ingles tampoco, nos echamos unas risas.

En busca del Aeroexpress
De allí fuimos a buscar el Aeroexpress, dos o tres personas se pararon para prestarnos ayuda, porque, a pesar de que está bastante bien indicado (train to Moscow, pone en los carteles) uno siempre se haya un poco perdido cuando no conoce los sitios.

Debo decir que había escuchado que el aeropuerto de Shemeretjevo era viejo y como sacado de la época soviética, pero a me pareció bastante moderno y con bastantes facilidades e indicaciones, al menos la Terminal E, que es donde nosotros aterrizamos.

El Aeroexpress es un tren que va directo del aeropuerto a Moscú, sale cada media hora y vale unos 8 euros. Tarda 35 minutos justos y te deja en la estación Belorrussky, desde donde tienes que salir y buscar la parada del Metro. Nosotros, perdidos, como no, finalmente decidimos preguntarle a un poli. Tampoco noté la frialdad que la gente dice de la policía, pues este hombre nos explicó (en ruso) como llegar al metro, y nosotros contestando en español, muertos de risa los tres, pero oye, el idioma universal de señalar funcionó.

Ya en la estación del metro, nos encontramos con otros españoles igual de perdidos que nosotros, que miraban fijamente los carteles intentando ver si algo se parecía lo que ponía en su plano. Nosotros teníamos que coger la linea verde en dirección centro para enlazar con la roja, pero nos costó un poco darnos cuenta que aunque la estación era la correcta, esa parada era la de la linea marrón. Siguiendo las indicaciones fuimos hasta la parada de la linea verde, y esta vez si, tuvimos nuestra primera experiencia en el metro de Moscú.

Como anécdota contar que al hacer el enlace con la linea roja, todo el mundo se quedó atónito al ver que el metro se acercaba ¡en dirección contraria!. El conductor se dio cuenta a tiempo, frenó y dio marcha atrás para meter el convoy por el otro lado. A los 30 segundos aparecía el metro en la dirección correcta. Ahí fue cuando pensamos “oh dios mio...”.

Nuestra parada era Kropotkinskaya, sólo dos mas. Nos bajamos y buscamos la salida a Cristo Salvador. Ahí tuvimos la segunda anécdota del día, la escalinata de esa salida la estaban fregando, y nos hicieron salir por el lado contrario, con lo que tuvimos que dar mas vuelta.

Catedral de Cristo Salvador y bono del metro (60 viajes)


El suelo estaba helado, había que tener cuidado de no resbalar y todo el tránsito se nos estaba haciendo pesado con las maletas, dado que las estaciones de metro tienen pocas escaleras mecánicas, la mayoría son de piedra, muy antiguas, y hay que subir y bajar andando (sobre todo subir).

La catedral es un edificio inmenso, así es que no nos costó encontrar el camino. Tras titubear un poco encontramos el puente peatonal justo detrás. Había que cruzar este puente para llegar al hotel. El camino era mas complicado de lo que parecía en un principio, ya que una vez atravesado el río había que bajar como 6 tramos de escaleras para llegar a la ribera y continuar por ella hasta el hotel.

Camino del hotel
Era de noche, estábamos cansados y sudando como pollos porque íbamos sobreabrigados (a ver, es Moscú, ¿no?). A unos dos minutos andando encontramos la entrada del hotel.

El Red Zarya es un hotel pequeñito que está en una zona de discotecas. Tiene un bar debajo donde sirven los desayunos por la mañana. Tiene puntos buenos y malos. Entre los malos están que no tiene ascensor, y se encuentra en segunda planta de una edificio de dos plantas, por lo que hay que subir 3 tramos de escaleras antiguas para acceder a él.

Las habitaciones no son lujosas pero están bien, y el personal es amable y habla inglés.

Después de deshacer las maletas y darnos una ducha, ya que llegamos empapados de sudor, nos fuimos a la cama.

---

Lo que no comenté en la etapa anterior es que los dos íbamos con un resfriado de muerte y con las maletas cargadas de frenadol. Mi marido ya casi lo había pasado porque lo pilló unos días antes, pero yo iba fatal, el día anterior al vuelo me lo pasé entero en la cama.

Para este primer día teníamos planeado visitar la plaza roja y la tumba de Lenin, pero cuando amaneció yo no podía levantarme de la cama, y él tuvo que bajar sólo a desayunar. Sin embargo, sobre las 11 y media me encontraba mejor, así es que decidí darme una ducha y rehacer nuestros planes para aprovechar las poquitas horas de luz que quedaban.

Salimos, cámara en ristre, con la intención de visitar la impresionante catedral de Cristo Salvador, que nos pillaba al otro lado del río. La entrada es gratuita y no se pueden sacar fotos ni vídeos. La catedral es por dentro tan sobrecogedora como por fuera, y el nivel inferior ocupa toda la explanada sobre la que emerge este gran templo, que es el mayor templo cristiano ortodoxo del mundo.

Como anécdota comentar que en los templos ortodoxos las mujeres deben entrar con la cabeza cubierta y los hombres descubierta. Si vas descubierta no te dicen nada si se dan cuenta de que eres una turista. Yo, por mi parte, y por respeto, me cubrí la cabeza con la bufanda en este y en todos los demás templos en los que entré.

Una vez visitada la catedral, decidimos irnos andando hasta la plaza roja en misión de reconocimiento. Así fue como dimos un paseo por los jardines de Alexandrovsky anexos al kremlin y observamos donde se encontraban las taquillas de venta de entradas a dicho monumento. Tuvimos la suerte de pillar el cambio de guardia en la tumba del soldado desconocido (que guapos los guardias, chicas, tan altos, con sus casacas largas y sus botas brillantes y sus gorros de piel...)

Cambio de guardia en la tumba del soldado desconocido y mausoleo de Lenin.


Continuando el paseo llegamos a la plaza roja, dimos una vuelta, pero era la hora de comer, así es que nos dirigimos a una zona donde había un MacDonalds y otros restaurantes de comida rápida. En ese momento no sabíamos que se trataba de los grandes almacenes Okhotny Riad. Comimos en un Sbarros, un buffet italiano que había al lado del MacDonalds. La comida estaba bien, pero bastante caro. Sólo lo recomendaría para una emergencia.

Habíamos prometido a mi cuñado llevarle una camiseta del equipo de basket del CSK de Moscú, así es que nos dimos una vuelta por el centro comercial para buscar una tienda de deportes, sin saber donde nos metíamos. Se trata de unos grandes almacenes inmensos, con tres plantas subterráneas, en la última de las cuales te puedes encontrar muchos mas sitios para comer (de hecho, es la zona designada para los restaurantes de comida rápida a excepción de los de arriba). En resumidas cuentas acabamos perdidos, sin saber donde estaba la salida y metidos en un mar de gente (compras navideñas en pleno centro de Moscú, ya os podeis imaginar...)

Nos encontrábamos cansados por el cambio de hora (3 horas más que en España), y pensamos que lo mas práctico sería pillarnos algo de algún super y comérnoslo en el hotel ya mas tranquilos. En esta época se hace de noche a las 5 de la tarde, con lo cual tampoco hay mucho mas por hacer o visitar. Según nuestra (en mi opinión) fantástica guía, la lonely planet, había un super tal y como los conocemos en España muy cerquita de allí,el Seventh Continent, saliendo de la parada de metro de Lubianka (linea roja) por la zona de la antigua cárcel, en la zona que se llama Basmany. Pues allí fuimos, con gran acierto ya que vimos que vendían bandejitas de uvas, e hicimos nota mental para los próximos días, ya que todo este tinglao venía a cuento de comernos las uvas de año nuevo en la plaza roja.

---

Por fin nuestro primer día turístico en condiciones. Miércoles, la tumba de Lenin se abría de 10 a 13, o sea que no podíamos dormirnos en los laureles. Nevaba pero nos daba igual, al contrario, daba más encanto al asunto y tampoco hacía tanto frío, 0 grados, oscilando entre los -1 y 1.

Mausoleo de Lenin
Habíamos leído que desde hacía algún tiempo cerraban la plaza roja cuando se abría la visita a la tumba de Lenin. Esto no es exactamente cierto. Lo que hacen es cerrar la calle que hay entre el Museo Estatal de Historia y la muralla del kremlin. Allí hay una señora de la policía (o un señor, en nuestro caso era una señora), que cuando te acercas te dice “visit linen?” , nosotros nos supusimos que preguntaba que si íbamos a hacer la visita y le dijimos que si. Te manda ponerte en una cola, y cuando hay cuatro o cinco personas, te deja pasar. Al final de esa calle se puede observar otra cola en la esquina del Museo Estatal de Historia, en unas escaleritas, y es que allí están las consignas en las que hay que dejar mochilas, cámaras y móviles. No cuesta caro, 1 euro si dejas un bolso, 2 si dejas una mochila. Una vez que has hecho esto, se accede a través de un arco de seguridad donde varios polis comprueban que no llevas nada “raro” y te dejan continuar por un recorrido acotado en el cual hay un policía en cada esquina. Una vez que entras en el mausoleo te los encuentras de tres en tres en los pasillos de acceso, y no te permiten ir cubierto, llevar las manos en los bolsillos ni guantes, ni hablar.
En la zona de la momia se puede avanzar despacio, pero sin pararse. Es sobrecogedor observar a tan gran figura histórica (independientemente del credo político de cada uno) expuesta de esa manera, mientras a su vez 15 policías observan todos tus movimientos. Al salir continúa la presencia policial, y es que se sale justo a una zona entre el mausoleo y la muralla del kremlin, donde se pueden observar una serie de tumbas de personajes ilustres, algunas con busto (como la de Stalin), otras simplemente una placa de mármol en la misma muralla, como la de Yuri Gagarin.

Tumba de Stalin (busto blanco)

Convento de Novodevichi
Aún sobrecogidos decidimos que como era prontito, nos daba tiempo de irnos directamente a Novodevichi o convento de las doncellas, asi es que dicho y hecho. Cogimos la linea roja hasta Sportskaya. El convento se encuentra a unos 10 minutos andando, es fácil de encontrar, además hay una señal justo en la salida del metro que indica en que dirección se debe ir (me vino de perlas aprender a leer cirílico antes de hacer el viaje).

En el convento se paga por entrar y por hacer fotos, pero la realidad es que no hay absolutamente nadie que te pida las entradas ni el pase de fotos a menos que entres en el centro de interpretación que hay en la pequeña iglesia de San Ambrosio (blanca). La ruta por el convento se hace relativamente rápido. En estos días se pueden visitar por dentro la Iglesia de la Asunción y la de San Ambrosio. El campanario solo se puede ver por fuera, y la catedral de Smolensk estaba cerrada por reformas, así es que no pudimos verla. A pesar de todo es una visita encantadora y muy meláncolica, especialmente si lo ves como nosotros, todo nevado.

Catedral de Smolensk y Campanario


Iglesia de la Asunción y capilla Prokhorov


Fuera del perímetro del convento están el lago de los cisnes, un gran estanque que vimos completamente congelado, y el cementerio.

Cementerio de Novodevichi
El cementerio parece un cementerio normal, pero uno se queda sobrecogido cuando lee qué personajes son los que se encuentran allí enterrados. Personalidades relacionadas con la política como Raisa Gorvachov, Boris Yeltsin o la segunda mujer de Stalin, genios de la ciencia como el ingeniero aeronáutico Tupolev, del teatro, como Stanivslasky o de la música, como Dmitri Shostakovitch. La tumba de este último me conmovió especialmente, dado que durante los años que estuve estudiando piano tuve que tocar obras suyas, y se encuentra en un lugar dificil de encontrar, en una tumba sencilla y oscura.

Tumna de Boris Yeltsin y Tumba de Shostakovitch


Es una visita que recomiendo para aquellas personas que sientan inquietudes por personalidades de remarque histórico.

Cuando salimos del cementerio era la hora de comer, y como en nuestra guía habíamos visto que había un Myu Myu cerca de la parada anterior, Frunzinskaya, allá que nos fuimos. Ciertamente el restaurante está justo enfrente de la parada de metro, de modo que es imposible perderse. Hicimos de este sitio nuestra base de operaciones por varios motivos: cercanía con el hotel, buena comida rusa a bajo precio, y wifi.

Itinerario por el Metro de Moscú
Después de comer como reyes seguimos con nuestros planes. Una itinerario a pie recomendado por nuestra guía por las más importantes estaciones de metro de Moscú. Lo que pueda decir del metro es poco y supongo que ya esta dicho mil veces, así es que no entro en mas detalles. Simplemente comentar que en la parada de Teatralnaya hicimos una parada para salir al exterior a hacernos una foto con el impresionante teatro Bolshoi aprovechando que quedaba un cuarto de hora de luz.

El Metro, Ploshchad Revoluytsii y el teatro Bolshoi

---