MuseosEl Bunker del antiguo consulado soviético de Barcelona, un rincón desconocido de la ciudad
*** Imagen borrada de Tinypic ***
No solo de Sagradas Familias, modernismo, barrio gótico, Ramblas y Museo Picasso, vive Barcelona. Aceptando que son imprescindibles en una primera visita a la ciudad condal, al igual que en casi todas las ciudades, hay otros rincones con encanto, recónditos, secretos, o más minoritarios, que bien merecen una oportunidad, además de ofrecer un respiro lejos de las hordas de cámaras a personas pegadas. En un reciente congreso celebrado en Barcelona el pasado mes de Febrero, el “Congress for curious people 2014”, se publicitó alguno de ellos, entre los cuales, se encuentra este conservado bunker del antiguo consulado soviético en Barcelona.
*** Imagen borrada de Tinypic ***
Situado en la parte alta de la ciudad, en el número 17 de la burguesa y sosegada Avenida del Tibidabo, por donde pasea cansino el histórico y entrañable Tranvía Blau (azul), se encuentra el palacete del Dr. Andreu, un inmueble coonstruido por el arquitecto Enric Sagnier entre 1915 y 1918 por encargo de Salvador Andreu, el famoso Dr. Andreu de las pastillas para la tos.
*** Imagen borrada de Tinypic ***
La torre, como sucedió con otros palacetes de la ciudad, fue requisada durante la Guerra Civil, en este caso para albergar el consulado de la URSS, a cuyo cargo los soviéticos pusieron a uno de los principales protagonistas de la revolución bolchevique, el veterano Vladimir Antonov-Ovseenko, que había capitaneado el asalto al palacio de invierno de Petrogrado en Octubre de 1917, y que posteriormente tras ser destituido de su cargo consular en Barcelona, fue encarcerlado nada más poner los pies en la URSS, condenado a muerte al año siguiente, y fusilado en el 39, como otra de las miles y miles de víctimas de la gran purga de Stalin.
*** Imagen borrada de Tinypic ***
Considerando obviamente que el consulado era un objetivo prioritario de la aviación franquista, lo dotaron de un refugio antiaéreo de muros de hormigón armado de 40 cms, puerta de hierro colado solo manipulable desde dentro, salida de emergencias, letrinas, dormitorios, cocina, despacho y sala de reuniones, y grupo electrógeno autónomo. Perfectamente conservado, puede ser visitado de manera restringida solicitando permiso a la Mutua Universal, actual propietaria del inmueble, al teléfono 93.484.84.84, aunque como la visita es a la discreción de esta compañía, no se sabe como puede evolucionar la autorización para visitarlo.
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No solo de Sagradas Familias, modernismo, barrio gótico, Ramblas y Museo Picasso, vive Barcelona. Aceptando que son imprescindibles en una primera visita a la ciudad condal, al igual que en casi todas las ciudades, hay otros rincones con encanto, recónditos, secretos, o más minoritarios, que bien merecen una oportunidad, además de ofrecer un respiro lejos de las hordas de cámaras a personas pegadas. En un reciente congreso celebrado en Barcelona el pasado mes de Febrero, el “Congress for curious people 2014”, se publicitó alguno de ellos, entre los cuales, se encuentra este conservado bunker del antiguo consulado soviético en Barcelona.
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Situado en la parte alta de la ciudad, en el número 17 de la burguesa y sosegada Avenida del Tibidabo, por donde pasea cansino el histórico y entrañable Tranvía Blau (azul), se encuentra el palacete del Dr. Andreu, un inmueble coonstruido por el arquitecto Enric Sagnier entre 1915 y 1918 por encargo de Salvador Andreu, el famoso Dr. Andreu de las pastillas para la tos.
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La torre, como sucedió con otros palacetes de la ciudad, fue requisada durante la Guerra Civil, en este caso para albergar el consulado de la URSS, a cuyo cargo los soviéticos pusieron a uno de los principales protagonistas de la revolución bolchevique, el veterano Vladimir Antonov-Ovseenko, que había capitaneado el asalto al palacio de invierno de Petrogrado en Octubre de 1917, y que posteriormente tras ser destituido de su cargo consular en Barcelona, fue encarcerlado nada más poner los pies en la URSS, condenado a muerte al año siguiente, y fusilado en el 39, como otra de las miles y miles de víctimas de la gran purga de Stalin.
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Considerando obviamente que el consulado era un objetivo prioritario de la aviación franquista, lo dotaron de un refugio antiaéreo de muros de hormigón armado de 40 cms, puerta de hierro colado solo manipulable desde dentro, salida de emergencias, letrinas, dormitorios, cocina, despacho y sala de reuniones, y grupo electrógeno autónomo. Perfectamente conservado, puede ser visitado de manera restringida solicitando permiso a la Mutua Universal, actual propietaria del inmueble, al teléfono 93.484.84.84, aunque como la visita es a la discreción de esta compañía, no se sabe como puede evolucionar la autorización para visitarlo.
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