BELIZE: selva, ruinas mayas y cayos ✏️ Blogs of BelizeUn pequeño país que combina una selva impenetrable, unas ruinas mayas espectaculares y la magnífica barrera de coral. Un destino aventurero, romántico, sorprendente...Author: Lozanam Input Date: ⭐ Points: 4.9 (12 Votes) Index for Blog: BELIZE: selva, ruinas mayas y cayos
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Llegados desde Costa Rica y con escala en San Salvador, el avión nos dejaba en el aeropuerto de Belice City (que no es la capital del país, esa es Belmopán). Y lo primero que llama la atención es que no había taxis! Al salir hay que esperar que vaya llegando alguno de los vehículos destartalados de gente que se supone hacen de taxistas. Pero toca esperar un buen rato. Curioso porque es un negocio fácil y seguro y aún así cuesta que lleguen.
Belice (nombre supuestamente de origen maya) tiene algo menos de 400.000 personas y es uno de los países más pequeños de Améríca. Se independizó del todo en 1981!! Llama también la atención la cantidad de etnias que allí se ven: criollos, mestizos, garífunas, descendientes de esclavos... Y no sé si es casualidad pero ya me ha pasado en más de un viaje; en los países donde la población es negra, refiriéndome a descendientes de esclavos, en general son bastante más antipáticos, menos amables. Correctos con el turista, pero para nada amigables. En su mayoría son cristianos de todo tipo (católicos, anglicanos, protestantes, metodistas...) y se aprecia bien sobre todo en el interior, cerca de la frontera, donde se ven muchas iglesias con grandes carteles en inglés anunciando nombres religiosos rimbombantes, o mensajes como “El Plan de Satán” (con un listado de los pecados más habituales), o “God made Adan & Eve, not Adan & Steve”. Sin comentarios. Y todo en inglés porque Belice es el único país en Centroamérica que lo tiene como lengua oficial, dado su pasado como colonia británica. Pero la mayoría habla también español, pues en origen fue colonia española, ya que fueron los conquistadores españoles los primeros que exploraron la tierra, pero como no encontraron oro pasó a un segundo plano. Qué gran error de mis ancestros... Pero bueno, como decía, el taxi (10 US$ por persona siendo cuatro) te lleva del pequeño aeropuerto al centro de la ciudad de Belice (o Belice City), la cual, viéndola a lo largo del recorrido en el coche se podría decir que la ciudad es como sus taxis: desaliñada, desordenada, muy descuidada y con muy poco que, aparentemente, merezca parase para verlo. Nos alojamos en un hotelito al lado del río y de la parada de los water taxi. La impresión cuando nos bajamos del coche fue: “pero dónde nos hemos metido?”. Estábamos en pleno centro y parecía una barriada de una gran ciudad. En el hotel nos indican que no andemos por ciertos sectores de noche. La gente, como cansina y mal vestida, mirando sin disimulo a los turistas. El calor sofocante. La impresión inicial, sin duda, no pudo ser peor. Y tras dejar las mochilas en una habitación pequeña pero con aire acondicionado (menos mal), nos decidimos a dar una pequeña vuelta con una pareja de salvadoreños que habíamos conocido esperando el taxi en el aeropuerto. Llegamos hasta la bonita Catedral de San Juan (de 1812) donde nos dejaron pasar amablemente a su interior los allí reunidos vestidos con sus mejores galas. Paseamos por cerca del río y la impresión ya empezaba a cambiar porque la gente que nos veía nos saludaba amablemente, paraban su coche para dejarnos pasar o nos indicaban desde un balcón cómo llegar a la Catedral. Y sin ninguna sensación de inseguridad. Se puso el sol y nos fuimos a cenar a uno de los pocos sitios que vimos: un garito oscuro al lado del puente, con terraza sobre el río, y bastante popular por la gente que había, y allí nos tomamos una fría cerveza Belikin (esa cerveza nos acompañaría todo el viaje) y algo de pollo. La gente muy amable. Y así terminaba nuestro primer día, con una pésima impresión de la ciudad pero una mejor opinión de los locales. Belice City será una ciudad para nada bonita, con poquísimas cosas que ver. Y, como el resto del país, bastante cara para los niveles de esa parte del mundo. Pero sí es una buena opción como base para salidas como Cayo Goff o algunas ruinas mayas que se distribuyen por el país (Caracol, Xunantunich, Altun Ha...). Pues si estás en los Cayos, que es donde se acumulan todos los turistas, acceder a ellas es mucho más difícil, largo y caro. Y por eso nos quedamos en esta destartalada ciudad, porque al día siguiente nos dirigíamos hacia unas ruinas mayas de lo más interesante: Lamanai nos esperaba... Journeys 1 to 3, Total 5
Para llegar hasta las ruinas de Lamanai hay que coger una barca que sale a las 9:30 h unos kilómetros antes de la ciudad de Orange Walk, que está a 75 kilómetros de Belice City. Así que hay que tomar el bus pronto en la mañana desde Belice City (2,5 USD) y te deja allí en una hora, avisando previamente al conductor para que pare justo en el puente, sin llegar a la ciudad.
Una vez allí hablamos con un señor mayor beliceño, el dueño del negocio de las lanchas y con el que hablamos en español de la corrupción que reina en Belice. Decía que hay recursos en el país para que todos allí pudieran vivir bien, pero los gobernantes prefieren quedarse los dineros y no dedicarlo al pueblo, dejando así a mucha gente con pensiones ínfimas que no les da para comer. Entendimos muy bien de lo que hablaba porque a pesar de la distancia, eso es un mal universal, y muy extendido en nuestro país también. Cerramos el tour con él en 40US$ incluyendo lancha, comida y guía. El recorrido en barca es de una hora y media por el Río Nuevo, atravesando la selva, muy relajante y con posibilidad de ver animales, sobre todo aves. Al llegar se camina un poco desde el muelle hasta donde hay unas tienditas y merenderos. Allí dejas bolsas y neveras y se comienza a caminar. Hay muy pocos visitantes lo cual se agradece. Aunque por lo visto en época de cruceros suele haber bastante afluencia. El calor es fuerte. Vamos con una familia de americanos y el guía sólo habla en inglés y es bastante flojo (se queda sin propina). Lamanai, que significa Cocodrilo Sumergido en maya, alcanzó su esplendor entre los siglos IV a.C. y el primero de nuestra era. Allí se instalaron misioneros españoles tras la conquista pero las revueltas mayas provocaron su huida. Recorremos el Templo del Jaguar, al que se puede subir por un lateral con vistas desde arriba de toda la plaza y del río. Y tras ver una tarántula en la praderita enfrente del templo nos dirigimos hacia el Templo Alto o High Temple, o el Castillo. Imponente construcción maya con sus 33 metros de altura al cual se puede subir con ayuda de una cuerda atada a la cúspìde. Los escalones son estrechos y empinados! Y los monos jugando por los árboles de alrededor. Una vez arriba, la panorámica compensa la escalada. Toda la selva hasta donde se pierde la vista con el río de fondo. Espectacular. Y tras deleitarnos con ello seguimos el camino y llegamos al Templo de las Máscaras de Jaguar, las cuales se pueden apreciar bien esculpidas en la parte baja de la pirámide (ver foto), y que representan, nos indicaron, la cara de un rey. También se puede subir hasta media altura, aunque no es muy alto. Lo mejor sin duda es acercarse a contemplar los dos rostros esculpidos hace siglos por los mayas. Y ya nos fuimos al merendero a comer y descansar. Y en el muelle pudimos ver cómo se bañaban unos chicos menonitas. También los vimos pescando en el río. Es curioso verlos con sus atuendos a la antigua usanza, sus sombreros, sus camisas de cuadros, parecen sacados de una película pues además son de origen europeo, tan rubios y blancos de piel. Los menonitas, una rama cristiana pacifista similar a los amish, se relacionan poco con los beliceños, viviendo en sus comunidades dedicados al trabajo con la tierra y el ganado, pescando y tratando poco con la sociedad moderna. Pero según nos contaron, a pesar de su aislamiento, son los responsables del mayor porcentaje de la producción de todo el país (en sus granjas se produce de todo), por lo que son muy estimados. Y es que la economía agraria de Belice se debe a ellos. Reniegan de todo lo que no sea manual y no utilizan nada mecánico, a excepción, pudimos ver, de un tractor con un tipo especial de ruedas. Y tras ver las miradas curiosas de estos chicos que se bañaban en el muelle vestidos con pantalones largos y negros, iniciábamos el regreso. La vuelta a Belice City la hicimos con los americanos en su minibus, pues pagando una propina al conductor nos hizo el favor de llevarnos nada menos que hasta nuestro hotel. De no haber sido así habríamos tenido que esperar al sol en la carretera a que pasara el bus camino a la ciudad. Una Belikin bien fría nos esperaba en la única terraza que vimos cerca de nuestro hotel, para celebrar el final de un día que dio para mucho. Journeys 1 to 3, Total 5
Al lado mismo del hotel está la terminal de uno de los dos water taxis que te llevan a los cayos. Compramos el billete a Caye Caulker (17,50 US$ ida y vuelta) y allí mismo el billete de bus que nos llevaría, cuando regresáramos, hacia Tikal (25 US$).
Salía a las 8 AM el primero que fue el que cogimos pues queríamos salir de esa ciudad cuanto antes. En 50 minutos llegamos al cayo. Y nos instalamos en unas cabañitas frente al mar. Nada más llegar llama la atención que varios turistas nos saludan al cruzarse con nosotros. Es un cayo pequeño que se puede recorrer a pie y por eso no hay coches, allí la gente se maneja en carritos de golf. Y el calor reinante, cuando pega el sol, es fuerte. Y a cumplir el objetivo de esta parada: el relax. Tras instalarnos un buen desayuno frente al mar. Y a sacar dinero del único cajero en la isla (cuidado porque a veces, los fines de semana, se queda sin billetes y no entrega dinero hasta el día siguiente). Los precios allí son más bien caros. Y la gente habla español, lo que facilita todo. Pero el relax nos duró poco. Porque en el cayo hay más bien poco que hacer, no hay playas y la gente lo que hace es contratar tours de snorkeling o de buceo que duran toda la mañana o bien los hay de full day. Por lo que, con todo el día por delante, nos decidimos a contratar un tour de medio día para hacer snorkeling (3 horas y media por 70 BZE). Hay bastantes sitios que los ofrecen, la competencia es fuerte por pillar al turista. Estos cayos tienen la fortuna de estar bien cerca de la barrera de coral, la segunda más larga del mundo, llegando hasta México. Y es fantástico pues los tours te llevan a zonas de coral donde se ve de todo y muy colorido. En concreto nosotros llegamos a tres paradas: Coral Garden, Stingray Alley y el Canal. Pudiendo ver coral de todo tipo, rayas, tiburones nodriza (les echan de comer, al estilo de Polinesia), barracudas, meros, pargos... Al regreso te llevan al otro lado del cayo donde hay una gruta bajo el agua (que no se ve) pero salen los tarpones, unos peces enormes que se acercan a la barca. Y fin del tour. Por la tarde paseo por la calle principal con sus tienditas y cerveza para ver el atardecer en el Iguana Reef. La cena en el Rose's, un estupendo restaurante que descubrimos donde tienen las langostas, cangrejos de piedra y pargos frescos y recién pescados justo en la puerta para que puedas elegir cual te quieres comer. Sólo hay que estar pendiente de que te pongan el que eliges. Un pargo grande para los dos 25 US$. Journeys 1 to 3, Total 5
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