Valle de Losa, Burgos

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Fecha publicación: 31/07/2017 18:03 - Escrito por Kai1
Ermita de San Pantaleón de Losa y lobera de Perex en Valle de Losa, Provincia de Burgos
La ermita de San Pantaleón de Losa
No son muchos los turistas que paran en el Valle de Losa; y la gran mayoría de los mismos lo hacen exclusivamente para visitar esta relativamente famosa ermita.
Y es que son varios los elementos de interés del lugar, que le conceden incluso un halo de misterio. En primer lugar la propia peña en la que se ubica, conocida como “peña colorada”, que semeja una especie de gran navío que emerge a la superficie para obligar al río Jerea a trazar un gran meandro para bordearla por su parte posterior. Tal y como reza el cartel informativo, parece como si el objeto de esta peña fuera poner en contacto la tierra con el cielo.

El lugar fue escogido por el pueblo prerromano de los autrigones para erigir uno de sus numerosos castros. El más primitivo cristianismo ya mantendría el culto en el lugar, tal y como se ha podido comprobar con los trabajos arqueológicos.

En segundo lugar, la ubicación del templo, casi en lo más alto de la peña y adaptado a una pradera con una pendiente considerable; lo que hace que fachada y ábside tengan una gran diferencia en altura. Al interior este problema se solventa con una serie de escalones, e incluso en el suelo del ábside aflora la propia roca.
En tercer lugar, la decoración escultórica de la ermita; empezando por ese personaje que nos recibe, una especie de atlante con un enigmático saco a la espalda y en el que algunos quieren reconocer a Noé y otros a Sansón. También intrigante es la imagen simétrica al personaje, un zig-zag a modo re rayo ¿pudo estar aquí en el pasado la compañera del atlante?
En todo caso vemos una cierta desorganización de la decoración, lo cual parece corroborar la suposición de que el templo sufrió un grave deterioro al poco de ser construido, y hubo de rehacerse recién entrado el siglo XIII (la leyenda del interior se remonta al año 1207).

En el interior domina el espacio un gran ala que se adosó en el periodo gótico tardío, lo que hace que la pequeña construcción románica quede un tanto relegada a convertirse en una especie de atrio de entrada. Para que el espacio sea aún más extraño vemos como el suelo se organiza en diversas alturas y los estilos artísticos aparecen mal combinados. Podemos destacar en todo caso una especie de cenotafio un tanto deteriorado en cuyo centro existe un sepulcro románico así como algunos capiteles que muestran milagros del santo. También se encontraba en la ermita una imagen del siglo XIII representando a Nuestra Señora de Sociruelos (en algunos sitios aún se llama así a esta ermita). Hoy la talla se guarda en el museo del Retablo de Burgos.

Pero los visitantes del lugar no vienen sólo atraídos por el enclave singular y la calidad artística del templo. Traen consigo los ecos de un legado inmaterial que es fácil de evocar una ver llegados a la peña. Durante siglos se guardó en esta apartada ermita una ampolla con parte de la supuesta sangre del mártir Pantaleón. Como en otros lugares con reliquias análogas, en la víspera de la festividad, el 27 de julio, el contenido de la ampolla se licuaba durante unas horas augurándose, cada vez que no ocurría así, un periodo de desgracias. La transformación ya es citada por un monje irlandés del siglo XII. Hoy la reliquia ha desaparecido; aunque pudiera ser la misma que existe en el convento de la Encarnación de Madrid (en donde cada año se sigue reproduciendo el fenómeno).

Durante siglos acudieron peregrinos a visitar la reliquia a este templo que en el pasado fue regentado por la orden de San Juan de Jerusalén; que no los templarios como en algunos sitios se cita. En todo caso, el ambiente del lugar y una serie de ¿coincidencias? han ayudado a construir la teoría más importante relacionada con esta ermita: su vinculación con la leyenda del Santo Grial (según algunos el milagro de la sangre de San Pantaleón se debe a que fue recogida con el vaso utilizado en la última cena).

Y es que muy cerca de San Pantaleón se encuentra la Sierra Salvada (que equivaldría al Mont-Salvat donde se suponía que se guardaba la reliquia más famosa). Además San Pantaleón dependía de Santa María de Siones (¿relación con Priorato de Sión, hermandad dedicada a proteger la reliquia?) y se encuentra al lado de Criales de Losa (¿griales?).

En Internet podéis encontrar varias páginas, que van desde el escepticismo a la elucubración, desarrollando más el carácter esotérico y misterioso de San Pantaleón. Por citar una os recomiendo los artículos publicados en el interesante blog “siete merindades”. Yo por mi parte me quedo con lo que está a la vista: una preciosa ermita ubicada en un precioso lugar.
La ermita tiene un horario restringido de visitas, más amplio en verano. Para más información podéis visitar la página web de los amigos de San Pantaleón de Losa. Esta asociación ha conseguido, entre otras cosas, recuperar la romería ancestral.



Lobera de Perex
Las loberas son unas construcciones de origen probablemente prehistórico que tenían por objeto facilitar la captura de este esquivo, temido y misterioso animal. No son muy abundantes en la geografía española; y curiosamente buena parte de las que hoy se conservan se encuentran en el norte de la provincia burgalesa, especialmente en la zona más nororiental.
Pese a estar situada en lo más profundo de un poco transitado bosque se encuentra en un estado estupendo, lo que contribuye a crear un ambiente más proclive a dejar correr la imaginación. Al parecer la razón de la conservación de esta lobera radica en la preocupación de los agentes forestales de la zona; los cuales, por una vez, llegaron a tiempo de lograr una extracción controlada de los pinos que fueron plantados en la zona.

El acceso a la lobera de Perex o de la Barrerilla se puede hacer de forma relativamente sencilla desde el propio pueblo de Perex o desde Río de Losa. Se da la circunstancia de que uno de los caminos de acceso coincide con el trazado del sendero de gran recorrido GR-85.

La estructura de las loberas consistía en dos altas paredes – cerca de tres metros de altura - convergentes, levantadas con sillarejos de piedra, que acababan a modo de embudo en un profundo foso en el que se atrapaban los temidos carnívoros. El foso era lo bastante profundo para que el lobo no pudiera escapar de él.

El método para capturar los abundantes lobos que poblaban los montes de Las Merindades consistía en realizar una batida con perros y ojeadores que conducían a los animales hasta la entrada de la lobera. Una vez dentro de la trampa, el lobo era azuzado desde unos refugios de piedra, llamados esperas o cabañuelas, para evitar su retroceso.
Los muros del tramo final tenían una especie de alero para impedir el salto de los lobos en su último y desesperado intento de huída. Además el foso era tapado con ramas para que el lobo no pudiese detectarlo anticipadamente. Una vez en el foso el lobo era sometido a un simulacro de juicio popular en el que se le acusaba de todos los desmanes que había producido. Posteriormente su cadáver era paseado por todos los pueblos de la zona como testimonio de que había dejado de ser una amenaza.

La lobera de Perex tiene unos muros muy bien conservados que se extiende varios centenares de metros por la parte occidental, mientras que en la oriental se prolongan hasta un cortado rocoso que por sí solo hacía las veces de “muro”. Ello nos deja claro que, pese a tratarse de construcciones relativamente sencillas; se requería un profundo conocimiento de la geografía y de las costumbres de los lobos para decidir acerca de la ubicación de las loberas, amén del trabajo implicado en su construcción y mantenimiento.

Además de su buen estado, respecto a la lobera de Perex es muy interesante que se hayan conservado las ordenanzas que regulaban su uso, las cuales se remontan al menos al siglo XVIII. En las mismas se dejaban claras las diferentes responsabilidades que tenía cada vecino que participaba en la batida. Cuando cualquier vecino detectaba la presencia del lobo debía dar la voz para que los vecinos de las diferentes localidades fueran convocados por medio del tañer de las campanas.

A la lobera de Perex estaban asociados los pueblos de Perex, Castriciones, Robledo, Oteo, Paresotas y Momediano. En las ordenanzas se regulaba el número de vecinos de cada pueblo que estaban obligados a acudir a la batida, so pena de multa: De Castriciones, Perex y Robledo debían asistir todos los vecinos, de Oteo y Momediano ocho y cinco de Paresotas. En total se reunían unos 50 hombres que en menos de dos horas estaban preparados para realizar la batida.

En definitiva, un patrimonio histórico y etnográfico de primer orden que debemos preocuparnos por mantener en nuestra tierra y en nuestra memoria. Aún hay más interesantes aspectos relacionados con las loberas que pasan desapercibidos para la vista neófita. Los dejamos para un futuro análisis en profundidad.